Las personas que viven de alquiler o en propiedad en la Unión Europea - Mapas de El Orden Mundial - EOM
Compra y alquiler de vivienda en la UE
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Las personas que viven de alquiler o en propiedad en la Unión Europea

Si en Europa del este vivir de alquiler es un fenómeno muy inusual frente a vivir en propiedad, en Europa occidental es lo contrario.

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En los países mediterráneos mucha gente asocia el éxito laboral a poder comprar una vivienda más pronto que tarde. Pero ¿se trata realmente de un baremo objetivo? ¿O es quizás una cuestión cultural? ¿Vivir de alquiler es sinónimo de fracaso? Los datos de Eurostat de 2021 desmontan esa teoría. Y si no, que le pregunten al 51% de alemanes, al 46% de austríacos o al 41% de daneses que residen en una vivienda en alquiler.

Al igual que ocurre en Europa del este, donde la comunalización de las ciudades durante la época comunista y el posterior reparto de la vivienda aún definen las dinámicas urbanas —Rumanía es el país europeo con más población viviendo en una casa en propiedad, el 95%—, en el sur de Europa los altos índices de compra de viviendas se asocian a la inestabilidad económica. Ante la incertidumbre y la amenaza de recortes, reformas y quiebras bancarias, la propiedad se convierte en un activo muy estable que, debido a la burbuja de la vivienda que afecta a gran parte de Europa, no se devalúa con el paso del tiempo. El ladrillo es el ladrillo y más vale pájaro en mano que ciento volando. Además, las viviendas también funcionan como un activo que las siguientes generaciones pueden heredar.

En Alemania, por el contrario, vivir de alquiler es la opción más popular, y son varias las razones que lo explican. La primera procede de los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, cuando se necesitaban más viviendas pero había poco dinero para construirlas. Ante esta situación, el Estado decidió construir numerosas viviendas de alquiler social de las que poco a poco se fue desprendiendo. A pesar de ello, el precio del alquiler sí que se mantuvo bajo durante mucho tiempo.

Además de la amplia oferta de alquiler social, en Alemania también es difícil conseguir una hipoteca. El espacio no abunda y las casas en venta escasean, por lo que los bancos exigen cuantiosos avales y condiciones que muy pocos alemanes pueden afrontar. Por si fuera poco, los inquilinos cuentan con una férrea protección del Estado y los límites impuestos al precio del alquiler no han permitido que el acceso a la vivienda se convirtiera en un lujo.

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Además, Alemania dispone de un mecanismo de regulación de precios del alquiler desde 1971. En concreto, una agencia nacional de vivienda elabora el conocido como Índice Mietspiegel (de alquiler), el cual establece el rango de precios barrio a barrio. Este sistema permite incluso que un alquilado pueda denunciar a su arrendador si este impone un precio desorbitado en base al índice mencionado.

Por todo ello, vivir de alquiler en Alemania es una opción que no supone una merma importante en el nivel adquisitivo de los arrendatarios, como ocurre por ejemplo en España. Lo que sí parece ser un elemento común es la aspiración a ser propietario en toda la Unión Europea, aunque las facilidades de financiación ofrecidas por los bancos, el contexto económico nacional y el precio del alquiler marcan la diferencia en el porcentaje de inquilinos y dueños de su vivienda.

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