Liturgica. Himnodia Hispanica 9782503552743, 2503552749

Esta traduccion es la primera del corpus completo de los himnos de la liturgia hispanica.Se puede decir que la himnodia

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Liturgica. Himnodia Hispanica
 9782503552743, 2503552749

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HIMNODIA HISPÁNICA

CORPVS CHRISTIANORVM IN TRANSLATION

19

CORPVS CHRISTIANORVM Series Latina CLXVII

HYMNODIA HISPANICA

cura et studio José Castro Sánchez

TURNHOUT

FHG

HIMNODIA HISPÁNICA

Introducción, traducción, índices y notas por José Castro Sánchez

con la colaboración de Emilio García Ruiz

H

F

Revisión científica Jose Carlos Martín

©2014, Brepols Publishers n.v., Turnhout, Belgium All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise, without the prior permission of the publisher.

D/2014/0095/196 ISBN 978-2-503-55274-3 Printed on acid-free paper.

CONTENIDO

INTRODUCCIÓN 15 El corpus de himnos y sus autores 15 El corpus de himnos 15 Biografía de los autores generalmente admitidos 24 Los himnos. Historia y significado 32 Los himnos en la Iglesia de Occidente 32 La himnodia hispánica de los siglos v, vi y vii 35 La himnodia hispánica de los siglos viii-xi 38 El final de la liturgia y la himnodia hispánicas 41 Significado de los himnos 43 Nuestra traducción 49 Traducciones anteriores 54 Erratas y cambios de lectura 57 Erratas de la edición crítica 58 Cambios de lectura 62 BIBLIOGRAFÍA 77 Abreviaturas 77 Léxicos y glosarios 78 Instrumentos electrónicos 79 Fuentes 79 Obras secundarias 88

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Contenido

ABREVIATURAS ESPAÑOLAS (EN NOTAS A TRADUCCIÓN) DE NOMBRES DE AUTORES DE FUENTES NO BÍBLICAS

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I. PROPIO DEL TIEMPO 99 1. En el Adviento del Señor En la festividad de san Acisclo y sus compañeros 101 2. Primer domingo de Adviento A laudes 103 3. Primer domingo de Adviento A vísperas 104 4. En la primera semana de Adviento Lunes, a vísperas 106 5. En la primera semana de Adviento Miércoles, a vísperas 108 6. En la segunda semana de Adviento Lunes, a vísperas 110 7. En la segunda semana de Adviento Lunes, a laudes 112 8. En la Circuncisión del Señor A vísperas 113 9. Domingo antes de Epifanía 115 10. En el primer día de ayuno En el primer día de enero 117 11. Lunes después de la octava de Epifanía En laudes 118 12. Lunes después de la octava de Epifanía A vísperas 120 13. Martes después de la octava de Epifanía En laudes 121 14. Miércoles después de la octava de Epifanía En laudes 123 15. Jueves después de la octava de Epifanía En laudes 124 16. Primer domingo después de Epifanía A vísperas 125 17. Segundo domingo después de Epifanía A vísperas 127 18. Segundo domingo después de Epifanía A vísperas 129

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Contenido

19. Primer domingo de Cuaresma A vísperas 20. En la primera semana de Cuaresma Martes, a vísperas 21. En la primera semana de Cuaresma Jueves, a vísperas 22. En la primera semana de Cuaresma Viernes, en laudes 23. En la primera semana de Cuaresma Viernes, a vísperas 24. En la primera semana de Cuaresma Sábado, en laudes 25. Segundo domingo de Cuaresma A vísperas 26. Segundo domingo de Cuaresma En las segundas vísperas 27. Tercer domingo de Cuaresma A vísperas 28. A mitad de la Cuaresma 29. Cuarto domingo de Cuaresma A vísperas 30. Cuarto domingo de Cuaresma En laudes 31. Cuarto domingo de Cuaresma En laudes 32. “De Cuaresma” 33. Domingo de Ramos Al principio de la tarde 34. Después del domingo de Ramos Miércoles, a vísperas 35. En la Resurrección del Señor A la hora prima 36. En la Resurrección del Señor A vísperas 37. Desde la Resurrección del Señor hasta su Ascensión Los sábados a vísperas 38A. Himno para el día de la Santa Cruz 38B. Himno para el día de la Santa Cruz 39. En la Ascensión del Señor A vísperas

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131 133 134 135 137 138 139 141 142 144 147 148 150 152 153 155 157 159 161 164 168 170

Contenido

40. Domingo después de la Ascensión A vísperas 41. En el santo Pentecostés A vísperas 42. En el santo Pentecostés En laudes 43. En el santo Pentecostés En laudes II. COMÚN DEL TIEMPO 44. Los domingos A vísperas 45. Los domingos 46. El martes 47. El sábado Para el oficio nocturno 48. El sábado A vísperas 49. En la primera vigilia 50. A media noche 51. A la aurora 52. A la hora segunda 53. A la hora tercia 54. A la hora cuarta 55. A la hora quinta 56. A la hora sexta 57. A la hora séptima 58. A la hora octava 59. A la hora nona 60. A la hora décima 61. A la hora undécima 62. A la hora duodécima 63. Antes de completas 64. A completas 65. A la hora prima En el tiempo pascual 66. A la hora tercia 67. A la hora tercia Desde la Resurrección del Señor Dentro de la semana

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172 174 176 178 179 181 182 183 184 185 186 187 188 189 190 191 192 193 194 195 196 198 199 200 201 202 203 205 206

Contenido

68. A la hora tercia En el tiempo pascual 69. A la hora sexta 70. A la hora nona Durante el año 71. A la hora nona En Cuaresma 72. A completas 73. A completas 74. A completas 75. A completas Los domingos 76. A completas En Cuaresma 77. Himno para el descanso 78. Himno de la media noche I 79. Himno de la media noche II 80. Himno de la media noche III III. PROPIO DE LOS SANTOS 81. En la Purificación de la Bienaventurada Virgen María A vísperas 82A. En la Anunciación de la Bienaventurada Virgen María A vísperas 82B. Himno para el día de la Virgen santa María 82C. Himno en la natividad del Señor A maitines 82D. En la festividad de la Anunciación de la Virgen santa María En laudes 83. “Para el día de santa María” A vísperas 84. Para el día de santa María En laudes 85. En la Asunción de la Bienaventurada Virgen María En laudes 86. Para el día de los santos Adrián y Natalia 87. Para el día de san Millán abad

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207 208 210 211 212 213 214 216 218 220 221 223 225 227 229 230 231 232 233 235 237 239 241 245

Contenido

88. Para el día de santa Águeda 89. Para el día de santa Águeda A vísperas 90. Para el día de santa Águeda En laudes 91. Para el día de san Andrés A vísperas 92. Para el día de san Andrés A laudes 93. Para el día de san Agustín 94. Para el día de san Bábilas 95. Para el día de san Bábilas 96. Para el día de san Bartolomé 97. Para el día de san Bartolomé 98. Para el día de santa Cecilia 99. Para el día de santa Cristina 100. Para el día de santa Cristina 101. Para el día de san Cristóbal 102. Para el día de san Clemente 103. Para el día de santa Columba 104. Para el día de los santos Cosme y Damián 105. Para el día de san Crispín 106. Para el día de san Cucufate 107. Para el día de san Cipriano 108. Para el día de san Quirce 109. Para el día de san Quirce 110. Para el día de santa Dorotea A vísperas 111. Para el día de santa Dorotea 112. Para el día de santa Eufemia 113. Para el día de santa Eufemia 114. Para el día de santa Eugenia A vísperas 115. Para el día de santa Eugenia 116. Para el día de santa Eulalia A vísperas 117. Para el día de santa Eulalia En laudes 118. Para el día de san Eulogio 119. Para el día de los santos Facundo y Primitivo

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249 251 253 256 258 260 261 265 267 269 271 273 275 277 280 283 285 287 289 292 294 296 298 301 305 308 310 313 318 321 323 328

Contenido

120. Para el día de los santos Facundo y Primitivo 121. Para el día de los santos Fausto, Jenaro y Marcial A vísperas 122. Para el día de los santos Fausto, Jenaro y Marcial 123. Para el día de san Félix A vísperas 124. Para el día de san Ginés de Arlés 125. Para el día de san Geroncio 126. Para el día de san Jerónimo 127. Para el día de san Hipólito 128. Para el día de Santiago 129. Para el día de Santiago En laudes 130. Para el día de Santiago 131. En el traslado de Santiago A vísperas 132. Para el día de los santos inocentes A vísperas 133. En la natividad de san Juan Bautista Al terminar la tarde 134. En la natividad de san Juan Bautista En laudes 135. En la natividad de san Juan Bautista 136. En la natividad de san Juan Bautista 137. Para el día de san Juan Bautista 138. En la decapitación de san Juan Bautista A vísperas 139. Para el día de san Juan Evangelista A vísperas 140. Para el día de los santos Julián y Basilisa En laudes 141. Para el día de los santos Julián y Basilisa 142. Para el día de los santos Julián y Basilisa 143. Para el día de santa Justa En laudes 144. Para el día de santa Justa En vísperas 145. Para el día de los santos Justo y Abundio 146. Para el día de los santos Justo y Pastor 147. Para el día de las santas Justa y Rufina

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331 334 336 338 340 343 345 349 351 353 355 358 361 363 365 367 371 373 375 377 379 381 384 390 392 394 397 399

Contenido

148. Para el día de santa Leocadia 149. Para el día de san Lucas 150. Para el día de san Mamés A la tarde 151. Para el día de san Marcelo 152. Para el día de santa Marciana 153. Para el día de san Martín 154. Para el día de san Martín 155. Para el día de san Mateo 156. Para el día de san Mateo A vísperas 157. Para el día de san Mateo En laudes 158. Para el día de san Miguel A vísperas 159. Para el día de san Miguel En laudes 160. Para el día de las santas Nunilón y Alodia 161. En la cátedra de san Pedro 162. Para el día de san Felipe 163. Para el día de san Saturnino 164. Para el día de san Sebastián A vísperas 165. Para el día de san Sebastián En laudes 166. Para el día de san Sebastián 167. Para el día de san Sebastián 168. Para el día de los santos Servando y Germán 169. Para el día de los santos Simón y Judas 170. Para el día de san Esperado 171. Para el día de san Esteban A vísperas 172. Para el día de los santos Siríaco y Paula 173. Para el día de santo Tomás A vísperas 174. Para el día de santo Tomás 175. Para el día de san Tirso 176. Para el día de san Torcuato A vísperas 177. Para el día de los santos Verísimo, Máxima y Julia

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401 403 405 408 411 413 415 417 420 422 424 428 430 433 435 438 440 446 449 452 456 458 460 462 464 466 470 472 476 479

Contenido

178. Para el día de san Vicente 179. Para el día de los santos Vicente, Sabina y Cristeta

481 483

IV. COMÚN DE LOS SANTOS 180. De muchos mártires A vísperas 181. De muchos mártires En laudes 182. De un justo 183. De un mártir A vísperas 184. De un pontífice A vísperas 185. De un pontífice En laudes 186. De un confesor

485

V. EN OCASIONES VARIAS 187. En la consagración de una basílica 188. En la restauración de una basílica 189. En el aniversario de la consagración de una basílica 190. En la ordenación de un obispo A vísperas 191. En la ordenación de un obispo Para el oficio de la mañana 192. En el natalicio de un obispo 193. En la unción del rey 194. En el natalicio del rey 195. En la partida del ejército 196. En el nuevo año 197. “Himno de primicias” A vísperas 198. “En la festividad de las primicias” 199. De primicias 200. Por las diversas desgracias 201. Por las diversas desgracias A la hora sexta 202. Por las diversas desgracias A la hora nona 203. De la abundancia de lluvia

499 501 503 505

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487 489 491 492 494 496 497

507 510 512 514 515 517 520 522 525 527 529 532 534 535

Contenido

204. “De la esterilidad por la falta de lluvia” 205. En tiempo de guerra 206. En tiempo de guerra 207. De los que se casan 208. En el oficio de los enfermos 209. En el oficio de difuntos 210. De un difunto

537 539 541 543 545 547 548

ÍNDICES 549 Índice de referencias bíblicas 551 Índice de fuentes no bíblicas 557 Índice de nombres propios 565 Índice de nombres propios de la introducción 565 Índice de nombres propios de la traducción 568 Índice de temas 573

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INTRODUCCIÓN

El corpus de himnos y sus autores El corpus de himnos En el comentario al salmo 72 de la ‘Exégesis del libro de los Salmos’ (De psalmorum libro exegesis), dudosamente atribuido a Beda (†735), se dice que ‘el himno es alabanza de Dios acompañada de canto’ (hymnus est laus Dei cum cantico)1. San Agustín (354-430) en su definición ya clásica dice que el himno es ‘canto acompañado de alabanza de Dios’ (cantus est cum laude Dei), y añade: ‘Si alabas a Dios y no cantas, no entonas un himno. Si cantas y no alabas a Dios, no entonas un himno. Si cantas algo que no se refiere a la alabanza de Dios, aunque cantes alabanzas, no entonas un himno. Pues el himno tiene estos tres rasgos, cántico, alabanza y alabanza de Dios’ (Si laudas Deum et non cantas, non dicis hymnum. Si cantas et non laudas Deum, non dicis hymnum. Si cantas aliquid quod non pertinet ad laudem Dei, etsi cantando laudes, non dicis hymnum. Hymnus ergo tria ista habet, et canticum et laudem et laudem Dei)2. En la definición de san Agustín no se alude a la métrica, pero sí en un segundo prefacio a la citada ‘Exégesis del libro de los Salmos’, donde se dice que ‘el himno propiamente es alabanza de Dios 1  2 

Beda, In Psalm. (PL, 93, col. 868). Agn., In Psalm. 148, 17.

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Introducción

escrita métricamente’ (hymnus est proprie laus Dei metrice scripta)3. Fontaine4 lo define como “una forma dicha o cantada, individual o colectiva, pero particularmente solemne, de la súplica”. Los himnos formaban parte de la liturgia de las horas y se cantaban en “vísperas” y “maitines” (ad uesperum y ad matutinum) del oficio catedral y en “completas”, “nocturnos”, “tercia”, “sexta” y “nona” (ad completam, ad nocturnos, ad tertiam, ad sextam y ad nonam) del oficio monástico. No se cantaban, pues, ni en la liturgia de la palabra ni en la liturgia de los sacramentos. El corpus de esta traducción lo forman 210 himnos, igual que el de la edición crítica sobre la que se hace5. Este número fue fijado por Blume después de aplicar a los 312 himnos que había recogido unos específicos criterios de autenticidad “mozárabe”6, previamente establecidos por él, que aceptamos como válidos7. Ciertamente, Beda, In Psalm. (PL, 93, col. 480). J. Fontaine, 1974-1975, p. 325-326. 5  J. Castro Sánchez, Hymnodia Hispanica, CC SL, 167, Turnhout, 2010. 6  Admitiendo la imposibilidad de designar con un término preciso la liturgia, y los himnos, de la iglesia de Hispania a lo largo de los siglos iv/v-xi y con posterioridad de forma residual, ‘mozárabe’, ‘visigótica’, ‘visigótico-mozárabe’, ‘hispánica’, hemos considerado como el más adecuado este último, ya bastante generalizado y que utilizaremos en lo sucesivo para referirnos a esta liturgia. Sobre el término ‘mozárabe’ y los problemas que suscita cfr Q. Aldea Vaquero et al. 1972, p. 1303; C. Blume, 1897, p. 5, nota 1; R. E. Messenger, 1946, p. 150; L. Brou, 1949b, p. 459-460; 1949a, p. 6670; 1958, p. 350-352; J. M. Martín Patino, 1963, p. 295; J. Szövérffy, 1971b, p. 12. 7  Dice Blume (1897, p. 32-33): “En líneas generales debería poder aceptarse el siguiente criterio: los himnos que sólo se encuentran en fuentes mozárabes se deben considerar auténticamente mozárabes mientras no se demuestre lo contrario. Al revés, seguro que se pueden separar como “prestados” los himnos cuyos autores conocidos no sean españoles o que no compusieran para la liturgia mozárabe; entre estos estarían los himnos de Ambrosio, Prudencio, Sedulio, Venancio Fortunato. Si un himno o un grupo de himnos se encuentra siempre en todos los breviarios antiguos del Ordo romano, la praesumptio habla a favor del origen romano, sobre todo si el himno aparece sólo en algunas fuentes mozárabes o incluso únicamente en el breviario de Ortiz, y a no ser que pudiera demostrarse lo contrario por otras vías. Si un himno da indicios de fuentes mozárabes a la vez que de otras fuentes no mozárabes aisladas, hay que considerar que su origen es en sí mismo dudoso, por lo que habrán de buscarse otros criterios. Si no es posible alcanzar certeza o probabilidad con respecto a ninguna de las dos procedencias, he recogido el himno en cuestión – no hay muchos de éstos – en la colección, indicándolo como dudoso, probablemente romano o muy probablemente no mozárabe. En cualquier caso, la circunstancia de que el 3 

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Introducción

como dice Szövérffy8, estos himnos “no surgieron de una sola vez, sino que su número fue incrementándose de un siglo a otro”, como producto de muchas manos y de muchos siglos. No puede decirse que estos 210 sean “todos los himnos de la himnodia hispánica”, cuyo número Szövérffy aventura a establecer entre los 220-2309, sin decir en qué criterios se basa. Sea cual sea su número, en todo caso es un número importante y un “tesoro precioso y opulento”, en palabras de Pérez de Urbel10, “si se tiene en cuenta la escasez de las producciones poéticas que conservamos de los primeros siglos medios” y el menor número de himnos de la liturgia romana. Evidentemente el número podría verse eventualmente incrementado por algún afortunado hallazgo en estos tiempos en que nuestra liturgia vuelve a despertar el interés de numerosos estudiosos. La discrepancia apuntada revela sin duda la existencia de un primer problema en cuanto al número de himnos de la liturgia hispánica, si bien hasta el momento sólo el sabio jesuita ha apoyado con criterios objetivos el número de 210. Persiste la duda acerca del carácter hispano o no de aquellos himnos que Blume de acuerdo con sus criterios califica como “dudosos”. Como veremos más adelante, otros problemas, hoy por hoy sin solución, son el de la datación y la autoría de la mayor parte de ellos. Siguiendo a Blume dividimos el corpus de himnos en cinco grupos: 1. Propio del tiempo (1-43), que incluye himnos para el Adviento, la fiesta de la Circuncisión, Epifanía, Cuaresma, Pascua, la fiesta de la Santa Cruz, la Ascensión, Pentecostés y para los sábados y domingos que hay entre estas fiestas. Observa Szövérffy11 la ausencia de un himno para Navidad, lo que “puede deberse al lento desarrollo de la estación de Navidad como fiesta establecida”.

himno de origen dudoso estuviera al menos en uso en la antigua liturgia mozárabe ha de suponer una razón suficiente para no identificarlo de entrada como espurio”. 8  J. Szövérffy, 1971b, p. 21. 9  J. Szövérffy, 1971b, p. 68. 10  J. Pérez de Urbel, 1926, p. 6. 11  J. Szövérffy, 1971b, p. 23.

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Introducción

2. Común del tiempo (44-80), que, además de “orientado a los domingos”, incluye himnos para los sábados y para las distintas horas del oficio. 3. Propio de los Santos (81-179), que incluye cinco himnos marianos y un gran número dedicado a los santos, sobre todo santos bíblicos, y mártires, no sólo hispanos y no sólo de las persecuciones romanas, como el himno a san Eulogio, mártir de la persecución árabe. Szövérffy12 llama la atención sobre la ausencia en las fuentes mozárabes de himnos a los santos del período visigótico, salvo a San Millán de la Cogolla. 4. Común de los Santos (180-186), que incluye himnos ‘De muchos mártires’, ‘De un mártir’, ‘De un confesor’ y ‘De un pontífice’. 5. Para ocasiones diversas (187-210) que, además de himnos que podemos encontrar en otras liturgias, como ‘A la dedicación de una iglesia’, ‘A la consagración de un obispo’, incluye otros considerados propios de la liturgia hispánica, como ‘En el nombramiento del rey’, ‘En el natalicio del rey’, ‘En la partida de los ejércitos’, ‘De primicias’, ‘Para el mal tiempo’, ‘Para la lluvia’, ‘Para la sequía’, ‘Para los tiempos de guerra’, ‘Para los que se casan’, etc. La variedad de circunstancias a que se dedican los himnos, así como su elevado número, reflejan claramente la riqueza de nuestra liturgia. Para los himnos del tiempo los autores bebieron sobre todo en las Sagradas Escrituras; Evangelios, Salmos y Apocalipsis principalmente (no hay que olvidar que la Biblia ha sido mucho tiempo la base de la espiritualidad, de la liturgia, del habla cristiana, como dice Díaz13), y en los Padres de la Iglesia, Ambrosio, Agustín, Beda, Casiodoro, Cesáreo de Arlés, Gregorio Magno, Jerónimo, etc. Cuando se cantaba a los santos, por lo general la fuente de inspiración fue la pasión14, a veces la misa correspondiente, o ambas, J. Szövérffy, 1971b, p. 25. M. C. Díaz y Díaz, 1965, p. 59. 14  Esto es, el relato en prosa del martirio del santo. 12  13 

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aunque en alguna ocasión se recurre a la pasión de otro santo. Sin embargo, fue Prudencio, como se verá más adelante, quien más influyó en los himnos de esta liturgia. La estructura más frecuente de los himnos del santoral, como observa Díaz, “es la tripartición: inuocatio, narratio, peroratio”15, invocación, narración, ruego final, terminando muchas veces con una doxología o alabanza. Se invoca a Dios, generalmente a Cristo. Se invita al clero, a los fieles, o a ambos a proclamar y celebrar la festividad, sigue la parte narrativa y se concluye con la petición de protección espiritual y material por intercesión del santo. En algunos casos se alude al yugo malvado en clara referencia a la ocupación árabe, lo que, como dice Pérez de Urbel16, es suficiente para datarlos con posterioridad a la invasión árabe. En los himnos del tiempo está más presente la celebración y la súplica. Se desconoce la datación de la mayor parte de los himnos y para el resto sólo se puede aventurar una fecha de composición aproximada. La datación de los himnos, en la que han trabajado sobre todo Pérez de Urbel, Díaz y Szövérffy, se hace sobre la base de criterios gráficos, lingüísticos, geográficos si es posible, y a veces históricos, como cuando en los himnos de Al-Ándalus se alude al yugo musulmán17. Se suele admitir que los himnos que respetan la versificación cuantitativa son anteriores a 711. Sin embargo, según Szövérffy, la datación basada en la corrección métrica o gramatical M. C. Díaz y Díaz, 1980, p. 68-70. J. Pérez de Urbel, 1926, p. 307. 17  Cfr los himnos 88, 12; 89, 12; 110, 11; 115, 33; 121, 13; 131, 6; 165, 10; 175, 22. También a veces circunstancias externas al himno pueden ayudar a su datación. El profesor Elfassi en su reseña a Hymnodia Hispanica (REL, 89, 2011, p. 299-230) cita seis versos de nuestros himnos recogidos en el Ars Iuliani (104, 14 en 2, 1, 17; 118, 5 en 2, 20, 37; 133, 1 en 2, 21, 6; 137, 1 en 2, 20, 47; 187, 4 en 1, 2, 47 y 204, 1 en 2, 20, 45) de Julián de Toledo, muerto en el 690, que sería el término ante quem deben datarse estos himnos. Es el caso del himno 137, que deberá ser anterior al siglo vii y no de datación desconocida, como piensa Szövérffy (cfr edición, p. 837, 137). Sin embargo el criterio no es aplicable al himno 118, atribuido a Álbaro y que tiene que ser posterior al 859, año en el cual tuvo lugar el martirio de Eulogio. Habrá que pensar, pues, que tanto Julián como Álbaro tuvieron acceso a una misma fuente. 15 

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de los himnos tendrá sólo un valor relativo18. La mayor parte de los himnos del corpus se compuso o entró en nuestra liturgia antes de la invasión. En el siglo  vii se componen unos 50 himnos de gran variedad, métrica, literaria, temática y funcional dentro de la liturgia, la mayoría de ellos anónimos. Parece que la invasión árabe tuvo graves consecuencias en la himnodia del siglo viii, en el que el número de himnos autóctonos se reduce a unos 13, tres de los cuales se quiere atribuir a Beato de Liébana (s. viii-c. 800)19 y a Cixila, obispo de Toledo (entre el 745 y el 754). En el siglo ix se componen 26 himnos, de los que hasta 3, como veremos, se atribuyen a Eulogio (p. s. ix-11.3.859) y 3 a su discípulo Paulo Álbaro (c. 800-c. 863), y en el siglo x se componen 20. La historia de la himnodia del siglo xi, en el que se datan unos cinco himnos, es bastante confusa, según Díaz20. Tampoco hay acuerdo en lo que se refiere a la datación de los códices en los que se encuentran los himnos y menos aún sobre el escritorio del que salieron estos códices. Whitehill y Millares coinciden en una datación más temprana frente a Mundó y Janini, que retrasan considerablemente esta datación. En cualquier caso los códices conservados se escribieron entre los siglos ix-x y xiii y la mayoría de ellos en los siglos x-xi21. Los códices más valiosos por el número de himnos son el 10001, de la Biblioteca Nacional de España, y el 30.851, del Museo Británico. Su valor también varía, dependiendo de la calidad de los materiales empleados en su elaboración (se puede decir que los que se escribieron en zona ocupada por el dominio musulmán son más pobres que los escritos en los territorios del norte de la Península) y de su estado de conservación, lamentable en casos como el del valioso códice Emilianense J. Szövérffy, 1971b, p. 27. Sólo se sabe que recibió una carta de Alcuino de York (muerto en el 804) escrita entre el 797 y el 800. Las fechas de nacimiento y muerte de los padres de la Iglesia visigótica que se citan están tomadas del Diccionario Biográfico Español, redactado bajo la dirección de G. Anes y publicado bajo los auspicios de la RAH. 20  Para más información sobre autoría y datación de los himnos cfr J. Pérez de Urbel, 1926, p. 5-21, 113-139, 204-245, 305-320; M. C. Díaz y Díaz, 1958-1959; J. Szövérffy, 1971b, p. 20-27; J. Castro, 2010, p. 801-858. 21  W. M. Whitehill, 1939; A. Millares Carlo, 1961; A. Mundó, 1965; J. Janini, 1977. 18 

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30, de la Real Academia de la Historia, o el 33.3, del Archivo Catedral de Toledo. La mayoría de los himnos incluidos en el corpus, dada su naturaleza, son anónimos. Se conoce la paternidad de quince himnos que la liturgia hispánica toma de Prudencio, no incluidos en el corpus por no ser considerados “mozárabes”, además de dos estrofas del h.  82D tomadas de Peristephanon 5; y 9 estrofas (en los testigos M L o) / 24 (en el ms. E) del h. 17822 . Igualmente conocemos la autoría de los himnos que llegan de fuera para ser incorporados a nuestra liturgia, considerados por Blume no “mozárabes” y llegados de Francia, Alemania y sobre todo Italia, probablemente antes de la invasión, según él, pues pertenecen en su mayoría al oficio del tiempo, perfectamente organizado ya en el siglo vii: 4 de Hilario de Poitiers (315?-367), 15 de Ambrosio de Milán (340-397), 25? ambrosianos, 1 de Sedulio (s. v), que se dividió en himnos distintos, 4 de Enodio de Pavía (473/474-521) y 1 de Venancio Fortunato (530-600). Pero también llegaron de fuera himnos de autores desconocidos como ‘En el primero de los días’ (Primo dierum omnium), ‘Restaurados nuestros miembros con el sueño’ (Somno refectis artubus), ‘Tú que participas de la luz del Padre’ (Consors paterni luminis), etc.23. Para todos los demás himnos desde antiguo se han hecho atribuciones con mayor o menor grado de probabilidad, según el mayor o menor acuerdo en la atribución por parte de los estudiosos. Pero la autoría que se puede establecer tiene un valor relativo, pues es producto de conjeturas, a partir de referencias contenidas en los himnos o en escritos de la época; a partir del nombre que aparece a veces en el himno o en el acróstico, que podría ser el del autor,

Son pocos los himnos que la liturgia hispánica tomó de Prudencio sin abreviar. En algunos casos o bien tomaba la primera mitad o bien la segunda para formar otros himnos. En algún caso se dividieron en partes y fueron aprovechados como himnos independientes. Algunas veces se hacían otros himnos a partir de estrofas o versos aislados con pequeñas modificaciones (C. Blume, 1897, p. 37-39). 23  Estos himnos no están incluidos en nuestro corpus (J. Szövérffy, 1971b, p. 21). 22 

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del que en algún caso ni siquiera tenemos noticia24; o a partir de la calidad literaria (prosodia, métrica, gramática, léxico) del propio himno. Se cree que las grandes figuras de la Iglesia visigoda debieron de componer himnos, como también compusieron otras piezas eucológicas, pero en general es insegura la relación que podemos establecer entre los himnos que supuestamente compusieron y nombres como los de Máximo, obispo de Zaragoza (m.  s.  vic. 619), Juan de Gerona o de Bíclaro (c. 540-621), Juan, hermano de Braulio y obispo de Zaragoza entre el 619 y el 631, Nonito, obispo de Gerona entre 621 y 633, Isidoro de Sevilla (c. 560-636), Conancio de Palencia (c. 580-c. 638), Eugenio II de Toledo (f. s. vi-657), Fructuoso de Braga (p.  t.  s.  vii-16.4.665), Quírico de Barcelona (p. s. vii-c. 666), Ildefonso, obispo de Toledo (c. 607-23.1.667), y Julián, obispo de Toledo (c. 644-6.3.690)25. No hay acuerdo en la atribución del himno 18 a Enodio de Pavía (s. v); del 42 a Hilario de Poitiers (315?-367); del 91 al papa Dámaso (304-384); del 117 a Isidoro de Sevilla (c. 560-636); del 130, a Beato de Liébana (s. viii-c. 800); del 161, a Paulino de Aquilea (726?-804). Pérez de Urbel por su parte atribuye a Juan de Mont-Cornillon (s. vi/vii) el himno 36; a Beato de Liébana (s. viii-c. 800) el 37; a Ildefonso de Toledo (c. 607-23.1.667) los himnos 104, 133 y 13826; a 24  En el himno 97 el acróstico nos da ‘He aquí el himno del apóstol Bartolomé que hizo León de Amalfi’ (Ecce ymnus Bartholomei ap(h)ostoli quem fecit Le(h)o Melfitanus) ¿tal vez un copista de la abadía de Montecasino, del s. xi, llamado León de Melfis? En el 84 se da el nombre Haminos, que no sabemos si es el del autor. En el 92 puede leerse ‘Oriencio/de Oriencia’ (Orientius/Orientie), según se adopte una u otra lectura. En el 105 ‘de uno adornado de ínfulas’, ‘de un pontífice’ (infolati = mitrati) tal vez nos indica la autoría de un obispo, pero ¿cuál? El himno 129 da ‘Gumaro e. t.’ (Gumarus e. T. = episcopus Toletanus?) o, según Díaz, ‘Gundemaro lo escribió’ (Gu[nde]marus ed[idit]). Finalmente el himno 113 nos da un nombre conocido Eul(h)ogius y el 118 también otro nombre conocido ‘Álbaro te ruega que lo salves’ (Albarus te rogat saues), con un muy incierto saues, según Gil, y no recogido en la edición, pero ¿podemos estar seguros de que hacen referencia al autor? (J. Gil, 1973b, p. 360). 25  J. Amador de los Ríos, 1861, p. 491; J. Szövérffy, 1971b, p. 31-32. 26  En los dos últimos himnos aparece en el manuscrito en monograma ‘en verso del señor Ildefonso ‘ (Metro dmi Ildefonso).

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Juan de Bíclaro (c. 540-621) o a Nonito de Gerona (621-633) el 123, que, según Fábrega, es de Nonito; a Eugenio II de Toledo (f. s. vi657), además del 127, los himnos 146, 147, 148, 180, 187 y 197; a Julián de Toledo (c. 644-6.3.690) el 141 y el 142; a Salvo, abad de San Martín de Albelda (p. m. s. x-10.2.962) el 143, y posiblemente también el 160; a Ausonio (310-395) posiblemente el 163; a Cixila, obispo de Toledo (745-754), posiblemente el himno 176; y a Isidoro el 179. Muchas de estas atribuciones son, según Szövérffy, cuestionables. Almeida Matos27 atribuye a Leandro de Sevilla (c. 535-c. 600) o a alguien de su entorno los himnos del Tiempo: 4, 29, 37, 49, 62 y 63, y a Isidoro con más o menos seguridad, según él, los himnos del tiempo: 10, 16, 18, 28, 31, 33, 34, 45, 47, 50, 51, 69, 71, 72 y 77. Es grande el acuerdo en atribuir a Cixila, obispo de Toledo entre el 745 y el 754, el himno 175. Posiblemente el autor del himno 103 sea Máximo, obispo de Zaragoza (m. s. vi-c. 619). Tradicionalmente se atribuye a Isidoro, o a algún clérigo de su escuela, el himno 147. Por otra parte fue notable la influencia de Fructuoso de Braga (p. t. s. vii-16.4.665) en la adaptación de los himnos del tiempo: 52, 54, 55, 57, 58, 60 y 62. Finalmente, entre los estudiosos hay general coincidencia en atribuir a Braulio de Zaragoza (c.  585-651) el himno 87; a Eugenio II de Toledo (f.  s.  vi-657) el 127; a Quírico de Barcelona (p. s. vii-c. 666) los himnos 106 y 116, si bien no se sabe con seguridad si el Quuiricus de la estrofa 23 del himno 116 es el Quírico de Barcelona, pues desconocemos el significado verdadero de sus versos 36-39: (Inter hec admixtus ipse conquirar et Quiricus,/ qui tui locum sepulcri regulis monasticis / ad honorem consecrauit sempiterni numinis) ‘Que me una y participe de esto también yo mismo, y Quírico, que con reglas monásticas consagró el lugar de tu sepultura a la gloria de la eterna divinidad’; a Paulo Álbaro (c. 800-863) los himnos 118, 126, y 207; a Eulogio (p. s. ix-11.3.859) los himno 111, 113 y 167.

