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Así es la capital más extraña del mundo

Distrito ministerial de Astaná, capital de Kazajistán, visto desde el palacio presidencial.
Distrito ministerial de Astaná, capital de Kazajistán, visto desde el palacio presidencial.Gunnar Knechtel

Bienvenidos a Astaná, capital de Kazajistán y fantasía arquitectónica del líder autocrático del país, Nursultán Nazarbáyev. El principal reclamo de esta ciudad con apariencia de decorado hollywoodiense es su frikismo.

CUANDO Kazajistán se independizó de la URSS en 1991, el presidente autocrático Nursultán Nazarbáyev ordenó construir una nueva capital para el país. El 10 de diciembre de 1997, Astaná se convirtió en la ciudad más importante de este territorio del tamaño de Europa occidental donde tan solo habitan 18 millones de personas.

El dinero de las abundantes reservas de petróleo y gas de Kazajistán se ha utilizado para crear llamativos edificios de formas imposibles que compiten, sin sutileza, por la atención del visitante.

La capital todavía está en construcción y sigue extendiéndose por una estepa desolada en la que los lobos superan en número a los humanos.

Mientras exploraba la ciudad, sentí muchas veces que estaba en otro planeta. Me recordó a la Brasilia que había fotografiado años atrás. Ambos son lugares tabula rasa, construidos de la nada. Sueños utópicos. Poblaciones que quieren mostrarse como ejemplos que conducen a una sociedad mejor, pero que todavía no han conseguido mostrarse humanas.

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