El mapa del sentimiento europeo en la Unión Europea - Mapas de El Orden Mundial - EOM
Sentimiento europeo de apego a Europa en la Unión Europea
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El mapa del sentimiento europeo en la Unión Europea

Europa puede ser un continente, una organización política o una convención cultural. Y para todo ello hay un sentimiento europeo.

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Europa puede ser un continente, una organización política, una unión monetaria o una convención cultural. De hecho, sus fronteras físicas tampoco están muy claras: de forma estricta, Europa se extiende hacia el este hasta los montes Urales, el río homónimo y el Gran Cáucaso; hacia el sur hasta el Mediterráneo; hacia el oeste hasta la península ibérica; y hasta el norte hasta Escandinavia. En dichos límites también encajan las islas británicas e Islandia.

De esta forma, la Europa física abarca incluso hasta Rusia y Kazajistán. Pero ¿qué ocurre con países como Chipre, Turquía o Armenia, territorios que caen fuera del continente pero que históricamente se han asociado a la región? En este caso los límites no están tan claros, y depende de la interpretación del hablante o del contexto al que hace referencia que los países caucásicos o la propia Rusia en su conjunto puedan incluirse en el paraguas europeo.

Más allá de su implicación en la gramática o la geografía, los distintos usos del término también han de ser tenidos en cuenta a la hora de hablar de sentimiento europeo. Generalmente este se asocia a la Unión Europea, el organismo que más ha trabajado por crear una cultura común, pero el concepto de los ciudadanos es muy distinto. Así, en los países del este de Europa, la región puede simbolizar un frente contra Rusia, mientras que para los británicos puede verse como una imposición o la pérdida de la soberanía nacional.

Por esta razón, para medir el apego a Europa, el Quality of Government Institute (EQI), un organismo independiente fundado en 2004 en colaboración con la Universidad de Gotemburgo (Suecia), opta por dejar que los encuestados dibujen sus propias fronteras. En concreto, en su estudio de 2021, el EQI planteó de media a 500 personas de cada región de la Unión Europea la siguiente pregunta:  “Las personas pueden sentir diferentes niveles de apego al lugar donde viven y a Europa. En una escala del 1 al 10, donde ‘1’ es ‘nada’ y ’10’ es ‘muy apegado’, ¿cómo de apegado se siente a Europa?”.

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El resultado es de 6,68 puntos, un aprobado discreto, más aún si se tienen en cuenta los valores de las preguntas que cuantifican el apego al país (7,66) y la región (7,84). Por países, el bloque del Este, con Hungría, Rumanía, Polonia y Lituania a la cabeza, es la zona más afín a Europa, mientras que Grecia, Chipre y Bulgaria arrojan los peores resultados. En las exrepúblicas comunistas la entrada en la Unión impulsó sus economías y les permitió blindarse de cara a la injerencia rusa, mientras que en el extremo sureste de la UE las razones para el descontento con Europa no parecen estar tan claras.

En el caso de Grecia y Chipre sus ciudadanos probablemente castiguen a la Unión Europea por la gestión de la crisis económica de 2008, la crisis de los refugiados en el Egeo o por la tibieza comunitaria respecto a las presiones de Turquía, con quien mantienen sendas disputas territoriales. Bruselas, aunque alineada con sus miembros, ha mantenido históricamente una postura muy poco beligerante con Ankara, un vecino con el que busca entenderse por sus ataduras en temas como la inmigración. En Bulgaria la integración europea no ha terminado de cuajar y, además de continuar siendo el Estado miembro más pobre, la entrada en el mercado único ha provocado una emigración masiva entre su población. No en vano, Bulgaria es el país que más rápidamente está perdiendo población a nivel mundial.

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