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A. de Almeida Matos, 1977, p. 316-317.

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Biografía de los autores generalmente admitidos28 Nació Braulio alrededor del 585, al parecer, en el seno de una familia de origen hispanorromano o godo. Según la epístola 44, estaba emparentado con Fructuoso de Braga, y su padre, de nombre Gregorio, fue obispo de Osma. Fue educado en Zaragoza por sus hermanos Frunimiano y Juan. Cuando este último accedió a la sede episcopal de Zaragoza lo nombró arcediano. Parece que fue entonces cuando empezó a fraguarse su gran amistad con Isidoro de Sevilla, hasta el punto de que en alguna biografía se le supuso su hermano. Cuando Juan murió en el 631 le sucedió como obispo de Zaragoza y como tal participó en los concilios IV, V y VI de Toledo. A la muerte de Isidoro el centro de la cultura en Hispania pasa de Sevilla a Zaragoza, y la figura más destacada del momento es Braulio, como lo prueban su actuación como uno de los principales consejeros de los reyes visigodos Chintila, Chindasvinto y Recesvinto; que en nombre de los conciliares del VI concilio de Toledo redactara la carta en la que se respondía al papa Honorio I por las críticas de este a la Iglesia visigoda, al parecer, por su tolerancia con los judíos; que Recesvinto le confiara la corrección de un códice que, según se cree, contenía una copia del Fuero Juzgo. Su Epistolario, con cartas fechadas entre 619 y 651, año en que muere, es el más extenso que se conserva de época visigoda. Contiene 32 cartas suyas, 5 de Isidoro de Sevilla y 2 de Recesvinto, y de un tal Emiliano, de Chindasvinto, de Eugenio  II de Toledo, de Fructuoso de Braga, una de cada uno de ellos, además de un fragmento de una de Tajón de Zaragoza. Obra muy valiosa por la información que proporciona no sólo sobre Braulio, sino también sobre religión, política, cultura, lengua y la sociedad de la época. En torno a los años 639-646 y a petición de su hermano Frunimiano escribió su obra más importante, la ‘Vida de san Emiliano’ (Vita sancti Aemiliani), dedicada a este santo. De estas mismas fe28  Para los autores, cuya biografía se expone a continuación, y para bibliografía sobre los mismos, ver el completo y útil trabajo coordinado por la profesora Codoñer, La Hispania visigótica y mozárabe. Dos épocas en su literatura, Salamanca, 2010, aquí seguido.

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chas es el ‘Himno de san Millán‘ (87) (Hymnus de sancto Aemiliano), la única composición poética que nos ha llegado de él y cuya doxología es de autoría incierta. En relación con el VI concilio de Toledo está la llamada ‘Confesión o profesión de los judíos de la ciudad de Toledo’ (Confessio uel professio Iudaeorum ciuitatis Toletanae), del año 637, que debieron firmar los judíos católicos de Toledo. En el año 636?, tras la muerte de san Isidoro, el ‘Catálogo de las obras de nuestro señor Isidoro’ (Renotatio librorum domini Isidori), precedida de una noticia biográfica de Isidoro y finalizando con un elogio de sus conocimientos. La fuente principal para conocer la biografía de Eugenio II de Toledo son sus poemas y los testimonios de ‘Sobre varones ilustres’ (De uiris illustribus) de Ildefonso de Toledo, además de un relato anónimo del siglo ix sobre su vida. Eugenio nació alrededor del año 600 en Toledo, donde recibió su primera formación. Después marchó a Zaragoza, probablemente para continuarla y completarla. Allí asistió a la escuela monacal de Santa Engracia como discípulo de Braulio, que, al acceder a la sede episcopal de Zaragoza, lo nombra diácono y después arcediano. Supo fundir las enseñanzas de Braulio y de Isidoro, destacando como teólogo y por su actividad poética, por la que se le llamó “El Poeta”. A la muerte de Eugenio I de Toledo fue elegido por Chindasvinto (642-653) para la sede de Toledo, que ocupó desde el 646 al 657, años marcados por el enfrentamiento entre el rey y la nobleza. La decisión de Chindasvinto estaba motivada por su interés en que revisara un manuscrito deteriorado que contenía la obra cristiana del poeta Draconcio (Cartago, finales del siglo v) ‘Alabanzas de Dios’ (Laudes Dei), también llamada ‘Seis partes’ (Hexaemeron) y ‘Satisfacción’ (Satisfactio), intento de reparación al rey vándalo Guntamundo (484-496), que lo había encarcelado. Eugenio suprimió cosas, completó lagunas y, como Draconcio no se había ocupado del séptimo día de la creación, escribió un poema de 35 versos para este día, ‘Versos de recapitulación de los siete días’ (Monosticha recapitulationis septem dierum).

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Impulsó la cultura y la música sacra, y durante su pontificado se celebraron los concilios VIII, IX y X de Toledo. Escribió tres cartas, la carta prefacio a su recensión de la obra de Draconcio, dirigida al rey Chindasvinto, otra al obispo Protasio de Tarragona aceptando el encargo que este le había hecho de que compusiera algunas oraciones y una misa para san Hipólito, y una tercera a su amigo y maestro Braulio. La obra más importante de Eugenio es una colección de 102 poemas (Carmina) de gran variedad métrica y de temática existencial como la enfermedad, la vejez y la muerte, y caracterizados por su sencillez y lenguaje directo. De estos poemas se conservan sólo antologías, desconociéndose en muchos casos su fecha de composición. Tuvieron amplia difusión dentro y fuera de Hispania, pudiéndose ver su influencia en autores del Renacimiento carolingio. Desempeñó un importante papel como “reformador” de la liturgia en relación con las disposiciones del IV Concilio de Toledo encaminadas a la unificación del rito hispánico. Aunque se sabe que compuso himnos litúrgicos, el único himno que se le atribuye con unanimidad es el 127 dedicado a san Hipólito. En la lista de obras perdidas de Eugenio se incluye un ‘Opúsculo sobre la santa Trinidad’ (Libellus de sancta Trinitate); un ‘Libro de poesías diversas’ (Libellus diuersi carminis metro) y otro ‘Libro en prosa de género diverso’ (Libellus diuersi operis prosa). El profesor Díaz le atribuye muy verosímilmente el ‘Decreto sobre el obispo Potamio’ (Decretum pro Potamio episcopo) del X Concilio de Toledo, condenando el pecado de adulterio de Potamio, obispo de Braga. Quírico fue obispo de Barcelona en la segunda mitad del siglo vii. Es uno de los firmantes de las actas del X concilio de Toledo (656). A partir de las actas de los concilios suscritas por su sucesor Idacio en la sede de Barcelona se admite como año de su muerte el 666. De su correspondencia se conservan tres cartas; dos a Ildefonso de Toledo. En una, de finales del 656 o principios del 657, da las gracias a Ildefonso por la copia que le ha enviado de su ‘Sobre la virginidad de santa María’ (De uirginitate sanctae Mariae). En ella elogia además su “capacidad para exponer de forma asequible

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el misterio de la Encarnación y del nacimiento de Cristo”. En su respuesta, conservada, Ildefonso atribuye ese mérito a Dios. En la segunda, escrita entre los años 657-666, cuando ya Ildefonso era obispo de Toledo, Quírico lo anima a “arrojar su luz sobre los pasajes oscuros de las Escrituras” y le pide que le mande lo que escriba. Ildefonso en su respuesta, también conservada, le dice que sus obligaciones le impiden dedicarse al estudio de las Escrituras. La tercera carta está dirigida a Tajón de Zaragoza, que le había enviado, para que lo leyera, un ejemplar de sus Sententiae, sobre distintos aspectos de la doctrina cristiana a partir de escritos de Isidoro, Agustín y Gregorio Magno. Quírico elogia su trabajo y lo anima a continuarlo. Esta carta está incluida en el manuscrito de las Sententiae. Hay bastante unanimidad, como se ha dicho, en atribuir a Quírico los himnos 106 a san Cucufate y 116 a santa Eulalia de Barcelona. Paulo Álbaro de Córdoba nació probablemente en Córdoba en torno al año 800, en el seno de una familia de holgada posición, lo que pudo permitirle dedicarse al estudio. Estaba casado y posiblemente tuviera hijas. Tradicionalmente se le ha supuesto un origen judío a partir de estas palabras: ‘Mi padre es Abraham, porque mis mayores descendieron de ese mugrón’ y ‘por fe y por linaje soy hebreo’ (Pater meus Abraham est, quia maiores mei ex ipsa descenderunt traduce y fide et gente hebraeus sum) contenidas en la carta XVIII que dirige al cristiano Bodo, convertido al judaísmo con el nombre de Eleazar, y al que a su vez intenta atraer de nuevo al cristianismo. La muerte de su amigo Eulogio debió de ser motivo de su gran decaimiento, llegando incluso a recibir el sacramento de la penitencia en el año 861, aunque no murió hasta el 863. Cabe pensar que fue objeto de veneración, pues en el calendario de Recemundo el día 7 de noviembre se dedica a su recuerdo. Su vida y su obra estuvieron marcadas por el movimiento de los martirios voluntarios, que tuvo lugar en Córdoba a mediados del siglo ix. Sus Epistulae, “interesante muestrario de personajes y sucesos”, incluyen catorce cartas más ocho de sus corresponsales. Doce de ellas se conservan en el códice 1 de la Biblioteca Capitular de Cór-

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doba, en un orden distinto del cronológico, según conclusiones de Del Cerro y Palacios29, para quienes las cartas VII-VIII, que recogen su correspondencia con el abad Esperaindeo, maestro de Álbaro y de su amigo Eulogio, serían las más antiguas, anteriores al año 840. Las cartas XIV-XX, que recogen la correspondencia entre Álbaro y el judío Eleazar, ya citado, seguirían a estas, pues la XVI se data con seguridad en el 840. Las cartas I-VI, de tema retórico y teológico, que recogen su correspondencia con su amigo Juan de Sevilla, serían posteriores al 848 y anteriores al 851. Las cartas IX, dirigida al médico Romano, X, titulada “de un obispo a otro obispo” y de remitente y destinatario anónimos, y XI-XIII, dirigidas al obispo Saulo de Córdoba (850-861), en un principio firme defensor de los martirios voluntarios, se datarían entre 860 y el 861. Finalmente las dos cartas dirigidas a su amigo Eulogio, en respuesta a las que este le dirigió cuando aparecieron su ‘Memorial de los santos’ (Memoriale sanctorum) y su ‘Testimonio del martirio’ (Documentum martyriale), nos son conocidas sólo por la copia que en el siglo xvi hizo Ambrosio de Morales del códice Ouetensis, hoy perdido. En medio de la controversia que el movimiento de los martirios voluntarios desató entre los cristianos que lo aprobaban y los que incluso lo consideraban un pecado, en el 854 escribe ‘Guía luminosa’ (Indiculus luminosus) con dos partes; la primera es un elogio de estos mártires voluntarios y una defensa de estos martirios, y la demostración de que Mahoma es un falso profeta, es el Anticristo. El martirio de su amigo Eulogio, que tuvo lugar el 11 de marzo del 859, le llevó a escribir la Vita Eulogii. Finalmente, entre el año 861, en que recibe la penitencia in extremis, y el 863, en que muere, escribió su Confessio. Nos quedan también once Carmina, escritos en torno al año 850, a los que hay que añadir el himno 118 ‘Vuelve hoy la celestial fiesta del santo’ (Almi nunc reuehit festa polifera) para alabanza de su amigo Eulogio el día 11 de marzo, festividad del mártir, un ‘Epitafio de san Eulogio‘ (Epitaphium sancti Eulogii) y una ‘Oración G. del Cerro Calderón y J. Palacios Royán, Lírica mozárabe, Introducción, comentarios, texto latino y traducción, Málaga, 1998, p. 5-30. 29 

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de Álbaro’ (Oratio Albari). Thorsberg30, partiendo de las coincidencias entre el poema cuantitativo en hexámetros que Álbaro compuso en honor de san Jerónimo y el himno 126 a san Jerónimo ‘Cristo es la fuerza, la sabiduría del Padre’ (Xristus est uirtus, patris sapientia), atribuye a Álbaro la paternidad de este himno, que debió de ser compuesto, según ella, entre el 849 y el 851. Y también a él piensa que puede atribuirse el epitalamio 207, ‘Con gloriosa tuba, pueblo de Cristo, renueva’ (Tuba clarifica, plebs Xristi, reuoca), tras establecer (p. 137-149) la relación entre términos usados en este himno y los usados por Paulo Álbaro en su poesía. Eulogio nació en Córdoba a principios del siglo ix y padeció martirio también en Córdoba el 11 de marzo del 859. Por la Vita Eulogii de su amigo Álbaro y por noticias contenidas en sus propios escritos sabemos que era de familia acomodada y que estudió con el abad Esperaindeo como Álbaro, época en la que se forja su amistad. En el año 848, ya sacerdote, marchó a Cataluña con el propósito de pasar a Francia para localizar el paradero de algunos de sus hermanos, que eran mercaderes. No pudo atravesar los Pirineos y se dirigió a Navarra, alojándose en casa del obispo Wiliesindo y después con los monjes de San Zacarías. De aquí se dirigió a Zaragoza, donde se enteró de que sus hermanos estaban en Mainz. Decidió regresar a Córdoba pasando por Bílbilis (Calatayud), Arcóbriga (en el término municipal de Monreal de Ariza, Zaragoza), Sigüenza, Complutum (Alcalá de Henares) y Toledo. Llegó cargado de códices que faltaban en las bibliotecas de Córdoba, entre ellos de autores clásicos. “Su interés por el latín no tenía sólo una motivación literaria, sino que ligaba la vigencia del cristianismo a la de esta lengua”. Su fe combativa le llevó a enfrentarse a los musulmanes, que no toleraban las expresiones públicas de la fe cristiana. Defendió los martirios voluntarios, sobre todo después de que se ejecutara en pocos días a quince cristianos, entre ellos el sacerdote Perfecto. En el año 851 fue encarcelado junto con el obispo Saulo de Córdoba por seguir defendiendo los martirios voluntarios en contra de la 30 

B. Thorsberg, 1962, p. 107-136.

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opinión del obispo Recafredo de Sevilla. Aprovechó su estancia en la cárcel para escribir, hasta que el 29 de noviembre del mismo año fue liberado junto con los demás presos. El gesto de buena voluntad de las autoridades musulmanas no impidió que siguieran los martirios voluntarios. Entonces, por iniciativa del emir y presidido por Recafredo, se convoca un concilio de todos los obispos sobre los martirios voluntarios, defendidos por el obispo Saulo. El concilio prohibió los martirios voluntarios, si bien elogiaba a los cristianos que habían sufrido martirio entre los años 850 y 852. Tampoco su prohibición impidió los martirios que incluso aumentaron tras la subida al trono de Mohammed I a la muerte de su padre Abderramán  II, siendo martirizados entre el 853 y 857 diecinueve cristianos más. En el año 858 unos monjes de Saint-Germain-des-Prés llegaron a Córdoba con el propósito de recoger reliquias de los mártires. Sansón, abad de Peñamelaria, y Saulo les entregaron los restos de Jorge, Aurelio y Sabigotona (también llamada Natalia) y la ‘Pasión de los santos mártires Jorge, monje, Aurelio y Natalia’ (Passio sanctorum martyrum Georgii monachi, Aurelii atque Nataliae), considerada desde los estudios de Jiménez Pedrajas como una “segunda edición aumentada” del relato contenido en el ‘Recuerdo de los santos’ (Memoriale sanctorum), llevada a cabo por Eulogio. En este mismo año Eulogio fue propuesto para ocupar la sede de Toledo que había quedado vacante, pero ante la oposición del emir, los obispos decidieron que continuara vacante mientras Eulogio viviera. A principios de 859 Eulogio fue apresado por haber acogido en su casa a Leocricia, conversa cristiana. Tras su profesión de fe fue decapitado pocos días antes que Leocricia. Los restos de Eulogio fueron arrojados al Guadalquivir, de donde los rescataron los cristianos para darles sepultura en la iglesia de San Zoilo, donde estuvieron hasta que en el 884 el rey Alfonso III los trasladó a Oviedo, desde donde volvieron a Córdoba en el siglo xviii. Toda su obra guarda relación con el movimiento de los martirios voluntarios de la Córdoba de mediados del siglo ix. El ‘Recuerdo de los santos’ (Memoriale sanctorum), escrito en parte durante su prisión, lo forman tres libros y dos cartas, la que dirige a su amigo Álbaro, exponiéndole la finalidad de la obra, y la contes-

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tación de este. En el primer libro recoge y combate los argumentos de quienes afirmaban que Perfecto y los otros once cristianos ejecutados en junio del 851 no podían ser considerados mártires. Los otros dos libros son una crónica de las persecuciones que tuvieron lugar en Córdoba entre el 851 y el 856 con una misma estructura: presentación del futuro mártir, educación, vocación al martirio, enfrentamientos al Islam, martirio y triunfo. El ‘Testimonio del martirio’ (Documentum martyriale) “es una exhortación a Flora y María, cristianas de ascendencia musulmana prisioneras en espera de martirio, para que no decayeran en su fe”. No está claro si pertenece a esta misma obra o debe ser considerada como una obra distinta la oración final, en la que Flora y María piden tener fuerza para el martirio y piden también por la Iglesia y por Eulogio. Se nos han conservado tres cartas, además de las incluidas en sus obras, ‘Carta primera a Álbaro’ (Epistula prima ad Albarum), ‘Carta segunda a Baldegotona’ (Epistula secunda ad Baldegothonem), ambas del 851, en las que Eulogio anuncia la muerte de Flora y María a su amigo Álbaro y a Baldegotona, hermana de María. Y ‘Carta tercera a Wiliesindo’ (Epistula tertia ad Wiliesindum), el obispo de Pamplona en cuya casa se había alojado. Fue probablemente en el 858 cuando Eulogio escribió ‘Libro en defensa de los mártires’ (Liber apologeticus martyrum), que incluye la defensa de los mártires voluntarios, “una biografía despectiva” de Mahoma y el relato del martirio de Rodrigo y Salomón, los dos últimos mártires de los 18 que murieron entre el 853 y el 857, que inspiraron esta obra. Todas las obras de Eulogio se conservan en copias del siglo xvi de un manuscrito procedente de la catedral de Oviedo, probablemente del siglo xi, con una lengua muy corregida por Diego Ponce de León y Ambrosio de Morales. Thorsberg31, que edita y estudia en todos sus aspectos el himno 113 a santa Eufemia, ‘He aquí que como estrellas resplandecientes’ (Ecce micantia ueluti sidera), tras comparar la lengua del himno y la de Eulogio, llega a la conclusión de que es posible atribuirlo a él 31 

B. Thorsberg, 1962, p. 7-42, 103-106.

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o a alguien de su entorno. Esta opinión es compartida por Díaz, Szövérffy y Gil32 . Menos segura es la atribución de los himnos 111 a santa Dorotea y 167 a san Sebastián.

Los himnos. Historia y significado Los himnos en la Iglesia de Occidente Los primeros cristianos que usaron los himnos como cantos religiosos fueron los de la Iglesia oriental, donde parece que al principio tuvieron carácter privado (psalmoí idiōticoí), antes de llegar a ser himnos litúrgicos33. Entraron a formar parte de la liturgia con san Efrén (306-373), que, siguiendo la tradición bíblica y judeo-cristiana, compuso unos ‘Cantos ortodoxos’ para contrarrestar el éxito de los cánticos de Bardesanes (154-222), llenos de errores doctrinales. De aquí pasan a la Iglesia greco-bizantina y de aquí a la Iglesia occidental. La himnodia, “la primera poesía latino cristiana, es el último de los géneros latino-cristianos cultivados”, pues los primeros cristianos sospechaban de la poesía latina pagana hasta el punto de que llegó a ser prohibida por Tertuliano de Cartago (150/170-230) y por Hipólito de Roma (mitad del s. iii). Se temía que el lector, atraído por sus versos, abrazara las creencias religiosas que contenían34. Esta situación cambió en el primer cuarto del siglo  iv con la libertad de culto de Constantino. Lucio Celio Firmiano Lactancio (245?-325?)35 escribió un poema ‘Sobre el ave Fénix’ y el sacerdote hispanorromano Gayo Vetio Aquilino Juvenco (sabemos que escribió en el 330) redactó en hexámetros los ‘Cuatro libros de los 32  M. C. Díaz y Díaz, 1958-1959, p. 540; J. Szövérffy, 1971b, p. 55 y J. Gil Fernández, 1976, p. 187. 33  La más antigua colección de himnos cristianos que ha llegado a nosotros son las Odas de Salomón, en griego, de comienzos del siglo ii. 34  Cfr  Agn. Conf., 1,  13,  20-22; 14,  23; 16,  25; 17,  27; 18,  28; B.  M.  Peebles, The Poet Prudentius, Nueva York, 1951, p. 25. 35  Africano, del 300?, convertido al cristianismo, al que los humanistas llamaban el Cicerón cristiano por la pureza de su lengua.

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Evangelios’ (Euangeliorum libri quattuor), dedicado a cantar la gesta de la Redención, “el primer intento de himnodia litúrgica en Occidente”, aunque sin mucho éxito. Juvenco vierte el contenido del Evangelio de san Mateo “en los moldes tradicionales de la poesía épica” y aplica recursos estilísticos propios de esta, convirtiéndose así en el primer poeta épico cristiano. El nuevo mensaje del Evangelio “se encarna en la tradición literaria del paganismo”, adaptándose al lenguaje épico pagano en cuanto al uso de términos y de fórmulas de transición; “acomodando el Evangelio al episodio épico siempre que es posible”; usando con abundancia adjetivos, epítetos, compuestos al modo épico, etc. y recurriendo finalmente a su metro, el hexámetro, con abundante uso de espondeos, que dan solemnidad a su lenguaje36. Fue probablemente Juvenco, según Fontaine37, quien con su obra abrió la vía por la que “la tradición viva de la poesía romana se introduciría hasta el corazón de la liturgia romana”. Ejemplo seguido por los poetas cristianos Hilario38, Ambrosio39 y Prudencio, y por otros muchos himnodas de la antigüedad tardía y del Medievo, la mayoría anónimos, como los autores de nuestros himnos, sobre los que ejercieron una gran influencia Ambrosio y sobre todo Prudencio. Del tercer cuarto del siglo iv es Hilario de Poitiers (315?-367), el primer autor cristiano latino de himnos de la Iglesia de Occidente, que los importó de Oriente con el fin de combatir la himnodia arriana. La himnodia era un poderoso medio para difundir la herejía y también para refutarla. Sólo nos quedan tres himnos de Hilario, desiguales en extensión y también en calidad y cada uno en un metro distinto. Esta himnodia latina cristiana, todavía vaci-

36  Me ha sido de gran utilidad el interesante artículo de M. D. Castro Jiménez – V. Cristobal – S. Mauro, ‘Sobre el estilo de Juvenco’, in Actas del I simposio de latín cristiano, Bibliotheca Salmanticensis, Estudios 130, Salamanca, 1990, p. 211-219. 37  J. Fontaine, 1974-1975, p. 318-358. 38  En los tres fragmentos de su poesía conservados la mitología clásica se adapta a la exposición de los misterios cristianos. 39  En Ambrosio se cuentan 418 imitaciones ciertas de la poesía de Virgilio y 248 inseguras.

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lante, no llegó a tener la fortuna de los himnos de Arrio (256-336), para quien Cristo es sólo hombre. Del último cuarto del siglo  iv es Ambrosio de Milán (340397), verdadero padre de la himnodia litúrgica de Occidente, que sintetiza “una triple herencia de tradiciones hímnicas: judía, griega y latina” y de la que “deriva toda la himnodia medieval que le debe la forma característica y además la inspiración”40. De Ambrosio nos han quedado trece himnos, con claras relaciones litúrgicas, escritos en dímetros yámbicos de cuatro versos por estrofa y de ocho estrofas cada uno. En ellos se pueden distinguir dos series, una de siete himnos para las horas y para las fiestas de Navidad, Epifanía y Pascua, y otra de seis himnos para fiestas de mártires. Estas dos series se encuentran igualmente en los himnos de Prudencio, en los que Fontaine41 no ve diferencia de naturaleza con los de los anteriores. Como san Hilario, san Ambrosio pretendía combatir a los arrianos con una himnodia ortodoxa. En los seis himnos que Ambrosio dedica a los mártires hay paralelos textuales sobre todo de Virgilio y Horacio y recuerdos de la tradición poética romana. La apertura de estos dos obispos a las formas de la cultura antigua les ha valido muchas veces el calificativo de “humanistas”. Del último cuarto del siglo iv es también Aurelio Prudencio Clemente (348-410), poeta de una Hispania todavía romana y considerado el primer autor hispano de himnos y el segundo poeta lírico después de Horacio. Su figura, que destaca por su actitud renovadora frente a sus contemporáneos Comodiano y Rufino, domina este primer periodo de nuestra himnodia llamado por algunos “romano”. De su obra aquí nos interesan, por su importancia himnológica, el ‘Libro de las Horas’ (Cathemerinon) y ‘La corona de mártires’ (Peristephanon), que continúan, como hemos dicho, la distinción en dos series de los himnos de Ambrosio. En Prudencio, como en los anteriores, los recuerdos directos e indirectos de la tradición poética romana, especialmente de VirgiJ. Fontaine, 2008, p. 12. Interesante estudio del que, igual que del artículo anteriormente citado, me siento especialmente deudor, como podrá ver el lector. 41  J. Fontaine, 1974-1975, p. 332. 40 

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lio, servirán para expresar “de modo nuevo la nueva función de la poesía”, distinta por su temática y por sus fines, una poesía para-litúrgica, que “puede ya considerarse como medio de glorificación de Dios y vía de conversión personal”, compuesta para satisfacer las necesidades literarias de cristianos cultos, “cimentando los nuevos valores ético-religiosos bajo veste alegórica y figurativa”, vertiendo ‘el vino nuevo en los odres viejos’, en palabras del Evangelio42 . Los himnos de Prudencio son extensos y de metros variados, y en ‘La corona de mártires’ se concede gran espacio a los diálogos profundos y a las escenas crueles. Los himnos de Prudencio circularon ampliamente por la Península en la época romano-visigoda y ejercieron una poderosa influencia sobre la himnodia posterior, incorporándose algunos de ellos a la liturgia hispánica43.

La himnodia hispánica de los siglos v, vi y vii44 Si son pocos los testimonios latinos de los siglos  v a  vii que se conservan en Europa, se puede decir que la situación en España es peor aún. Casi nada sabemos del siglo v, llamado “el siglo silencioso” por los escasos monumentos que nos ha dejado, debido al proceso de destrucción de códices como consecuencia de las invaJ. Szövérffy, 1971b, p. 16; de especial interés es el estudio de E. Fernández Vallina, ‘¿Vino nuevo en odres viejos? Expresión de un conflicto a principios del siglo V’ in Actas del I simposio de latín cristiano, Bibliotheca Salmanticensis, Estudios 130, Salamanca, 1990, p. 245-254. Los himnos de Prudencio “se caracterizan, según Fernández Vallina (1990, p. 252), por su calidad literaria, cuidada prosodia y rica imaginación y además por el uso del simbolismo, tipología y alegoría, introducidas en la himnodia latina por Ambrosio de Milán. Cristo es aquí el Despertador del alma, el Juez, la Paloma”. 43  La existencia de himnos propiamente litúrgicos en Prudencio y las palabras de la monja Egeria, cuando, al referirse a la vigilia pascual dice (cfr Eger., Pereg. 38, 1): ‘Pero las vigilias pascuales se hacen como entre nosotros; sólo esto se hace de más aquí, que los neófitos, cuando han sido bautizados y vestidos, cuando salen del baptisterio, son conducidos con el obispo primero a la Anástasis’. (Vigiliae autem paschales sic fiunt, quemadmodum ad nos; hoc solum hic amplius fit, quod infantes, cum baptidiati fuerint et uestiti, quemadmodum exient de fonte, simul cum episcopo primum ad Anastase ducuntur.), llevan a concluir que ya en este siglo iv las iglesias de Hispania empezaban a formar su propia liturgia. 44  Para este periodo he utilizado especialmente los estudios de M.C. Díaz y Díaz, 1976 y C. Codoñer, 1991, p. 209-267. 42 

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siones bárbaras, y sólo nos han llegado algunos gracias a la intervención de eclesiásticos. La situación es más lamentable si tenemos en cuenta el alto nivel que alcanzó la cultura en España en los siglos vi y vii con las grandes figuras de la Iglesia visigoda. “Las invasiones del 409-411 de pueblos bárbaros con costumbres, religión y lengua distintas y más tarde, en el año 531, el traslado de la sede del reino visigodo, primero a Barcelona y después a Toledo, representan el comienzo de un nuevo periodo cultural, cuando la vinculación con el Imperio Romano es ya prácticamente inexistente, consumándose así el aislamiento de la provincia de Hispania”. Sigue cultivándose la literatura pagana, pero las letras quedan en manos de eclesiásticos y se produce un predominio de la literatura cristiana, en el que destacan las figuras del historiador Orosio (383-420) y del poeta Merobaudes, que floreció en tiempos de Valentiniano III (425-455) y en cuya obra se refleja la influencia de Virgilio, Lucano y Estacio. El siglo vi supuso desde el punto de vista político la aceptación de lo que ya era una realidad: la desaparición del Imperio Romano y el asentamiento de los visigodos en Hispania. Las instituciones culturales comienzan una recuperación y “es la Iglesia, que participa incluso en responsabilidades políticas, la encargada de proteger y transmitir los valores culturales y religiosos, lo que le permite controlar la enseñanza en las escuelas episcopales y monacales”, donde muy probablemente recibieran su primera instrucción también los pocos escritores laicos de la época. Consecuencia de esto es la “eclesiastización” de la literatura, por su temática y porque son clérigos quienes la cultivaban. La situación se prolongará hasta finales del siglo vii, en que empieza a producirse un cambio en la concepción de lo literario45. A finales del siglo vi, con Leovigildo (573-586) primero, y con su hijo Recaredo (rey entre 586 y el 601 en que murió) después, surge una conciencia nacional, se produce una “fusión racial y la unidad politico-religiosa, con una problemática reflejada sobre todo en la oposición entre ortodoxo-católicos y hereje-arrianos, operándose muy pronto la identificación godo-arriano y católico-hispa45 

M. C. Díaz y Díaz, 1976, p. 53 ss.; C. Codoñer, 1991, p. 209-267.

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norromano”46. Estos últimos por su cultura, la cultura latina, van a desempeñar un importante papel en la España visigótica. Gracias a ellos la tradición cultural latina experimenta un rebrote que tendrá su expresión en la revalorización de la cultura antigua; en la creación de escuelas y de bibliotecas; en el desarrollo de la grafía, la llamada visigótica; en la redacción de numerosos textos eucológicos para la liturgia, la llamada liturgia hispánica; en la adopción de himnos de fuera de nuestras fronteras y en la composición de otros nuevos dentro, que forman la himnodia hispánica, la verdadera y puede decirse que única poesía visigoda47. La nueva situación propicia la llegada a la Península de figuras como la de Paulo de Mérida (p. s. vi-560 sup.), Martín de Braga o de Dumio (c. 520-20.3.574) y el abad Donato, que llegó antes del 570 con un grupo de monjes y su rica biblioteca. Las zonas que reciben esta inmigración se convierten así en centros de la cultura, desde donde se extiende su influencia a otras zonas: el Oeste con Martín de Braga; Levante con Justo de Urgel (f. s. v-6.8.546 pos.), Liciniano de Cartagena (p. m. s. vi-s. m. s. vi), Severo de Málaga (s. vi-f. s. vi) y Juan de Gerona o de Bíclaro (c. 540-621), y la Bética con Leandro (c. 535-c. 600), Isidoro (c. 560-636) y Sisebuto (s. m. s. vi-2.621). A la muerte de Isidoro surgen otros centros como Mérida, Zaragoza y Toledo y se produce “un cambio en la uniformidad literaria del periodo anterior, cuya expresión más característica es el cultivo de la poesía” con figuras como Braulio (c. 585-651), Tajón de Zaragoza (c.  600-c.  683), Eugenio II de Toledo (f. s VI-657), Ildefonso (c. 607-23.1.667), Julián de Toledo (c. 644-6.3.690) y autores anónimos de poesía, de himnos, etc. El rebrote cultural que se produce con Leovigildo y sobre todo con Recaredo alcanza todo su esplendor en el siglo vii gracias a la fusión entre hispanorromanos y visigodos, como se ha dicho; a la incorporación de estos últimos a la cultura latina; a la acción de la Iglesia, “que dirige un proceso de renovación intelectual para elevar el nivel cultural de sus ministros, con lo que se asegura además durante siglos el monopolio de la cultura en España”. 46  47 

M. C. Díaz y Díaz, 1976, p. 12 ss. F. J. E. Raby, 1953, p. 128; M. C. Díaz y Díaz, 1976, p. 23 ss.

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Es el llamado ‘periodo visigodo’ de nuestra himnodia, dominado por las grandes figuras de la Iglesia visigoda, que tanto van a influir en nuestra liturgia. Empiezan a llegar a la Península los himnos de Ambrosio y los de sus imitadores, los llamados “ambrosianos”, pero al mismo tiempo surgen voces que se oponen a su inclusión en la liturgia, porque, decían, era irrespetuoso mezclar la palabra de los hombres con la palabra de Dios. No hay que olvidar que en Hispania los himnos habían sido usados por los priscilianistas para propagar más fácilmente sus errores doctrinales. El concilio de Agde (506) los prohibió en la liturgia de las horas y, más tarde, también el concilio de Braga (563), para acabar con la herejía, ordena que ‘no se cante en la iglesia ninguna composición poética fuera de los salmos’ (extra psalmos … nihil poetice compositum in ecclesia psallatur). La reacción a este extremismo llegó primero con el III concilio de Toledo (584), que, presidido por san Leandro, configuró el rito hispánico y fijó un corpus de himnos para ser cantados, y después en el IV concilio de Toledo (633), promovido por san Isidoro, que unifica el rito de las iglesias de Hispania e impone en su canon 13 el uso de los himnos en la liturgia. Esta nueva situación, unida al florecimiento de la cultura y de las letras durante el s. vii, favoreció la creación poética. En este siglo, como ya se ha dicho, se componen la casi totalidad de los himnos visigóticos: obra de obispos y abades hispanos, y del clero secular que además tuvo un importante papel en su difusión. Favoreció además la llegada de numerosos himnos extranjeros y la consolidación de los que ya habían entrado, que se extendieron como consecuencia de la unificación de la liturgia. A pesar del importante desarrollo de la liturgia hispánica durante este periodo, su contenido y los recursos formales que utilizaron los autores de sus piezas eucológicas no son de origen visigodo, sino que continúan la antigua tradición hispanorromana.

