Elciegohistorico

Aintzinean Ziekoko elizan beti erlojua egoten zen orduak jotzeko prest. XVIII.mendetik liburuetan agertzen dira konponketak edo erlojuaren berriztea edo makinariari buruzko datuak.

Fotografía de Pablo Cañas

Durante siglos el reloj de la iglesia parroquial ha sido y sigue siendo el recordador fiel de las horas y por consiguiente de las obligaciones. Los datos que rezan en los libros parroquiales nos hablan de arreglos, cambios de pesas, roturas de sogas, ajustes y hasta de maquinaria totalmente nueva, mejorada y más acorde con los tiempos.

El reloj siempre estuvo ubicado en la “torre pequeña”, en la que no existe campanario, excepto un pequeño remate con su campana, ajustada al reloj. Ahí tiene un compartimento especial para ubicar la maquinaria, acomodar las pesas y conectarla con la campana que avisa las horas al vecindario.

Tenemos datos de 1640 referentes al aderezamiento del reloj de la torre a cargo del relojero Lorenzo de Medina.

En el año de 1744 se hace un contrato de obligación para tener al corriente todo lo concerniente al mantenimiento del reloj con Joseph Ibarra, vecino de la villa de Torrecillas de los Cameros y de oficio relojero; por un pago de 40 rs al comenzar el año. En el mismo siglo XVIII (1763 y 1772) hay datos de arreglos que hizo en la maquinaria el relojero de Logroño Juan Antonio de Ocio. Se le tenía que pagar los honorarios de su profesión, aparte de los ocasionados en la posada del pueblo.

El actual es de maquinaria más moderna, más precisa, menos voluminosa y por supuesto, no necesitado de las pesas para generar fuerza motriz. Pero el anterior, que sí utilizó las pesas exteriores, fue construido y colocado por el maestro relojero Pablo Valencia, vecino de la villa de Bernedo y por el que se pagó 1.500 reales vellón   y del que aún se conserva la maquinaria. En la fotografía podemos ver los tres rodillos con sus sogas que sostenían las tres piedras/pesas del exterior con una manivela para subirlas hasta el máximo posible.