Dejar en la cima o por qué dejo un puesto soñado en una compañía genial - una vez más

¡Spoiler Alert! Sí. Éste es mi último artículo, no solo de esta temporada sino de este “puesto”. Dejo de escribir como lo venía haciendo.

Hace una década me impactó mucho un estudio que decía que un gerente necesitaba 18 meses en el puesto para empezar a agregar valor -en otras palabras, que si se iba antes de eso, la empresa había perdido dinero. Todavía no estaba de moda el “problema de la retención de los millennials”. En esa época tardábamos casi un mes en “liberar” a un vendedor para que pudiera atender clientes. Un mes de sueldo que pagábamos sin ver que el problema eran los procesos complicados que creábamos.

Líderes formados en el siglo XX tratando de liderar en el siglo XXI.

Pero aquel estudio tenía otro dato aún más relevante: 18 meses después, ese mismo gerente entraba en una meseta en la que pasaba a administrar lo que había, en lugar de crear constantemente valor.

Escoba nueva barre bien -hasta que se gasta y hay que cambiarla por otra.

Innovación fallida

A principio de 2018 algunos notaron en mí las ganas de hacer algo nuevo. Investigué distintas alternativas, participé de reuniones y hasta decidí encarar un proyecto. Al principio, el libro absorbió todo mi tiempo y luego sus consecuencias: más prensa, más conferencias, etc.

Nunca avancé con ése ni con otro proyecto nuevo, “no tengo tiempo”, me dije. “Mentira”, me respondí agresivamente. No me gusta hacerme el distraído, aunque sigo haciéndolo.

Todos tenemos las mismas 24 horas diarias y elegimos cómo usarlas -aunque no lo aceptemos.

Estaba decidiendo no dedicarle tiempo a lo nuevo.

Si de verdad querés hacer algo, tenés que quemar las naves.

Pero...

No quemes las naves hasta no decidir quemar las naves.

No estaba listo.

Top Voice

En 2016, como parte de la investigación para el proyecto que estaba comenzando, conversé con líderes de LinkedIn (la empresa misma) para tratar de entender su estrategia. Estaba decidiendo mi plataforma. “¡Tenés que hacer un blog!”, me decían todos.

Hacer lo que los demás te dicen, cuando querés diferenciarte, es una contradicción.

Nadie se enfocaba 100% en LinkedIn. Elegí eso y me puse un objetivo: cuando lanzaran la lista de Top Voices en Latinoamérica, yo estaría allí. Claro, mi misión es ayudar a otros líderes a liderar mejor, pero es muy difícil de medir. Para poder hacerlo tenía que “ganarme el derecho” de ser leído, de compartir mis ideas. Y ser “Top Voice” era prueba de haberlo logrado. Además de que me ayudaría a seguir adelante.

Cuando finalmente llegaste a la cima de ese Everest, ¿te quedaste ahí o volviste, compartiste las fotos en Instagram y empezaste a pensar un nuevo desafío?

Si alguien hiciera de nuevo ese estudio que me impactó hace diez años, estoy convencido de que hoy daría que un líder demora menos de 6 meses en empezar a cambiar cosas y que ya a los dos años deja de innovar.

Cuando comencé a pensar mi 2019, a imaginarlo, me di cuenta de que seguir escribiendo artículos todas las semanas en LinkedIn sería dejar de innovar.

Si creés que las cosas van a cambiar, ganale de mano al cambio. Cambiá.

Market Share

En mi carrera me crucé con muchas empresas, personas, proyectos que perseguían maximizar su porción de mercado pensando que era un objetivo “correcto”, lo que debían hacer. En mis estudios de Pricing, ése es el principal motivo por el que muchas empresas desaparecen. Por eso, cuando pienso en mi market share lo hago con mucho cuidado.

Cuando empecé este proyecto cometí un error: pensé que todos mis clientes potenciales (para mis conferencias) estaban en LinkedIn.

Vemos el mundo como somos, no como es.