La himnodia hispánica de los siglos viii-xi Para Américo Castro la invasión árabe del 711 supuso “la ruptura más grave del itinerario espiritual de España en toda su historia”, pero con la invasión comienza en España, según él, el desarrollo

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nacional y cultural, al que contribuyen visigodos cristianos, árabes y judíos48. Esta ruptura cambió de pronto la historia de la Península y “de no haberse producido habría tenido un carácter bastante diferente”, según Szövérffy49. Se rompió, según Díaz50, la estructura política de la España visigoda, pero en nada cambió el aspecto cultural, que paulatinamente el tiempo sí fue modificando. No hubo, pues, una súbita ruptura con el periodo visigodo, que siguió siendo el referente cultural de los autores cristianos, que vivían de su herencia. Como dice Fontaine51, “Ni en el tiempo ni en el espacio la cultura mozárabe puede concebirse como desligada de las tradiciones vivas de la cultura latina en Occidente”. Durante los siglos viii-ix la cultura mozárabe (entendido el término como el resultado de la evolución hispano-romano-visigoda bajo el dominio de los árabes hasta la llegada de la cultura del románico), continúa la tradición cristiana antigua y las letras latinas siguen cultivándose en las escuelas monacales y catedrales, formando no sólo a futuros eclesiásticos, sino también a laicos, como ya se ha dicho. Pero la escasez de medios tendrá una repercusión negativa en su funcionamiento, mientras la cultura islámica experimenta un gran florecimiento52 . Ante esta situación reaccionan mozarabías como la de Córdoba, produciéndose en la segunda mitad del siglo ix en el terreno cultural un repunte de las letras latinas. Consecuencias de este repunte son la revalorización de los autores clásicos, que influirán en escritores como Eulogio y Paulo Álbaro (si bien no directamente, sino a través de los Padres de la Iglesia y de los antiguos autores cristianos53), “cuyo ideal, el martirio voluntario, es, como dice Fontaine, el primum mouens de sus obras martirológicas”54; la concepción de la creación literaria; la espiritualidad del martirio voluntario: “los mozárabes viven, en medio de enemigos de su fe, una situación análoga a la de los crisA. Castro, La Realidad histórica de España, México, 1966, p. 144 ss. J. Szövérffy, 1971b, p. 41. 50  M. C. Díaz y Díaz, 1976, p. 205. 51  J. Fontaine, 1975, p. 102. 52  P. Pablo Herrera, 2005, p. 18-24. 53  J. Fontaine, 1975, p. 106. 54  J. Fontaine, 1975, p. 123. 48 

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tianos-mártires del s.  iii”; el tráfico de libros y la restauración y copia de códices, que se llevan a cabo sobre todo en los escritorios de la zona liberada (se han conservado códices y fragmentos del rito hispánico copiados durante los siglos x y xi en los escritorios de León, San Millán de la Cogolla, San Juan de la Peña, Santo Domingo de la Calzada y Santo Domingo de Silos), pero también en los de la zona sometida al dominio musulmán (en los escritorios de las parroquias de las Santas Justa y Rufina y de Santa Eulalia de Toledo se siguió copiando los libros del rito hispánico durante los siglos xii y xiii, hasta principios del siglo xiv). En este periodo de nuestra himnodia, denominado por algunos ‘mozárabe’ y dominado por las figuras de Eulogio y Álbaro, continuó la producción de himnos, sin interrumpirse la tradición desde el punto de vista de la himnodia y la liturgia antes y después de la conquista árabe, según Messenger55. Admitiendo cierta uniformidad inicial, Pérez de Urbel observó que la himnodia “mozárabe”, esto es, de los territorios ocupados, fue desarrollándose gradualmente de forma diferente a la de los territorios del norte56, a lo que debió de contribuir en alguna medida la escasez, cada vez mayor, de medios necesarios para la copia de los códices de su rito. Se producen en esta época, como dice Fontaine, “unos cambios profundísimos” que afectan al cristianismo, especialmente “bético, en sus fundamentos más hondos, inclusive lingüísticos, culturales y quizá … hasta las mismas formas y colores de su religiosidad”57. Ya García Villada había observado en la Iglesia visigoda, “expresión entera del mundo de la cultura en la época, una tendencia a aislarse y mantener un carácter propio”, “un extraño aislamiento” que dirá Fontaine. La invasión y, después, la ocupación de Zaragoza en el 713 y a continuación de las tierras del Ebro, que constituirían lo que sería la “Marca Superior Andalusí” o frontera de Al-Ándalus, ahondan ese aislamiento. Primero, de Hispania con respecto al exterior, con una consecuencia que ha resultado positiva, pues gracias a él la liturgia hispánica se ha mantenido intacta. R. E. Messenger, 1946, p. 169. J. Pérez de Urbel, 1926, p. 305-306. 57  J. Fontaine, 1975, p. 103. 55 

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Después, iniciada ya la Reconquista, de las tierras ocupadas respecto a los territorios del norte, adonde huyen muchos cristianos llevando consigo sus libros58, mientras los mozárabes a pesar de innumerables dificultades siguieron fieles a su liturgia hasta que se les impuso la liturgia romana. Ese aislamiento de los cristianos del reino musulmán, al que apenas llegan las influencias de fuera de la Península, con nuevas instituciones y cultura y religión diferentes respecto a los cristianos del norte, motivó los abundantes arcaísmos de su lengua. Síntomas de este aislamiento son para Pérez de Urbel la inclusión de todos los himnos mozárabes en el códice de Silos, L (30.851 del British Museum), mientras que en el códice Toledano, M (10001 de la Biblioteca Nacional de Madrid), sólo hay un himno procedente de territorio cristiano, el himno 130 a Santiago el Mayor, compuesto en Asturias hacia el 785; la inclusión en el Silense de los 10 himnos que, se piensa, llegaron de fuera de la Península, mientras que en el Toledano sólo se incluyen 3; la alusión al “yugo musulmán” en los himnos compuestos en las tierras ocupadas, aunque a veces aparecen también en otros himnos medievales, mientras que en los himnos escritos en los territorios cristianos se alude con frecuencia a sucesos del reino cristiano del norte o a fiestas que entraron tardíamente en la Península.

El final de la liturgia y la himnodia hispánicas Este rito, y su himnodia, que seguía celebrándose en la España dominada por los árabes y en los nuevos reinos de León y Castilla, llegó a su fin cuando en el 1080 el concilio de Burgos decretó la adopción del rito romano en Castilla y León en su versión franco-germánica59. Cinco años más tarde, al caer Toledo en manos de Alfonso VI en 1085, se impuso también allí el rito romano, pero el Un oracional del oficio, procedente de Tarragona, se conserva actualmente en Verona. Otros enriquecieron las bibliotecas de las escuelas monásticas, donde florecía el renacimiento carolingio. De este modo, textos de origen hispánico fueron incluidos en la composición del pontifical romano-germánico. 59  Ya en el 1071 se había adoptado el rito romano en el reino de Aragón, en el 1074 en el de Navarra, y algo después en Cataluña. 58 

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rey concedió a los mozárabes de la ciudad el privilegio de poder seguir celebrando su antigua liturgia en las seis parroquias entonces existentes en Toledo60. A pesar de todo, el rito se fue abandonando poco a poco y parece que en el siglo xv también estas parroquias lo habían abandonado completamente. Se apuntan como causas, en primer lugar, las presiones que sobre el rey Alfonso VI ejercían su mujer Constanza y el papa Gregorio  VII para que impusiera completamente el rito romano, y que lógicamente repercutirían en la mozarabía toledana; la evolución que entre los siglos xi-xv este rito, “fundamentado en una teología y espiritualidad bíblico-patrística, había experimentado, influido por la nueva teología escolástica y la espiritualidad de las órdenes mendicantes”; y como probable consecuencia de todo ello la dificultad material que iban teniendo los clérigos para servirse de los códices antiguos, a la que antes hemos aludido. Pero todavía se desconocen las verdaderas razones que motivaron la supresión del rito más rico de Occidente, que había resistido la invasión primero de los bárbaros y después de los árabes. Para unos, la naturaleza sospechosa de la liturgia hispánica, cuya originalidad tanto disgustaba a Hildebrando61, aunque los textos llamados “sospechosos de adopcionismo” se podían encontrar también en la liturgia romana y aunque los códices hoy conservados pudieron haber sido manipulados para justificar su supresión. Dom Brou, estudioso de nuestra liturgia, no se explica cómo el papa Gregorio VII “pudo sentir tanto odio por la liturgia hispánica como para decretar su supresión y por qué no trató de salvar lo que en ella no estaba contaminado”. Szövérffy, por su parte, piensa que la liturgia española tenía que terminar, sencillamente “porque representaba una objeción a la unificación de Occidente bajo el estricto control de Roma, unificación que era deseada por los partidarios de la reforma gregoriana”62 . En el año 1495 el Cardenal Cisneros, comprendiendo el valor religioso y cultural de la liturgia hispánica, ordenó al canónigo Alfonso Ortiz la edición 60  Las de las Santas Justa y Rufina, San Marcos, Santa Eulalia, San Sebastián, San Lucas y San Torcuato. 61  Hildebrando Aldobrandeschi, nombre del que sería papa Gregorio VII. 62  L. Brou, 1951; J. Szövérffy, 1971b, p. 74.

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impresa del Misal y del Breviario de esta liturgia, gracias a lo cual pudo salvarse del olvido toda una tradición litúrgica, la llamada tradición B63.

Significado de los himnos Como la liturgia de la que forman parte, los himnos son ante todo expresión de religiosidad, de piedad y de culto de un pueblo, “cuya fidelidad a ese rito ancestral le había permitido guardar intacta su unión a la fe católica” durante siglos, y que finalmente “aceptó la abolición de un rito que no habían podido arrancarle los musulmanes”, como dice Dom Brou64. Un rito fundamentado en una teología y espiritualidad bíblico-patrística y caracterizado por su cristocentrismo. Los cristianos de los primeros siglos se sirvieron de los himnos para defenderse de la herejía y para atacarla como “poderosos agentes en la extensión del dogma cristiano”65. Con este fin, como 63  El misal de Ortiz fue reeditado en Roma en 1755 por A. Lesley (edición reproducida en el vol. 85 de la Patrología Latina). Posteriormente el Cardenal Lorenzana, arzobispo de Toledo, reeditó el Breviario en Madrid en 1775 (edición reproducida en el vol. 86 de la Patrología Latina) y el Misal en Roma en 1804. Sobre las dos tradiciones y su problemática cfr P. López de Ayala, 1943, p. 422; L. Brou, 1958, p. 349-398; J. Pinell, 1964, p. 195-229; 1972, p. 1305 (art. Liturgia); 1975, p. 3-44; R. Gonzálvez, 1978, p. 109; J. M. Martín Patino, 1963, p. 207-297; J. Janini, 1983, p. lx-lxii. Los libros de la tradición A son de una codificación casi perfecta. Los de la tradición B, menos en número, no llegaron a una codificación definitiva hasta muy tarde. La tradición A es considerada por algunos más antigua que la tradición B, que, según Pinell, “probablemente sea la liturgia hispánica tal y como se celebraba en Sevilla, desde donde sería trasladada a Toledo”. Para Janini, que no comparte la hipótesis de Pinell, todos los indicios apuntan a una simplificación tardía de la tradición B. Y en su opinión la única fuente para afrontar el problema de las dos tradiciones es el testimonio de los códices, no el Breviario de Ortiz. Según Martín Patino, las estructuras de la tradición A, que marcan la edad de una liturgia, son posteriores, “incluso marcan una ruptura con la tradición universal e hispánica”. 64  L. Brou, 1949b, p. 468. 65  Hay, según Messenger (1946, p.  176-177), una refutación de la doctrina nestoriana, que sacudió a la iglesia en los siglos iii-v, en el himno 3, 13-16, y de la herejía adopcionista, que amenazaba a la iglesia en España en el siglo octavo, en el 8, 2-3 y 81, 2-3. Ver también los himnos 118, 14, donde Álbaro se refiere a los peligros de la herejía que debe ser perseguida por el mártir; 126, 13 y 15, donde encontramos de nuevo una referencia a la herejía, que fue destruida por la erudición de Jerónimo.

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ya se ha dicho, san Hilario importó de Oriente este nuevo lirismo religioso y san Ambrosio lo desarrolló y perfeccionó. Al margen de su valor literario, los himnos son, como dice Blume, “de gran importancia por su fecha relativamente temprana; por la variedad de su forma; por la visión que nos proporcionan de la vida cultural en Hispania, de la evolución del latín vulgar y de la métrica; por la información que nos dan sobre la historia de la himnología cristiana antigua”66. Es evidente, pues, su valor como fuente de información de carácter literario, lingüístico, cultural, que en muchos casos ayuda a comprender mejor ciertos hechos políticos y sociales67. Son también una muestra significativa de la síntesis que se operó entre la cultura latina pagana y la cultura cristiana, que “sin abandonar el conocimiento de poetas como Virgilio, Horacio y Ovidio, …. siente la necesidad de completarse con obras poéticas transmisoras del mensaje nuevo”68. Síntesis de “una triple herencia de tradiciones hímnicas, judía, griega y latina”69. Esta última, la del lirismo clásico de época de Augusto, si por himno entendemos con san Agustín el “canto de alabanza en honor de la divinidad”. Este lirismo, según Fontaine, “cobra importancia con la llegada del cristianismo, que interioriza la relación entre el fiel y su dios como una relación de persona a persona”. Primero con Juvenco, como se ha dicho, después con Hilario, Ambrosio y Prudencio, y También hay referencias a la herejía en los himnos 93,  1 y 162,  7. Y, según Pérez de Urbel (1926, p. 132), el himno carolingio de la Cátedra de san Pedro debió de ser adoptado durante “el movimiento teológico suscitado por el adopcionismo de Elipando”, pues esta festividad, a pesar de su antigüedad, no tenía himno propio en la himnodia mozárabe. 66  C. Blume, 1897, p. 6. 67  Un simple vistazo a las notas de nuestra edición crítica (p. 735-800) o a las que acompañan esta traducción basta para comprobar hasta qué punto los himnos son un fiel reflejo del estado de “descomposición” de la lengua latina de la época, de donde su importancia lingüística. Y lo mismo cabe decir de la métrica, que en muchos casos apunta ya sólo a la rima. Y aunque algunos de los solecismos puedan atribuirse a los copistas y a su falta de preparación, no podemos olvidar que los autores de los himnos a pesar de su preparación y conocimientos difícilmente podían escapar a la influencia de la lengua hablada. 68  M. D. Castro Jiménez, 1990, p. 211. 69  J. Fontaine, 2008, p. 11.

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con los muchos himnodas que los siguieron, la mayoría anónimos como los autores de nuestros himnos. Especialmente nos referimos al lirismo de Horacio, de las Odas y sobre todo del Carmen Saeculare, en el que aparecen más claras las analogías con el himno, “porque está escrito para una liturgia pública y está cargado de un contenido ideológico, si bien aquel fue compuesto para ser ejecutado una sola vez, mientras que los himnos se repiten en el ciclo de súplicas de horas y días independientemente de su uso personal” 70. Su trascendencia fue tal que el Carmen era estudiado en la escuela y por tanto conocido por las personas cultas, en las que debió de dejar una impronta, menor, sin embargo, que la dejada por la poesía virgiliana, a la que se le atribuía un valor profético y cuyos valores morales y espirituales se adoptan, y que había marcado a los primeros poetas cristianos en su lengua, imágenes y metro. Como celebración de la Redención y expresión de agradecimiento y de súplica el himno tiene, según Fontaine, afinidades con el lirismo, pero sus elementos narrativos lo relacionan con la tradición llamada épica71. Afinidades mayores aún en los himnos de los mártires, los nuevos “héroes cristianos, cuyas hazañas se evocan en los himnos que los celebran”. Afinidades que explican la importancia de los recursos formales y temáticos que los himnógrafos cristianos del siglo iv van a sacar de las Odas, la Eneida y las Églogas, y las Metamorfosis, para cantar la “gesta vivificante de la Redención”. La himnodia cristiana, pues, continúa las tradiciones himnódicas de la antigüedad clásica y tardía del mismo modo que J. Fontaine, 2008, p. 41. En la himnodia latina antigua está presente el himno, como expresión de lírica religiosa coral, en el himno compuesto por Andrónico, que 27 jóvenes en procesión cantaron a la diosa Juno en el año 207 a. C., y en el Carmen Secular de Horacio, que en el año 17 a. C. en honor de Apolo y Diana cantaron dos coros de 27 mujeres y 27 varones. Pero también como expresión de lírica personal, presente en las odas de Horacio y en las odas triunfales, en las que los héroes romanos han desplazado a los atletas griegos, y en las que se inspira el tema de Cristo y de los mártires vencedores del demonio. También hay una afinidad entre himnodia y epopeya, atestiguada en el himno virgiliano a Hércules en los rituales arcadios del Ara Máxima y en el metro, el hexámetro, el mismo de los fragmentos del himno de los Juegos seculares del 204 d. C. y ya usado en los himnos homéricos. Cfr Fontaine, J., 1974-1975, p. 326. 70  71 

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también continúa la tradición poética bíblica, como veremos más adelante. Las imitaciones de la poesía antigua, según Fontaine, se agrupan alrededor de grandes temas (celebración de Cristo-Dios; glorificación de los mártires; vocabulario sacral y sacrificial), reempleando elementos formales y también fundiéndolos con tradiciones bíblicas. Imitación que se concreta en los himnos en distintos niveles. Hay una continuidad métrica, aunque esta métrica, como medieval, apunta ya, como se ha dicho, a la rima. Juvenco escribe su obra en hexámetros, el verso de la épica. Ambrosio consagra el dímetro yámbico, imitación de la lírica horaciana no sólo por los cuatro versos de cada estrofa y por las ocho estrofas de cada himno, sino también por la extensión sintáctica del periodo que suele abarcar dos estrofas. Prudencio llega a emplear numerosos metros clásicos, que, aunque en menor proporción que el dímetro yámbico, también se encuentran en nuestros himnos72 . Una continuidad léxica, como en la poesía de Ambrosio73, orientada a la celebración de Cristo, a quien se da el título de “señor del cielo” 74; “Cristo estaba, por así decir, predestinado a reunir la temática apolínea y solar de la poesía antigua. Se le llama con el lucrecianismo ‘fuente de luz’” 75; se invoca su venida con el virgilianismo inlabere, con el que Eneas invoca la venida de Apolo76; es presentado como el verdadero sol y el nuevo Apolo y a él se hace referencia con términos solares77. Esta continuidad aparece en el uso de virgilianismos como sanguis sacer y cruor sacer refeJ. Castro Sánchez, 2010, p. 35-37. J. Fontaine, 1974, p. 318-355. 74  Cfr 11, 1 auctor etheris; 38b, 7 celi regem; 111, 18 rex poli; 155, 2 Olimpum regis (referencia a himno y verso). 75  Cfr 9, 4 dux luminis; 13, 1 deus … luminis; 13, 12 rector … lucis; 17, 1; 74, 16; 75, 1; 93, 1; 187, 11 lux; 18, 1 lux mundi; 20, 1 lumen perpetuum; 22, 1 lucis conditor,/ lux; 24, 2 ; 35, 1 y 76, 1 lucis auctor; 25, 1 auctor luminis; 45, 1 lux uera; 107, 13 fonte … luminum; 110, 1 lux lucis; 119, 1; 123, 1; 130, 3 lux, origo luminis; 190, 1 lumen luminis; 200, 4 lux indeficiens (referencia a himno y verso). Cfr Fontaine, 1974, p. 345. 76  Cfr 6, 10; 74, 26; 188, 11 illabere; 42, 19 inlapse; 85, 34 illapsu; 188, 24 illapsa (referencia a himno y verso). 77  Cfr 1, 27 iubar; 74, 1 sol (referencia a himno y verso): el sol iustitiae de Malaquías 4, 2. 72  73 

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ridos a la sangre derramada por Cristo y por los mártires respectivamente78; en el uso de verbos de clara ascendencia hímnica79 y de términos netamente paganos80 o especialmente antiguos81; en los recuerdos de Virgilio, Horacio y Ovidio, claros en los himnos 20182 y 20383, y en los numerosos préstamos de Virgilio y de Lucrecio del 20484. Pero esta continuidad es también temática siempre que hay alguna posibilidad. En la temática de los milagros, en la que, con palabras de Fontaine, “se encuentra la vena antigua, y sobre todo ovidiana, de descripción de metamorfosis“; en la temática triunfal, que “transforma la celebración de la encarnación en un epinicio de Cristo sobre Satán”; o de los mártires, los nuevos atletas, como a veces se los llama, que salen victoriosos de su agon sobre “el sufrimiento y la muerte”. Esta imitación poética “es casi siempre funcional” e intencionada, con la “voluntad de integrar la aportación de la tradición, de engrandecer el himno cristiano con los recursos del lirismo y de la epopeya clásicos, con el objetivo de asegurar una mayor eficaCfr 27, 3; 28, 35; 32, 3; 105, 2; 198, 22 sanguis sacer; 144, 12 cruor sacer, aunque en 201, 20 se refiere a Cristo (referencia a himno y verso). 79  Cfr  resonare (22 ocurrrencias); concinere (12 ocurrencias); fau/bere, de la lengua sacral y poética, (21 ocurrencias); sacrare, de la lengua sacral, (34 ocurrencias); colere, evitado por los primeros escritores cristianos por su resonancia pagana (Blaise, 1966, p. 131, nota 4). 80  Cfr aether, arx, astra, auernus, barathrum, Charybdis, erebus, Olympus, polus, sidera, tartarus, Tonans, etc.; nouum sidus (Q. Curcio, 10, 9, 1-6 en referencia al emperador Vespasiano). 81  Como pius, que aparece en la Vulgata sólo 5 veces y ninguna en los Evangelios, y que con frecuencia, lo mismo que sacra, en los himnos está ligada a los mártires (Fontaine, 2008, p. 383); pr(a)esul del vocabulario religioso romano y que era el que abría y conducía la danza de los Salios. 82  Virg., Eneida 1, 94; Geórgicas 3, 261; Hor., Oda 1, 34, 6; Ov., Metamorfosis 6, 175; 1, 262ss. 83  Virg., Geórgicas 1, 261 (v. 7); Eneida 3, 198 (v. 1-2); 3, 204 (v. 3); 1, 90 (v. 5); 3, 196-197 (v. 9); 1, 159 (v. 14). 84  Virg., Geórgicas 1, 57 (v. 1); 1, 180 (v. 2); 1, 507 y 2, 404 (v. 3); 1, 83 (v. 4); 4, 61 (v. 10-11); 4, 97 (v. 11-12); 1, 376 (v. 4); 1, 119 (v. 27); 3, 498 (v. 28); 1, 159 (v. 31); 2, 331 (v. 32 y v. 37); 1, 468 (v. 39). Églogas 3, 42 (v. 30); 7, 57 (v. 5); 8, 4 (v. 6). Eneida 8, 242 (v. 8); 6, 237 (v. 8); 3, 514 (v. 14); 4, 241; 5, 832; 10, 97 (v. 14); 5, 851 (v. 16); 7, 758 (v. 20); 9, 353 (v. 26); 8, 244 (v. 37); 4, 578 (v. 38). Cfr Lucrecio, De la naturaleza de las cosas 1, 809 (v. 32). 78 

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cia apologética y pastoral”. Busca, como se ha dicho, poner el vino nuevo en los odres viejos y, como dice Fontaine, “apunta a convertir la una en la otra la fe cristiana y la cultura antigua”. Se utiliza la grandeza de la lírica y de la épica para solemnizar la expresión del misterio de Cristo, buscando, como se ha dicho, “el lujo para Dios”. Más esencial es la continuidad entre salmodia e himnodia. Si el himno se dirige a Cristo explícitamente, el salmo también, aunque en forma figurada. Dice Hilario que “David fue el primero que anunció al mundo en sus himnos a Cristo encarnado”. Lectura “crística” de los salmos que Fontaine descubre en Lucas 24, 44, cuando Jesús dice a sus discípulos “… porque es necesario que se cumpla todo lo escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”. Ambrosio se refiere al himnógrafo como a un “nuevo salmista” y Fontaine define el himno como “un salmo, más cristiano, más crístico, más dirigido a Cristo y a sus mártires”85. No hay solución de continuidad, pues, entre los salmos que los judíos dirigían a Yahvéh y los himnos dirigidos a un solo Dios Trino y especialmente a la persona de Cristo86. La función religiosa del himno es, según Fontaine, la de “proclamar el misterio de la trinidad y el de la persona de Cristo”, a quien la invocación de algunos himnos se dirige como ‘creador’ y ‘eterno’. También cumplen una “función pedagógica, catequética, dándose a los fieles a través de ellos una enseñanza doctrinal, moral y espiritual”; además de la función existencial, que desde el principio tuvieron, de consolar y exhortar a los cristianos en moJ. Fontaine, 2008, p. 15. Es prácticamente imposible para los biblistas distinguir entre salmo, carmen, himno y oda, todos ellos cantica laudis, según la definición de san Agustín. Cfr Ef 5, 19: (loquentes uobismetipsis in psalmis, et hymnis, et canticis spiritalibus, cantantes et psallentes in cordibus uestris Domino), ‘hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones’, y Col 3, 16: (uerbum Christi habitet in uobis abundanter in omni sapientia docentes et commonentes uosmet ipsos psalmis, hymnis, canticis spiritalibus, in gratia cantantes in cordibus uestris Deo), ‘la palabra de Cristo habite en vosotros con abundancia en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando agradecidos a Dios en vuestros corazones’. Cfr Fontaine, 2008, p. 30-31. 85 

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mentos de peligro espiritual, y también físico como en el caso de los sucesos de Milán del 386. Esta función “seductora”, “arrastradora de almas”, es la que destaca san Agustín87 cuando, siendo sólo “uno de entre muchos”, lloraba oyendo los himnos de la Iglesia y, seducido por la estética, la verdad de la fe penetraba por sus oídos y se “decantaba” hasta su corazón88. En los himnos, como dice Fontaine, “música y poesía conspiran para seducir el oído y mover el alma, para convertirla y alimentar en ella la fe del bautismo”89.

Nuestra traducción Nuestra traducción es la primera del corpus completo de los himnos de la liturgia hispánica y se ha hecho sobre el texto recientemente editado por la editorial Brepols90, si bien en algunos casos nos hemos apartado de él, como más adelante se indica. Es una traducción en prosa, no en verso, que requeriría una habilidad y sensibilidad especiales, si se quiere que la tarea tenga un resultado por lo menos digno. Además de que la traducción en verso habría exigido renunciar a la precisión y a la fidelidad al texto, nuestro primer objetivo y una exigencia constante, en aras de la cual hemos sacrificado también el deseo de conseguir una prosa más o menos bella, pudiendo incluso resultar, a veces, pesada, reiterativa y abundante, tanto como lo es en esos casos la lengua de partida. Es, como apreciará el lector, una traducción de calidad heterogénea, según el himno, como también lo es el texto latino de partida, donde por una parte encontramos himnos, como los de los padres del siglo vii, en los que hay “poesía, entusiasmo, inspiraAgn., Conf. 9, 6-7. Cfr Agn., Conf. 9, 6, 14: (Quantum fleui in hymnis et canticis tuis, suaue sonantis ecclesiae tuae uocibus conmotus acriter! uoces illae influebant auribus meis, et eliquabatur ueritas in cor meum, et exaestuabat inde affectus pietatis, et currebant lacrimae, et bene mihi erat cum eis.), ‘¡Cuánto lloré con tus himnos y tus cánticos, fuertemente conmovido con las voces de tu Iglesia que cantaba dulcemente! Aquellas voces fluían en mis oídos y se decantaba la verdad en mi corazón, y con ello ardía el sentimiento de piedad, y corrian mis lágrimas, y me sentía bien con ellas’. 89  J. Fontaine, 2008, p. 24. 90  J. Castro, 2010. 87  88 

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ción, mientras los de la última época son de un prosaísmo insoportable”91, y por otra parte himnos cuyo texto no siempre podemos decir “establecido”. En muchos himnos, pues, ha sido fácil entender el texto establecido y ponerlo en español. En algunos otros en cambio no ha sido posible entender completa y correctamente el texto, ‘abierto’, no establecido, y en consecuencia hacer una traducción comprensible o aceptable del mismo. Si siempre es difícil decir de una traducción que está más o menos “cerrada”, en el caso de algunos de estos himnos por el momento resulta imposible. La explicación a esta heterogeneidad del texto de partida tiene distintas causas: la diferente formación cultural y sensibilidad poética de los autores de los himnos, desde los grandes padres de la Iglesia visigótica, conocedores de la lengua y la liturgia, hasta esos otros autores, muchos de ellos anónimos, cuyos conocimientos de lengua y métrica, al parecer, debían de ser más bien escasos; la habilidad del autor para recoger ordenada y comprensiblemente la parte narrativa de los himnos de los santos, muchas veces incoherente y desordenada y no pocas excesivamente resumida, dificultando la comprensión del texto y haciéndola imposible cuando falta la fuente del himno, que podría arrojar un poco de luz sobre el pasaje; la distinta preparación de los copistas de los himnos, de muchos de los cuales se duda que entendieran lo que copiaban; la calidad de los manuscritos, de distintas épocas, caligrafía y escritorios, en que se nos han trasmitido los himnos, diferente tanto por los materiales empleados en su confección (tipo de piel, curtido de la misma, calidad de la tinta empleada) como por su estado de conservación, en muchos casos verdaderamente lamentable; la inclusión o no de los himnos en uno o más manuscritos: 32 himnos nos han llegado sólo a través de la edición del Breviario del canónigo Ortiz, por otra parte no siempre segura y fiable (v. g. el himno 174 a santo Tomás); otros muchos se conservan en un solo manuscrito, a veces en tan mal estado de conservación, por causas naturales o no, que su lectura resulta muy difícil, a veces imposible. La métrica, como los himnos, es variada en metros, en tipos (cuantitativa y acentuativa y cuantitativa-acentuativa) y en correc91 

J. Pérez de Urbel, 1926, p. 308.

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ción. Y lo mismo hay que decir de su lengua. Los hay de una gran corrección lingüística, pero otros muchos están escritos en una lengua en “descomposición” o en trasformación, con numerosas “anomalías” con respecto a la lengua clásica, lo que, por otra parte, les confiere un gran valor para la historia de la lengua. Son rasgos destacados de la lengua de los himnos, el gusto por la abundancia léxica, que tanto dificulta el exigible equilibrio del traductor entre la mayor fidelidad a la lengua de partida y la corrección en la lengua de llegada; el uso redundante de partículas, muchas veces de difícil traducción, pues no es fácil saber cuándo tienen una función léxica o sintáctica y cuándo son meramente expletivas; de adverbios y conjunciones (postquam deinde, tunc deinde); el uso repetido de formas de presente histórico junto a formas de pasado, con correlación de tiempos de presente y al mismo tiempo de pasado en la subordinada, y ello en la misma estrofa, etc. En nuestra traducción hemos procurado mantener el significado originario de los términos, aunque no se pueda saber en muchos casos qué razones llevaron al autor a utilizar tal palabra y no otra más apropiada al contenido de la estrofa o del himno, si bien en algunos casos puede pensarse fundadamente que las razones fueron métricas. Igualmente y siempre que lo ha permitido la lengua meta se traducen todas las partículas del texto, aun con el peligro de resultar reiterativo. En la medida de lo posible y aun a riesgo de no acertar se procura mantener en la lengua de llegada las diferencias léxicas que en la lengua de partida designan una misma realidad, aunque no se pueda saber si el autor del himno era consciente de estas diferencias92 .

