The Elder Scrolls Online: Horns of the Reach - Análisis

Un mini-reto para romperse los cuernos en grupo

Bethesda se ha propuesto hacer más tragable la vuelta al cole a los fans de ‘The Elder Scrolls Online’. Con su actualización número 15 (sí, actualizan, expanden y parchean más que cualquier app de moda creada en el corazón de Silicon Valley), ‘TESO: Horns Of The Reach’, el MMO se confirma como una auténtica gallina de los huevos de oro cuyos creadores piensan exprimir —y exprimirnos a nosotros en el camino— hasta que Skyrim se descongele.

Tenemos aún caliente en el plato el último gran capítulo lanzado dentro de este universo, The Elder Scrolls Online: Morrowind’, pero este nuevo DLC no se trata de una expansión tan grande ni tan nostálgica ni mucho menos. Se trata de un pequeño paquetito de pijotadas que acompaña a esta decimoquinta actualización hecha para balancear algunas estadísticas y mecánicas. ¿Qué contiene ese paquetito de pijotadas? ¿Merece la pena pagar 1.500 crowns por ello?

Vamos directos al grano. Lo sabroso con que nos venden este DLC son las dos nuevas mazmorras: Bloodroot Forge y Falkreath Hold. En primer lugar hay que advertir que toda hiperventilación es en vano: no, la mazmorra Falkreath Hold no abre en nuestro mapa de Tamriel la comarca de Falkreath ni la ciudad tal y como la conocimos en ‘TES: Skyrim’. Se trata de eso, una mazmorra. Entras, arrasas y cierras la puerta al salir. Pero no pienses que vas a poder dar paseos tranquilamente por el campo, o ir de compras. Allí vas a lo que vas. Como quien va a Albacete. Ya sabes con lo que rima. Superada esta primera decepción, vamos a ver qué nos tienen que ofrecer estas dos nuevas aventurillas.

De entrada, hay que saber que se tratan de mazmorras de grupo. Y difíciles. Esto significa que, cuando te adentres, o vas armado hasta los dientes junto a otras tres personas armadas hasta los dientes o no vas a pasar del primer enemigo que te cruces. También significa que te olvides de la historia y te dediques a aporrear el teclado/mando sin mirar atrás. Lo único que cambia son los enemigos a los que te enfrentas.

En Falkreath Hold, como si el emblema de Falkreath fuese premonitorio —el ciervo—, te vas a enfrentar a cosas con cuernos: minotauros e incluso un mamut muy tocho que tiene la mala suerte de aparecer en mitad de tu camino. La excusa, más que el guión, aquí es que el Dreadhorn Clan quiere hacerle la puñeta a los habitantes de la comarca. Y tal. Sudar vais a sudar tú y tus compañeros a manos de esos bovinos bípedos. Como si quisieran venganza por todos los filetes de ternera que te has comido.

En la mazmorra Bloodroot Forge, otros tanto de lo mismo: el Dreadhorn Clan ha despertado cosas que no debería haber despertado, esta vez con menos cuernos, pero no por ello menos peligrosas. De nuevo, tú debes hacerles frente, uno tras otro, hasta llegar al fondo de la mazmorra donde te espera el jefe final con los codiciados tesoros. Más clásico imposible. Más ¿simple? imposible.

Si se nota algo de desidia en las descripciones es por algo: no se puede decir que los de Bethesda se hayan rotos los cuernos —de minotauro— precisamente con las dos mazmorras del DLC ‘Horns Of The Reach’. Ambas mazmorras no piden mucho más al jugador que ser rápido dándole a los botones, atizando hechizos y golpes aquí y allá con una cadencia brutal. No dejan espacio para la respiración, sí, pero la estrategia queda marginada. Debes ser rápido, debes tener un personaje potente, debéis coordinaros bien en grupo. Pero debes machacar al contrario sin pensártelo mucho. Un panorama que le hace a uno plantearse dónde está la diversión. Se trata, sin duda, de un modo de diversión no apto para todos. Como si este DLC estuviese diseñado para la élite del juego.

El otro pequeño atractivo de ‘Horns Of The Reach’, aparte de las dos mazmorras, son los nuevos sets de ítems que vamos a poder craftear en nuestro paso. Algunos sets de armadura ligera, media y pesada; pero lo más jugoso son, por supuesto las que dejan caer los jefes finales: el set de Domihaus y el set de Earthgore, con propiedades interesantes. Pero poco más.

Visto en conjunto, este DLC parece más bien el regalillo que viene con los cereales y que te seduce para pagar un poquito más y no pillarte los de marca blanca. Sí, mola ver una explosión de hechizos y la silueta de un gigantesco minotauro alzarse amenazante ante tu grupo de aventureros. Sí, mola ver que tus colegas y tú sois capaces de pasaros un reto así. Pero no aporta nada auténticamente reseñable. Son dos mazmorras sólo recomendadas para la gente muy pro y un lugar de lucimiento para los healers. Merece la pena sólo si estás muy metido en ‘The Elder Scrolls Online’ y no tienes nada mejor que hacer.

Para ser justos, ha de decirse que las mazmorras suponen un buen desafío incluso para los grupos más veteranos. Así que, si lo que se busca es un reto, tanto Falkreath Hold como Bloodroot Forge lo ofrecen. El DLC es pequeño y no va a darnos muchas horas de diversión (las mazmorras se pasan cada una en una hora holgadamente), pero hay cosas en la Crown Store que cuestan más caras y dan mucho menos. Si tu grupo de aventureros echa de menos un desafío a la altura de sus filos y hechizos, ‘TESO: Horns of The Reach’ puede ser una buena vaselina para pasar de las vacaciones a la oficina o al instituto con la épica a tope.

Pros

  • Volver a Falkreath, aunque sea de paso.
  • Desafiante.

Contras

  • Poca novedad.
  • ¿Dónde está mi historia?

El veredicto

Píllatelo sólo si tienes un buen grupo de colegas aventureros dispuesto a pasar una tarde machacando teclas, y si tenéis a un buen healer que haga de vuestro paso por las mazmorras algo más agradable. No te lo pilles si buscas nuevos horizontes y una historia buena con que disfrutar, o si eres un lobo solitario.

En este artículo
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TESO - Horns of the Reach. Análisis para PS4, One y PC

7.5
Bueno
Un DLC chiquitín para amenizar una tarde y chulear con los sets de ítems nuevos.
The Elder Scrolls Online: Horns of the Reach
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