¿Ciudades gigantes, humanos pequeños?

¿Ciudades gigantes, humanos pequeños?

En todo el mundo, las ciudades no paran de crecer. Se estima que en 2050 más del 70% de la población mundial vivirá en conglomerados urbanos. Siguiendo a Richard Sennet, para esa época, Nueva York habrá incrementado su cantidad de habitantes un 18% (llegará a casi 10 millones, lo que la incluiría en el grupo de las megaciudades) y Delhi, que hoy alberga a 24 millones, duplicará su marca. 

Ahora bien. ¿Qué clase de ciudades habitaremos en 2050? Quizá se parezcan al Cloud Valley Project que se presentó hace una semana en el World Economic Forum, una ciudad en la que la inteligencia artificial interviene en todos los procesos cotidianos.

Allí, según la planificación, los algoritmos regularán las persianas según la luz del sol; en cada hogar, el desayuno lo preparará un robot; la apertura de puertas de entrada en bares y oficinas será automática, por reconocimiento de identidad gracias a tecnologías biométricas; y la disposición de caminos, de acuerdo con el clima, se ajustará en forma digital y será aplicada directamente por coches autónomos.

Más aún. Las gigaciudades -neologismo que refiere, al mismo tiempo, a ciudades gigantes con 100 millones de habitantes, y al concepto de giga como medida de capacidad, proveniente de la informática- serán agrupamientos de grandes conglomerados conectados con tecnología, para aumentar la productividad.

Este parece ser el escenario al que la Humanidad se enfrenta, sobre todo en la medida en que las ciudades incorporan tecnologías fuera de escala humana. 

Imaginemos que estamos ahora en alguna de esas megaciudades donde ya se asoman las gigaciudades. La vida en ellas se parece mucho a todas aquellas escenas que nos planteaban las películas de ciencia ficción del siglo XX caracterizadas por máquinas robots.

En medio de esa fría y distante visión del futuro, de repente nos encontramos al ser humano. Vemos que las personas no han cambiado demasiado. Si mirámos a los ojos a alguno de estos habitantes del futuro, descubrimos que son capaces de sonreír, que siguen siendo sensibles al abrazo de otro humano e, inclusive, que son capaces de crear un lazo afectivo con los animales. Esos humanos del futuro siguen siendo personales, cálidos, siguen buscando privacidad e intimidad, siguen siendo sociales.

La interacción social es lo que nos define como personas, y el COVID-19 lo ha puesto en evidencia. Necesitamos el contacto face to face, y nuestros desplazamientos, tanto como la forma de habitar los espacios urbanos, deben ser considerados a la hora de planificar ciudades que, una vez montadas, modelan nuestra conducta. El diseño urbano es un andamiaje difícil de deshacer.

En búsqueda de oportunidades laborales, económicas, profesionales y educativas, las personas nos movemos hacia centros urbanos. La tendencia es a habitar ciudades. Allí, la hiperconectividad, los múltiples medios de transporte y el control sobre el espacio pretenden ofrecer confort, pero ¿serán inclusivas las ciudades del futuro? ¿Habrá lugar para la intimidad en ellas?

Lo que nos define como especie es nuestra condición de seres sociales, gregarios, capaces de lenguaje y simbolización. Al mismo tiempo, nuestros ritos, las costumbres, la cultura, nunca prescinden de la interacción social. 

¿Una gigaciudad inteligente propenderá a la inclusión, la intimidad y la interacción humana? 

¿Cuál es la escala para medir la felicidad y satisfacción en las ciudades?

Guillermo Vélez González

Director de Red de Inteligencia Organizacional

3y

Excelente la reflexión Lucia sobre lo que se espera del ser humano con todo lo que se puede asociar a prefijo "hiper": tecnología, conectividad, información, y conocimientos entre muchos otros. Este avance nos da la oportunidad de identificar aquello que nos hace evolutivamente superiores como especie, Es de cuestionar si la robótica está desplazando la mano de obra o está dando pauta a que el ser humano no pierda el tiempo en actividades triviales y se dedique a desarrollar aquellas en las que el intelecto, la intuición, el sentimiento y la espiritualidad son predominantes para alcanzar niveles cada vez mejores de vida.

Like
Reply
Rocio Suarez Ordoñez

Psychologist. International consultant on Trauma and Substance Use Disorders

3y
Juan Ladron de Guevara

Managing Director | Customer Experience 🙂| Commercial Operations: B2B B2C | Digital Tx 📱| Innovation 💡| Tech Solutions 🌐| Strategy 🎯 | Loyalty 💙| PreSale | PostSale | Professor |

3y

Interesante artículo Lucía. Creo que la tecnología y la digitalización nos tendría que brindar una mejor calidad de vida y ójala fuera a todas las personas y muy equitativamente; sin embargo la felicidad está relacionado más con lo interior y no con el confort que viene de fuera, puede sonar algo filosófico pero me parece fundamental la diferenciación porque una persona puede disoponer de todo el confort y no ser feliz, y al revés, puede tener muy poco confort y ser feliz; está claro también que lo exterior (calidad de vida) influye y puede condicionar enormemente el sentido de felicidad, y creo que por ahí va tu reflexión.

Juan Cruz Vigliero

Digital Content Strategist | Branding | Social Media | Magister en Marketing y Comunicación.

3y

Muy bueno!

Marleth Morales

PhD Student | International Entrepreneurship | Author Dolphin Method | Speaker | Agile Coach | RVV Mentor | Ontological Coaching | Adaptive Organizational Design | Team Facilitation | Scrum Master | ADKAR

3y

Vaya que viajé a la ciudad del futuro Lucía Bellocchio Saludos 🖖

To view or add a comment, sign in

Explore topics