92  Así para Dios creador creator, auctor, conditor, factor, sator; para el alma spiritus (espíritu divino, inspiración > espíritu, alma), animus (thymόs) (que como principio pensante se opone a corpus y a anima y como disposición del espíritu, corazón, se opone a mens: inteligencia, pensamiento), anima (psychē´) (como principio vital, soplo de vida, alma); para el pecado peccatum (como comisión del mal), delictum (como omisión del bien), crimen, facinus, scelus (como acto criminal), malum, noxa, noxium (como mal moral), labes, contagio, piaculum, sordes (como caída, mancha o como enfermedad moral), etc.

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En los títulos de algunos himnos se añade la hora litúrgica en la que debía ser cantado y así se recoge en la traducción: a nona, en vísperas, etc., esto es, para ser cantado en la hora nona, en vísperas, etc. Para evitar confusiones en las referencias a la edición, se mantiene el orden que los himnos tienen en el texto latino, aunque en la traducción este deja de ser alfabético. En algunos casos el himno, como en el texto latino, se cierra con dos o tres palabras, las primeras de la doxología, según la costumbre, generalizada en los libros litúrgicos, de enunciar con una o más palabras de su íncipit la repetición de un texto (himno, doxología, etc.). Los himnos 3, 4, 11, 12, 14, 21, 22, 23, 24, 39, 40, 82B, 82C, 88, 91, 109, 121, 150, 153, 170, 185, 194, repiten la doxología del himno 1: (Deo patri sit gloria / eiusque soli filio / cum spiritu paraclito / et nunc et in perpetuum), ‘Sea la gloria a Dios Padre y a su único Hijo con el Espíritu Paráclito ahora y siempre’. Los himnos 15, 34, 42, 44, 47, 50, 51, 53, 54, 55, 58, 59, 63, 66, 70, 77, 80, 89, 103, 154, 177, 180, 186, 198, 210, tienen la doxología del himno 89: (Presta, pater piissime, / patrique compar unice / cum spiritu paraclito / regnans per omne seculum), ‘Concédenoslo, Padre piadosísimo, y tú, unigénito igual al Padre, que reinas con el Espíritu Paráclito por todos los siglos’. El himno 52 se cierra sólo con Gloria, que podría corresponder a una de estas cuatro doxologías: (Gloria patri ingenito,  / gloria unigenito / una cum sancto spiritu / in sempiterna secula de los himnos 35, 74, 75), ‘Gloria al Padre no engendrado, gloria al unigénito junto con el Espíritu Santo por los siglos eternos.’; (Gloria tibi, domine, / qui surrexisti a mortuis, / cum patre et sancto spiritu / in sempiterna secula de los himnos 36, 65, 68), ‘Gloria a ti, Señor, que resucitaste de entre los muertos, con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos eternos.’; (Gloria tibi, trinitas, / equalis una deitas / et ante cuncta secula / et nunc et in perpetuum del himno 43), ‘Gloria a ti, Trinidad, deidad única e igual, antes de todos los siglos, ahora y por siempre.’; (Gloria patri personet / Xristoque unigenito / paraclitoque spiritu / in seculorum secula del himno 125), ‘Resuene

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gloria al Padre y a Cristo unigénito y al Espíritu Paráclito por los siglos de los siglos.’ Los himnos 116 y 122 repiten la doxología del himno 209: (Prestet hec unitas semper atque summa trinitas, / cuius est perenne nomen sempiterna claritas, / ac Deus trinus et unus regnat ante secula), ‘Que se lo conceda siempre la suprema unidad y Trinidad, cuyo eterno nombre es sempiterna luz, y reina, Dios trino y uno, antes de los siglos.’ Los himnos 99, 100, 146 y 173 repiten la doxología de los himnos 123 y 160: (Gloria patri natoque semper et paraclito, / laus, potestas atque uirtus, gratiarum copia, / quem Deum cuncta fatentur seculorum secula), ‘Gloria siempre al Padre y al Hijo y al Paráclito, alabanza, poder y fuerza, abundantes gracias a Dios, al que confiesan todos los siglos de los siglos.’ Los himnos 110 y 187 repiten la doxología de los himnos 129, 163, 171, 174: (Gloriam psallat chorus et resultet,  / gloriam dicat, canat et reuoluat, / nomini trino, deitati soli / sidera clament), ‘Salmodie el coro gloria y exulte, diga, cante y repita gloria; al nombre trino, única deidad, aclamen las estrellas.’ El himno 190 repite la doxología de los himnos 142, 164, 191 y 199: (Sit trinitati sempiterna gloria / honorque summus et potestas inclita, / que trinitas, pater patrisque filius / cum spiritu, unus Deus substantia / per cuncta regnat seculorum secula), ‘Sea a la Trinidad la gloria sempiterna y el honor sumo y el poder glorioso, Trinidad que, Padre e Hijo del Padre con el Espíritu, un solo Dios en sustancia, reina por todos los siglos de los siglos.’ El himno 193 tiene un íncipit de doxología que no aparece en ningún otro himno de nuestro corpus y que pertenece al himno ‘A ti, Cristo, esplendor del Padre’ (Tibi, Xriste, splendor Patris), de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, cuyo autor es Rabano Mauro (776-856): (Gloria patri melodis personemus vocibus, / Gloria Christo canamus, gloria paraclito, / Qui Deus trinus et unus exstat ante saecula), ‘Con melodiosas voces hagamos sonar y cantemos gloria al Padre, gloria a Cristo, gloria al Paráclito, que es Dios trino y uno antes de los siglos’.

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Traducciones anteriores El interés de los estudiosos en la liturgia hispánica es relativamente reciente y más reciente aún el interés en sus himnos, lo que explica la escasez de estudios sobre éstos y en consecuencia también de traducciones. Además de la traducción de determinados himnos estudiados por mí con anterioridad93, son muy pocas las traducciones de himnos al español que he podido localizar en soporte papel. Y con frecuencia como apéndice a un estudio determinado. Es posible que no se citen todas dada la dispersión y localismo de las publicaciones. En 1586 Ambrosio de Morales94 incluye dentro de su obra La vida, el martirio, la invencion, las grandezas, y las translaciones de los gloriosos niños Martyres San Justo y Pastor, el himno 146 en latín, seguido de una traducción castellana en octavas reales, con la siguiente presentación: “El hymno en romance, como le trasladáron en la compañía de Jesus”. A juzgar por la presentación del himno en latín (Hymnus in festo Sanctorum Justi et Pastoris, ab diuo Isidoro in suo breuiario, quod Mozarabe uulgo dicitur, ad uesperas 93  J. Castro Sánchez, “Himno mozárabe en honor de san Clemente”, Habis, 16 (1985), p. 187-201; “Notas críticas a dos himnos mozárabes”, Emerita, 58 (1990), fasc. 1, p. 139-144; “Una nueva lectura del himno mozárabe ‘Fideles Xristi praeparate mentem’” in Excerpta Philologica Antonio Holgado Redondo sacra. Cádiz, 1989, p. 159-164; “Notas críticas al texto de los himnos de tempore de la Liturgia Hispánica”, Sacris Erudiri, 1995, p. 55-88; “Los himnos de la antigua liturgia Hispánica: notas de crítica textual”, in Actas del I Congreso Nacional de Latín Medieval (León, 1-4 de diciembre de 1993), León, 1995, p. 97-103; “Himnos de la antigua liturgia hispánica”, Sacris Erudiri, 2003, p. 135-241; “Los himnos ‘Ad sancte Agate uirginis’ y ‘Festum insigne prodiit coruscum’ de la antigua liturgia hispánica. Notas críticas” in Poesía latina Medieval (siglos v-xv), edd. Manuel C. Díaz y Díaz y José Manuel Díaz de Bustamante, Firenze, 2005, p.  139-208; “El himno “Te deprecamur Domine” de la liturgia Hispánica. Notas críticas” in Actas del IV Congreso Andaluz de Estudios Clásicos (Córdoba, septiembre del 2002), Córdoba, 2006, p. 455-461; “El himno De mediante Quadragesima “Fabens redemtis uoto abstinentie” de la liturgia hispánica. Anotaciones al texto” in Actas del VII Coloquio Internacional de latín vulgar y tardío (Sevilla, septiembre del 2003), Sevilla, 2006, p. 189-201. 94  A. de Morales, La vida, el martirio, la invencion las grandezas, y las translaciones de los gloriosos niños Martyres San Justo y Pastor. En Alcalá en casa de Andres de Angulo, 1568, p. 27-30.

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institutu [sic]), ‘Himno de la festividad de los santos Justo y Pastor establecido para las vísperas por san Isidoro en su breviario, comúnmente llamado Mozárabe’, el texto fuente de Morales debió de ser el Breviario de Ortiz. Más tarde el padre Flórez recoge en español este himno bajo el título Hymno Mozárabe de S. Justo y Pastor Según el oficio antiguo y la lección del actual95 así como el himno 125 a san Geroncio bajo el título Vida de San Geroncio, Martyr, Obispo de Itálica, del tiempo de los Apóstoles; según el Hymno del Breviario Gothico, donde se celebra à 26 de Agosto. In festo S. Geruntii Episcopi96. Del Cerro y Palacios97 en un volumen dedicado a la lírica mozárabe incluyen texto latino y traducción del himno 118 a san Eulogio. Los autores se separan en alguna ocasión del texto de referencia, el que da Gil en el Corpus Scriptorum Muzarabicorum98. Dentro de la obra completa de Beato de Liébana99, Alberto del Campo Hernández da texto latino y traducción del himno 130 a Santiago. Según el autor el texto es el de Díaz, si bien se observa alguna divergencia con respecto a este. Pedro Pablo Herrera100 en su traducción de la obra de san Eulogio incluye el himno 113 a santa Eufemia, sin decir de qué texto latino parte. Ya en 1979 Vicente Moñux Cabrerizo101, sin mencionar el texto latino de partida, hace una traducción en verso de himnos litúrgicos latinos. Son 286 himnos del breviario romano, de los que 24 son himnos de nuestro corpus. La versión imita acentualmente los ritmos latinos originales, subrayados por rima asonante. Como

H. Flórez, España sagrada, vol. 7, Madrid, 1751, p. 305. H. Flórez, España sagrada, vol. 3, Madrid, 1748, p. 403. 97  G. del Cerro Calderón y J. Palacios Royán, Lírica mozárabe, Introducción, comentarios, texto latino y traducción, Málaga, 1998, p. 72-79. 98  J. Gil Fernández, Corpus Scriptorum Muzarabicorum, Madrid, 1973. 99  J.  González Echegaray et al., Obras completas y complementarias de Beato de Liébana. 2 vols, (BAC, 47), Madrid, 2004, p. 650-653. 100  P. P. Herrera Roldán, San Eulogio, Obras, Madrid, 2005, p. 253-254. 101  V. Moñux Cabrerizo, Himnos Litúrgicos Latinos. Versificación castellana libre, Sigüenza, 19794. 95 

96 

55

Introducción

suele ocurrir en este tipo de traducción, lo que se logra en belleza y elegancia de expresión se pierde en fidelidad al texto102 . A partir del texto de Lorenzana-Migne, según creo, Manuel Domínguez Merino103 traduce el himno 117, a santa Eulalia de Mérida. Son muchas las páginas que aparecen en Internet con sólo teclear un texto con las palabras liturgia, himnos, mozárabe, hispánica, etc., muy pocas en español, la mayoría en inglés, y en general conteniendo himnos del breviario romano entre los que a veces hay alguno de los incluidos en nuestro corpus. Mi agradecimiento por su ayuda a mis amigos los profesores ­Correa (U.  de Sevilla), Sotomayor (Facultad de Teología de Granada), Luque (U. de Granada), Solana, R. Pantoja y Cantón (U. de Córdoba), y don Pedro Cabello (Seminario Diocesano de ­Córdoba). Igualmente quiero agradecer a los profesores Eva ­Castro (U.  de Santiago de Compostela), Jacques Elfassi (U.  de Metz) y Paulo Farmhouse Alberto (U. de Lisboa) las observaciones y aportaciones que recogen los dos primeros en sus reseñas a Hymnodia Hispanica para la revista Habis, 43 (2012), p. 415-418, y para la Revue des Études Latines, 89 (2011), p. 299–300 respectivamente, y el tercero en su Disputatio sobre Hymnodia Hispanica para la revista Euphrosyne, nova serie-volumen XLI (2013), p. 503-510104.

Es de interés citar la traducción que al francés hace Norberg del himno 126 a san Jerónimo, acompañada de texto y comentario. Cfr  norberg, D., Manuel pratique de latin médiéval, Paris, 1968, p. 135-146. 103  M. Domínguez Merino, Himno mozárabe a santa Eulalia, Mérida, 1997. 104  El profesor Farmhouse Alberto anota dos erratas de la edición y cita un manuscrito, no citado por mi, que contiene el himno 147 a las santas Justa y Rufina y los 24 primeros versos del himno 106 a san Cucufate. Se trata, según he comprobado, de un folio suelto, perteneciente a un Liber hymnorum de la parroquia de las santas Justa y Rufina de Toledo y hoy expuesto en el Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda (no  1325-2). El texto presenta algunas variantes gráficas con respecto a la edición de Blume, y a la nuestra, y las siguientes discrepancias, coincidentes con lecturas de dos o de uno de los manuscritos, D Z, que contienen el himno: 106, 3 honora; 8 colendos; 11 aule; 17 hinc; 19 territur beatus; 23 qua; 147, 5 indita; 14 unici. 102 

56

Introducción

Quiero también expresar mi entrañable recuerdo a don Sebastián Mariner, que me sugirió dedicar mi investigación de doctorado al “latín mozárabe” bajo la dirección del profesor Gil. Don Juan Gil asumió amablemente la tarea de guiar mis primeros pasos en este difícil y apasionante camino de los himnos de la liturgia hispánica y desde entonces estuvo en todo momento dispuesto a ayudarme. A ellos mi profunda gratitud.

Erratas y cambios de lectura La traducción de los himnos me ha dado la oportunidad de corregir las erratas y errores que, a pesar de las revisiones, se han deslizado en la edición crítica. También me ha permitido reflexionar una vez más sobre el texto publicado y contemplarlo desde una óptica distinta, y como consecuencia proponer algunos cambios tanto de puntuación como de lectura. Han pasado cuatro años desde la publicación de la edición crítica. No es mucho tiempo y cualquier propuesta de cambio sería más difícil de explicar, si estuviéramos ante un texto establecido, “cerrado”, como el de un autor clásico por ejemplo, pero creo que puede entenderse, si se tiene presente la naturaleza de nuestros textos, que en no pocos pasajes dista de estar establecido y permanece “abierto” no sólo a posibles y deseables hallazgos de otros manuscritos, sino lo que es más probable a nuevas interpretaciones. Son textos, como dice el profesor Gil, bastante “inseguros”, que incluso a él le han llevado en más de una ocasión a cambiar de opinión. Creo que las nuevas propuestas mejoran en general el texto de la edición, aunque para algunos himnos probablemente haya que seguir esperando la solución (¿definitiva?) de parte de futuros estudiosos de los himnos. En algunos casos se han abandonado correcciones y se han recuperado las correspondientes lecturas de los manuscritos, aplicando así, en los casos en que no se hizo entonces, el principio de fidelidad a los testigos, que ha presidido nuestro trabajo, y los mismos criterios gramaticales en virtud de los cuales se adoptaron determinadas lecturas. Se completa también el índice de fuentes, bíblicas y no

57

Introducción

bíblicas, y la bibliografía. No se incluyen aquí los rasgos de lengua, que completarían los recogidos en la edición (p. 37-54), por considerar que no es el lugar adecuado, quedando, pues, para una publicación separada.

Erratas de la edición crítica pág

lugar

Introducción 7 n. 4 26 27 30 41 57 74 80

n. 34, l. 3 l. 32 l. 26 l. 39 l. 2 l. 6

100 y 112 l. 26 y 33 103 l. 16 122 l. 2 Edición 158 a. f. 20 159 201

a. c. 25 a. c. 19

202

v. 4:

dice

debe decir

Szövérffy, 1971, p. 20-21. Isidori anterirores presenta d: auerto (74, 11). abreviaciones AA SS, Iul.

Szövérffy, 1971b, 68. Hysidori anteriores presente

abreviaturas AA SS, Aug. Blaise, A., Manuel du latin chrétien, Turnhout, 1955. prolis 22 nota 1, p. 128-130

proles 20 nota 1, p. 3

cfr Ioh. 11, 35; Apoc. 20, 5 domino m1 conseruet (-bet L) L b

uenite, dicit, uester unus sum Deus.

58

cfr. Apoc. 20, 5 uirg. addidi conserbet (-uet b) Lb “Venite”, dicit, “uester unus sum Deus”.

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

214 218

a. c. 42 v. 39 v. 39a a. c. 12 a. c. 19 a. c. 34 a. c. 11 T. t.

thronum M Z L Iudam … expulit. ego … expulit. gestans b o l m b a mundum O H l m w uide adnot. L K l … in C R L K l m est est … Z

tronum M Z L “Iudam … expulit”. “Ego … expulit”. gestans Mone o l m a mundum O H l m

L l … in M C R L l m et et] est b║ una] huna Z arcangelus /-utpote Deus?- patrandis (p. 223, 10-11) “Melior”, inquid, “imperator seue / con ” uirilem l m b, intell. -em presidi E b Barcinon, 11, 30 uirg. addidi plebium b gl mrS “Nuntius … celica”. p. tantum uirg. scripsi dextra] scr. m1 b d

13/15 iam – precatio

221 232 264 281 297 321

v. 15 a. c. 15

324

v. 52-53

332 358

a. f. 19 v. 47-48

375

a. c. 12

425 432 433 439 447 467

a. c. 57 v. 22 a. b. 29 a. c. 22 a. c. 34 v. 54-56 a. c. 29

arcangelus, / utpote Deus? Patrandis (p. 224, 10-11) melior, inquid, imperator seue / con uirilem] scr. l m b, intell. -em presidi E B b Barcinon 2, 29-30 Barcinon] plebium b mrS nuntius … celica.

481 494 496 497

a. c. 24 a. c. 7 a. c. 7 a. b. 13/14

dextra] uide adnot. uide adnot. 13/14 iam – credulum

59

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

507

a. b. 4/6 a. c. 2 v. / a. c 43 a. f. 61/65 a. c. 22 a. f. 9/11 a. c. 5 v. 23-24

Marc. 5, 18-28 index] saciata 61/65 … carismatum nec neue] uide adnot. 9/11…infantia …intell. Cui Martinus … operuit.

580 584

v. 11 a. c. 11 a. c. 12 a. c. 8

612 639

v. 45 a. c. 18

676 697 698

a. b. 1/3 v. 9 a. c. 22

727

a. c. 3

etheris, p.etheris uirg. scripsi uide adnot. ratum] scr. b, coni. pK, ratum Y, ratus D, raptum L, datum K d, erat o, manu l m, raptum+ gL ‘ter sanctus’ sanctis] scripsi cum Gil, … Apoc. 21, 1 domine Xriste] scripsi, Xristi E L prouide]

Marc. 6, 18-28 iudex o satiata 61/70 … celestia

9/12 …inpleuit …intell. quem “Martinus … operuit”. etheris

ratum] ratus D, raptum L, datum K d, erat o, manu l m, raptum+ gL , ratum coni. pK ter ‘sanctus’ sanctis] scripsi

517 518 536 563 564 576

Adnotationes 735 n. 4, 13 739 n. 25, 5

740

n. 25, 6 n. 25, 6 n. 25, 7

propuesta interesante González, 1966, p. 103; (ut) qui nasceret cetus Cfr Norberg, 1968 Cfr Stotz … 6

60

…Apoc. 21, 2 domine, Xriste] Xristi E prouidae b

lectura interesante González, 1966, p. 183; (ut) is nasceret cecus Cfr Norberg, 1990

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

742 744

1965, p. 75. desparecería

desaparecería

746 747

n. 34, 17 n. 41, 4, l. 7 n. 65, 39 n. 72, 6

…nota h. 39, 5 Blaise, 1955, p. 315;

757 758

n. 74, 11 n. 101, 6 n. 102, 68

En grupos … 194.5. adtraere El manuscrito … dos lecturas.

760

n. 109, 1

Cfr Blaise, 1955, p. 315 Cfr Díaz, 1960, p … … lectura de E fónica o Los manuscritos E B dan E B

…nota h. 40, 5 ThLL c. 261, 8 s. u. dedico; Blaise, 1954, s. u. dedico.

adtrahere Blume no recoge la lectura macina de EL (cfr Lib …. macina) Cfr Blaise, 1955, p. 177; Cfr Díaz, 1959, p … … lectura de E fónica 0 El manuscrito E da

779

n. 109, 11 n. 110, 9 n. 113, 13 n. 115, 57, l. 1 n. 115, 57, l. 5 n. 120, 58 n. 122, 7 n. 123, 19 n. 131, 4 n. 134, 7 n. 135, 7 n. 141, 43

780

n. 145, 22

761 764 766

771

775 776

Cfr Norberg, 1968 declamo c. 181, 51 v. 15 Blaise, 1995, p. 97; Tanto ora … 73. Cfr … 7. Cfr Gil, 1976, p. 207

Como … nec-ne(ue)

61

E Cfr Norberg, 1990 declamo c. 182, 18 h. 116, 19 Blaise, 1955, p. 97;

Según Gil (1976, p. 207) “la lectura correcta es satiata, con palatalización”.

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

785

n. 162, 22

participio de futuro

786

n. 164, 33

790

n. 170, 16

33 Sabastian-, aquí y en v. 47

participio de presente 47 Sabastian-

791 792 794

n. 174, 7 n. 177, 23 n. 195, 20

Appendix 804 h. 18, l. 2 812 h. 49

826

l. 4/4

829 847

h. 116 h. 174

876

l. 4

Índices 953 l. 17

Blaise, 1955, p. 315; Blaise (1995, p. 97) Para superfluo … cfr Blaise, 1954.

estr piensa “que salió de las manos de San Isidoro “. pero que Díaz … 428) retasa al s. viii Tanto Díaz … Urbel. Blume, 1897, p. 247248 cfr … 545

32 Para hac (= ac) cfr Gil, 1976, p. 209. Blaise, 1955, p. 177; Blaise (1955, p. 97)

estrofa piensa que es obra de san Leandro o de alguien de su entorno. y Díaz … 359).

Blume, 1897, p. 248-249

presenta

presente

Cambios de lectura pág

lugar

dice

debe decir

169 170

v. 23 v. 34

placida qiete semper

placide quiete(m) semper,1

62

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

182 183 186 207 214 216

v. 7 v. 15 v. 17 v. 7 v. 44 v. 12 v. 14 v. 19

217

v. 25 v. 25a v. 27 v. 36

credentis cuius uinxerit quum trinus celitusque requisibit iussit. traditum eiectus eiectus suam … mirram uirtutis cunctus … populus

credentibus2 a cuius3 uixerit4 qua(m) tribus celitus que5 requiribit6 iussit traditum,7 electus8 electus sua … mirra9 uirtusque10 cunctum … populum rutilans11 adque obtans12 facere equs13 mortem gestans14 predictis, denarium15 numero dulcibus, spiculum mox obium Tu … sancti16 sexties17 omnes sex se18 tuasque laudes19 fraude intell. -em

218

219

221 227

240 246

251 256 273 279 286

v. 42 v. 33 v. 44 v. 45a v. 11 v. 14 v. 15 v. 15 v. 8 v. 5 v. 6 v. 9 v. 3 v. 3 v. 15 v. 12 v. 6

rutilant os adobtans faceret equum morte gustans predictis denarum numero, dulcibus. speculum nos obuium Te … sancte sexies omne sese ad laudesque fraudes

63

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

287 316 321

v. 15 v. 26 v. 11

fonte alma recurrunt, … inuicem

324 324 333 335 336 337 350 353

v. 54 v. 57 v. 35 v. 11 v. 31 v. 35 v. 16 v. 42

356 357

v. 9 v. 14 v. 14 v. 15 v. 24 v. 42 v. 43 v. 43 v. 46

nouum gratie. pronum extenta mente sacra pronum post placituri altare, elatus adgregabit nec fallit iubet, tyrannum ingredi, strenuo ille> honustus inca flagra tyranni sublimis tempora inclitum; laudanda sat … clementia magni in usque apostolum, cruciatus,

sancto20 alme21 recurrunt … inuicem, nomen22 gratie, pronus est tenta23 mente(m) sacra(m)24 pronus plebs placitura25 altare elatus, adgrababit26 fefellit iubet tyrannum, ingredi extremo27 illum> honustum28 inca agra29 tyrannus30 sublime31 tempore32 inclitum laudandus ad …clementia intell. -am33 magna intell. -am usque34 apostolum cruciatus

358

360 361 362 363

370

v. 13 v. 24 v. 8 v. 17 v. 28 v. 30 v. 37 v. 18

64

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

390 397 401

v. 2 v. 24 v. 11 v. 12

honorans confessus proprium, de uita

406 407 409 412 414 415 417 423

v. 30 v. 39 v. 92 v. 19 v. 10 v. 24 v. 61 v. 21 v. 27 v. 30 v. 57 v. 59 v. 61

honora35 confusus36 proprium deuita intell. debitam37 Teufilo intell. -um ac queque38 militat39 dimicet40 ilico pacis uel copiam41 conspiceret42 propria intell. -am et43 presidi44 quesumus adsiste, gemitis poscimus fidentes45 liuero46 serti intell. -im47 abscedere48 fenore49 nocente50 partem / quam quum superpositis51 sententia52 istic53 martirio;

442 445 447 449 476 477

v. 30 v. 16 v. 56 v. 28 v. 3 v. 15 v. 21

Teufili hanc quique militet dimicent ilico, pax sit uel copia conspicere propere set presides quesumus, adsiste gemitis, poscimus, fidenter liuer ab sertis abscindere fenorem nocentes patrem / quamquam

480 481 482

v. 14 v. 28 v. 32 v. 32

superposita sedentia istinc martirio

424 425 440

65

Introducción

pág 492 494 497

498

499 517 519 522

524 526 532 535 550 556 557 560 561 574 576 579 579 582

lugar

dice

debe decir

v. 34 v. 21 v. 16 v. 21 v. 15 v. 16 v. 24 v. 29 v. 30 v. 38 v. 41 v. 31 v. 84 v. 36 v. 39

deuito uniintra senibus ad polumque subolem senibus metu Populis … uidisse indicabit grafio Ihoannes concentibus ipsa substratus profitetur adseclam

v. 79 v. 125 v. 3 v. 4 v. 4 v. 19 v. 11 v. 40 v. 15 v. 19 v. 21 v. 11 v. 3 v. 9 v. 49

tremente, insignia sorbuit pandat cluens quo uixit, abiecta morti necetur adicit obiecta edoctus etheris, agie bis arce ultimus

deuita uni infra54 sensibus populumque55 suboles56 genibus57 mutus58 Populus … uidisset iudicabit sic stilo Ihoannem59 conuentibus ipse60 subtractus profitens adseculam61 tremente insignia, absorbuit62 pandens63 cliens64 que65 uixit habita66 mortiue detur67 edicit oblata edoctum68 etheris aye bis69 arcem70 ultimo71

66

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

586 591 592 593

v. 7 v. 2 v. 16 v. 42 v. 44 v. 48

in ineunti etate missus quo hic patronus hoc hanc apostoli Iesus Xristus dominus

ineuntis etatis72 missis quem73 hec patronum74 hec75 hec76 apostolum77 Iesum Xristum dominum78 colonis79 discerneret80 postquam81 tyranni imperant … impii82 est domnus83 decorata intell. -am quo84 obsequetibus85 festum86 istote87 iam festa uadunt88 cecinens89 quem90 altera91 reddens dominus92 precoquax93 eterna sit, trina pietas, hac94 illic95 tempore96

v. 50 595 600 607 608

v. 4 v. 31 v. 23 v. 31

612 614 618 619

v. 40 v. 2 v. 83 v. 98 v. 110 v. 1 v. 3 v7 v. 15 v. 20 v. 23 v. 52 v. 46 v. 8 v. 17 v. 17 v. 9 v. 8

622 638 639

643 650 656 657 658 678

coronis dissereret post quem tyrannus imperat … impius dominus decorata quod obsequentibus festi itote in festa uocitant recinens qui quarto reddat domini precocax ethera sit trina pietas ac illi tempora

67

Introducción

pág

lugar

dice

debe decir

685 688 695 702 705 709 710 712 713 716 717 724 727

v. 3 v. 8 v. 50 v. 15 v. 7 v. 16 v. 38 v. 29 v. 12 v. 40 v. 3 v. 11 v. 3 a. c. 3 v. 7

innouate gratiarum; principes inclitos interitu sic esequatur ipsa inguinum, concedas significet ruris Eue precibus, p. precibus uirg. scripsi confitentes

innouata97 gratiarum principes incliti98 interitus99 sit100 sequatur101 ipse102 inguinum concedes103 significat104 roris105 Eua intell. -am106 precibus

confidentes107

730

Notas 1  Siempre que en los himnos aparecen Xristus y dominus están formando un solo sintagma. Creo, pues, que aquí debería entenderse también así y consecuentemente poner coma detrás de semper (v. 34) y considerar -que como expletivo. 2  Dada la irregularidad silábica del himno y la insistencia en final asonante en -u parece que puede y debe adoptarse credentibus. 3  Dada la irregularidad silábica del himno y la presencia de esta lectura en los testigos parece que puede y debe adoptarse cuius. 4  uinxerit está tomada de manuscritos foráneos. uixerit es resultado de la tendencia del latín visigodo a extender el formante -s- a otros perfectos no sigmáticos: uicerit > uicserit (Díaz, 1959, p. 182; Gil, 1976, p. 189-190). 5  Como me propone el profesor García se corrige celitus que, que puede estar referido a sidere o a uexilo crucis y sería el sujeto de procedetur. Para el uso de que en lugar de quod cfr González, 1996, p. 133) 6  requiribit es resultado de la nivelación del tema de perfecto con el tema de presente (Díaz, 1960, p. 182; Gil, 1976, p. 189). Cfr linuit por liuit, como fugi(u)it (h. 90, 56) y capuere (h. 94, 47). 7  Me sugiere acertadamente el profesor García cambiar la puntuación en la forma que se indica. 8  Debe adoptarse la lectura de los dos únicos manuscritos, electus, que podría ser participio de perfecto pasivo (ThlL, c. 366, 5 s. u. elicio, “perf. pass. … electum?”).

