El rasgo de personalidad más importante para superar la adversidad, según la ciencia

"La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose" - Julio Cortázar [Foto: Getty]
"La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose" - Julio Cortázar [Foto: Getty]

El hombre que se levanta, es aún más fuerte que el que no ha caído”, escribió el psiquiatra austríaco Viktor Frankl, quien sabía muy bien de lo que hablaba puesto que fue un sobreviviente de los campos de concentración nazis.

Todos, antes o después, tendremos que lidiar con las inclemencias de la vida. Pero todos no las afrontaremos de la misma manera. Hay quienes se dejan abatir y sucumben ante el menor obstáculo mientras que otros luchan y salen fortalecidos de las experiencias más duras.

Esa extraordinaria facultad para afrontar las situaciones difíciles y desestabilizadoras, superarlas y reorganizar positivamente la vida se denomina resiliencia. Es una de las capacidades más importantes que podemos desarrollar en la vida y, según la ciencia, uno de sus pilares fundamentales es la esperanza.

La ciencia lo confirma: La esperanza nos ayuda a sobrevivir y superar los traumas

"No se puede hacer nada sin esperanza ni confianza" - Helen Keller [Foto: Getty]
"No se puede hacer nada sin esperanza ni confianza" - Helen Keller [Foto: Getty]

Corría la década de 1990 cuando a Emmy Werner, una psicóloga estadounidense, le llamó la atención una capacidad peculiar que tenían tan solo algunas personas. Tras estudiar a más de 600 niños que habían nacido en familias pobres y disfuncionales en Kauai, una de las islas del archipiélago de Hawái, descubrió que al cabo de 30 años muchos presentaban problemas psicológicos, eran conflictivos socialmente y sufrían diferentes enfermedades. Otros, sin embargo, superaron todos los pronósticos y se convirtieron en personas estables y exitosas. A esas personas las llamó “resilientes” y desde entonces la ciencia no ha dejado de preguntarse qué tienen en común quienes logran superar los traumas y combaten con éxito las enfermedades.

La respuesta llega de la mano de un estudio realizado en la Universidad de Houston. Estos psicólogos analizaron a 223 personas que se estaban sometiendo a terapia cognitiva conductual para superar trastornos como la ansiedad social, ataques de pánico, ansiedad generalizada y los trastornos obsesivo compulsivo. Descubrieron que las personas que mejor respondían al tratamiento y que se recuperaban tenían un rasgo común: la esperanza.

No es el primer estudio que destaca el poder de la esperanza, la cual se ha asociado a una mejor salud física y mental, así como a un mayor bienestar emocional. Una investigación realizada en la Universidad de Manchester indicó que mantener una actitud esperanzadora contrarresta los efectos de la depresión y otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Texas reveló que la esperanza, como piedra angular de la resiliencia, disminuye el riesgo de sufrir trastornos emocionales en las personas con tumores cerebrales.

La esperanza no nos convierte en personas invulnerables ni nos evita el sufrimiento o el dolor, pero nos ayuda a atravesar por las etapas difíciles con una actitud mejor, lo cual se refleja positivamente en nuestro equilibrio emocional y salud.

De hecho, tras analizar a 238 pacientes que estaban recibiendo tratamientos paliativos, un equipo médico de la Universidad de Pittsburgh concluyó que “una orientación pesimista hacia la vida es un factor de riesgo importante para la mortalidad en los pacientes jóvenes”. Luego de analizar a 101 pacientes con cáncer, investigadores de la Universidad McGill también concluyeron que “la esperanza y el optimismo predicen la sobrevivencia a un año, independientemente de las variables clínicas y sociodemográficas”.

¿Cuál es el tipo de esperanza que nos hace más resilientes?

"No podemos impedir el viento, pero podemos construir molinos" - Proverbio holandés [Foto: Getty]
"No podemos impedir el viento, pero podemos construir molinos" - Proverbio holandés [Foto: Getty]

La esperanza, al menos la que nos ayuda a superar la adversidad, no es una fe ciega e irracional sin ninguna base objetiva sino una actitud madura que nos permite responder de manera más resiliente. La esperanza que necesitamos cultivar no es aquella que descansa únicamente en las expectativas positivas sino la que se apoya en la confianza en uno mismo.

Charles R. Snyder, especialista en Psicología Positiva, definió la esperanza como la capacidad para mantener la motivación necesaria para alcanzar nuestros objetivos encontrando las vías más eficaces para lograrlo. Por tanto, la esperanza que nos ayuda a superar la adversidad involucra dos factores:

  • Motivación. Es la energía que nos empuja a cumplir la meta que nos hemos propuesto. Por una parte, esa energía nos permite mantener una actitud positiva a lo largo del camino y, por otra, alimenta la motivación necesaria para no desfallecer a pesar de los obstáculos.

  • Resolución. Es la capacidad para buscar estrategias que nos permitan lograr nuestros objetivos. También implica la flexibilidad mental necesaria para buscar alternativas cuando los planes originales fallan, siendo conscientes de que podemos llegar a la meta a través de diferentes caminos.

La esperanza que debemos cultivar es, por tanto, aquella que nos anima a asumir una actitud proactiva ante la adversidad, la que genera esa gran fuerza interior que parte de la confianza en nuestras capacidades para salir adelante y nos anima a ponernos manos a la obra para retomar el control de nuestra vida.

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