Los Luteranos NO creemos en la Consubstanciación.

Por Ariel Alvarez

La Cena del Señor tiene diferentes nombres: Santa Comunión, la Eucaristía, el Sacramento del altar, la Misa, el partimiento del pan, la Santa Cena, etc. independientemente de qué término se utilice para nombrar esto, se hace referencia al sacramento del pan y el vino instituido por Cristo mismo, según el relato de los Evangelios sagrados.

El Catecismo Menor nos dice:

¿Qué es el sacramento de la Cena del Señor?

Respuesta: Es el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de nuestro Señor Jesucristo bajo el pan y el vino, instituido por Cristo mismo para *que los cristianos lo comamos y lo bebamos*.

La Confesión de Augsburgo nos dice los siguiente:

En cuanto a la Santa Cena del Señor, enseñamos que el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Cristo están realmente presentes, distribuidas y recibidas en la Cena bajo las especies del pan y del vino. Rechazamos pues la doctrina contraria. (Art. X)

El Sacramento del Altar es una Unión Sacramental.

Nuestro Señor simplemente dijo «Toma, come, esto es mi cuerpo. Toma y bebe esta es mi sangre» y nosotros simplemente lo tomamos según su palabra. La posición Luterana Confesional y Ortodoxa se llama «Unión sacramental». El pan y el vino no se limitan a representar el cuerpo y la sangre de Jesús, sino están en la comunión con el cuerpo y la sangre del Señor. 

«La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?» 1 Corintios 10:16

Obispo Beijer 2

¿Por qué no decimos que es una Consubstanciación?

Porque solo nos interesan las palabras de Cristo. Vemos pues que nuestras confesiones nos enseñan, en base a las sagradas Escrituras, que en la Eucaristía participamos del verdadero, corporal, físico y entero cuerpo de Cristo, así como de su sangre. Sin embargo nuestras confesiones no buscan bajo preceptos humanos, encontrar una respuesta de «cómo» es que Cristo está presente. Muchas veces se dice que los Luteranos creemos en una «Consubstanciación», pero este término no se encuentra en ninguno de nuestros textos, catecismos, confesiones o artículos de fe. Tanto transubstanciación como consubstanciación usan la filosofía aristotélica para tratar de explicar la Sagrada Eucaristía. La filosofía no tiene cabida en la Santa Eucaristía y Cristo no lo explicó, así que es un «santo misterio».

Nosotros enseñamos y confesamos que cuando el Presbítero consagra los elementos con las Palabras de institución, el pan ya no es simple pan, ni el vino es simple vino, sino también son el cuerpo y la sangre de Cristo.

El Anglo-catolicismo, el Luteranismo Confesional e incluso la Iglesia Ortodoxa, rechazan los fundamentos filosóficos de consubstanciación y transubstanciación, en cambio insisten en el misterio. No sabemos cómo Cristo está presente en la Eucaristía, pero sabemos que Cristo está presente en la Eucaristía. Lo que se rechaza es el sistema aristotélico para explicar el sacramento.

La Eucaristía…

¿Es simbólica? No.
¿Es una presencia espiritual? No.
¿Es una transubstanciación? No.
¿Es una consubstanciación? No.
¿De todas formas es el cuerpo y la sangre de Cristo de una forma física y literal? Sí.
¿Es canibalismo? No.
¿Están aún el vino y el pan presentes? Sí.

Muchos a fuerza quieren saber de forma explícita cómo es que Cristo está presente en el Sacramento. “Cómo” no es la respuesta adecuada a “Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre”. la respuesta adecuada es ¡Amén!

 

 

 

 

 

 

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