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Además elicere y eligere se confunden “en los libros” (ThlL, c. 366, 20ss s. u. elicio y 376, 50 s. u. eligo). 9  Debe adoptarse mirra de Z y entender suam, referido a fraglantia, como una grafía inversa de la pérdida de -m. 10  Se puede mantener el texto del único manuscrito ad cuius uirtusque exemplum cunctis gaudet populum corrigiendo cunctis en cunctum. uirtusque puede ser un nominativo anquilosado por genitivo (cfr 111, 7 ciuitas por ciuitatis) y populum, documentado como neutro (Stotz, 1998, VIII 23.1), sería sujeto. 11  Creo que las lecturas de los dos únicos manuscritos, rutilante, rutilans, apoyan la adopción de rutilans referido a fixorios en concordancia relajada. El participio como tal va cayendo en desuso y termina usándose a veces incorrectamente (Bastardas, 1953, p. 175). 12  Frente al texto adoptado en la edición (p. 219) os adobtans … faceret, la lectura adque obtans (= atque optans), de F (v. 43), y facere, de Z, entendido como infinitivo completivo de obtans, facilita la sintaxis y comprensión de estos versos. 13  equs del único manuscrito es una simple repetición del sujeto. 14  Creo que la lectura morte(m) de Z F tiene suficientes apoyos en Prudencio Cath. 9,  83-84: (dic tropaeum passionis  … /  pange uexillum notatis quod refulgent frontibus), ‘canta el trofeo de la pasión … canta el estandarte que refulge señalando nuestras frentes’. Asimismo la conjetura de Mone gestans está apoyada por san Ambrosio, Hymn. 5, 26: (carnis tropheo cingere), ‘ármate del trofeo de tu carne’; In Luc. 10, 107: (crux supra umeros imponitur ut tropaeum … ut prius crucis suae tropaeum ipse erigeret, deinde …), ‘sobre sus hombros se pone la cruz como un trofeo … para que primero él levantara el trofeo de su cruz, después …’; y, como dice Fontaine (2008, p. 295), por la “representación figurada de Cristo triunfante, teniendo como una lanza – según el esquema plástico antiguo del doríforo – el trofeo de la cruz”. 15  denarium del códice puede ser entendido como ablativo, denarium (= denario) numero, o como acusativo, denarium numero (= numerum), ambos de duración, poniendo la coma que sigue a numero después de predictis (cfr Agn., Ciu. 11, 30, l. 6: numerus quippe senarius primus completur suis partibus…), ‘sin duda el número seis es el primero que se completa en sus partes …’ 16  Casualmente ha llegado a mis manos un folio perteneciente a un Liber hymnorum (nº 1325-2 del Museo de los Concilios y de la Cultura Visigoda de Toledo). Es el 22 de los 25 de que consta el fragmento de Liber Misticus (nº 1325-1 del mismo Museo). Está datado en el siglo x (según Mundó sería del siglo xiii) y procede de la parroquia de las Santas Justa y Rufina de Toledo. Contiene parte del Oficio In festo sancti Martini y otra parte correspondiente al Oficium unius confessoris. Al final del vuelto contiene los 10 primeros versos del himno 51 y con respecto a la edición de Blume presenta las siguientes variantes: 2 iam preterit; 4 spargitque; 6 mox ouium; 7 te om.; 8 precem (-s corr.?); 9 tu … sancti. 17  sexties es grafía a partir del ordinal sextus. 18  El parecido de los versos 13–15 con el texto de san Agustín, Ciu. 11, 30 sobre la perfección del número seis: (numerus quippe senarius primus completur suis partibus, id est sexta sui parte et tertia et dimidia, quae sunt unum et duo et tria, quae in summam ducta sex fiunt), ‘Pues el número seis es el primero que se completa con sus partes; esto es, con su sexta parte, con la tercera y con la media, que son uno, dos y tres; los que sumados se hacen > hacen seis’, nos da pie para corregir que ducta

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sese perficit (v. 15) en que (summam) ducta sex se perficit, ‘lo que sumado se hace, hace seis’, con verbo, compuesto por simple, en singular y sujeto plural neutro, referido a partibus, que podría explicarse por la mayor fragilidad en la concordancia del relativo con su antecedente y por la progresiva fosilización de los neutros (Gil, 1975a, p. 188–191). No se entiende muy bien, creo, qué quiere decir ‘lo que sumado se perfecciona a sí mismo’, traducción del texto no corregido que ducta sese perficit. 19  Parece que puede admitirse la ausencia de preposición a partir de usos de abstractos con verbos de movimiento como infitias, suppetias ire ‘ir a la negación, a la ayuda’. 20  sancto de todos los testigos puede apoyarse en Sal 19 (20), 3, mittat tibi auxi­ lium de sancto ‘te envíe socorro desde su santuario’. 21  alme, de Ortiz, está suficientemente documentado como vocativo en los autores cristianos (cfr Prud., Ham. 650 pater alme; ThlL, c. 1703, 80 ss, s. u. almus). 22  nomen es también lectura de Z, al que Blume atribuye nouum, de Ortiz. 23  Debe corregirse extenta (v. 11) de los testigos, no como Blume en extensa, sino en est temta. Ni extenta ni extensa tienen apoyo en la pasión, donde en cambio se dice que ‘Quinciano, moviendo la cabeza, ordenó que fuera recluida en una cárcel obscura’ (cfr Pass. 6: Quintianus, agitans caput, iussit eam in carcerem tenebrosum recipi). Por otra parte, el himno 88, 11, formal y narrativamente idéntico, escribe est temta y el manuscrito que lo trae, el E, es uno de los más fiables de la tradición hispánica, mientras que el himno 89 sólo nos lo transmite Ortiz, además de Lorenzana y Migne. est tenta se ha leído como una sola palabra esttenta, posteriormente se ha simplificado la geminada estenta, corregido con grafía inversa en extenta. 24  En la pasión (18) se lee: (Quumque corpus in nouo sarcofago poneretur, posuit et ille tabulam continens hoc: Mentem sanctam spontaneam, Dei honorem et patrie liberationem), ‘Y cuando se ponía su cuerpo en el nuevo sarcófago, él [el ángel] puso una tabla que decía: A un alma santa, honor de Dios y liberación de la patria’. Parece, pués, que hay que pensar en la confusión del ablativo con el acusativo por la pérdida de –m en este. 25  Creo que el contexto apoya suficientemente la corrección de Blume plebs que exige adoptar placitura de todos los testigos menos L. 26  adgrababit (= adgrauauit), del único manuscrito, está en lugar del simple grababit (= grauauit) (cfr (h)abiet = abiit por iit en estrofa 2) con un significado próximo a admonere (ThlL, c. 2315, 15, s. u. grauo). 27  En la edición crítica (p. 357) se proponía la corrección strenuo en lugar de extreno del manuscrito y de extremo, corrección de Blume, que también corregía dolore del manuscrito en dolens. Aun cuando está documentado extrenuus por strenuus (Stotz, 1996, VII 85.5), sin embargo, hoy creo mejor adoptar extremo de Blume, a pesar de que resulta un verso hipérmetro, como ocurre en 25, 20 del mismo metro. 28  A partir de honustum del único manuscrito, debe conjeturarse … inca, entendido como objeto del pasivo impersonal pertraeretur. 29  agra está por acra (con sonorización de la oclusiva sorda), neutro de acrus acra acrum en lugar de acer acris acre. 30  tyrannus es el sujeto de prespiceretur, uso de pasiva por activa (cfr  uitemur h. 11, 13 y emtus es h. 195, 53; triumphemur, Orac. 588; seruiamur, Orac. 851). Cfr Díaz (1965, p. 71), que cita como ejemplos triumphemur (Orac. 588), seruiamur

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(Orac. 851). Cfr Thorsberg, 1962, p. 64-65; Riesco, 1975, p. 37-38; Norberg, 1990, p. 151 ss.; Gil, 1972a, p. 29. 31  sublime es vocativo de un sublimus -a -um (Stotz, 1998, VIII 12.3). 32  Entendido adverbialmente. 33  A diferencia del texto propuesto en la edición crítica hoy pienso que para los versos 17-18 debe mantenerse el texto de los códices con la corrección laudandus de Blume, entendiendo clementia(m) con pérdida de -m y que como equivalente a qui, uso documentado en latín visigodo (Stotz, 1996, VII 29.6 y 1998, VIII 66.1) y en los himnos (cfr h. 38b, 3; 90, 24; 122, 8; 145, 1). Por otra parte, alme podría entenderse no como almae ‘la nutricia’, ‘la madre’, sino como una invocación al santo o incluso como un adverbio, aunque no lo he encontrado en este uso. 34  usque del manuscrito D sustituye con valor preposicional al adverbio + preposición in usque (González, 1996, p. 160; Stotz, 1998, IX 100.9). 35  Parece que existe un paralelismo sintáctico en uernans … honora (v. 1-2) y uenerans … sparge (v. 3-4). Por ello creo que sería preferible adoptar honora en lugar de honorans de la edición. 36  Parece que confusus cuenta con suficiente apoyo en la pasión como para que deba adoptarse. 37  No es necesario corregir el manuscrito deuita (v.  12), como se hace en la edición crítica (cfr p. 761, 12). Basta con admitir que deuita está por debita(m), con grafía inversa al betacismo y pérdida de -m, concertando con mortem (v. 11) y suprimir la coma que sigue a proprium (v. 11). Heredamos la deuda de muerte (‘la muerte debida’) que fue contraída por Adán y Eva y pagada por Cristo con una muerte que ‘no debía’ (cfr Agn., In euang. Ioh. 79, 2; De Trin. 13, 16; Eus. Gal., Hom. 17). 38  queque debe ser entendido como que-que, que por qui, ampliamente documentado en latín medieval (Stotz, 1996, VII 29.6 y 1998, VIII 66.1) y en los himnos (cfr 38b, 3; 90, 24; 97, 4; 122, 8; 145, 1), más -que expletivo. 39  militat puede explicarse como indicativo en oración final (Hofmann-Szantyr, 1965, p. 639; Stotz, 1998, IX 111.30, 31). 40  Puede mantenerse dimicet (v.  10) del único manuscrito, referido a eum (v. 11) no a querentium, plural en el que parece apoyarse la corrección dimicent de Thorsberg, adoptada en nuestra edición. 41  copia(m) puede entenderse como acusativo o ablativo complemento de redundet. 42  El subjuntivo sin conjunción puede explicarse por razones fonéticas o como consecuencia de la mezcla de construcciones, de infinitivo y de subjuntivo (Norberg, 1968, p. 262 ss.; Stotz, 1998, IX 109.5). 43  La idea adversativa de et es clara por el contexto y además está subrayada por soli (Stotz, 1998, X 21.2). 44  presidi es el complemento indirecto de (se) preparat (v. 57), donde se elimina el reflexivo por considerar se preparat una expresión vulgar, y lo mismo hay que decir de (se) mandat (v. 58), si bien aquí podría ser activo sin más, con sujeto él deducido del presidi anterior (Gil, 1976, p. 203; González, 1996, p. 170-171). 45  El único manuscrito que trae el himno escribe fidenter. Sin embargo, la existencia de la expresión con-fidentes in domino, y la facilidad con que se confunden -r / -s en la escritura visigótica, nos lleva a pensar que debe adoptarse fidentes.

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46  Hacia mitad del siglo xi las terminaciones -o / -os se usan como nominativo en una alta proporción (Bastardas, 1953, p. 16-18). Así pues, puede y debe adoptarse liuero (v. 16) del manuscrito, igual a liberus, en lugar de la corrección liber ab de la edición. Las formas en -rus en lugar de -er están documentadas ya desde la Antigüedad (Stotz, 1998, VIII, 23.10). 47  serti(m) del único manuscrito es adverbio, ‘con corona’ (Blaise, 1975, s. u.). 48  abscedere de Ortiz puede explicarse por la apertura de ī > e en sílaba interior tónica, en lugar de abscidere, infinitivo de presente resultante de añadir el morfema -re de infinitivo de presente al tema de pasado por la tendencia a nivelar las formas verbales. (González, 1996, p. 114; Stotz, 1996, VII 29.3). 49  fenore de los testigos se entiende como un ablativo neutro anquilosado por acusativo (= fenus), complemento directo de roget (cfr corpore = corpus en 105, 19; 126, 42; 135, 32 y iure = ius en 113, 21; lacte = lac en 142, 139). 50  nocente (v. 15) es ablativo absoluto aun con sujeto representado en la oración principal (Bassols, 1945, I, p. 459-461; González, 1996, p. 154-155). 51  Como me sugiere el profesor García superpositis está apoyado por el testimonio de Éx 25, 37; 1 M 4, 50; Mt 5, 15; Mc 4, 21; Lc 8, 16; 11, 33; Gre. Mag., In Iob; h. 141, 73-74; y además por la rima, en la que tal vez pensó Blume cuando corrigió superpositi. 52  in sententia, entendido como uno de los dos complementos de lugar de tractus, puede explicarse como resultado de la confusión entre las nociones de lugar ubi / quo, tan frecuente en el latín tardío, especialmente con la preposición in (Blaise, 1955 p. 78), o bien como una permutación entre -a / -am a consecuencia de la pérdida de -m final. En federa, el otro complemento de lugar, habría una elipsis de la preposición (cfr nota a h. 37, 3). 53  Una segunda lectura de esta estrofa aconseja algunos cambios con respecto a la lectura adoptada en la edición crítica. Parece que los dos primeros versos de la estrofa deben referirse a Juan, como se deduce de la corrección iste de Díaz (1966, p. 460) y sugiere Blume (1896, p. 187), mientras que los tres siguientes se referirían a Santiago, que fue martirizado. En consecuencia hay que poner coma tras gloriam (v.  30) y corregir istinc (v.  32) en istic (= iste), confusión fácilmente explicable, y poner punto y coma después de martirio, en este mismo verso. Para el uso de habire por abire cfr Stotz, 1996, VII 119.3, 4 e himno 95, 6. Por otra parte en el verso 34 la ‘normalidad’ gramatical, y la rima, aconsejan también adoptar deuita de M (= debita) y de l m2 b, y no deuito de L, como se hizo en la edición crítica, entendiendo iure como tal ablativo. 54  Desde la antigüedad tardía infra invade a menudo el terreno de intra (Bastardas, 1953, p. 95-96; González, 1996, p. 162; Stotz, 1998, IX 111.20). 55  populum-que, con -que expletivo, puede ser nominativo neutro (Stotz, 1998, VIII 73.2) o un uso irregular por populus (Stotz, 1998, VIII 23.1) sujeto de orans más de acuerdo con el texto evangélico (cfr Lc 1, 10). usque sustituye con valor preposicional al adverbio + preposición usque dum (González, 1996, p. 160; Stotz, 1998, IX 100.9). 56  Con nombres de parentesco a veces se encuentra el plural en vez del singular (Bassols, 1963, I, p. 25)

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57  En el Antiguo Testamento se relaciona a las rodillas con el parto y la prole (cfr Gn 30, 3; 50, 22). Blume (1897, p. 194) expresa su duda de si genibus no será igual a lumbis, donde se asientan la concupiscencia y el poder de engendrar. 58  La corrección que proponemos para los versos 29-30 mutus … / populus … uidisset iudicabit respeta más la lectura de los testigos y se ajusta también más a la fuente evangélica (Lc 1, 22). uidisset sería una completiva sin conjunción de iudicabit en vez de indicabit, confusión fácil de explicar por la semejanza de u / n en la escritura visigótica (Norberg, 1990, p. 262 ss.). 59  Iohannem del manuscrito se puede explicar como un ejemplo más del uso promiscuo de nominativo y acusativo incluso en la tercera declinación (Gil, 1971a, p. 200-201). 60  ipse por ipsa se explica como forma pronominal fija (Stotz, 1998, VIII 71.3). 61  Los códices escriben exactamente adseclam M, adsecla E. En ambos casos la l tiene un trazo transversal, indicando la abreviatura de adsecula-m. 62  Además de recuperarse la lectura de los testigos, se evita el hiato -que ipsum. 63  La enclítica piis-que (v. 3) puede tener, como otras veces, valor expletivo, con lo que se puede mantener pandens de Ortiz sin ninguna dificultad. 64  cliens (cfr 106, 3 y 195, 1) es el ‘cliente’, ‘protegido’ del patronus, como en la antigua Roma. Nosotros somos clientes, protegidos por la Redención de Cristo. ex te puede indicar la autoría (ThlL c. 1091, 60 s. u. ex). 65  Admitiendo como posible la corrección quo (v.  4) de Thorsberg (1962, p.  156-157) y su interpretación del verso, creo que se puede mantener el texto tal cual, entendiendo que de los testigos como igual a qui, uso documentado en latín medieval (Stotz, 1996, VII 29.6 y 1998, VIII 66.1), referido a Xristum (v. 2), o como femenino, referido a festa(m) (cfr 38b, 3; 90, 24; 97, 4; 122, 8). 66  habita, forma hipercorrecta a la pérdida de h, sería participio de abeo en uso transitivo (h)abita regia iussa puede ser entendido como acusativo o ablativo absoluto. 67  Para el verso 40 los testigos dan morti ne detur, que Blume corrige en morte necetur, corrección seguida parcialmente en nuestra edición crítica (p. 782, 151, 40), en la que se adopta morti necetur, entendiendo morti como ablativo por morte. Parece que la expresión morti dare, no desconocida en los textos latinos, aboga porque se mantenga la lectura de los testigos con una pequeña corrección mortiue, explicable por la fácil confusión n / u en la escritura visigótica. -ue enclítico es un refuerzo del verso o un uso expletivo (cfr 115, 11; 118, 9 y 16; 124, 11; 145, 17). Cfr Díaz, 1960, p. 195; Gil, 1976, p. 202. 68  edoctum puede estar referido a plebem masculino (Stotz, 1998, VIII 74.4), aunque también se podría pensar que encubre un edoctam por la conocida confusión u / a en la escritura visigótica. 69  aye bis a partir de ayebis del único manuscrito. La -y- de ayos (aye en el texto) no tiene valor consonántico y lo mismo que aios (aye/aie), son simplemente dos formas de transcribir agios del griego y ambas deben medirse como trisílabas. 70  Debe adoptarse arcem, de Ortiz, o entender arce(m), de L, ‘ejército’, ‘tropas’ (aquí, de ángeles) (cfr Du Cange, 1959, s. u.; Mt 26, 53). 71  ultimo de los testigos es adverbio. 72  ineuntis etatis, genitivo absoluto (Hofmann-Szantyr, 1965, p. 142).

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73  quem es el resultado de la confusión entre las nociones de lugar ubi / quo. 74  De vez en cuando en formas pronominales monosilábicas se encuentra h(a)ec en lugar de hic (Stotz, 1996, VII 30). patronum se explica como muestra del uso promiscuo de nominativo y acusativo, uso más numeroso en el caso de acusativo por nominativo que a la inversa (Gil, 1971a, p. 200-201). 75  h(a)ec aquí y en verso 48 en lugar de hoc y hanc respectivamente son usos documentados en el latín de Hispania (Díaz y Díaz, 1959, p. 190; Stotz, 1998, VIII 67). 76  Cfr nota anterior. 77  Debe llevarse al texto la lectura del manuscrito per intercessu precibus apostolum, como Blume sugiere en su aparato crítico (p.  230), sin corregir intercessu, entendido intercessum y equivaliendo a intercedentem. Ya en latín arcaico se encuentran numerosos participios en -tus, tanto de verbos transitivos como de verbos intransitivos con significado activo. (Hofmann-Szantyr, 1965, p. 290-291). 78  Iesum Xristum dominum se explica como muestra del uso promiscuo de nominativo y acusativo, uso más numeroso en el caso de acusativo por nominativo que a la inversa (Gil, 1971a, p. 200-201). 79  No parece que exista ninguna razón para no adoptar colonis de L (colones de M es resultado de la apertura de i), lectura subrayada además por la glosa de L agricolis uel cultoribus. flores podría ser metonimia por fruges. 80  discerneret ‘hacía distinción’, ‘distinguía’, pues en la estrofa anterior Sebastián distingue entre la falsedad de lo mundano y las maravillas que esperan en el cielo a los que luchan. 81  postquam puede tener el valor de post (Baehrens, Glotta 4 (1913), p. 265280), lo mismo que post (v. 26), en la estrofa siguiente tiene el valor de postquam (Hofmann-Szantyr, 1965, p. 5993 6373). Es frecuente en latín visigótico el uso pleonástico de adverbios como aquí postquam deinde. 82  Lectura de Ortiz exigida por la presencia del plural principum en la estrofa anterior. 83  Se puede mantener quam suauis est con sinéresis en sua-uis. 84  Para el uso de quo en lugar de quod por pérdida de la -d cfr Stotz, 1996, VII 194.6 y 1998, VIII 62.1. 85  obsequetibus del único manuscrito es el resultado de la pérdida de n ante t (Stotz, 1996, VII 254.4). 86  Aunque apenas afecta al sentido del texto, creo que debe adoptarse festum de los testigos entendido como adjetivo concertando con gaudium ‘el gozo festivo de este (día)’. 87  istote está por estote (= adestote) ‘estad (presentes)’, ‘acudid’ (cfr  122,  10 Adestote, sancti Dei; 167, 20 Adstote, Dei gloriosi martires). Son frecuentes los ejemplos de i por e, explicables como ultracorrección. La rareza del cambio en inicial puede explicarse fácilmente a partir de la vacilación i- / -e protéticas ante los grupos st-, sp-, sc-. 88  El único códice que trae este himno, V, dice en el verso 3 iam festa uadant; Ortiz, Lorenzana y Migne corrigen in festa uadant, corregido a su vez por Blume, que no conoce el manuscrito, en in festa uocitant. Debe adoptarse la lectura de V, admitiendo diéresis en iam, aun cuando sea monosilábico en el verso 4 (cfr Virg. Aen. I, 288, Iulo en el último pie con i vocal frente a i consonántica de Iulius en el

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primer pie) y corregir uadant en uadunt, fácil de justificar, dada la frecuente confusión u/a en la letra visigótica. Somos conscientes de la dificultad de la diéresis en iam, documentada sólo en los cómicos (cfr Quicherat, s. u. iam et s. u. Ju-lus/Iu-lus). Podría también conjeturarse iam in festa uadunt. 89  cecinens es resultado del proceso de nivelación analógica del participio de presente, al que se ha extendido la reduplicación del pasado (Díaz, 1960, p. 182; cfr 97, 7 poposcere, infinitivo presente de posco. 90  El uso de quem por quam (referido a edem del verso 13) está documentado también en Hispania; cfr Beato, Adu. Elip. 2, 758: (quae est ista uestia, quem … dixit habere eam capita septem?), ‘¿cuál es esta bestia que dijo que tenía siete cabezas?’. (Stotz, 1998, VIII 64.2; 66.9; González, 1996, p. 134). 91  altera (v. 20) de los testigos puede entenderse con el valor de alia (Stotz, 1998, IX 111.14), ‘otro día’ o con su significado habitual ‘al día siguiente’ (aunque la resurrección se produjo a los cuatro días), lo que no sería nada extraño en medio de tanta confusión como hay en el himno. 92  sanctus dominus puede ser el sujeto de conteruit, perfecto anómalo en vez del esperado contriui (ThlL c. 1127, 14; Stotz, 1998, VIII 117.1). 93  Siguiendo el criterio de la edición debe adoptarse el más correcto precoquax, neologismo, formado a partir de pr(a)ecoqua, siguiendo el modelo de otros adjetivos en -ax, como audax, dicax, etc. 94  Debe adoptarse hac de M D en lugar de ac de L y de la edición o bien entender ac como (h)ac equivalente a haec (Stotz, 1998, VIII, 60.2). 95  illic puede explicarse como una hipercorrección a partir de la supresión de -c (Stotz, 1996, VII 161.2), pero también puede ser un uso del adverbio pronominal en lugar del pronombre (Hofmann-Szantyr, 1965, p. 2091). 96  tempore(m), lectura de todos los testigos, está por tempus (Stotz, 1998, VIII 76.7 y 6). Cfr supra nota 126 fenore. 97  Creo que la comprensión de los tres primeros versos se facilita en alguna medida si en lugar de innnouate (v. 1) de M y de la edición se admite innouata de L, al que Blume atribuye innouatu. Una nueva lectura del manuscrito me ha permitido ver que tanto innouata como innouatu son posibles partiendo de la similitud entre a / u en la escritura visigótica. Y es que el primer trazo vertical de este signo (u) es sin lugar a dudas el de la u, pero el segundo, al prolongar su final, podría ser el de la a. 98  Una nueva lectura de esta estrofa nos lleva a mantener incliti (v. 50) de los testigos, como propone Díaz, sin coma, entendiendo además firmes del mismo verso como un caso de moción del adjetivo de la segunda-primera a la tercera declinación (Díaz, 1960, p. 174; 1965, p. 69; Gil, 1972a, p. 108; González, 1996, p. 99), referido a principes, a quien también se refiere facti … compotes (v. 51). 99  interitus del único manuscrito es genitivo con matiz causal ‘por lo que atañe a la destrucción’, ‘con motivo de …’ (Bassols, 1945, I, p.  278-279; Hofmann-Szantyr, 1965, p. 792). 100  Parece que sit … feriata gaudio (193, 3) aconseja admitir la corrección de Blume sit a sic del manuscrito Z. 101  Aunque puede ser válida la explicación a la conjetura esequatur de la edición (p. 797, 200, 16), creo que hay que adoptar sequatur de los testigos, que podría ser cuadrisílabo.

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Introducción

102  ipse por ipsa se explica como forma pronominal fija (Stotz, 1998, VIII 71.3). 103  concedes podría, influenciado además por la presencia de laxes del mismo verso, ser una forma de la primera conjugación en un verbo de la tercera (Stotz, 1998, VIII 106) o indicativo en oración final (Hofmann-Szantyr, 1965, p. 642643; Stotz, 1998, IX 111.30, 31). 104  significat conjugado por la tercera; cfr San Benito, Reg., 2, 25: (neglegentes … ut increpat et corripiat admonemus), ‘aconsejamos que censure y amoneste … a los negligentes’. Cfr otros ejemplos en Stotz, 1998, VIII 101. 105  roris es resultado de la apertura de u > o en sílaba tónica (González, p. 44 y Stotz, 1996, VII 52). 106  Aunque no afecta a la traducción, puede adoptarse Eua(m) de los testigos ‘a Eva y sus femeninos labios’. 107  Parece que el contexto nos inclina a adoptar confidentes de L, apuntando la posibilidad de que confitentes de la mayoría de los testigos sea una ultracorrección a la sonorización de las sordas intervocálicas.

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ABREVIATURAS ESPAÑOLAS (EN NOTAS A TRADUCCIÓN) DE NOMBRES DE AUTORES DE FUENTES NO BÍBLICAS

Agn. = Agustín de Hipona Ambr. = Ambrosio de Milán Apon. = Lucio Aponio Saturnino Arnob. Jov. = Arnobio el Joven Beato = Beato de Liébana Beda = Beda Venerable Casiod. = Magno Aurelio Casiodoro Ces. Arl. = Cesáreo de Arlés Cic. = Marco Tulio Cicerón Comod. = Comodiano Curc. Ruf. = Quinto Curcio Rufo Eger.= Egeria Enod. = Magno Félix Enodio Eus. Gal. = Eusebio Galicano Fulgo. Rusp. = Fulgencio de Ruspe Greg. M. = Gregorio Magno Hil. = Hilario de Poitiers Hor. = Quinto Horacio Flaco Isid. = Isidoro de Sevilla Jermo. = Jerónimo de Estridón Juln. Tol = Julián de Toledo Juv. = Gayo Vecio Aquilino Juvenco Lact. = Lucio Cecilio Fírmico Lactancio Lib. ord. = Liber Ordinum

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Abreviaturas españolas

Luc. = Marco Aneo Lucano Máx. Tur. = Máximo de Turín Paul. Nol. = Paulino de Nola Paul. Pér. = Paulino de Périgueux Pedr. Cris. = Pedro Crisólogo Praedest. = Predestinado Primas. = Primasio de Hadrumeto Prósp. = Próspero de Aquitania Prud. = Aurelio Prudencio Clemente Rufin. = Rufino de Aquilea Sant. Vorág. = Santiago de la Vorágine Sil. = Silio Itálico Sulp. Sev. = Sulpicio Severo Tac. = Gayo Cornelio Tácito Tert. = Quinto Septimio Florente Tertuliano Virg. = Publio Virgilio Marón

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I. PROPIO DEL TIEMPO

1. EN EL ADVIENTO DEL SEÑOR EN LA FESTIVIDAD DE SAN ACISCLO Y SUS COMPAÑEROSa

1. Regocijaos, flores de los mártires, salve, pueblos de las nacionesb, dirigid la mirada por los astros, esperad el signo de la gloriac. 2. Suenan las voces de los profetas, anuncian la venida de Jesús, gracia anticipada de la Redención por la que nos redimió. 3. Por esto resplandece nuestra mañanad y nuestros corazones se desbordan de alegría cuando resuena la voz fidedigna prenunciadora de la gloria. 4. Elevemos desde ahora un glorioso cántico de acogida por el gozo de tan grande salvación, puesto que el siglo ha sido redimido. 5. Esta fue su primera venida; vino no a castigar al siglo, sino a limpiar su herida, salvandoe lo que había perecido (Mt 18, 11; Lc 19, 10). 6. Mas ahora la segunda nos avisa que Cristo está aquí a las puertas para imponer coronas a los santos y abrirles los reinos del cielo. 7. Se nos promete la luz eterna y se nos muestra la estrella salvadora; que su brillo resplandeciente nos llame ya a la ley celestialf. 8. A ti, Cristo, solo deseamos ver, Dios como eres, de manera que tu feliz visión nos arranque totalmente del tártaro,

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I. Propio del Tiempo

9. para que, cuando vengas, redentor, con la comitiva de los mártires vestidos de blancog, nos unas entonces al bienaventurado coro del cieloh. 10. Sea la gloria a Dios Padre y a su único Hijo con el Espíritu Paráclitoi ahora y siempre. Notas a  Los himnos 1-7 están dedicados al Adviento, tiempo que en la liturgia hispánica comenzaba en torno al 17 de noviembre, fiesta de los santos cordobeses Acisclo y Victoria, martirizados en su ciudad en el año 303. Los himnos 1 y 3 se datan en el siglo vii; el 4 y el 5 tal vez se remonten a los siglos v/vi, los demás son de difícil datación. b  Las naciones que iban a ser evangelizadas. c  Cfr Prud., Cath. 12, 4. El ‘signo de la gloria’ es Cristo. Tal vez en la expresión ‘dirigid la mirada por los astros’ haya una reminiscencia de Platón, para quien los movimientos de los astros son una manifestación de la divinidad (epiphaneîs theoí). d  Nuestra mañana es Cristo (cfr nota a h. 35, 4). e  Tal vez salbando (v. 20) se podría entender también como dativo, ‘para salvar’. f  Entiendo ius … celestium (v.  28) como ‘ley celestial del Padre’ (cfr  Prud., C.  Symm. 2,  1035), aunque tal vez se pueda también entender como ius ciuitatis caelestis, ‘derecho de ciudadanía celestial’, ‘ciudadanía celestial’ (cfr ius ciuitatis Romanae, ‘derecho de ciudadanía romana’, ‘ciudadanía romana’). g  candidato (v.  34), ‘vestido de blanco’, se dice en particular de los mártires (cfr Ap 7, 9). h  Es frecuente en los himnos el uso de caelebs, celibi en el texto (v. 35), con el significado de ‘celestial’, ‘santo’. i  El Espíritu Santo es presentado como Paráclito (en griego paráclētos, ‘consolador’, ‘defensor’).

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2. PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO A LAUDESa

1. El omnipotente rey del universo vino a salvar al mundo tomando la figura de un cuerpo a semejanza nuestrab. 2. El que reina con el Altísimo entra en el vientre de una virgen para nacer en un cuerpo, a fin de romper las ataduras de la muertec. 3. Los gentiles estaban en las tinieblas, pero vieron el resplandor de la luz cuando vino el salvador a redimir a quienes creó. 4. Aquel a quien hace tiempo anunciaron los oráculos de los profetas vendrá ahora en su gloria para curar nuestras heridas. 5. Alegrémonos ahora en el Señor al mismo tiempo que en el Hijo de Dios, prestos a recibirlo en la gloria de su venida. Notas a  Cfr nota a, h. 1. b  Literalmente ‘de nuestra semejanza’. Dice san Jerónimo (Epist. 98, 4), abundando en la idea de Flp 2, 7, (nulloque, quod nostrae similitudinis est, caruit nisi solo peccato), ‘y no careció de nada de lo que es de nuestra semejanza, salvo sólo del pecado’. c  Cfr Paul. Nol., Carm. 22, 64: (huius diuino mortales munere fulti / adsequimur fragilem castis euincere factis / naturam et rigidae disrumpere uincula mortis), ‘apoyados en el don divino de este [del Verbo], los mortales conseguimos con obras puras vencer la frágil naturaleza y romper las rígidas ataduras de la muerte’.

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3. PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO A VÍSPERASa

1. Que la huesteb de Cristo grite al padre del universo las gracias que siente próximas y proclame las más grandes alabanzas. 2. Cuando el Hijo único del hacedor del orbe nos redimió, completó los oráculos del cielo en otro tiempo anunciados por los profetas. 3. El Verbo, en verdad nacidoc, cargó la culpa de nuestros crímenesd y, tomando nuestro polvo, destruyó al príncipe de la muerte. 4. Nacido de madre en el tiempo, pero eternamente del Padre, en las dos sustancias hay una sola persona divinae. 5. Viene Dios hecho hombre para que el hombre viejo hecho nuevo, renacido en Dios nacido, empiece a brillar por su nuevo cultof. 6. Por ello, por el gozo de su Natividad el pueblo renacido por la gracia, regocijándose con el trofeo de los gentiles, le dedica esta festividad cada año. 7. Que con solemnes votos se anuncie esta venida a todos los que toca en suerteg esperar la gloria de tan gran día, 8. para que, cuando la segunda sorprenda al orbe y el terror se apodere de él, la humildísima dignidad de nuestro recibimiento nos socorra. 9. A Diosh.

