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¿Qué es el confucianismo?

El confucianismo es tanto una religión como una filosofía política que pone el énfasis en la ética y virtud individuales para alcanzar una sociedad y gobierno estables
¿Qué es el confucianismo?
Templo confuciano en Shangai. Fuente: Matt Rhodes (Flickr)

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El confucianismo es tanto una religión como una filosofía política que pone el énfasis en la ética y virtud individuales para alcanzar una sociedad y gobierno estables. Kong Fuzi (el ‘maestro’ Kong), más conocido por la versión latinizada “Confucio”, predicó en la China del siglo VI a. C. cinco principios que, tras consolidarse, fueron bautizados con su nombre. Hoy son parte de la religión tradicional china y están arraigados en la cultura de Corea, Japón o Vietnam.

Confucio nació en el Estado chino de Lu en el año 551 a. C. y vivió las luchas entre dinastías del periodo de los Reinos Combatientes. Como funcionario del imperio Zhou, predicó los preceptos que consideraba necesarios para lograr un gobierno estable y fue famoso por aplicar reformas en el ámbito de justicia. Su aprecio por el estudio le llevó a fundar la primera escuela confuciana, donde tuvo unos 3.000 discípulos de todos los estratos sociales. Tras su muerte en el 479 a. C, sus seguidores difundieron sus enseñanzas en libros como Las Anacletas y lo encumbraron como sabio. Su doctrina se expandió en China durante dos milenios y su sistema de valores quedó ligado al sistema político del Imperio hasta 1911.

Jerarquía social para alcanzar la armonía

El confucianismo no es una religión como el cristianismo o el islam, pues no se compone de dogmas, sino de pautas de comportamiento dirigidas a lograr el gobierno perfecto y la armonía social. Por eso se la considera más una filosofía política y una forma de vida. Para Confucio, las deidades soberanas son el Cielo o el Señor de lo Alto (Tian), y la Tierra, que representan respectivamente las dos fuerzas universales: el Yin absoluto, el eslabón débil, femenino; y el Yang absoluto, fuerte, masculino. Dos elementos opuestos pero complementarios. Según esta cosmovisión, el Cielo ordenó el universo de manera jerárquica y lo dividió entre aquellos con fuerza de yin, los nobles, y aquellos con fuerza de yang, los viles. La sociedad se compone de autoridades y subordinados de tal forma que un individuo es débil respecto a un superior y fuerte respecto a un inferior.

En la cúspide de la jerarquía confuciana se encuentra el emperador, el “hijo del Cielo”, quien media entre el Señor de lo Alto y los hombres para hacer cumplir la voluntad celestial. El gobernador debe ser el máximo depositario de cinco virtudes: amor al prójimo (Ren), rectitud (Yi), cortesía y buenos modales (Li), estudio y sabiduría (Zhi), y honestidad (Xin). Cumplir estos mandatos significa seguir el noble camino o tao —un concepto que comparte con el taoísmo, otra corriente filosófica de origen chino también centrada en el equilibrio y armonía del  individuo con el universo—, lo que convierte al hombre en un caballero o noble (Junzi). Si el gobernante no cumplía esta senda virtuosa, sus funcionarios podrían sustituirlo por otro que sí cumpliese el mandato divino y fuese justo con la sociedad.

El siguiente nivel de jerarquía lo representa el padre de familia, que es el yin respecto a su mujer e hijos, lo que hace del confucianismo una religión patriarcal. El padre se encarga de inculcar las cinco virtudes a sus descendientes. Debe enseñarles sobre todo el respeto hacia su autoridad y sus antepasados, y pasión por el conocimiento. La sabiduría es la vía para perfeccionarse, y este mérito personal permite al hombre convertirse en maestro o buen funcionario, más allá de su clase social. La idea que subyace es que construir una comunidad justa y armónica comienza por uno mismo.

El confucianismo, muy presente en la China actual

Sin embargo, los preceptos de Confucio no dan respuesta a problemas metafísicos, como la incógnita de qué hay después de la muerte. Esto los hace compatibles con otras religiones. De hecho, el 42% de la población china profesa la religión tradicional del país, una mezcla de confucianismo, budismo y taoísmo. Las virtudes que predicaba el maestro Kong siguen presentes en la sociedad china. Por ejemplo, su exigente sistema de oposiciones a funcionario público mide la sabiduría y el mérito personales, elementos confucianos que hereda del sistema de examen imperial chino. La piedad filial, la responsabilidad y el respeto a los ancestros también mantienen su importancia en la actualidad.

Ana Montes

Madrid, 1998. Máster en Relaciones Internacionales y Diplomacia en la Escuela Diplomática. Política e intrahistoria.