Este año en Ebay compré semillas de Alficoz (Cucumis melo flexuosus), también llamado pepino serpiente, melón serpiente y otra serie de nombres. Una cucurbitácea de la familia de los melones que tenía ganas de probar y sembrar en el huerto. Es una planta que tiene sus orígenes en la región de la huerta de Valencia, donde todavía se planta, aunque cada vez en menor superficie.
El alficoz pertenece entonces al clima mediterráneo, por lo que su cultivo necesita de temperaturas suaves y abundancia de agua.
Sembré las semillas durante el confinamiento en un brick de la leche. Posteriormente se trasplantó al huerto. Allí lo hemos colocado a pleno sol, al lado de los tomates.
Conociendo lo que pepinos y melores gustan de trepar hemos intentado ponerle algo para ayudarlo a trepar, pero al ser plantas con mucho vigor el soporte se le ha quedado escaso y ahora los sarmientos de las plantas desbordan toda la zona.
Es una hortaliza que tiene un buen crecimiento. De forma alargada, casi sinuosa, con estrías a lo largo de sus costados y un bonito color verde claro. El alficoz se usa de manera similar al pepino, con el que comparte textura y sabor (aunque quizá sea más suave que este), pero al pertenecer a la familia de los melones, nunca amarga por lo que se puede comer con toda su piel. Resulta muy jugoso y apropiado para el verano.
Por ello hemos comenzado a consumirlo en gazpachos y ensaladas, aunque tengo la intención de dejar que desarrolle semillas suficientes para unos cuantos años. Con este fin he dejado las primeros alficoces crecer y engordar para conseguir semillas en cuanto estén listos, tras dejarlos madurar en la planta todo lo que se pueda.©