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Notas h. 1.

a  Este himno se encuentra también en manuscritos no hispánicos. Cfr nota a,

b  Aquí, como en el h. 35, 3, caterba (v. 1), ‘hueste’, se refiere a “los recién bautizados, seguidores de Cristo, que hacen su primera comunión este día” (Walpole, 1922, p. 25). c  proditum (v. 9) puede ser entendido como ‘nacido’, en referencia a la Encarnación, y como ‘salido (de la boca del Padre)’, en referencia a la Sabiduría. Pero, además, dada la confusión prodeo/prodo, podría ser entendido como ‘entregado’. d  Estrictamente crimen (v. 10) era la ‘acusación’; cfr Cic. Brut. 278: (Sic nos summi oratoris uel sanitate uel uitio pro argumento ad diluendum crimen usi sumus), ‘de este modo hemos empleado la corrección o los defectos de un gran orador como argumento para refutar la acusación’, y culpa la ‘ofensa’, en la que se basaba la acusación, pero en latín medieval crimen a menudo significa ‘crimen’, ‘culpa’, ‘pecado’. e  En contra del nestorianismo, que afirmaba que en Cristo había dos naturalezas distintas y separadas, una divina y otra humana. f  Queda la duda de si aquí cultu nobo (v. 18) significa ‘nueva vida’. g  conuenit (v. 27) significa ‘tocar’, ‘caer en suerte’, dicho de una herencia (Blaise, 1975, s. u. conuenio). h  Cfr Introducción, p. 52.

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4. EN LA PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO LUNES, A VÍSPERASa

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1. Verbo celestial, que procediendo y saliendo del Padre en el principiob, al nacer en el curso declinante del tiempo vienes en ayuda del orbe, 2. ilumina ahora nuestros pechos y abrásalos con tu amor para que, cuando se oigan los anunciosc [de tu venida], se alejen al fin las tentacionesd. 3. Y cuando vengas como juez a escrutar las obras de nuestro pecho, pagando [a los malos] lo merecido por sus cosas ocultase y a los justos el reino por las buenas, 4. no nos ates a los malos, condenándonos por la gravedad de nuestro crimen, sino que en compañía de los bienaventurados seamos eternamente habitantes del cielo. 5. A Diosf. Notas h. 1.

a  Este himno se encuentra también en manuscritos no hispánicos. Cfr nota a,

b  olim (v. 2) hace referencia, según Walpole (1922, p. 302), a la eterna existencia del Verbo con el Padre en contraposición a su nacimiento al final de la historia del mundo. Para el significado de olim = in principio cfr ThlL, col. 563 39, s. u. olim. c  Entiendo preconia (v. 7) como ‘los anuncios’ del Bautista, al que se le llama preco (cfr h. 135, 20 y 138, 2) y preconio (136, 3), sobre la venida de Cristo, o de los ángeles (cfr h. 82D, 8 preconio angelico). Tal vez podría también entenderse como ‘milagros de Cristo’, ‘alabanzas que motivan esos milagros’; cfr Jermo., In Matth. 3: (Hi quia per se uidere non poterant audierunt praeconia saluatoris et confessi sunt

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filium Dauid), ‘Como estos por sí no podían ver, oyeron los milagros del salvador y confesaron al hijo de David’. d  lubrica (v. 8) tiene siempre una connotación de peligro y puede referirse al ‘pecado’ mismo o a lo que hace caer en el pecado, la ‘ocasión de pecado’, la ‘tentación’. e  La presencia de bonis (v.  12) confiere a abditis (v.  11) un sentido negativo, ‘pecaminosas’ (Walpole, 1922, p. 303). obscura son ‘las tinieblas del infierno’ en algunos Padres de la Iglesia (cfr h. 13, 1; 105, 8). f  Cfr Introducción, p. 52.

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5. EN LA PRIMERA SEMANA DE ADVIENTO MIÉRCOLES, A VÍSPERASa

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1. He aquí que una vozb resuena con fuerza y sacude todas las sombras, aléjense completamente los sueños, desde el alto cielo Cristo resplandece. 2. Levántese ya de su indolencia el alma que está herida por la manchac: ya brilla la nueva estrellad para quitar toda injuria. 3. Desde lo alto es enviado el cordero para perdonar gratuitamente nuestra deuda: gritemos todos con lágrimas por su perdón 4. para que, cuando brille por segunda vez y el horror envuelva al mundo, no nos castigue entonces por nuestra culpa, sino que bondadoso nos proteja. 5. Sea la gloria a Dios Padre y a su único Hijo con el Espíritu Paráclito que reina por todos los siglos. Notas h. 1.

a  Este himno se encuentra también en manuscritos no hispánicos. Cfr nota a,

b  Tal vez se refiera a la voz del Bautista (cfr Is 40, 3; Mt 3, 1-3; Mc 1, 3; Lc 3, 3-4; Jn 1, 23). c  sorde (v. 6) es el pecado como ‘mancha’, ‘suciedad’, ‘enfermedad moral’, y el pecado original en particular. d  Cristo es la nueva estrella, que brillará por segunda vez el día del Juicio (cfr v. 14 e h. 1, 7). Cfr Ml 4, 1-2; Fulg. Rusp., Epiph. 4, 2: (horum duorum parietum unus adductus est quando pastoribus iudaeis Christum natum angelus nuntiauit; alter paries adductus est quando gentilibus magis nouum sidus apparuit), ‘una de estas dos barreras se puso cuando el ángel anunció a los pastores judíos que Cristo había nacido, la otra barrera se puso cuando a los magos de los gentiles se apareció

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una nueva estrella’. La expresión nouum sidus inluxit se encuentra ya en Q. Curcio (10, 9, 6) en referencia al emperador Vespasiano: (Proinde iure meritoque populus Romanus salutem se principi suo debere profitetur, qui noctis, quam paene supremam habuimus, nouum sidus inluxit), ‘Por tanto, por derecho y merecidamente el pueblo romano confiesa que debe la salvación a su príncipe, que brilló como nueva estrella de la noche, casi última que tuvimos’.

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6. EN LA SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO LUNES, A VÍSPERASa

1. Hijo único del Padre, a nosotros vienes por medio de una virgen, consagrándonos a todos con el rocío del bautismo, regenerándonos por la fe. 2. Viniendo altísimo del cielob, tomó la figura de hombre, volviendo victorioso de la muerte y dándonos con largueza los gozos de la vida. 3. Te lo pedimos, redentor, desciende propicio y da a nuestros corazones tu brillante luz divina. 4. Quédate con nosotros (Lc 24, 29), Señor, aparta la noche oscura, lava toda faltac y en tu bondad concédenos remedio tú, 5. que creemos que ya has venido, que también sabemos que de nuevo vendrás, y defiende con tu escudo tu glorioso cetrod. 6. Cristo, vida, salud y verdad, ayuda a los que te ruegan; que, cantando con júbilo un himno, venzamos la tentación de la envidiae. Notas a  En el texto latino el himno es “abecedario”, empezando cada verso por una letra y siguiendo el orden del alfabeto. Cfr nota a, h. 1. b  Referimos celsus (v. 5) al sujeto de prodiens, el Hijo, pensando en la existencia de una antítesis celsus / hominis (v. 6) ‘altísimo’ – ‘hombre’. Pero también podría entenderse como un uso en hipálage referido a celo, ‘del alto cielo’. c  Intentamos mantener las diferencias semánticas entre los distintos términos utilizados para designar ‘el pecado’, aunque no siempre es fácil ni posible. Parece que delictum (v. 15) debe entenderse como ‘falta’, según san Agustín (Quaest. Hept.

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3, 20, 2), que dice: ( fortasse ergo peccatum est perpetratio mali, delictum autem desertio boni), ‘asi pues tal vez el pecado es la perpetración del mal, y la falta el abandono del bien’. d  En el Antiguo Testamento Israel es el cetro (sceptrumque v. 19) de Dios (cfr Jr 51, 19); ahora, según Walpole (1922, p. 311), lo es la Iglesia. e  Cfr 1 Co 3, 3.

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7. EN LA SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO LUNES, A LAUDESa

1. He aquí que muy pronto vendrá el salvador de todos, supremo bien anhelado, cuyo advenimiento ha sido predicho. 2. Limpiemos los corazones de sus manchasb, preparando el camino al Señor, gritemos con el órgano del corazónc, ven, redentor, sálvanos. 3. Sea la gloria a Dios Padre y a su único Hijo con el Espíritu Paráclito por los siglos eternos. Notas a  Cfr nota a, h. 1. b  Las manchas del pecado. Cfr nota c, h. 5, 2. c  Cfr Sal 150, 4.

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8. EN LA CIRCUNCISIÓN DEL SEÑOR A VÍSPERASa

1. Brilla hoy el sagrado día de las octavasb, en el que se nos dice que Cristo fue circuncidado según la carne, coeterno con el Padre no por adopción, sino por generaciónc. 2. Por el Espíritud se llena el vientre de una virgen intacta, la cual, dando a luz, permaneció célibe y virgen después del parto; un Hijo casto eligió una madre sin mancha. 3. Después el anciano Simeón, lleno de júbilo, lo toma en sus brazos y le parecía abrazar la salud del Señor: “Libera ahora ya en paz estos miembros debilitados”. 4. Y Ana, que como él se conducía en la continencia, pues su esposo la había dejado viuda en la flor de su juventud, confiesa que el que llora es el príncipe del universoe. 5. Entonces, según la ley venerable, se ofrece en sacrificio el doble presente de tórtolas y palomas para indicar la pureza de cuerpo y de alma. 6. Se cumplió en él la circuncisión de la antigua ley para mostrar que él, que permaneciendo eternamente en la Trinidad lo creó todo, es el autorf de una y otra Alianza. 7. Gloria y honor siempre a Dios altísimo, al mismo tiempo al Padre y al Hijo, al excelso Paráclito, a quien la alabanza y el poder por los siglos eternos.

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Notas a  Dedicado a la Circuncisión (ya en Tiempo de Navidad), el himno está repetido, con una estrofa menos y otros pequeños cambios, en el himno dedicado a la Purificación de María (h. 81). b  El día de la Circuncisión de Jesús, a los 8 días de su nacimiento (cfr Lc 2, 21). c  Según Messenger (1946, p.  177), los versos 2 y 3 “son una refutación de la herejía adopcionista que amenazaba a la Iglesia en España en el siglo octavo”. d  Es el Espíritu el que debe operar la concepción virginal de Cristo (Blaise, 1966, p. 359). e  Parece que las palabras de Ana, la profetisa de Lc 2, 28, son las de Is. 9, 6: (Paruulus enim natus est nobis, et filius datus est nobis; et factus est principatus super humerum eius; et uocabitur nomen eius: Admirabilis, Consiliarius, Deus, Fortis, Pater futuri saeculi, Princeps pacis), ‘Nos ha nacido un niño y se nos ha dado un hijo; y el principado se ha puesto sobre su hombro; y se llamará: Admirable, Consejero, Dios, Fuerte, Padre del siglo venidero, Príncipe de Paz’. Para mundi principem (v. 12), expresión no muy frecuente referida a Dios, cfr 2 M 12, 15. f  En cuanto que su contenido fue revelado por Dios.

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9. DOMINGO ANTES DE EPIFANÍAa

1. Cordero engendrado, Señor, Verbo nacido de una virgenb, concebido sin varón, guía de luz y fuente de vida, 2. sé para nosotros salud, Hijo único de Dios, guía Jesucristo, mira propicioc nuestro ruego. 3. Nos fuiste enviado al mundo para tomar el lugar de los cautivos, para devolver la vista a los ciegos y soltar la lengua a los mudos. 4. No nos abandones, Señor, bondadoso creador de todo, muéstrate propicio y ten misericordia tú, que no deseas destruir a nadied. 5. Regente y Señor del mundo, salvador unigénito, protégenos tú de la muerte a nosotros como cautivos de tu dulce obrae. 6. Que Cristo el Señor vele, que germine nuestra fe, que el nombre del diablo esté lejos, que no pueda sorprendernos. 7. Por Jesucristo el Señor, que reina con Dios Padre y se dignó enseñarnos, creamos en la Trinidad. 8. A Dios trino y al Señor todos digamosf gloria, porque en el principio siempre el Padre estuvo con el Hijo. Notas a  En el texto latino el himno, de difícil datación, es “abecedario”. Cfr nota a, h. 6. b  El Verbo hecho carne; en cuanto a la naturaleza humana del Verbo de Dios. En el sentido que dice Gregorio Magno, Epist. 11, 52: (Nec alterius ancilla, alterius mater, quia … inuestigabili miraculo facta est et ancilla hominis per diuinitatem et mater uerbi per carnem), ‘Y no es [la Virgen] sierva de uno y madre de otro, puesto

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que … por un insondable milagro se convirtió en sierva del hombre por la divinidad y madre del Verbo por la carne’ (cfr h. 3, 3-4; 4, 1; 16, 1). c  aspice (v. 8) sugiere que la mirada que pedimos sea, además, piadosa, misericordiosa. d  Cfr Dt 10, 10; Arnob. Jov., In Psalm. 25, 3 (noli perdere cum impiis animam meam, quia dilexi decorum domus tuae et odiui congregationes malignorum), ‘no pierdas mi alma con los impíos, porque he amado el decoro de tu casa y he odiado la compañía de los malvados’. e  Entiendo opere (v. 27) como ‘la obra de la redención’. f  Se mantiene el significado más corriente de dicamus (v. 30), ‘digamos’ en vez de ‘cantemos’ que pediría el contexto, aun cuando el significado de dicere en contextos de este tipo es incierto, según Blaise (1966, p. 385, n. 2).

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10. EN EL PRIMER DÍA DE AYUNO EN EL PRIMER DÍA DE ENEROa

1. Dios, fuente de bondad, que no tienes límite para tu bien por encima del mal horrible, siempre compasivo, siempre bueno. 2. Azotamos nuestro corazón muy afligido y golpeamos nuestro pecho entristecido, derramamos el agua de nuestros ojos, inundamos nuestras mejillas afligidas. 3. Nos arrepentimos mucho de lo horrible, abominable y pésimo, muy deshonesto y sucio que hemos hecho, y confesamos toda injuria. 4. Nuestra voz se eleva y te pide: perdónanos tú, creador, dice, perdónanosb ya, grita suplicante, no tengas en cuenta los pecados cometidos. 5. Que tu ira no devore a los afligidos, que tu castigo no consuma a los debilitadosc, consuela pronto a los consumidos por el arrepentimiento y danos tu gozo. 6. Gloria y abundantes gracias a Dios eterno, que hace rodar todos los tiempos y reina antes de los siglos. Notas a  El himno es una exhortación al ayuno y la penitencia. b  Cfr Jl 2, 17. c  mestos (v. 17) y fessos (v. 18) son los ‘afligidos’ y los ‘debilitados’ por el pecado (Blaise, 1975, s. u. fessus). Por otra parte se mantiene la paronomasia conterat (v. 18) … contritos (v. 19), que en la lengua litúrgica y teológica se refieren a la ‘contrición’.

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11. LUNES DESPUÉS DE LA OCTAVA DE EPIFANÍA EN LAUDESa

1. Autor del brillante firmamento, que en una órbita estable fijaste la luna como luminaria para las noches y el sol para el curso de los días. 2. Ya la negra noche es alejadab y renace el brillo del mundo, y ya un nuevo vigor del alma nos eleva hacia lo alto llenos de bondadc. 3. El día que vuelve nos avisa que cantemos ya tus alabanzas; que el rostro más amable del cielo serene nuestros pechosd. 4. Evitemos toda tentación, que el espíritu se aparte del mal, que los actos no manchen nuestra vida, que nuestra lengua no implique culpa, 5. sino que, mientras el sol completa el día, nuestra fe sea profunda y ferviente, la esperanza nos llame a las promesas y a Cristo nos una la caridad. 6. A Dios Padree. Notas a  Este himno se encuentra también en manuscritos no hispánicos y es el primero de los ocho (11-18) para el tiempo después de Epifanía. Salvo el 17, del que se ha apuntado el siglo x como fecha de composición, los demás son de datación incierta. b  repellitur (v. 5) se entiende como pasivo ‘es alejada’, porque se entiende que es la luz del día la que empuja a la noche para que se vaya, aunque también podría entenderse como medio-pasivo, ‘se aleja’. c  Se ha adoptado el texto hispánico dulces in altum erigit (v. 8), aun admitiendo su mayor dificultad frente al de los manuscritos foráneos dulces in actus erigit: ‘nos levanta para gratas acciones’.

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d  Según Walpole (1922, p. 230), que entiende serenat (serenet del texto, v. 12) como ‘ilumina’, el significado general de la estrofa es algo parecido al de Sal 29 (30), 6. Cfr Virg., Aen. 1, 155. e  Cfr Introducción, p. 52.

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12. LUNES DESPUÉS DE LA OCTAVA DE EPIFANÍA A VÍSPERASa

1. Cristo, salvador de todos, excelso Dios de los cielos, pedimos tu gloria mientras el día en su curso declina. 2. Ya el sol, acosado por el véspero, camina a su ocaso manteniendo su órbita, envolviendo al mundo en tinieblas. 3. Que a nosotros, excelso Señor, tus servidores suplicantes, cansados por el trabajo del día, nos acoja una noche tranquila, 4. de manera que la luz del día no se retire dejando nuestras almas en la oscuridadb, sino que, protegidos por tu gracia, veamos la luz dichosa. 5. A Dios Padrec. Notas a  Cfr nota a, h. 11. b  Si, como creo, los dos primeros versos de la estrofa están inspirados en Am 8, 9, parece que dies … luminis (v. 14) debe traducirse ‘luz del día’, el día de Yahvéh. c  Cfr Introducción, p. 52.

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13. MARTES DESPUÉS DE LA OCTAVA DE EPIFANÍA EN LAUDESa

1. Dios de eterna luz, resplandor inenarrable, que vendrás como juez del díab, que ves los secretos del almac. 2. Tú posees el reino de los cielos y todo tú estás en el Verbo, por medio del Hijo lo riges todo y eres fuente del Espíritu Santod. 3. Tú, nombree trino, ves las alturas, tú, uno, eres todopoderoso, y por el admirable signo de la cruz tú eres guía de inmensa luzf. 4. Tú eres creador del mundo, tú te sientas como juez en el séptimo tronog; desde lo alto viniste humildementeh a padecer por nosotros. 5. Tú, Sabaoth omnipotente, tú, Hosannai del más alto cielo, a ti es la alabanza admirable, tú eres la primera resurrecciónj. 6. Tú eres oidor de nuestra fe, tú miras por los humildes, tú tienes como sede el alto trono, tú tienes el honor divino. 7. A Cristo, al eterno Dios, al Padre con el Espíritu Santo paguemos los dones de vidak por los siglos de los siglos. Notas a  Este himno se encuentra también en manuscritos no hispánicos. Cfr nota a, h. 11. b  Este ‘día’ para los creyentes es el ‘día último’. Según Walpole (1922, p. 231) diei (v. 3) puede ser entendido como ‘de vida’, ‘de lo que se ha hecho en esta vida’ (cfr Jn 9, 4; 1 Co 3, 13) y también como ‘del día último’, el del juicio final, que generalmente se relaciona con el Hijo, aunque como aquí también se puede referir al Padre (cfr Hch 17, 31). Cfr también este segundo valor en Rm 13, 12; Hb 10, 25. c  Cfr Rm 2, 16; 1 Co 14, 25.

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d  El agua viva simboliza al Espíritu Santo (cfr Ap 22, 1, en donde se alude a la Trinidad). e  nomen (v. 9) debe ser entendido en el sentido bíblico de ‘persona’. f  Para rector … lucis (v. 12) cfr Prud., Ham. 65. g  Dios se sienta por encima del séptimo trono, según nos dice Paulino de Nola, Carm. 32, 184: (Postque thronos septem, post tot coelestia regna / cetera pars omnis, quae cunctis eminet ultra, / quae super excedit, quae passim tendit in altum, / quae sine fine patet, quam nec mens colligit ulla, / lucis inaccessae domus est, sedesque potentis / sancta Dei, unde procul quae fecit subdita cernit), ‘y después de los siete tronos, después de tantos reinos celestes, toda la parte restante, que se eleva más allá por encima de todas, que las sobrepasa, que en todas partes tiende a lo alto, que se extiende sin fin, que ninguna mente abarca, es morada de luz inaccesible y asiento santo de Dios poderoso, desde donde ve a lo lejos sometido todo lo que hizo’. h  Creo que humilis (v. 15) ‘humildemente’ hace referencia a que Cristo, como dice san Pablo (Flp 2, 8), ‘se rebajó’, ‘se humilló’, al encarnarse para morir por el hombre, en contraposición a ex alto. i  Hosanna, término hebreo, ‘salva, pues’, se convierte en exclamación de alegría y alabanza. Sabaoth, también hebreo, es igual a exercituum, ‘de los ejércitos’, referido a ‘la milicia celeste’. j  Cfr Ap 20, 5. k  uite … munera (v. 27), ‘ofrendas de vida’, probablemente inspirado en Juvenco, Euang. 2, 227: (nec Deus hunc natum disquirere iure seuero / iudicioue truci terras expendere misit, / mitia sed populis ueniant ut munera uitae), ‘y no envió Dios a este Hijo a escrutar las tierras con una ley severa o juzgarlas con un juicio terrible, sino para que a los pueblos lleguen los dulces presentes de vida’.

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14. MIÉRCOLES DESPUÉS DE LA OCTAVA DE EPIFANÍA EN LAUDESa

1. Dios, Padre ingénito e Hijo unigénito, a quienes la unidad de la Trinidad une al Espíritu Santob, 2. nadie te invoca en vano, nunca son estériles los gritos del que ama tu luz cuando levanta al cielo su rostro. 3. Y tú, Dios, mira siempre bondadoso al que suspira, los ruegos de quienes te suplican y los corazones de quienes te confiesan. 4. El nacimiento de la luz nos avisa que te demos las gracias debidas y te cantemos alabanzas, pues la oscura noche ha pasado. 5. Te rogamos un día felizc, que con bondad y benevolencia proveas, salvador, nuestros actos de pureza permanente. 6. A Dios Padre sea la gloriad. Notas a  Cfr nota a, h. 11. b  El Espíritu “resume de alguna manera” la unidad de Dios, como se pone de manifiesto en general en las doxologías (Blaise, 1966, p. 365). c  Cfr Sal 33 (34), 13; 1 P 3, 10. d  Cfr Introducción, p. 52.

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15. JUEVES DESPUÉS DE LA OCTAVA DE EPIFANÍA EN LAUDESa

1. Por las mañanas nos levantamos y a Dios decimos alabanzas y a Jesucristo el Señor en la unidad de su gloria. 2. Salmodiamos con el coro de los santos, inclinamos nuestra cabeza y doblamos las rodillas, confesamos nuestros pecados. 3. Oremos a Dios sin cesar, venzamos al mal con el bien para pagarle perennemente el tributo de alabanza con el fruto del arrepentimiento. 4. Roguemos a Cristo y al Padre y al Espíritu de Cristo y del Padreb que nos dé su auxilio (Sal 59 (60), 13; 107 (108), 13) y rechace al envidioso enemigoc. 5. Concédenoslod. Notas a  Cfr nota a, h. 11. b  El Espíritu procede del amor recíproco del Padre y del Hijo. c  hostem (v.  16) como inimicus se refieren al Diablo ya en la lengua bíblica (cfr Jb 2, 28). d  Cfr Introducción, p. 52.

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16. PRIMER DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA A VÍSPERASa

1. Verbo del Padre altísimo y de una virgen fecundab, Jesús, dos veces nacidoc para gozo nuestro, hacedor de la carne y carned. 2. El día ha hecho su recorrido y ya ha quedado atrás, envíanos tu luz desde el cielo y, mostrándonos propicio tu favor al atardecer, acepta con benevolencia nuestra gratitud. 3. Por esto, Cristo inmenso, te cantamos a la caída del sole, para que tu luz celestial brille en nuestras tinieblas. 4. Que, mientras el sopor retiene a lo largo de la noche nuestra alma fatigada, se alejen los sueños sombríos y resplandezca puro nuestro pecho. 5. Que ninguna añagaza lasciva se insinúe en nuestro cuerpo durante el descanso, sino que nuestra alma sueñe contigo, Dios, y en ti piense nuestro corazón serenof. 6. Cantemos perpetuamente con fervor, haciendo sonar a coro con votosg y al mismo tiempo con los corazones un himno al Espírituh de Cristo y del Padre. Notas a  Himno abecedario de la A a la Z en el original latino (cfr nota a, h. 6 y 11). b  Cfr h. 9, 1. Entiendo que hay oxímoron almeque … uirgins (v. 2). c  Tal vez bis nate (v. 3) podría estar tomado de Comod., Instr. 1, 12, 9: (ex eo bis natus Dionysus ille uocatur / religio cuius in uacuo falsa curatur), ‘por eso él es llamado Dioniso, dos veces nacido, y su culto engañoso se le rinde en vano’. Cfr Agn., Serm. 199, 2: (ipse enim natus ex matre, de coelo terrae nouum sidus ostendit, qui natus ex patre coelum terramque formauit), ‘pues él mismo, que nacido del Padre

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creó el cielo y la tierra, nacido de madre, desde el cielo mostró a la tierra una nueva estrella’. d  La idea expresada en los versos 1-2 se repite en los versos 3, bis nate, ‘nacido dos veces’, y 4, carnis factor et caro, ‘hacedor de la carne y carne’. nate (v. 3) podría ser entendido también como participio sustantivado, ‘hijo’, del Padre desde la eternidad y de la virgen María en el tiempo. e  solis ad finem (v. 9), ‘a la caída del sol’, indica el tiempo cuándo y anticipa el uso normal de la misma expresión en español (Bastardas, 1965, p. 58). f  quietum (v. 20), ‘sereno’, es proléptico: nuestro corazón se serena al pensar en Dios. g  Una nueva lectura de la estrofa nos lleva a entender uotis (v. 21) con su significado propio, en el sentido cristiano más frecuente de oración, en contra de la explicación dada en la edición crítica (p. 738, 16, 21). h  Espíritu de Cristo y del Padre en cuanto que procede del amor recíproco entre ambos.

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17. SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA A VÍSPERASa

1. Oh luz, Trinidad bienaventurada y unidad primera, ya el ardiente solb se retira, derrama tu luzc sobre nuestros corazones. 2. Ya llega el tiempo de la noche, danos el descanso, protégenos al amanecer, salvador unigénito. 3. Tú, Cristo, suelta nuestras atadurasd, limpia nuestros vicios, libéranos compasivo de nuestros crímenes y perdona nuestras ofensase. 4. Te rogamos que nos escuches, te suplicamos que nos socorras, Cristo Jesús omnipotente, líbranos tú del mal (Mt 6, 13). 5. A ti por la mañana te celebramos, a ti con un himno de alabanzas por la tarde, que nuestra gloriaf te alabe suplicante por todos los siglos. Notas a  Cfr nota a, h. 11. b  Cfr Prud., Cath. 2, 25; Virg., Georg. 4, 426. c  Cfr Is 44, 3; Jl 2, 28-29. d  Las ataduras del pecado. e  Para crimina (v. 11) cfr h. 3, 3. Por otra parte facinora (v. 12) significa propiamente ‘acto’, sin una calificación moral, pero también ‘mala acción’, ‘ofensa’, ‘pecado’. indulge (v. 12), aquí transitivo, con el significado de ‘perdonar’; cfr Tert., Pud. 1, 17: (Nam et remedia uacabunt, cum crimina indulgentur; et crimina manebunt, si remedia uacabunt), ‘Pues los remedios serán superfluos cuando los crímenes son perdonados y los crímenes quedarán, si los remedios son superfluos’.

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f  Según Walpole (1922, p. 291) ‘la gloria del hombre’ en los salmos es entendida como ‘el alma’ (cfr Sal 29 (30), 13), aunque tal vez sea mejor aquí entenderla como ‘la gloria de los elegidos después de la resurrección’ (Blaise, 1966, p. 449).

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18. SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA A VÍSPERASa

1. Cristo, luz del mundo, salud y poder, que llenas el día con los rayos del sol y adornas de brillantes estrellas la negra faz de la nocheb 2. para regular en sucesivos giros el mundo entero, empujado con movimientos precisos, y disipar las fatigas de todos con el don del descanso. 3. He aquí que esta hora hace rodar al sol hacia su ocaso y al véspero, que de nuevo vuelve, hacia su orto, y enseguida todo el coro de los astros se levanta en lo alto del Olimpo. 4. Nosotros, cantando con piadoso culto en tu honor, entonamos himnos con voces santas a la vez que por todos nuestros sentidos somos movidos a cantar tus alabanzasc. 5. A ti, guía poderoso, ofrendamos incienso y al Señor presentamos esta lumbre santa, que hace caer gota a gota desde lo alto de su vértice el ardiente y húmedo néctard, 6. para que conceda nuestro ruego, nos traiga remedio, dé el perdón a nuestras faltas, fortalezca nuestros sentidose y acaricie nuestros miembros con un plácido descanso. 7. Y, aunque llegue la noche profunda, cubierta con las horribles tinieblas del mundo, que nuestra alma, sin embargo, resplandezca por el nacimiento de la fe de lo alto. 8. Aléjense las culpas, que nuestra alma por su parte velef cuando sea tentada, que ninguna turbadora sombra de espíritus errantes envuelvag nuestros sentidos.

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9. Que nuestro corazón vele en el sopor, que sueñe con Cristo el Señor siempre, que lo celebre con salmos y lo canteh con himnos día y noche; 10. que diga una y otra vez gloriai al Padre altísimo, gloria a Cristo y al Espíritu Santo, que alabe con piadosa voz al nombre trino por toda la eternidad. Notas a  El himno ha sido atribuido a veces, sin datos concluyentes, a Enodio de Pavía (†521), aunque sólo ha sido transmitido por testigos hispanos. b  Los versos 2-4, qui diem solis radiis adimples / noctis et furuam faciem corusco / sidere pingis, ‘que llenas el día con los rayos del sol y adornas de brillantes estrellas la negra faz de la noche’, recuerdan el comienzo del libro 2 de los Euangeliorum libri de Juvenco: (Iamque dies prono decedens lumine pontum / inciderat, furuamque super nox caerula pallam  /  sidereis pictam flammis per inane trahebat), ‘Y ya el día retirándose en el ocaso de su luz había caído sobre el mar y la cerúlea noche desde lo alto arrastraba por el vacío su negra capa adornada de flameantes estrellas’. c  sensibus totis (v. 15) puede también ser entendido como complemento de pangere (v. 16), ‘ … somos movidos a cantar tus alabanzas con todos nuestros sentidos’. d  guttans (v.  19) usado como transitivo por influencia de stillo. Cfr  Prud. Cath. 5, 21. e  Para firmet ut sensus (v.  23), ‘fortalezca nuestros sentidos’, cfr  Ambr., In Psalm. 35, 19: (parasti in conspectu meo mensam, in qua panis uiuus, id est uerbum Dei, in qua oleum sanctificationis, quo inpinguatur caput iusti et sensus firmatur interior), ‘ante mi vista preparaste la mesa, en la que estaba el pan de vida, esto es, el Verbo de Dios, en la que estaba el óleo de santificación, con el que se unge la cabeza del justo y se fortalece el sentido interior’. f  Entiendo inlabens (v. 30), ‘cuando resbale’, como ‘al ser tentada’. g  Cfr Virg., Aen. 2, 250-252. h  Para meditetur (v. 35) con el significado de canat cfr ThlL, col. 579, 75 s. u. meditor. i  gloria (v. 37) está lexicalizado (Stotz, 2000, VI 26.2).

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19. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA A VÍSPERASa

1. Ciudadanos del cielob, con piadosas alabanzas decid aleluya, salmodiad con diligencia aleluya perenne. 2. Desde aquí os llevarán consigo los que habitan junto a la perpetua luzc, haciendo resonar con los coros que cantan himnos aleluya perenne. 3. Os acogerá la excelsa ciudad de Dios, que, resonando con cantos alegres, eleva aleluya perenne. 4. Asumid los gozos por el feliz regreso, pagando al Señor cantos de gloria, aleluya perenne. 5. Ya recibís como vencedores la sagrada distinción de la patria celestial, donde el canto es siempre aleluya perenne. 6. Allí el honor del rey hace sonar perpetuamente en las voces sublimes himnos de alegría, aleluya perenne. 7. Estod es descanso para los fatigados, esto es comida y bebida que deleita con abundantes sorbos a quienes vuelven, aleluya perenne. 8. A ti, creador del mundo, cantamos sin cesar con dulces himnos de alabanza aleluya perenne. 9. A ti, Cristo omnipotente, te ensalza la gloriae en nuestras voces y a ti decimos aleluya perenne.

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Notas a  El himno, el primero de los 14 que se dedican al tiempo de Cuaresma, datado posiblemente en el siglo vii, se encuentra también en manuscritos no hispánicos, es de origen hispano y es considerado modelo de otros himnos y canciones. Salvo para los himnos 20-25 y 27, de datación incierta, para los demás se apuntan posibles fechas de composición en las notas correspondientes. b  En el rito hispánico era costumbre suspender el Alleluia a partir del primer domingo de Cuaresma, así que el himno marca el final del Alleluia y el comienzo de la estación del ayuno (Messenger, 1944a, p. 108). Según Walpole (1922, p. 317) en la primera estrofa del himno se invita a los santos en la tierra, a los elegidos (ciues etherei del himno, homo Dei de 2 Tm 3, 17), al canto del Aleluya. Las estrofas 2 y 3 hablan de la bienvenida que les espera en el cielo; las estrofas 4 y 5 los animan a anticiparse a esa futura alegría, de cuya naturaleza se habla en las estrofas 6 y 7. Las dos últimas son alabanzas al Creador. c  accola (v. 4), singular colectivo, tiene aquí un significado amplio, ‘habitantes’, ‘vecinos’. Son los ángeles y santos que habitan cerca de la ‘eterna luz’ (Walpole, 1922, p. 317). d  hoc … hoc (v. 19), literalmente ‘esto … esto’, hace referencia al alleluia perenne con que se cierra la estrofa anterior. e  Para gloria (v. 25) cfr nota f, h. 17, 5.

