Desde alimentos hasta artículos de limpieza, los colmados fungen como los negocios que, si bien sus propietarios buscan obtener ganancias, también auxilian a las familias de escasos recursos, por ofrecer los productos de primera necesidad a precios asequibles y en ocasiones a crédito.
El vínculo del “colmadero” con la comunidad donde opera el negocio llega a tales niveles que conocen la condición económica de cada hogar cercano y el impacto del costo de la canasta básica de bienes alimenticios o de lo que requiera la gente para sobrevivir.
Jorge Urbáez tiene un colmado desde hace 15 años y ha sido el comerciante de confianza en el sector Palmarito, del municipio cabecera de la provincia Barahona, donde detrás del mostrador se sienta a escuchar los problemas y algarabías de los clientes y, dependiendo del flujo de efectivo, se da cuenta cuando las finanzas personales de los clientes están atravesando un momento de crisis o si pasan por el “mejor momento económico”.
Sus inicios
Antes de ser vendedor fue militar del ejército de República Dominicana, donde devengaba un sueldo mensual de RD$7,000, actividad que le sustentaba para la manutención de sus tres hijos. Sin embargo, con el objetivo de aumentar los ingresos económicos decidió dejar la milicia y abrir las puertas de un colmado en la marquesina de su hogar.
Establecer el negocio y surtirse de mercancías requirió una inversión inicial de RD$13,000, pero meses después recuperó el capital y pudo tener ingresos suficientes para solventar los gastos.
El comerciante afirma que “gracias a que las ganancias aumentaron” costeó los estudios universitarios de sus descendientes y generó suficiente dinero para la construcción de una vivienda propia familiar. “Nunca le he dado la espalda a mi familia”, asegura.
Con ingresos entre RD$40,000 y RD$70,000 mensuales, que varían según el mes, Urbaez aclara que debe pensar como emprendedor y administrar los recursos monetarios adaptándose al estilo de vida que lleva su familia y así evitar el sobreendeudamiento.
Las deudas
Con el paso de los años, el negocio requirió de una inyección de capital para aumentar la capacidad de las operaciones de mercado y poner un establecimiento “más grande”, de acuerdo con el crecimiento de los clientes. Es por eso que adquiere un préstamo bancario por un monto de RD$600,000 que pudo saldar en un período de dos años.
Urbáez comenta que los comerciantes no deben acumular deudas que no puedan saldar, sino que un porcentaje de las ganancias por las ventas debe ser destinado a pagar los préstamos y mantener un historial bancario bueno, que permita recurrir a una entidad financiera cuando se necesite ampliar un proyecto de vida.
El afán de vida del emprendedor lo hace crecer como comerciante y posicionarse en el mercado de manera sólida. “Mi propósito es brindar un servicio eficiente y eficaz, que los clientes puedan sentirse a gusto con la mercancía fresca a buen precio”, asegura. Los negocios pequeños ofrecen la posibilidad del financiamiento y trato personalizado al cliente que carece de la posibilidad de ir al supermercado.
El crédito conocido como “fia’o” van a personas en montos desde RD$1,000 hasta RD$6,000 y es un activo que hace atractivo al colmado, expresa Urbáez.
Esto así, porque si bien los supermercados pueden vender algunos artículos más baratos, se trata de negocios que “no fían”, donde hay que comprar de contado.
Aunque aclara que la única manera de vender mercancías a crédito es cuando el deudor es una persona recurrente en el establecimiento y paga a tiempo sus compromisos.
Trayectoria
Luego de tres quinquenios en el colmado, Urbáez reconoce que el camino en el negocio ha sido “algo bueno y positivo”, en cuanto a rentabilidad se refiere. En sus inicios contó con RD$13,000 de inversión, mientras que en la actualidad recibe un promedio de RD$40,000 mensuales solamente de ganancias netas, a lo que se agregan otros gastos que salen de lo que genera el establecimiento.
Además, se empeña en trabajar para progresar y ofrecer servicios de calidad a la comunidad, que lo reconoce como un “vendedor fiable y con buenos precios” de los productos de la canasta básica que más demandan los dominicanos.