Educación actual: cambios y fuerzas que marcan su evolución

Educación actual: cambios y fuerzas que marcan su evolución

El traslado de las aulas a los hogares no sólo mostró un déficit en el acceso a la tecnología, sino también en la dificultad de algunos educadores para adoptar cambios y nuevas metodologías de enseñanza. La educación asumió el desafío y ahora está en un proceso de transformación.


En la actualidad, la educación se encuentra inmersa en un entorno dinámico y cambiante, donde diversas fuerzas ejercen un impacto significativo en su desarrollo y evolución. Estas fuerzas son factores claves que moldean la forma en que se enseña, se aprende y se concibe la educación en general. Comprender y adaptarse a las nuevas tendencias se ha convertido en una necesidad imperante para garantizar una educación relevante y efectiva en el siglo XXI.

Ahora bien, teniendo en cuenta el contexto académico, es preciso identificar cuatro fuerzas de cambio que están impulsando la transformación de la educación superior y el aprendizaje en el ámbito mundial. Veamos a continuación cada una de ellas.

Las fuerzas del cambio

1. La tecnología

Las instituciones educativas estaban menos preparadas en este punto, pero hoy en día existe una aceleración marcada en la digitalización. En ese sentido, desde los procesos administrativos hasta el aprendizaje y la enseñanza serán moldeados profundamente por el cambio tecnológico. 

Sin lugar a dudas, la cuarta revolución industrial transformará las sociedades por completo y las universidades deben prepararse para replantear una oferta educativa capaz de formar estudiantes que se desempeñen en un futuro, donde los humanos y la inteligencia artificial interactúen de manera diaria. Conoce qué lugar ocupa la tecnología en las tendencias educativas actuales.

2. Eventos imprevistos

Aunque es imposible de predecir, existen corrientes de pensamiento y teorías que son más bien pesimistas en relación a la salud y la ecología. 

En efecto, el cambio climático, la contaminación y otros fenómenos naturales impactarán en las escuelas y centros de enseñanza, por lo que deben considerarse temas amplios como el uso de los espacios físicos y apostar por una mayor hibridez, incluso por largos períodos de participación a distancia. Por ejemplo: la pandemia del COVID-19 produjo grandes efectos en las escuelas, ingresa aquí para leer un informe detallado de la BBC.

3. Cambios demográficos

En este apartado se pueden incluir las tasas de natalidad decrecientes, el envejecimiento generacional, una mayor demanda de recursos para la salud y las jubilaciones, la presión sobre las finanzas gubernamentales, entre otras causas. 

Por todo ello, es necesario preguntarse cómo educar a las generaciones que están naciendo y qué hacer para financiar el upskilling, favoreciendo la empleabilidad mediante el aprendizaje continuo y el retraining, entendido como el proceso de aprender una nueva habilidad o bien el mismo oficio.

4. Inequidad

La brecha de desigualdades en aspectos económicos, tecnológicos y de acceso, se ha incrementado en las últimas décadas y, por su complejidad, seguirá presente en el corto y el mediano plazo. Para solventar esta situación y promover un desarrollo equitativo, es crucial implementar estrategias vinculadas al acceso a la conectividad, educación digital, fomentar la innovación y establecer alianzas público-privadas.

Cerrar la brecha tecnológica es un desafío complejo, pero con voluntad, colaboración entre los sectores, y con la participación activa de la sociedad, es posible lograr avances significativos.

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¿Qué medidas deben tomarse para responder a los cambios?

Mirar con atención el presente, de manera que el futuro no se convierta en amenaza, sino en oportunidad, es una premisa esencial. 

Después de todo, las universidades - entendidas como grandes casas de estudio, generación y transferencia de conocimiento - tienen un rol fundamental en el diseño de propuestas que impacten en la cotidianeidad, convirtiéndose en herramientas de involucramiento social. 

A continuación, dejamos algunos consejos para transitar los cambios: 

  • Poner al estudiante en el centro para fomentar su autonomía y acompañar la idea del docente inspirador, con la capacidad de involucrar aún más a los alumnos en su educación.
  • Ofrecer flexibilidad en cuanto al qué, el cómo y el cuándo estudiar, pues nos encontramos ante una demanda académica de los sectores tradicionales y también no tradicionales. 
  • Los establecimientos educativos deben reinventarse para volverse más resilientes y estar mejor adaptados a las necesidades actuales.

Antes de concluir, es conciso subrayar que las casas de estudio forman ciudadanos para la vida y el trabajo. Sin embargo, muchas veces descuidan esta segunda parte, por lo que se requiere una mayor conexión de las universidades con el mundo laboral.

En este punto, es imperioso que las instituciones educativas preparen a los alumnos para un futuro en el que la interacción con la tecnología sea mucho mayor que la que existe actualmente. Para eso, es vital fomentar el desarrollo de las competencias del siglo XXI: pensamiento crítico, trabajo en equipo, alfabetización digital, resolución de problemas, etc.

Pues bien, todas estas habilidades mencionadas son inherentes al ser humano y difícilmente podrán ser reemplazadas por un algoritmo o la inteligencia artificial. Además de ello, son muy apreciadas en el campo laboral y en extremo importantes para el desarrollo personal.

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