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20. EN LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA MARTES, A VÍSPERASa

1. Cristo, perpetua luz de los astros, resplandor de las estrellas, ilumina nuestra nocheb, conserva puros nuestros pechos. 2. Que no caigan en ningún lazoc, que no sean turbados por ningún enemigo, que nuestros cuerpos no sean manchados por la lascivia durante el sueño. 3. Guarda, Cristo, los corazones de todos tus fieles con tu fortísima protección, con tu poder 4. para que nuestra alma, Trinidad, dé gracias por haber visto la luz dichosa y por haber cumplido los votos debidos que había que pagarte. 5. Sea la gloria a Dios Padre y a su único Hijo, al mismo tiempo que al Santo Paráclito por los siglos eternos. Notas a  Cfr nota a, h. 19. b  El verso se repite en h. 44, 3. c  Los lazos con los que el diablo tiene cautivo al hombre.

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21. EN LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA JUEVES, A VÍSPERASa

1. Cristo, que lo riges todo, tú alimentas nuestra carne con la palabra e, iluminándola con tu cruz, la conduces a Dios Padre. 2. La gloria de la cruz, dando ejemplo a los apóstoles, echó como flor la Redención del cuerpob; alegrémonos en ti, Señor. 3. A Dios Padrec. Notas a  Cfr nota a, h. 19. b  floruit (v. 7) está empleado como transitivo ‘echar como flor’, ‘echar la flor’ (Norberg, 1990, p. 132 ss.). Cfr Rm 8, 23. c  Cfr Introducción, p. 52.

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22. EN LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA VIERNES, EN LAUDESa

1. Eterno creador de la luzb, luz y día todo tú, que en la naturaleza perpetua de tu luz no sientes ninguna nochec. 2. Ya cede la noche, palideciendo ante la próxima llegada del día, y el brillante lucero de la mañana aparece velando la luz de las estrellas. 3. Ya nos levantamos alegres del lecho cantándote graciasd, porque el sol ha vencido a la oscura noche y de nuevo hace volver el día. 4. Te pedimos ahora, santo, que los placeres de la carne no se nos insinúen con sus agradables ardores y que nuestra alma no ceda a los engaños del siglo; 5. que la ira no provoque disputase, que la gula no excite nuestro vientre, que el hambre no perturbe nuestra ocupación, que el vergonzoso flujo no nos sorprenda, 6. sino que, permaneciendo sobriosf con espíritu firme y cuerpo casto, vivamos, Cristo, todo este día con espíritu de fe. 7. A Dios Padre sea la gloria, a sug. Notas a  Este himno se encuentra también en manuscritos no hispánicos. Cfr nota a, h. 19. b  eterne de eterne lucis conditor (v. 1) puede ser genitivo, y así lo entiende Blume, ‘creador de la eterna luz’, o vocativo, ‘eterno creador de la luz’. Parece que esta segunda opción es aquí la más acertada, y la que también propone Walpole (1922,

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p. 227), como en otros incipit: Lucis creator optime, Eterne rerum conditor, Conditor alme rerum. c  Cfr 1 Jn 1, 5. d  La expresión grates canere (canentes en v.  10) es acuñada por Ambrosio (Hymn. 11, 1/4). e  Cfr Pr 15, 18; 29, 22. f  sobrii (v. 21) debe de expresar aquí “el estado del alma del creyente que espera la vuelta del Señor, velando en la sobriedad y la reserva” (cfr 1 Ts 5, 6), sentido que tiene, según Fontaine (1992, p. 250), en Ambr., Hymn. 4, 16, “un poco como sō´phrōn”. Queda la duda de si firma mente (v. 21) no es ya aquí el adverbio modal romance. g  Cfr Introducción, p. 52.

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23. EN LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA VIERNES, A VÍSPERASa

1. Cristo, te lo suplicamos: atiéndenos y, siempre benévolo y bondadoso, acepta nuestras voces mezcladas con el llanto durante la noche que va a venir. 2. Que contigo sueñen nuestros corazones, que te sientan durante el sueño y canten tu eterna gloria cuando el día se acerque. 3. Danos una vida sana, renueva nuestro fervor, que tu claridad ilumine las negras tinieblas de la nocheb. 4. Pagamos los tributos de alabanza con himnos y te pedimos una noche santa, que cancele nuestra cédula, que nos muestre tu mandatoc. 5. A Dios Padred. Notas a  Cfr nota a, h. 19. b  caliginem (v. 11), palabra que evoca la noche profunda, física y espiritual, va generalmente unida a nox, noctis del texto, reforzada por tetram y opuesta a claritas tua del verso siguiente. c  uesper(que) sacrum (v. 14), propiamente ‘el atardecer’, pero que en este himno de vísperas tiene más bien el significado de ‘la noche’. Por otra parte, uesper tiene aquí género neutro, uso no documentado pero que recuerda el uer sacrum, ‘primavera sagrada’, de Liv. 22, 9, 1 y al que podría deberse. cirografum (v. 15), ‘cédula’, ‘nota de cargo’ en la que se reconoce una deuda; aquí metafóricamente se refiere a nuestra deuda de muerte por el pecado original, que fue cancelada por Cristo con su muerte (cfr Col 2, 14). Para editum (v. 16), ‘mandato’, cfr ThlL, col. 97, 65 s. u. edo. d  Cfr Introducción, p. 52.

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24. EN LA PRIMERA SEMANA DE CUARESMA SÁBADO, EN LAUDESa

1. Dios, creador de todob, autor de la luz y del día, ilumina, buen Jesús, los corazonesc de todos tus fieles. 2. Resplandezca esta morada, posada tuya, Cristo, y cobijo de nuestra alma, vaso de arcilla de tu diestra, 3. que tú mismo compraste con tu propia sangred, ganando para Dios nuestras almas con tu muerte voluntaria. 4. Alégrese la carne frágil y al mismo tiempo también el hombre interior de haber vencido las tinieblas de la noche con el resplandor de la eterna luz. 5. Por la gracia de este día concédenos, Señor, que gocemos sin culpa de tu perpetua custodia. 6. A Diose. Notas a  Cfr nota a, h. 19. b  La palabra creator (v. 1) pertenece, como afirma Fontaine (2008, p. 241), a la lengua clásica y hace referencia al creador del mundo; cfr Luc., Ciu. 10, 266: (quas ille creator / atque opifex rerum certo sub iure coercet), ‘a las que aquel creador y artesano del universo mantiene bajo leyes determinadas’. c  Cfr h. 44, 3. d  cruore (v.  9), término poético, relativamente frecuente en los himnos, era propiamente la ‘carne cruda ensangrentada’, después la ‘sangre coagulada’, ‘charco de sangre’, ‘sangre derramada por una muerte violenta’. e  Cfr Introducción, p. 52.

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25. SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA A VÍSPERASa

1. Autor de la luz, Hijo de una virgen, Padre de tu madre e Hijo del Padre, que diste la luz al ciego que, sentado, pedía limosnab. 2. Y está sentado, cubierto de tinieblas, el ciego, que había querido [Dios] que naciera ciego para que en él se reconociera su poder y todos creyeran. 3. Y, recibida la luz, se regocija el ciego, a quien visitó el médico excelso, elegido por el Padre para lavar el pecado del mundo. 4. Y la turba de los hebreos dijeron con envidia: “Que vengan sus padres”, y les preguntaron: “¿Por el poder de quién recibió la luz el que nació ciego?” 5. Mas los padres, [que eran] de los hebreosc, manifiestan: “Nació ciego del vientre de su madre; edad tiene, preguntadle a él mismo (Jn 9, 20-23) y que os diga la verdad”. 6. El que había nacido ciego confiesa: “Se me acercó un gran profeta y por su poder he recibido la luz en mis ojos y en mi corazón. 7. Hizo lodo con su santa saliva, untó la tela de mis ojos, mandó que me lavara el lodo en la piscina de Siloé y me dio la luz”. 8. Gloriad al Padre, a la Trinidad sempiterna, gloria a Cristo y al Espíritu Santo, que alabe con piadosa voz al nombree trino por toda la eternidad.

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Notas a  Cfr nota a, h. 19. b  Este himno y el 27, según Messenger (1946, p. 161), “señalan a un autor común, que parece compartir la capacidad de los escritores de himnos más antiguos de reproducir con fidelidad extraordinaria el relato evangélico en el verso”. Sin entrar en una valoración estética, el himno es formalmente un compendio de ‘irregularidades’ métricas y gramaticales. Resume el relato del evangelio de san Juan (9, 1-49) en 24 versos, seguidos de una doxología y precedidos de una invocación, habitual en los himnos, referida al Padre y al Hijo, al que se invoca como ‘Hijo del Padre’, ‘Hijo de una virgen’ y ‘Padre de tu madre’. c  Ebreorum (v. 17) puede entenderse como tal genitivo y no como genitivo por dativo como se dice en la edición (p. 740, 25, 17). d  gloria (v. 29 y 30), lexicalizado (Stotz, 2000, VI 26.2), en los versos 31-32 debe entenderse como el sujeto de predicet (v. 31) ‘alabe’, ‘proclame’. Cfr h. 27, 8. e  nomen (v. 31) debe ser entendido en el sentido bíblico de ‘persona’.

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26. SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA EN LAS SEGUNDAS VÍSPERASa

1. Dios, que con leyes fijas distingues la noche y el día, para que el descanso del sueñob relaje los cuerpos fatigados por los trabajos, 2. te rogamos que en el tiempo de la horrible noche, mientras el sueño retiene nuestra alma cansada, la luz de la fe la ilumine. 3. Que el engañoso enemigoc no estimule nuestra inclinación a licenciosos placeres, convocando a la soledad de la noche para los agradables ardores del cuerpo. 4. Que el horror al temor angustiosod no sorprenda nuestra mente, que la ilusión de las engañosas visiones no juegue con nuestra alma errante, 5. sino que, cuando el sueño profundo y libre de preocupaciones nos haya vencido, no duerma la fe y nuestra mente en vela sueñe contigo. 6. Sea la gloria a Dios Padre y a su único Hijo, al mismo tiempo que al Santo Paráclito por los siglos eternos. Notas a  El himno es seguramente anterior al siglo  viii y se encuentra también en manuscritos no hispánicos. Cfr nota a, h. 19. b  El sujeto de relaxet puede ser ocium (v. 4) con su complemento somnus, entendido como genitivo de la cuarta (cfr edición, p. 740, 4). Sin embargo, también puede entenderse que el sujeto es somnus y que ocium está por ocio por la confusión –o / –um, ‘para que el sueño con el descanso…’. c  Cfr nota c, h. 15, 4. d  Cfr Virg., Aen. 9, 89.

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27. TERCER DOMINGO DE CUARESMA A VÍSPERASa

1. Cristo inmenso, soberano santo, guarda al pueblo que tú has redimido, que con tu preciosa y sagrada sangre tú mismo has salvado. 2. Resplandece la luz que el Señor hizo en Betania; llegó a casa de Lázaro, al cual resucitó, y manifestó su gloria. 3. Pero María, a la queb aguardaba la infinita bondad, permaneció en la casa, y su hermana Marta corrió al encuentro de aquel y anunció: 4. “El maestro está aquí” (Jn 11, 28), las hermanas salen a su encuentro llorando y confesando a Cristoc: así merecieron ver a su hermano resucitar. 5. Ante el sepulcro exclamaba Jesús: “Ven, Lázaro (Jn 11, 43), el Señor está contigo”. Él resucitó y toda la muchedumbre allí presente se convirtió. 6. En Samaría, como hombre, tuvo sed, y a una mujer le perdonó su pecado, y en Siloé un ciego de nacimiento vio una gran luz. 7. En Samaría hizo confesoresd, en Betania resucitó a Lázaro, hizo oír a los sordos y hablar a los mudos, a los que visitó. 8. Gloriae al Padre, trino y eterno, gloria a Cristo y al Espíritu Santo; que alabe con piadosa voz al nombre trino por toda la eternidad.

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I. Propio del Tiempo

Notas a  Este himno está relacionado con el himno 25 y guarda también semejanzas con el 32. Cfr nota a, h. 19. b  El uso de quem (v. 10), femenino, referido a Maria (v. 9), está documentado también en Hispania; cfr Beato, Adu. Elip. 2, 758 ss. (quae est ista uestia, quem … dixit habere eam capita septem?), ‘¿cuál es esta bestia que … dijo que tenía siete cabezas?’ (Stotz, 1998, VIII 64.2; 66.9). c  Reconociendo su grandeza. d  Confesor en el sentido de quien hace profesión de cristianismo. En latín tardío tiene un mayor desarrollo el empleo como sustantivo del participio de presente, generalmente en singular, y de pasado tanto en singular como en plural. Hay que entender pues confitentes (= confessores). Cfr Díaz, 1959, p. 189. Cfr nota c. e  Cfr nota d, h. 25, 8.

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28. A MITAD DE LA CUARESMAa

1. Guía verdadero Emmanuel, acude en ayuda de los redimidos, fatigados por el voto de la abstinencia; sabemos que el ayuno, ofrecido muy santamente por tib, es imagen de la vida futura (Rm 5, 14), obra celestial que lleva a la gloria y puerta del reino. 2. Si como brillante compañera se le une la limosna, resplandeciente estrella y lámpara encendida, ofrendando ambas, cualquiera, como ave alada en rápido vuelo, alcanza lo más alto del cielo, dueño debidamente de la excelsa diestra. 3. Con su insigne ayudac Moisés apareció como amigo de Dios en el oráculo; Elías fue arrebatado al cielod en un carro de fuego; con su apoyo es defendida Nínive junto con sus habitantes y la voz del Verboe resplandece mensajera de la verdad. 4. Inmediatamente después, tú, maestro de vírgenes, a lo largo de cuarenta días triunfas victorioso en el desierto, lavando con el ayuno la mordedura del pecado del paraíso, resistiendo enteramente al astuto tentador. 5. Nosotros, siguiendo como de costumbre este ejemplo, ahora te ofrecemos en sacrificio al menos el diezmo de los díasf; y tú, siempre mansog, por tu indulgencia haz muy pingües estos holocaustosh para que seamos purificados de la impiedadi de nuestros corazones. 6. Sé tú copa de vida para los sedientos, fuente de agua viva, herencia del reino, recompensa; que los que por la gula caímos

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I. Propio del Tiempo

en Adán, levantándonos en ti, ayunando de la comida, seamos restaurados con los alimentos de lo altoj. 7. Tú que, aceptando el sacrificio de los arrepentidos, ayudas al ladrón en el patíbulo de la cruz, ayúdanos, Señor, desde el cielo, acuérdate de nosotros (Sal 105 (106), 4) y míranos desde tu trono a quienes has redimido con tu sagrada sangre, 8. para que cuando tú vengas como juez terrible, precediendo la cruz a hombros de los ángeles, y sacudas al mundo con el terror y con la trompeta, nosotros, renovados por la gloria k en compañía de los santos, ocupemos tu diestral escapando al tártaro. 9. Te lo pedimos, Trinidad, poder, que riges todos los siglos de los siglos, concédenos que gozando de ti sin fin en la gloria, luz de los ángeles y día perennem, brilles para nosotros, sol perpetuo. Notas a  Este himno, exhortación al ayuno, puede ser del siglo viii o ix. Las estrofas 2, 3, 4 y 5 recuerdan a Prudencio (Cath. 7, también dedicado al ayuno). Cfr nota a, h. 19. b  Referido al ayuno de Jesús en el desierto (cfr v. 16-20). c  Entiendo misterio (v.  11) como variante de ministerium (Stotz, 2000, V 84.11). d  A las interpretaciones de celi (v. 13) dadas en la edición (p. 741, 28, 13) se podría añadir la de ser un nombre de la segunda declinado por la tercera. e  uox uerbi (v. 15) en referencia a Juan Bautista; cfr Agn., Serm. 288, 4: (omnis enim homo annuntiator uerbi, uox uerbi est), ‘pues todo hombre que anuncia al Verbo es la voz del Verbo’; Ambr., In Luc. 2, 73: (bene uox dicitur Iohannes, uerbi praenuntius), ‘con razón Juan es llamado la voz, como heraldo del Verbo’. Cfr Jn 1, 22-23. f  Si Moisés, Elías, los ninivitas y Jesús ayunaron durante 40 días, nosotros debemos ayunar también 40 días. Pero dice san Gregorio Magno, In euang. 1, 16, 5: (A praesenti etenim die usque ad paschalis solemnitatis gaudia sex hebdomadae ueniunt, quarum uidelicet dies quadraginta duo fiunt. Ex quibus dum sex dies dominici ab abstinentia substrahuntur, non plus in abstinentia quam triginta et sex dies remanent. Dum uero per trecentos et sexaginta quinque dies annus ducitur, nos autem per triginta et sex dies affligimur, quasi anni nostri decimas deo damus, ut qui nobismetipsis per acceptum annum uiximus, auctori nostro nos in eius decimis per abstinentiam mortificemus), ‘Pues desde el día de hoy hasta los gozos de la solemnidad pascual van 6 semanas, que evidentemente son 42 días. Mientras que de estos se quitan de abstinencia 6 días de domingo, quedan solo 36 días en abstinencia. Pero mientras que el año se extiende durante 365 días, nosotros, sin embargo, nos mortificamos 36 días, por así decir ofrecemos a Dios los diezmos de nuestro año, de manera que quienes hemos vivido para nosotros mismos el año recibido, para nuestro autor nos mortificamos por la abstinencia los diezmos de ese [año]’.

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I. Propio del Tiempo

g  Cfr Mt 11, 29. h  Tanto hostias como holocausta (v. 22 y 24) pertenecen al vocabulario que en los Salmos hace referencia a las ‘víctimas’ del sacrificio, si bien holocaustum tenía, además, el significado más específico de ‘sacrificio en el que se quema la víctima entera’ (del griego. hólos ‘entero’, kaíō ‘quemar’). Mantenemos la heteronimia del texto latino traduciendo en el primer caso ‘sacrificio’ y en el segundo ‘holocaustos’. Creemos que pinguissima es epíteto de víctimas ‘grasas’, ‘pingües’ (cfr Sal 65 (66), 15). i  piacula (v.  25) se explica más fácilmente como ablativo femenino (Stotz, 1998, VIII 77.7) que como complemento directo de expiemur, como se hace en la edición crítica (p. 741, 28, 25). j  reficiamur cum supernis ciuibus (v. 30) podría ser entendido ‘seamos restaurados en compañía de los ciudadanos del cielo’. Sin embargo, el contexto ieiunando dapibus del verso anterior unido a la ausencia de ejemplos del uso de reficere con ciuibus frente a su uso con cibis lleva a pensar que aquí es mejor entenderlo como se hace; cfr Máx. Tur., Serm. 34, 2 (Quos enim saluator uiua aqua refrigerat, hos reficit caelestibus cibis ecclesia), ‘Pues a quienes el salvador refrigera con el agua viva, la Iglesia restaura con alimentos celestiales’; Eus. Gal., Hom. 47, 4: (reficitur caelestibus epulis), ‘se recupera con los alimentos del cielo’. La igualdad ciuibus = cibibus = cibis (28, 30) se explica fácilmente por la confusión entre las terminaciones de dativo-ablativo plural –is / –ibus y la confusión b / u. k  La gloria de la resurrección, según se lee en Beda; In Marc. 3, 12, 25: (sunt enim sicut angeli in caelis qui gloria resurrectionis innouati … perpetua Dei uisione fruuntur), ‘son, pues, como ángeles en los cielos los que renovados por la gloria de la resurrección … gozan de la perpetua visión de Dios’. Cfr h. 142, 34. l  Cfr Mt 25, 33. m  perennius (v. 44) es entendido como adjetivo de la 1ª y 2ª declinación, formado a partir del adverbio comparativo. Los límites entre adjetivo y adverbio no son infranqueables, según Norberg (ALMA, 44/45, 1983-1985, p. 213 ss).

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29. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA A VÍSPERASa

1. Verbo del Padre, que naciób hecho carne, cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo (Jn 1, 29), venimos a postrarnos ante ti para beber la gloriosa sangre de tu santa pasión. 2. Muéstranos los estigmas de tus sagradas heridas, levántese el signo poderosísimo de tu cruz gloriosa, el cual, manteniendo para siempre su fuerza, dé la salvación a los creyentes. 3. Caña, clavos, esputos, brebaje de mirra, corona de espinas, látigos, lanza te fueron aplicados como castigos de tu condena; borra ya por ellos todos nuestros crímenes. 4. Que la fuente de tu sagrada herida riegue nuestras entrañas y tu sangre derramada lave las manchas de la maldad, que la vida presente esté lejos de todo crimen y que la futura se nos dé en bienaventurado don 5. para que, cuando brille el día de la resurrección y la luz del reino ilumine al orbe, sigamos la senda del alto cielo, el cual nos arrastre hacia sí y nos acoja ya como sus eternos moradores. 6. Sea el honor a Dios eterno, sea la gloria al Padre uno y a su único Hijo con el Espíritu, Trinidad que vive eternamente poderosa en los siglos de los siglos. Notas a  La relativa calidad de este himno ha llevado a algún autor a situarlo en el siglo vi. Cfr nota a, h. 19. b  Entiendo prodiit (v. 1) en sentido amplio de ‘nacer’ (ThlL, col. 1598, 17 s. u. prodeo).

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30. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA EN LAUDESa

1. El tiempo de la noche ya ha pasado, ya canta el gallo con fuerza, y al cantar el gallo vuelve la esperanza y se devuelve la salud a los enfermosb. 2. Levantaos los que estáis cargados de sueño, confesad la culpa de vuestro corazón, decid alabanza a Jesús, que nos ha redimido con su sangre; 3. no como el discípulo falaz, que, dándole la paz con un beso y manteniendo el engaño en su pecho, entregó al maestro a las turbas. 4. Apresado Jesús por los impíos, se dispersan los discípulos, como dijo el Señor, anunciando el escándaloc esa noche. 5. Mientras predica su cruz a sus discípulos, Jesús advierte que será negado; Pedro dice que él no lo hará. 6. Pedro, de espíritu ferviente, lo sigue al pretorio, pero al ser reconocido como discípulo negó a Cristo el Señor. 7. Pedro juraba a todos que no conocía a aquel hombre, pero resuena el canto del gallo y Pedro se acuerda de su culpa. 8. Entonces Jesús vuelve su mirada a Pedro, entonces recibe la fe de Pedro, y Pedro recupera con su llanto lo que poco antes había perdido. 9. También nosotros te rogamos, Señor, recibir la fe de Pedro y la fe de los apóstoles y llorar por nuestros crímenes.

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Notas a  El himno es posiblemente del siglo ix. Cfr nota a, h. 19. b  Según Fontaine (2008, p. 168) salus (v. 4) significa ‘salvación’ y ‘salud’, lo que “autoriza una doble lectura” de egris, como enfermos del cuerpo y del alma. Recuerda que la “hora del canto del gallo es la actualización cotidiana de la Resurrección, tema esencial de la oración de la mañana en la espiritualidad paleocristiana”. Para Blaise (1966, p. 128) el canto del gallo marca la hora de la súplica, porque se creía que el Señor volvería por la noche (cfr Ambr., Hymn. 1, 22). c  Escandalizar en el sentido de ‘conturbar’, ‘consternar’. Jesús es la causa del escándalo que se produce cuando los discípulos ven que aquel a quien ellos consideran el Mesías sucumbe sin resistencia (cfr Mt 26, 31).

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31. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA EN LAUDESa

1. Hemos venido al canto del gallob, a Dios pagamos alabanzas, dándole la verdadera fe de nuestra confesiónc. 2. Aléjate, príncipe de los demonios, junto con los espíritus malignos; ya nos ha expiado la verdadd, ya la caridad ha limpiado nuestras vilezas. 3. Por eso, Dios, te pedimos insistentemente que destruyas con el signo de la salude a los demonios errantesf, y a nosotros líbranos del pavor. 4. En esta hora de la noche David, presintiendo la gloria futura, multiplica sus oraciones a Dios velando para las de la mañanag. 5. En esta hora debemos levantarnos con tal vigor de cuerpo y con tal deseo del alma que seamos purificados de nuestras manchash. 6. Levántate con nosotros, Dios, recibe las alabanzas de los tuyos, iluminando con la gracia de la nueva luz nuestros corazones pecadoresi. 7. Sea la gloria a Dios Padre y a su único Hijo con el Espíritu Paráclito, que reina por todos los siglos. Notas a  El himno es posiblemente del siglo ix. Cfr nota a, h. 19. b  Cfr nota b, h. 30, 1. c  Cfr h. 63, 2. d  La Verdad personificada es Cristo.

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e  La cruz. f  Cfr Mt 12, 43; Lc 11, 24. g  Cfr  Sal 119 (118), 165. Dice de David san Ambrosio, In Luc. 7,  88: (septies in die laudem Domino dicebat, matutinis et uespertinis sacrificiis semper intentus), ‘alababa al Señor siete veces al día, siempre atento a las ofrendas matutinas y vespertinas’. Es probable que prescius / … future glorie (v. 13-14) haga referencia a Sal 119 (118), 166, (exspectabam salutare tuum, Domine), ‘esperaba tu salvación, Señor’. h  Las manchas del pecado. Cfr nota c, h. 5, 2. i  Para el significado de lubrica (v. 23) cfr nota d, h. 4, 2.

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1. Cristo inmenso, divino soberano, mira propicio al pueblo que tú has redimido, que con tu sagrada y preciosa sangre has salvado. 2. Guarda tu grey, Jesucristo, y hazla tu heredera y que permanezca siempre en ti y que acuda junta a pagarte todas las alabanzas. 3. Escucha el ruego de tu pueblo suplicante, que se unió a ti con puro corazón, para que esté contigo eternamente en tu reino. 4. Allí todos los ángeles se alegran y todos los santos con una sola voz cantan: “Gloria a Cristo, que se sienta en el trono como rey eterno”. 5. Gloria al Padre y al Hijo engendrado y a ti, Espíritu Santo, igual a uno y otro siempre, un solo Dios por todo el tiempo del mundo. Notas a  Este himno, que guarda semejanzas con el 27, puede datarse tal vez en el siglo viii. Cfr nota a, h. 19.

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33. DOMINGO DE RAMOS AL PRINCIPIO DE LA TARDEa

1. Eres llamado a la vidab, sagrado linaje de Dios, el creador acoge con su amor lo que creó, el redentor con el Espíritu de bondadc lo atrae; “Venid”, dice, “soy vuestro único Dios”. 2. Os oprimió el pesado yugo de la condenaciónd, sometisteis vuestro cuello al peso de la maldad y la calamidad sofocó vuestra garganta, se ha derrumbado todo lo que os ayudaba a resistir. 3. Al abandonar completamente el resplandor de la luz, un inmenso caos os había envuelto terriblemente, ya no había lugar de dicha, la tierra se tiñó de sangre, porque había entrado la muertee. 4. He aquí que yo, Dios poderoso, participando de vuestra debilidad, he venido humildef para crear y recrear, y os atraeré a mí con mi poder; acudid para que el gozo del redil os reciba ya. 5. Sea marcada vuestra frente con el signo de la cruz, que la unción empape y selle vuestros oídos y vuestra boca, ofreced los oídos del corazón a mis palabras, haced resonar un cántico vivo de confesióng. 6. Estad todos alegres por vuestro nuevo nombre, a todos os conforta la herencia de esta nueva condiciónh, ninguno seguirá sometido como un siervo al enemigoi, seréis el reino permanente de Dios único.

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7. Sea el honor a Dios eterno, sea la gloria juntamente al Padre y a su único Hijo con el Espíritu, Trinidad que vive eternamente poderosa por los siglos de los siglos. Notas a  La liturgia hispánica no tenía un himno procesional para el Domingo de Ramos, “aun cuando España fue quizás, según Messenger (1944a, p. 108), el primer país del oeste de Europa en adoptar, ya desde el s. vii, las ceremonias de la procesión del domingo de palmas y la bendición de las palmas”. b  La redención nos hace revivir con Cristo (cfr Jn 10, 10; 20, 31). c  Cfr Prud., Cath. 6, 4. d  La condenación por el pecado original. e  La muerte que el diablo introduce en el mundo (cfr Sb 2, 24; Gn 4, 8). f  mitis (v. 13) debe ser entendido aquí como humilis (ThlL, col. 1153, 73 s. u. mitis) en clara referencia a Flp 2, 8, subrayando con infirmitatis particeps (v. 14) la contraposición a Deus potens: Dios, poderoso – vino humilde, se rebajó, se humilló viniendo y participando de nuestra debilidad. Pero también mitis podría hacer referencia a la mansedumbre de Dios (cfr nota g, h. 28, 5). g  Se podría entender que uiuidum (v. 19) está en hipálage referido a confessionis (v. 20) ‘canto de viva confesión’. h  El nombre y la condición de cristianos, de herederos de Cristo. i  Cfr nota c, h. 15, 4.

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34. DESPUÉS DEL DOMINGO DE RAMOS MIÉRCOLES, A VÍSPERASa

1. Ya se cierra la sombrab de la ley y aparece una nueva pascuac, cuando nace la verdadera luz y brilla hasta el ocaso del mundo. 2. Después, Cristo rey, a los dos días ofreces el banquete de la cena, por el que la antigua pascua se convierte místicamente en nuestra pascua. 3. Escucha los ruegos de tus fieles, tú, que padeciste al traidor, ilumínanos en esta noche, lava nuestra carne, prepara nuestro corazón. 4. Que el ardor de tu dulzura queme nuestro interior, que la fe nos renueve a nosotros ya preparados, que tu obrad nos llame al reino. 5. Para que llamados de aquí al mañanae por la suavidad de tu gracia nos embriaguemos con la copa de tu sagrada sangre. 6. Concédenoslof. Notas a  Según los distintos testigos y editores, el himno puede ser para el martes o para el miércoles por la noche; según P l m b, (Feria IV ad uesperas), ‘feria IV a vísperas’ (esto es, miércoles a vísperas); según M, (de uespera in cena domini), ‘En la cena del Señor, de vísperas’; según o, (Feria V post dominicam in ramis palmarum), ‘Feria V después del domingo de Ramos’. Hinc … post biduum del verso 5 parece apoyar el título de P l m b, aunque con el cómputo antiguo podría aplicarse también al miércoles. b  umbra (v. 1) es uno de los términos empleados para referirse a sucesos o personajes del Antiguo Testamento, ‘prefiguración’, ‘símbolo’ de lo que ocurrirá en

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el Nuevo Testamento (cfr 1 Co 10, 6). Por otra parte la ley de la que se habla es la ley mosaica, la antigua Ley, y en los autores cristianos el Antiguo Testamento, que Cristo vino a superar (cfr Mt 5, 17). c  fasse (phase en v. 2), con –ss– geminada por ultracorrección, es una palabra hebrea indeclinable, que significa ‘paso’, ‘cordero pascual’, ‘pascua’. Es el ‘paso’ del ángel exterminador; la nueva pascua, ‘nuestra pascua’ (v. 8) que es Cristo (cfr 1 Co 5, 7). d  Parece que el comienzo de la estrofa siguiente hace pensar que de entre los posibles significados de opus (v. 16) los más adecuados aquí serían la ‘obra de la gracia’, ‘obra de Dios en el mundo’, ‘obra de nuestra redención’. e  Nuestra mañana es Cristo (cfr nota d, h. 35, 4). f  Cfr Introducción, p. 52.

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35. EN LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR A LA HORA PRIMAa

1. A ti, autor de la luz, te canten los himnos de esta multitud, a la que tú llenaste de gracia por el poder de tu resurrección. 2. Este día muestra que está fijado para nosotros un último día, en el que ojalá hagas que los muertos resuciten y vuelvan a la vida. 3. El octavo día llega a ser el primerob, cuando la muerte es quitada por el agua, cuando somos circuncidados en el almac y entonces nacemos de nuevo; 4. cuando vemos que, vencidos los enemigos, ha vuelto nuestra mañanad y menospreciamos el desenfreno del mundo, tomamos el pan de salude. 5. Inmolamos nuestro cuerpo con las sobrias ofrendas de los ayunos y con las piadosas abstinencias, recibimos las sagradas hostiasf. 6. Sea bienhechora esta conmemoración, sea esplendorosa esta festividad, sea feriado por los gozos este díag arrebatado a los infiernos. 7. Gloria al Padre no engendrado, gloria al unigénito junto con el Espíritu Santo por los siglos eternos. Notas a  Este himno, primero de los tres himnos del Tiempo Pascual de la colección, se encuentra en un solo códice hispánico (que lo asigna a Cuaresma) y en seis foráneos, lo que hace dudar sobre su procedencia. Algún autor lo sitúa en el siglo ix.

