Tarde de verano en un septiembre que todavía le sigue pegando bien el sol. June se ha despertado de la siesta y nos mira con incredulidad, parece que todavía sigue dormida, su mirada está perdida pero es tierna. Pasa un minuto, su cara no ha cambiado, permanece igual, no mueve ni un músculo, sabemos que está despierta porque tiene los ojos abiertos. Minuto y 30 segundos, sigue igual.
Dos minutos y medio después ha movido un poco un brazo. Nos sigue mirando igual, sin pestañear. Al minuto encoge los dedos de los pies de una forma muy graciosa, parecen las garras de un pájaro. En el salón no se oye ningún ruido más que nuestras risas. June sigue en catarsis.
Por fin, después de siete minutos de reloj, las primeras reacciones comienzan a ser manifiestas, parece que despierta y que por fin ha superado la modorra de la siesta, acaba de reiniciar sus circuitos.
03/9/2011
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