Intelectualismo sígnico

Por: Freddy Poroj

Todos los elementos intelectivos sobre la comprensión de los signos, tienen implícita una intuición respecto a las emociones humanas en distintos ámbitos no solo de la moral sino también del conocimiento. Si se logra entender el significado de las cosas es por la virtud que cada persona desarrolla para la categorización e interpretación que le permite la semiosis. De ahí la validez universal que la episteme cobra; es decir, que el conocimiento científico mantiene a lo emotivo e irracional fuera de la percepción subjetiva.

Aunque el racionalismo y el empirismo sean opuestos, con el intelectualismo se logra una mediación para comprender la función de la signosis en las manifestaciones culturales. Es por eso que Hessen plantea que “El racionalismo juzga que el pensamiento es la causa y el fundamento del conocimiento, mientras que el empirismo señala como tal a la experiencia; el intelectualismo opina que ambos factores intervienen en la formación del conocimiento.” (Hessen, 1993: 66). No obstante, la preeminencia del último apunta hacia lo científico y racional.

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Recuerde usted que una de las características del significante es que puede ser percibido por los cinco sentidos, de ahí que el entendimiento no tendrá validez mientras que nada haya pasado antes en los sentidos. El acto comunicativo, mediante su sistema de significación, puede ser homologado para describir y distribuir signos con significados indubitables, háblese del carácter denotado como pensamiento inmediato. Y es que “La inmediatez hace que el pensamiento que yo pienso sea mi propio yo en el acto de pensar.” (García, 2006: 163). Por cierto, en el ámbito filosófico el idealismo considera al conocimiento como una actividad que va del sujeto a las cosas (significantes) para elaborar conceptos (significados); mientras que en el realismo las cosas están primero y el conocimiento después. Esto implica que el entendimiento sígnico existe cuando por primera vez se perciben las cosas; empero, cuando ya adquiere dicho conocimiento, automáticamente se almacena mnemónicamente y ya no es segundo sino primero, al momento de percibir las cosas porque ya se ha dejado aquella huella psíquica que resolverá en adelante, cualquier duda con respecto a lo que se presenta.

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En ocasiones es molesto el estado de duda provocada por el desconocimiento del fenómeno sígnico, para nada diferente a la creencia que hace actuar de forma indeterminada para contrarrestar las estimulaciones a priori que conllevan interactuar, por imperativo, debido a la falta de recursos cognitivos intelectuales. Lo que esto logrará será crear una necesidad de indagación inmediata, “De ahí que el objetivo de la indagación sea establecer opinión. Lo máximo que podemos afirmar es que buscamos una creencia que pensamos verdadera.” (Elizondo, 2012: 76).

Aunque la explicación de Peirce sea válida en cuanto a que la finalidad del pensamiento es producir una creencia, vale la pena reparar que esta será algo que no tendrá fundamento cual pistis planteada por Platón. Bien decía Pedroni (2000), que los signos en general logran llegar a nuestro entendimiento en dos vías: la razón y la emoción y esto porque las palabras (y las cosas), “…dicen o denotan y sugieren o connotan.” (138). Sin embargo, las ideas por muy enraizadas que se encuentren intelectualmente hablando, no representan la esencia de los significantes, sino que solamente constituyen aspectos culturales adquiridos por los sentidos. Para mejor este punto, recomiendo la lectura de los artículos ubicados en los siguientes enlaces: (https://elsancarlistau.com/2018/02/12/simbolismo-culturologico/) y (https://elsancarlistau.com/2018/09/10/codigos-y-cultura/).

Es por eso que a la par del intelectualismo, como una de las facultades humanas más importantes, no puede dejarse de lado la voluntad ya que, con esta si se tiene un conocimiento ético se tendrán acciones y reacciones justas mediante la percepción, emisión e interpretación de signos. Si la base del conocimiento sígnico es la relación entre experiencia y pensamiento, el entendimiento semiósico será válido para significantes con y sin referente; es decir, reales e ideales. 

Fuentes:

  • Elizondo, Jesús (2012). SIGNO EN ACCIÓN. El origen común de la semiótica y el pragmatismo. Ediciones Culturales Paidós, S. A. México, D. F.
  • García, Manuel (2006). Lecciones preliminares de filosofía. Distribuidora universal. I.S.J. Guatemala, C. A.
  • Hessen, Johan (1993). Teoría del conocimiento. Editores Mexicanos Unidos, S. A. Ciudad de México.
  • Pedroni, Ana María (2000). Semiología, un acercamiento didáctico. Universidad Mesoamericana. Guatemala.

(Imágenes extraídas de: http://www.google.com)

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