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LOS ORÍGENES DEL FUNDAMENTALISMO CRISTIANO

Publicado: 2019-04-26

El fundamentalismo surge en Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX como una reacción contra la modernidad (1). El término fundamentalismo proviene de una serie de 12 folletos en los cuales diversos autores británicos, americanos y canadienses definieron los principios de fe del movimiento. Dicha obra se tituló The Fundamentals: A Testimony to the Truth (de donde proviene el término “fundamentalismo”) y resumió el credo fundamentalista en cinco puntos: 1) La Biblia no tiene error, 2) Jesús nació de una virgen, 3) Su expiación ocupa nuestro lugar, 4) Resucitó de entre los muertos, 5) Regresará, con milagros renovados, para gobernarnos durante mil años de paz sobre la tierra, antes del juicio Final. Puesto que la mayoría de creencias contenidas en este breve credo son propias de la tradición cristiana, la novedad propuesta por el fundamentalismo fue la doctrina de la inerrancia bíblica (punto 1), la cual constituye su eje central.    

Así pues, siguiendo aquí uno de los mayores estudios referenciales sobre el tema, el libro Fundamentalism, de James Barr (1977), es posible identificar en el fundamentalismo cristiano tres características mínimas: a) un fuerte énfasis en la inerrancia de la Biblia (es decir, la ausencia en la biblia de cualquier clase de error); b) una fuerte hostilidad contra la teología moderna y contra los métodos, resultados e implicancias del estudio crítico moderno de la Biblia; y c) la seguridad de que quien no comparta la perspectiva religiosa fundamentalista (centrada en la inerrancia) no es del todo un verdadero cristiano (1981:1). Estos rasgos se articulan en una religiosidad que tuvo como base el evangelicalismo, como a continuación veremos. 

Para Barr, el fundamentalismo es un particular tipo de religión, una religión que se autoconsidera directamente derivada de la Biblia, pero no es así. Ocurre a la inversa: es un particular tipo de experiencia. Se trata de una clase de tradición religiosa que utiliza la autoridad bíblica -antes que la realidad- como un escudo para poder preservarse (1981: 11). 

De acuerdo a Barr, existen diversas corrientes que han influido en el fundamentalismo evangélico, pero la dominante es la experiencia religiosa que proviene de los revivalismos evangélicos. La experiencia característica de los revivalismos es el sentimiento de lo que fue una iglesia fría y muerta, pero en la que la introducción del evangelio bíblico provocó la conversión de una fe viva como nunca antes (recordemos el trasfondo de los evangelicals en Europa). Así, la salvación personal no es garantizada por la iglesia, sino por la escucha y la aceptación al mensaje del evangelio, un mensaje que no se da en todas las iglesias. La salvación no se alcanza simplemente yendo o formando parte de una iglesia. Quien así lo hace es solo un “cristiano nominal”, alguien que no es necesariamente cristiano, que no ha pasado por la experiencia de conversión y salvación, y que eventualmente lleva una vida insincera o hipócrita, construyendo así una salvación sobre la base de su propia bondad. 

Este sentido de que el hombre dentro de la iglesia puede, por su propia religiosidad y su propia bondad, ambos alentados e instigados por la iglesia, alejarse de Dios, pone en evidencia, paradójicamente, su necesidad de salvación, de la necesidad de una conversión auténtica y total a través de la audición del verdadero evangelio. Esta es una de las perspectivas más características del evangelicalismo (12). Precisamente, la característica del conversionismo, que algunos autores han resaltado, implica que el evangelicalismo dirige la predicación del evangelio no solo a la humanidad pecadora que se encuentra fuera de la iglesia, sino a los cristianos nominales que se encuentran dentro de ella. ¿Qué ha provocado que la iglesia tenga tantos “cristianos nominales” (es decir, inauténticos)? La respuesta del evangelicalismo conservador ha sido que el evangelio verdadero no ha sido realmente predicado: falsas y modernas ideas han tomado su lugar:

“(…) the blame for the enormous incidence of nominal Christianity in the churches lies in false teaching. This false teaching, far from calling men from darkness into light and from sin into faith, actually encourages the natural man in his self-assurance, and instead of making clear to him his sinful state gives him an impression of being well set in the ways of good” (1981: 13)

Esta concepción, compartida en mayor o menor medida por el evangelicalismo evangélico no es propiamente fundamentalista. Sin embargo, a juicio de Barr, es el fundamentalismo el que toma la distinción entre cristianos verdaderos y cristianos nominales como la piedra angular de la experiencia cristiana. Ello provoca en el fundamentalismo una ansiosa necesidad por garantizar la “sana doctrina”. De ahí que dos contrastes sean esenciales para el fundamentalismo: la diferencia entre cristiano verdadero y cristiano nominal, y la distinción entre las opiniones teológicas conservadoras y las más “liberales”. 

¿Es capaz el fundamentalismo de reconocer como legítimas otras expresiones de la fe cristiana? A juicio de Barr, el fundamentalismo es incapaz de responder esta pregunta porque no hay nada en su propio acervo, nada en su propia experiencia de sí mismo que le proporcione los medios para reconocer y entender como "cristianos verdaderos" a aquellos que no son también evangélicos conservadores. De ahí que una de las quejas más comunes contra la doctrina no-evangélica es la falta de suficiente énfasis en el pecado humano. Pero el pecado no constituye una lista de prohibiciones, sino un estado universal y metafísico, la naturaleza del hombre caído. El énfasis en el pecado permite descubrir el trasfondo al mensaje de salvación y la motivación para aceptar esa salvación. 

Hasta aquí Barr. ¿Qué reflexiones sacar? Quizá la de reconocer que si bien muchos creyentes evangélicos se identifican (consciente o inconscientemente) con el fundamentalismo, no todos estamos dispuestos a hacerlo. Además, comprender los orígenes del fundamentalismo nos permite valorarlo en una perspectiva histórica y entender que la interpretación de la Biblia que este nos ha legado (al menos en el contexto peruano y latinoamericano) es solo una manera de aproximarnos a ella. La doctrina de la inerrancia puede ser puesta en cuestión, aunque sobre este tema profundizaremos en otro post.

NOTAS:

(1) El fundamentalismo supuso un frente común contra: “(…) la crítica bíblica moderna, la teología «liberal» y la reformista del «evangelio social», que eran los verdaderos motivos de la controversia. Se trataba de combatir todo y a todos los que eran causa de preocupación para los protestantes tradicionalistas (…); hacer que EUA recuperara su identidad cristiana bíblica, que muchos evangélicos creían ya perdida, sobre todo a consecuencia de la primera guerra mundial; disipar los temores de revolución social, denunciando especialmente el peligro del comunismo; neutralizar el impacto social y moral producido por las inmigraciones de las últimas décadas, tanto más que con ellas habían llegado al país muchos católicos romanos. Símbolos de la ruina moral eran el evolucionismo, la crítica bíblica, el socialismo, el modernismo, el humanismo secularizante y el bolchevismo o comunismo. La adhesión a los cinco fundamentos se convirtió «en un punto de referencia simbólico para la identificación del movimiento fundamentalista» (Galindo, Florencio. El protestantismo fundamentalista. pp137-138)


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El Eremita

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