Aferramiento, la planta seca y otros demonios

Aferramiento, la planta seca y otros demonios

¿Cuántas veces has comprado una planta que no ha sobrevivido a tus cuidados y aunque la planta muestra infinitas señales de su muerte, te aferras a seguir regándola?

Así somos muchos, pero lamentablemente no solo con las plantas, sino también lo hacemos a diario con familiares, amigos, conocidos y hasta con nuestros mismos pasatiempos o “afinidades”.

El ser humano alberga muchos demonios y entre ellos esta uno de los más peligrosos, la convicción ciega. Esa convicción desmedida que nos lleva a aferrarnos a situaciones o personas en nuestras vidas, la misma que nos llega a costar nuestra propia perspectiva de todo.

Vivimos con la terrible noción de que las cosas en la vida son eternas, o como muchos nos engáñanos con las frases: esto es para siempre, nacimos para estar juntos, somos almas gemelas, amigos para toda la vida, familia es familia y una de las que más odio: esto que empecé lo termino porque sí.

Comencemos con lo primero, NADA en la vida es para siempre. Una vez dejado esto claro, debemos entender que TODO en nuestra vida lleva un proceso de fascinación, maduración, cambio y aceptación. Cuando un sentimiento surge, este nos atrapa y nos lleva a vivir profundamente en él, el tiempo lo madura y finalmente lo cambia. Ahí esta el dilema: ¿aceptamos ese cambio? ¿el cambio nos satisface?

Cuando la respuesta a una de las preguntas anteriores es “sí, pero”, ataca la convicción ciega, esa que nos hace aferrarnos y regar la planta seca. Nos autoconvencemos de que todo está bien, de que no hay por qué “ser extremista” y allí nacen frases como: no tiene porque acabar, seguro es una etapa, ya se arreglarán las cosas solas, quizás no fue su intención y la que más odio: seguro soy yo.

Si fuésemos capaces de sobrevivir al cambio, aceptarlo y romper esas gruesas cuerdas del aferramiento seriamos mucho más felices.

Es momento de terminar esa relación que ya no nos hace felices, dejar que algunas amistades se transformen y continúen su paso en el rio de la vida, no invertir más tiempo en el amigo del amigo de aquel primo de tu amigo que conociste en una fiesta y le das me gusta en redes sociales por compromiso, de cortar relaciones familiares insanas que solo hunden alguno que otro trauma del pasado, dejar de regar aquel cactus que se supone resiste todo, pero no da para más, de borrar aquellos cursos de chino que te convenciste que serias capaz de hacer.

Es momento de perderle el miedo al fracaso, pero sobre todo es momento de perderle el miedo a perder. No hay tiempo para temerle a una pérdida, lo único que debemos temer es perder la esencia que nos hace únicos, por la convicción ciega de llenar nuestro balcón de plantas muertas, pero eso sí, regadas.

 

Disraeli Regis Botelho

Iberia & France Customer Experience Integrated Manager

4 años

Preciosa reflexión Juan!! 

Amparo Ferrandis Domenech

Abogado especializado en Transporte y Comercio Internacional

4 años

una buena reflexión Juan

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