Cuando, a partir de un artículo en uno de los medios de noticias online más leídos de habla hispana, me llamaron de tres de las empresas más grandes de la Argentina para dar conferencias, empresas que casi ni sabían de mi existencia, me di cuenta de mi error. El mundo no estaba en LinkedIn.

Mi optimismo me ayudó a entender que si había logrado lo que había logrado con foco en LinkedIn, la oportunidad era mucho más grande. Sin darme cuenta, había hecho el camino que hubiera recomendado. “¿Qué preferís ser, cabeza de ratón o cola de león?”, podrías preguntarme. Prefiero ser cabeza de ratón, porque tiene los recursos (cerebro o dinero) para crecer. La cola de león será cola de león siempre.

Achicá el mercado potencial hasta poder ser líder, después agrandalo.

Entonces, casi como paliativo, decidí poner más energía en Instagram, en donde pensaba que podía seguir creciendo sin “competir” con LinkedIn. El resultado, hasta hoy, fue excelente. Sí, al menos una charla rentada llegó 100% por aquella red.

En el camino, en mis conferencias, empecé a ser un poco más agresivo. Casi sin decidirlo, fui descubriendo que lo que quería hacer era ayudar a la gente y a las empresas a hacerse cargo de los cambios, no a sufrirlos, y que venimos haciéndonos los distraídos (en vivo uso una palabra más fuerte).

Pero si realmente quiero generar un cambio, LinkedIn e Instagram no son suficientes.

La vida nunca será igual

Sábado 11 de noviembre, Nueva Jersey. Frente a 11000 personas, el showman más impresionantes que vi en vivo -más allá del contenido- canta a los gritos, aplaudiendo con sus manos gigantes, “Life will never be the same”. Todavía no había aparecido en las LinkedIn Top Voices, pero en ese momento entendí que de nuevo quería cambiar.

¿Qué voy a hacer? Hay ciertas cosas que no se modifican: mi misión, mis valores, mis intereses... todo eso va mutando muy lento, mientras yo evoluciono. Simplemente sé que quiero agregar valor, haciendo algo que me apasione, y poder vivir de eso para que sea sostenible. No descarto nada.

Creo que hay una forma fantástica para adelante, solo que no se cuál es.

Este Everest fue para mí apasionante. En muy pocos momentos lo sentí como uno de esos trabajos en los que creemos estar obligados. Me sentí un tenista profesional: me pagan por jugar lo mejor posible. Tuve suerte, constancia y, sobre todo, mucho apoyo de mis lectores. A todos: GRACIAS. Y mi agradecimiento es, para el que quiera, también tangible: desde hoy, y hasta el 23 de diciembre de 2018, ofrezco:

Gratis, como hasta ahora, el curso “Buscar Trabajo es un Trabajo”, los primeros capítulos para escuchar de mi libro y un test que ayudé a automatizar de las 6 Necesidades Humanas con su respectivo feedback.

Con un precio especial:

• En Argentina, y pensado para compartir estas fiestas, packs de tres libros al precio de dos (vienen en cajas de 3, mi departamento de Logística agradece).
• El libro Soy Solo en Amazon con descuento de más del 30% (Tomo I y Tomo II)
• El libro gratis en Spotify (hasta ahora, un 30% - el año que viene sigo grabando)
• Mi libro secreto, sobre cómo aprendí a hablar en público, a menos de un dólar
• El curso Secretos de oratoria de ex-CEO, con 50% de descuento
• Otro curso, 7 Secretos (de un CEO) para cuando te ascienden, también con 50% de descuento
• Y el tercero, en el que colaboré, con el mismo descuento: Trabajar -y ser feliz- a partir de los 40 años

Como escribí a mis compañeros de aventura en 2016, repito aquí:

Solo les voy a pedir un favor: por algún motivo que no entendí todavía, el mundo/la sociedad trata de limitarnos, de frenarnos. Pregúntense siempre: “¿Qué querés ser cuando seas grande?”. Contéstenlo y persíganlo. No dejen nunca de querer.

Y si quieren saber qué voy a hacer a partir de ahora, yo también; pueden ayudarme a pensar comentando en este mismo artículo. :-)

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