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b  Según san Ambrosio, In Psalm. 118 serm. prol. 2: (primogenita offerimus … octaua die, qua omnes in Christi resurrectione non solum resuscitati, sed etiam confirmati sumus), ‘ofrecemos los primogénitos … el octavo día, en el que todos no sólo hemos sido resucitados en la resurrección de Cristo, sino que también hemos sido confirmados’. Y dice san Agustín, De serm. dom. 1, 4, 12: (haec octaua sententia, quae ad caput redit perfectumque hominem declarat, significatur fortasse et circumcisione octauo die in ueteri testamento, et domini resurrectione post sabbatum, qui est utique octauus idemque primus dies, et celebratione feriarum quas in regeneratione noui hominis celebramus), ‘Esta octava sentencia [se refiere a la octava bienaventuranza], que lleva a la primera y proclama al hombre perfecto, tal vez se expresa en la circuncisión el día octavo en el Antiguo Testamento, en la resurrección del Señor después del sábado, que es ciertamente el octavo e igualmente el día primero, y en la celebración de los días de fiesta que celebramos con motivo de la regeneración del hombre nuevo’. c  Esto es, la circuncisión en Cristo, que es la que nos despoja del cuerpo (cfr  Rm 2,  28-29; Col 2,  11). Los versos 10 y 11 se refieren, según Walpole (1922, p. 354), al mismo momento; nuestra circuncisión coincide con nuestro bautismo. d  Nuestra mañana, nuestro comienzo, es Cristo. Quizás haya aquí, según Walpole (1922, p. 355), una alusión a Ex 14, 27 ss. Cfr h. 1, 3 y 34, 5. e  Walpole (1922, p. 355) relaciona mundique luxum temnimus (v. 15) por una parte con uictis hostibus (v. 14), del que sería una concreción, una explicitación: ‘los enemigos son conquistados y miramos con desprecio la falta de moderación del mundo’, lo mismo que los israelitas a los egipcios muertos. Y por otra parte lo pone en contraste con panem salutis summimus (v 16): ‘miramos con desprecio la falta de moderación del mundo y en su lugar tomamos el pan de salvación’. f  aridis (v. 18) debe entenderse como ‘secas’, ‘sobrias’, y potimur (v. 20) como ‘recibimos’ (Blaise, 1954, s. u. areo y potior respectivamente; ThlL, col. 327, 79 y 43 s.  u. potior), si bien también se puede entender con el significado de ‘gozamos’. Finalmente sacris … hostiis parece referirse al santo sacrificio (cfr estrofa 4). Cfr Prud., Cath. 7, 1-5. g  Tal vez habría que entender sit feriata gaudiis (sollemnibus) / dies ‘sea feriado (de descanso) por [ser] aniversario de gozo este día’ (cfr 199, 2). dies puede ser entendido como día o metafóricamente como ‘nuestro día’, que es Cristo.

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36. EN LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR A VÍSPERASa

1. Resplandecientes con blancos vestidosb para la cena del cordero providente, después del paso del mar Rojoc cantemos al príncipe Cristo. 2. Bebiendo la roja sangre de aquel cuyo cuerpo santísimo se abrasó en el ara de la cruz vivimos para Diosd , 3. protegidos del ángel devastador en la víspera de la pascua, arrancados al cruelísimo dominio del Faraón. 4. Ya nuestra pascua es Cristo, que fue inmolado como un corderoe y su carne fue ofrendada como ácimo de sinceridadf. 5. Oh verdadera y digna víctima, por la que el tártaro ha sido destruidog, el pueblo cautivo redimido, dándosele la recompensa de la vidah. 6. Cuando Cristo resucita del sepulcro, vuelve victorioso del báratroi, encadenando al tirano y abriendo el paraíso. 7. Te lo pedimos, autor de todo: en este gozo pascual defiende a tu pueblo de cualquier ataque de la muerte. 8. Gloria a ti, Señor, que resucitaste de entre los muertos, con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos eternos. Notas a  Este himno se encuentra también en manuscritos no hispánicos. Cfr nota a, h. 35. b  Se refiere a las blancas ropas que vestían los nuevos bautizados desde la víspera de Pascua hasta el primer domingo después de Pascua.

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c  Dice san Agustín, Serm. 4, 9: (liberantur per mare Iudaei, obruuntur in mari Aegyptii, liberantur christiani in remissione peccatorum, delentur peccata per baptismum), ‘Son liberados por medio del mar los judíos, son sepultados en el mar los egipcios, son liberados los cristianos en el perdón de sus pecados, son borrados los pecados por medio del bautismo’. d  Cfr Rm 6, 10-11; Ga 2, 19. e  El cordero pascual, inmolado a la salida de Egipto, es la prefiguración de Cristo crucificado. f  En la Pascua los judíos debían comer pan ácimo (del griego ázymos, ‘sin levadura’) en recuerdo de la salida de Moisés de Egipto (cfr Ex 12, 15-20). La fiesta de ácimos duraba siete días, el tiempo necesario para tener una nueva levadura. San Pablo (1 Co 5, 8) relaciona el pan ácimo con la sinceridad y verdad. Debemos alimentarnos con este pan y desprendernos de ‘la vieja levadura’, esto es, de la maldad. g  Es muy probable que el verso se inspire en Prud., Cath.  9,  71: (tartarum benignus intrat, fracta cedit ianua), ‘entra misericordioso en el tártaro, la puerta cede rota’. h  De la vida eterna. i  Cfr Ap 20, 13.

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37. DESDE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR HASTA SU ASCENSIÓN LOS SÁBADOS A VÍSPERASa

1. A ti cien mil legiones de ángeles te aplauden a coro y te aclaman jubilosos con armoníab, Cristo Jesús, alfa y omega, omnipotente, un día sepultado y vivo por los siglos, testigo fiel y verdadero principio, 2. que arrojaste al príncipe de este mundo, redimiendo al orbe con tu sangre vivificadora, santo y verdadero engendrado del no engendrado, abriendo lo cerrado y cerrando lo abiertoc, creando para Dios el sacerdocio del reinod. 3. Tú, verdadero cordero, único sin mancha, que estás sentado en un trono a la diestra del Padre, que saliste sólo tú del alcázar del Señor, semejante al jaspe y a la piedra sardónice, rodeándote un arco iris de esmeraldase. 4. Tú, prendaf de Dios e Hijo de hombre, fuiste encontrado digno de desatar los sellos del libro sellado con los siete sellos, cordero degollado, fuerte por tus siete cuernos y resplandeciente en tus siete ojos de fuegog. 5. Del trono salen rayos y truenos, ante el trono arden siete lámparas, los siete espíritus de Diosh enviados a todas partes, siete estrellas brillan en la diestra del cordero, junto al que se levantan siete candelabros de oroi. 6. Sentados alrededor veinticuatro notables, ceñidos todos con níveas túnicas y coronados de laurel con diademas de oro, llevan vasos de oro con aromas y salmodian rítmicamente con cítaras de oroj.

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7. Delante del trono brilla un mar de cristal, a la entrada también hay cuatro seres vivos: un hombre por su género, un león resuena con su rugido, un novillo con su boca proclama el sacerdocio, uno que se dirige a los astros volando como un águilak; 8. teniendo seis alas cada una de las cuatro figuras, completamente llenos de ojos por delante y por detrás, siempre en vela, sin conocer el sueño, clamando sin cesar a porfía: “tres veces santo aquel que era, es y que ha de venir” (Ap 4, 8)l. 9. Gloria, alabanza y bendiciónm al Padre, al cordero que se sienta sobre el trono en los cielos, reinando con el Padre y con el Espíritu Santo, deidad una al mismo tiempo que igual en los tres por los infinitos siglos de los siglos. Notas a  Por su estrecha relación con el Apocalipsis el himno se ha atribuido a Beato de Liébana (†800?), a quien también se ha atribuido el himno 130. b  La muy probable fuente de los dos primeros versos del himno, el salmo 46 (47), 2, plantea la posibilidad de interpretar canora (v. 2) como ablativo femenino a partir del neutro canorum (ThlL, col. 278, 32 s. u. canorus), ‘con armonía’, o bien como canora uoce ‘con melodiosa voz’. c  Cfr Is 22, 22; Ap 3, 7. d  Un reino de sacerdotes (cfr Ex 19, 6; Ap 1, 6; 5, 10). e  Cfr Rm 8, 34; Ef 1, 20; Col 3, 1; Hb 10, 12; 1 P 3, 22; Ap 4, 3. f  pignus (v. 16), término del derecho, es la ‘prenda’ que el deudor proporciona a su acreedor; en la lengua poética de época imperial designa a las prendas del amor, esto es, los hijos. Cristo es la prueba del amor de Dios. g  Cfr Ap 5, 1-6; 5, 9. h  Los siete Espíritus de Dios “más que el Espíritu Septiforme de la tradición medieval” serían “los Ángeles de la Presencia” (cfr Biblia de Jerusalén, p. 1645). Sin embargo, en el himno se dice missi, ‘enviados’, que también se dice del Espíritu Santo como ‘misión’, además de como ‘procesión’. Cfr Ap 1, 12.16. i  Cfr Ap 1, 20; 4, 5. j  Cfr Ap 4, 4; 4, 10; 5, 8. k  Cfr Ez 1, 10; 10, 14; Ap 4, 6-7. l  Parece que la estrofa, sin olvidar su dificultad (cfr edición, p. 743, 37, 36), se entendería algo mejor cambiando por punto y coma el punto que sigue a aquile (v. 35) y entendiendo el primer verso como un ablativo absoluto. Los animalia, ‘seres’, de la estrofa anterior, son llamados en esta estrofa formis, ‘figuras’, y están llenos de ojos. cuncta (v. 37), uigiles, nescii (v. 38) y clamantes (v. 39) son nominativos en aposición a formis (v. 36), dativo, explicables por una relajación de la concordancia (González, 1996, p. 136). En cuanto a su género y número, cuncta plena podría ser plural neutro (referido a animalia) o singular femenino (referido a la idea singular

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que puede verse en formis singulis); nescii en lugar del esperado nesciae, podría deberse a una confusión con nescientes a partir de clamantes. m  benedictio (v.  41), ‘bendición’ en el sentido de ‘alabanza’, ‘exaltación’, frecuente en la Biblia (cfr Ap 5, 12).

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38A. HIMNO PARA EL DÍA DE LA SANTA CRUZa

1. Proclame mi lengua un dulce himno, haga sonar un dulce canto, con armonioso acento coree alabanzas y el trofeo, cómo el redentor descubrió al mundo el madero de su cruz. 2. Mientras Constantino teme el ataque de los bárbaros, una cruz luminosa y resplandeciente empieza a brillar en el Olimpo para el Augusto; por una orden de lo alto es advertido de que con este signo venceríab. 3. Ordena hacer signosc como el que había visto en el cielo y que la cruz fuera delante y le precediera; vencedor en el combate se hizo con el triunfo de la guerra. 4. Constantino, príncipe del reino, desde el inicio ya de la batalla es protegido por el estandarte de la cruz que le muestra la estrella que por voluntad del cielo va delante para honor del reyd. 5. Convocando Helena, la madre del rey, la asamblea de los hebreos, les preguntó en qué lugar estaba enterrada la cruz de Cristo, cuya gloria venció al enemigo cuando el Augusto luchabae. 6. Convocó a varones intérpretes y grandes conocedores de la ley, ordenó que fueran quemados en el fuego si no le decían la verdad; angustiados le muestran a Judas lleno de tristezaf. 7. Al punto ordenó que Judas, que le había sido entregado, fuera encerrado, lo da para que maniatado a la espalda sea retenido en un calabozo hasta que señalara exactamente el sagrado lugar.

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8. Durante el tiempo en que el sol recorre siete veces la órbita de su revolución no se le da comida para la boca y se le quita el agua; promete correr al lugar del Calvario. 9. Sacado al punto de allí, eleva su ruego al Señor para que le mostrara el signo de la cruz de nuestra salud y que la mirra exhalara sus fragancias de néctarg. 9a. Sacado al punto de allí a los siete días, se dirige rápidamente al lugar sagrado de Dios y la figura de la cruz brilló resplandeciente por el solh. 10. Cristo omnipotente lo concede todo a la fe; todo lo que siente que el suplicante ruega con fe, todo se da al que pide, porque lo ha pedido creyendo. 10a. Cristo omnipotente lo concede todo a la fe, dando al suplicante todo lo que siente que se ha rogado sin doblez, para mostrar toda su divinidad. 11. Cuando había excavado veinte pasos de profundidad, él mismo mostró las tres cruces que con sus ruegos había encontrado, confirmando gracias a uno que había muerto cuál es la sola cruz de saludi. 12. Pues le mostró el precioso madero del Señor y su extraordinaria fuerza despertó al muertoj, y ante la muestra de su poder el pueblo todo se regocija. 13. El silbido de la serpiente sonaba con estrépito en el aire y clamaba recordando la tela que había tejido con su viejo veneno: “Yo incitaba a Judas y ahora Judas me ha expulsado” k. 13a. El silbido de la inmundísima serpiente sonaba con estrépito contra estos, porque violentamente se la arrojaba y privaba de su morada: “Yo incité a Judas y ahora Judas me ha expulsado”. 14. Judas pide y suplica con lágrimas al Señor que le muestre los clavos de su sagrado cuerpo, que brillan como obra probada del mejor oro, 14a. Judas pide y suplica con lágrimas al Señor que le muestre los clavos, don de nuestra salud, y que un intenso olor a néctar exhale para él.

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15. Deseando hacer unos bocados para freno [del caballo] del rey, para que la paz siga a la guerra, como había predicho el profeta, un caballo llevó en su freno lo que era ‘santo del Señor’ l. 15a. Tan pronto como Judas tiene en sus manos los clavos de nuestra salud, hace unos bocados para vencer a los enemigos en la guerra; un caballo, un caballo mostró en su freno la herida de la pasión. 16. De este modo el redentor del mundo, Cristo, que ha de venir como juez, después de transcurridos cincuenta lustros descubre maravillosamente el madero de la cruz escondido en la tierra. Notas a  Ya desde los primeros tiempos de la liturgia hispánica se conmemoraba la Invención de la Santa Cruz. Los himnos dedicados a esta festividad se recogen en dos códices hispanos con grandes complicaciones textuales, que hacen problemática su edición tanto por el contenido como por su forma y que nos han llevado a editarlos como dos himnos, 38A y 38B, aunque bajo el mismo título de Hymnus In Sanctae Crucis. El 38A, dedicado a la Invención y Exaltación de la Santa Cruz, en uno de los códices presenta cinco de sus estrofas (núms. 9, 10, 13, 14 y 15) en dos versiones parcialmente divergentes, aquí distinguidas como 9/9a, etc. El 38B, considerado en algún momento una ampliación del himno de la pasión de Venancio Fortunato Pange lingua gloriosi, es mucho más breve y se centra en el descenso de Cristo ad inferos y su valor salvífico. b  Para fuente de la estrofa 2 cfr Casiod., Hist. 1, 4. c  Según la leyenda Constantino fue advertido en sueños para que grabara el signo de la cruz en los escudos (cfr Casiod., Hist. 1, 4; Lact., Mort. 44, 5), cosa que hizo. d  No queda del todo claro si los versos 4-12 hacen referencia a un mismo Constantino y a una misma batalla. Parece que la fuente para estos versos ha debido ser la Historia Tripartita de Casiodoro (485?-580) y la Historia Eclesiástica de Rufino de Aquilea. Estas crónicas hablan de una sola batalla y de un mismo Constantino, pero en otras se habla de dos emperadores con el mismo nombre, padre, protagonista de estos sucesos, e hijo. Para fuentes de los versos 4-12, estrofas 2-4, cfr Ambr., Theod. 41; Rufin., Hist. 9, 8-9. Por otra parte, parece que procedetur debe entenderse no como se dice en la edición (p. 743, 38A, 12), sino como variante deponente y en lugar de praecedetur, con el que se confunde en los códices (ThlL, col. 1494, 73 s. u.). e  Para fuentes del verso 14 cfr Ambr., Theod. 40. 41. 43; Casiod., Hist. 2, 18. f  El abuelo de Judas, Zaqueo, que había sido testigo de los hechos, sabía dónde había sido enterrada la cruz. Antes de morir le confió este secreto a su hijo, diciéndole que podía revelarlo, si lo torturaban para que dijera dónde estaba la cruz, pero advirtiéndole al mismo tiempo que en ese momento el reino judío quedaría sometido a los seguidores de Cristo. El hijo de Zaqueo confió igualmente el secreto a su hijo, a Judas, quien lo compartió con los otros judíos que habían sido convocados

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por Helena. Acordaron guardar silencio, pero ante las amenazas de la reina para que le desvelaran el lugar en el que estaba la cruz, los hebreos le dicen que ellos no lo saben, pero Judas sí (cfr Sant. Vorág., Leg. aurea 64, 90 ss). Tal vez, según este relato, merore tactum (v. 18), ‘lleno de tristeza’ pueda ser proléptico: Judas se llena de tristeza cuando ve que los otros judíos traicionan su promesa de silencio. g  La mirra, una gomorresina aromática, lo mismo que otros olores agradables, como el incienso, desempeña un importante papel en los ritos de las distintas religiones, en la meditación, y en la comunicación con la divinidad. Según la tradición, durante los ruegos de Judas se produjo como un terremoto y el ambiente se impregnó de exquisitos olores. h  Con los números 9a, 10a, 13a, 14a y 15a se recogen otras tantas estrofas que se relacionan, como variantes, con las que le preceden con el dígito solo. i  Para fuentes del verso 32 cfr Ambr., Theod. 45; Casiod., Hist. 2, 18. j  Para fuentes del verso 35 cfr Casiod., Hist. 2, 18. k  El primer Judas en las estrofas 13 y 13a es Judas Iscariote, que por el diablo traicionó a Jesús. Pero otro Judas, el segundo de las citadas estrofas, que después fue obispo de Jerusalén con el nombre de Ciriaco, lo ha rechazado al encontrar la cruz de nuestra salvación. l  Esto es, ‘consagrado al Señor’. Es santa Helena quien ordena poner de los clavos de las manos “unos” (sic en Casiodoro) en el casco del emperador para que le dieran prudencia, y “otros” en el freno de su caballo para la protección del emperador y para cumplir la profecía de Zacarías (14,  20) que decía: ‘En aquel día lo que está en el freno será consagrado al Señor’. Creo que el último verso de la estrofa (v. 45) se puede comprender mejor a la luz del texto que sigue: Jermo., In Zach. 3, 14: (audiui a quodam rem, pio quidem sensu dictam, sed ridiculam, clauos dominicae crucis, e quibus Constantinus Augustus frenos suo equo fecerit, sanctum Domini appellari), ‘he oído de uno una cosa dicha sin duda en sentido piadoso, pero ridícula, que los clavos de la cruz del Señor, de los que Constantino Augusto hizo unos frenos para su caballo, se llamaban ‘santo del Señor’. Para fuentes de los versos 43-45a cfr Ambr., Theod. 40. 47; Casiod., Hist. 2, 18.

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38B. HIMNO PARA EL DÍA DE LA SANTA CRUZa

1. Abiertas las tinieblas infernales y la sombra de la muerteb, [Cristo] impidiendo la ruinac por probar el árbol prohibido, después salva lo que pereció mostrando el madero de la cruzd. 2. Tembló el infierno tan pronto como vio al redentor del mundo; soltó las ataduras de los condenados, a los que el perverso perdió, subió a la excelsa cruz y nos devolvió la salud. 3. La verdad del profetae comenzó a descubrir al rey del cielo, él que con su venida liberaría a nuestro linaje de su antigua caída y que ha de venir como juez de todos a reclamarf con la ley. 4. Te lo pedimos: libera a los condenados, a la multitud de los que lloran; los profetas te anunciaron como redentor de todos, llevando tu muerte como un trofeo, poniendo en las frentes tu estandarteg. 5. Aquel a quien el universo todo no contiene es encerrado en una tumba; la piedra rueda hacia atrás, y resucita al tercer día; tierra, mar, astros, cielo, está aquí el que ha vencido sobre todo. 6. Gloria y honor a Dios, fuerza y poder a un tiempo al Padre, al Hijo y al excelso Paráclito, a quien la alabanza y el poder por los siglos eternos. Notas a  Este himno se encuentra también en manuscritos no hispánicos. Cfr nota a, h. 38A.

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b  tenebris et umbra mortis (v. 1), referido al descenso de Cristo a los infiernos, puede encerrar una alusión al pecado original. Para umbra mortis cfr Is 9, 1. c  ruinam (v. 2) entendido como la caída del pecado original. d  Según 1 P 3, 18-22 Cristo tras su muerte descendió a los infiernos, morada de las tinieblas (cfr Jb 10, 21s.; 17, 13; 38, 17; Sal 87(88), 7.13; 142 (143), 3) y de la muerte, para llevar a la presencia de Dios a Adán y Eva y a los justos del Antiguo Testamento, que como consecuencia del pecado original (cfr  Rm 5,  12) aguardaban allí la salvación de Jesucristo. e  ¿Qué profeta? ¿se refiere a los profetas en general? ¿tal vez a David, a quien se alude en Hch 2, 14-36, origen, al parecer, de la tradición de la bajada de Cristo a los infiernos? Para los versos 8-9 cfr Ces. Arl., Serm. 121, 2: (Quia uenturus erat Christus cum decalogo legis et mysterio trinitatis, ut genus humanum de potestae diaboli liberaret), ‘Porque Cristo vendría con el decálogo de la ley y con el misterio de la Trinidad para liberar al género humano del poder del diablo’. f  Para distringere (v.  9) con un significado próximo a uindicare cfr  ThlL, col. 1552, 5 s. u. distringo. g  Cfr Prud. Cath. 9, 83-84: (dic tropaeum passionis … / pange uexillum notatis quod refulget frontibus), ‘canta el trofeo de la pasión … canta el estandarte que refulge señalando nuestras frentes’; Ambr., Hymn. 5, 26 (carnis tropheo cingere), ‘ármate del trofeo de tu carne’; In Luc. 10, 107 (crux supra umeros imponitur ut tropaeum … ut prius crucis suae tropaeum ipse erigeret, deinde …), ‘sobre sus hombros se pone la cruz como un trofeo … para que primero él levantara el trofeo de su cruz, después …’. Como dice Fontaine (2008, p. 295), Cristo triunfante es representado teniendo como una lanza – según el esquema plástico antiguo del doríforo – “el trofeo de la cruz”.

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39. EN LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR A VÍSPERASa

1. Altísimo rey eterno, y redentor de los fieles, por quien la muerte ha perecido destruida y se nos da el triunfo de la gracia, 2. a quien la ley del tártaro, sometida y marchita, alejó del averno y, privada de la malvada espada, devolvió al trono paterno. 3. Ascendiendo al tribunal de la derecha del Padre, a Jesús se le dio sobre todas las cosas un poder que venía del cielo y que no era de los hombres, 4. para que la triple máquina del mundo creado, cielos, tierra e infiernos, puesta a sus pies doble su rodilla; 5. y no haya salud de ningún modo fuera de tu palabra, por la que todo fue creado y recreado como santo. 6. Esta gracia tan grande de Cristo nos quitó la atadura de los pecados, tomó nuestro cuerpo y posee y mueve la bóveda del cielo. 7. Los ángeles se estremecen viendo cambiada la suerte de los mortales, la carne peca, la carne purificab, reina Dios, carne de Dios, 8. la cual se eleva por encima de las Virtudes más allá de los más altos cielosc; Dios carne y espíritu, Dios pleno y hombre verdadero. 9. Desde los astros los ángeles dicen que al final vendrá de nuevo de este modo el que creemos que volvió [a los cielos] y sabemos que reina por siempre.

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10. Tú, Cristo, eres nuestro gozo, que presidesd eternamente el Olimpo, que riges el edificio del mundo, venciendo los placeres del mundo. 11. Por ello, con súplicas te pedimos: perdona todas nuestras culpas y, por la gracia del cielo, eleva nuestros corazones a ti, 12. para que, cuando empieces a brillar sobre la roja nube de juez, apartes los castigos debidos y nos devuelvas las coronas perdidas. 13. A Dios Padre sea la gloriae. Notas a  Las alteraciones de que ha sido objeto este himno en distintas épocas hace muy difícil determinar cuál era el original y cuál el origen de sus varias formas. Remonta parcialmente a un himno romano. b  Cristo, que se ha hecho carne nuestra. c  Cfr 1 P 3, 22. d  preditum (v. 38) debe entenderse como praepositum, praefectum (Du Cange, 1959, s. u. praeditus; Stotz, 2000, V 84.10). e  Cfr Introducción, p. 52.

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40. DOMINGO DESPUÉS DE LA ASCENSIÓN A VÍSPERASa

1. La verdad de fe ha llenado el tiempo de Cristo consagrado en los oráculos proféticos, afirmando nuestros pechos con su fuerza: 2. que el Señor del mundo vino en el templob de un cuerpo santo para que, quien había hecho al hombre, lo salvara también de su perdiciónc. 3. Mientras padece y muere el hombre pasible que había asumido, resucita Dios impasible, creador de todo, 4. el cual, resucitado su cuerpo en los días anunciados tiempo antesd, durante cuarenta días mostró los bienes de salud. 5. Cumplidos estos, el Señor, ascendiendo a las alturas, llevó cautiva a la cautividad y dio sus dones a los hombres (Ef 4, 8). 6. Presentes sus discípulos, estos fueron advertidos de que vendría, para que reconocieran su vuelta cuando llegase el tiempo, 7. que, conocido sólo para el Padre y no desconocido para el Hijo, no estaba permitido conocer a sus inquietos discípulos, 8. a los que, sin embargo, un mensajero del Altísimo ordena permanecer en Jerusalén hasta que recibieran la fuerza del Espíritu enviada desde lo alto. 9. Alegrándonos de que se nos ha dado la gracia de nuestra salud, resuena un himno unido a todas las alabanzas de los santos. 10. A Dios Padree.

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Notas a  Este himno, de datación incierta, cuenta algunos sucesos posteriores a la Resurrección del Señor. b  Cfr Jn 2, 21: (ille autem dicebat de templo corporis sui), ‘pero él hablaba del templo de su cuerpo’. c  Probablemente inspirado en Agn., Serm. 119, 1: (Dominum nostrum Iesum Christum factum esse hominem quaerendo perditum hominem), ‘que nuestro Señor Jesucristo se hizo hombre para ganar al hombre perdido’. d  Cfr Mt 16, 21; Mc 9, 30; Lc 9, 22; 24, 7.46. e  Cfr Introducción, p. 52.

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41. EN EL SANTO PENTECOSTÉS A VÍSPERASa

1. Ven, Espíritu Santo Paráclito, salido de la boca del Padre, que fuiste prometido tiempo ha por el profeta Joelb. 2. Dice que en los últimos tiempos se llenaránc las entrañasd gratas al Dios de todos, para vaticinar prodigios. 3. Nuestro Dios lo derramó en este día sobre sus discípulos, como les había prometido al ascender a su sede después de haber dejado atrás la muertee. 4. Al verlos, la plebe judíaf, ciega y envidiosa, dice y grita que están llenos de vinog, pues no creen en maravillas. 5. Pedro les replica con firmeza: “No están llenos de vino, como creéis, sino del Espíritu del que habla el profeta”. 6. Después de esto, muchos, recibida la palabra, escrutando en sus corazones y hecha penitencia, se unen al ejército de Cristo. 7. El misterio que en otro tiempo había estado escondido a Israel ahora se anuncia revelado y manifiesto en los apóstoles. 8. Este día quincuagésimo, que se nos transmite como jubileo, es para nosotros conmemoración de gozo, propio de perdónh. 9. Digamos un himno al Padre, digamos un himno al Hijo al mismo tiempo que al Espíritu Santo con fuerte voz y con el corazón. Notas a  El himno, de datación incierta, narra los sucesos del día de Pentecostés, según los Hechos de los Apóstoles (2, 1-31).

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b  Cfr Jl 2, 28-29. El Verbo procede de la boca del Padre, el Espíritu es enviado por Cristo desde el Padre (cfr Jn 14, 16.26; 15, 26). c  Del Espíritu (cfr Jl, 2, 19. 26; Hch 2, 17-18). d  Con uiscera (v. 6), ‘entrañas’, en la Vulgata y en los Padres se hace referencia a los sentimientos íntimos, al corazón (Blaise, 1966 s. u.). e  Cfr Hch 1, 8. f  Los judíos de Judea y de la diáspora llegados a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés. g  Cfr Hch 2, 11-13. h  El ‘jubileo’ o ‘año jubilar’ tenía lugar entre los hebreos cada 50 años y era año de perdón, en el cual se liberaba a todos los esclavos hebreos (cfr Lv 25, 10-11). La Iglesia celebra el jubileo cada 25 años. El día de Pentecostés, día 50 después de la Pascua, es ‘jubileo’ o ‘día jubilar’, día de gozo, porque es día de perdón, pues desciende el Espíritu Santo, el único que puede liberarnos. Cfr Rm 7, 6; 8, 2.

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42. EN EL SANTO PENTECOSTÉS EN LAUDESa

1. La órbita del año nos ha devuelto los bienaventurados gozos, cuando el Espíritu Paráclito brilló en los discípulos. 2. Su fuego bajó mostrando una figura de lengua de centelleante luz para que fueran elocuentes y de caridad fervienteb. 3. Hablan en las lenguas de todos, las turbas de los gentilesc se llenan de estupor, acusan de estar llenos de mosto a quienes había llenado el Espíritu. 4. Se han cumplido místicamente estas cosas al completarse el tiempo de la pascua y el sagrado número de días en que se produce la liberación de la leyd. 5. A ti ahora, Dios bondadosísimo, con el rostro inclinado rogamos: danos con largueza los dones de tu Espíritu bajado del cieloe. 6. Hace tiempo llenaste de tu gracia los pechos santosf, perdona ahora nuestros pecados y danos tiempos de paz. 7. Concédenoslo, Padreg. Notas a  Este himno es de datación incierta y se encuentra también en manuscritos no hispánicos. b  Creo que la estrofa está influenciada formalmente por estos versos de Paulino de Nola, Carm. 27, 60: (Hoc sollemne dies sequitur /… qua sanctus quondam caelo demissus ab alto / spiritus ignito diuisit lumine linguas), ‘A esta solemnidad sigue el día … en que el Espíritu Santo enviado en otro tiempo desde el alto cielo distribuyó

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lenguas de incandescente luz’. detulit (v. 6), entendido con los dos significados unidos de exhibere y afferre (cfr Forcellini, s. u. defero). c  Se refiere a los judíos de la diáspora y prosélitos que estaban en Jerusalén esos días (cfr Hch 2, 5). d  Cfr Rm 7, 6; 8, 2. e  Dice Paulino de Nola, Epsit. 28, 1: (Conflante nos Christo per ignem spiritus sui, de quo ait: ignem ueni mittere in terram), ‘Con la inspiración de Cristo por medio del fuego de su Espíritu, del cual dice: vine a traer el fuego a la tierra’. Para ‘dones del Espíritu’ cfr nota b, h. 57, 1. f  De los apóstoles. g  Cfr Introducción, p. 52.

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43. EN EL SANTO PENTECOSTÉS EN LAUDESa

1. Transcurridos los meses del año, vuelven tan grandes gozos y con las súplicas de la fe llega el día tiempo ha deseado, 2. en el que el Espíritu del Señor llenó la tierra (Sb 1, 7) de gozos y las luces de su celestial advenimiento se derraman sobre el mundo. 3. Esto fue probado por el testimonio de las palabras de los apóstoles, cuando hablaron en lenguas diversas a los incrédulos gentiles. 4. Redimidos por tan gran don del Espíritu del Padre y del Hijob, demos gracias sin cesar a Dios eterno por los siglos. 5. Gloria a ti, Trinidad, deidad unac e igual antes de todos los siglos, ahora y por siempre. Notas a  Este himno es de datación incierta y se encuentra también en manuscritos no hispánicos. b  En cuanto que procede de su amor recíproco. c  Cfr h. 37, 9.

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II. COMÚN DEL TIEMPO

44. LOS DOMINGOS A VÍSPERASa

1. Atiende nuestros ruegos, atiéndelos ya propicio, oh Cristo, gloria del mundo, y derrama tu luz festiva. 2. A ti te cante la alabanza propia del atardecer, a ti la voz matutina, que en tu honor todo tiempo haga resonar un himno de eterna gloria. 2a. A ti te cante la oración vespertina, a ti la oración matutina, que en tu honor haga resonar sin descanso un himno de dulce verso. 3. Ilumina nuestra nocheb, a los corazones ensombrecidos, destruye c, tú que eres . 4. A ti te cante ahora nuestra alabanza, a ti esté pronta a cantarte siempre, a ti la voz consagrada te anuncie con armonioso verso de alabanza. 5. Concédenoslo, Padred. Notas a  Este himno, datable en el siglo x, tiene una tradición manuscrita algo compleja, que ha llevado a editar la segunda estrofa en dos versiones distintas, aunque cercanas. b  Cfr h. 20, 1. c  Cfr nota c, h. 15, 4. d  Cfr Introducción, p. 52.

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45. LOS DOMINGOSa

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1. Luz verdadera, claridad de la luz, herencia permanente de luz, nuestra alabanza se proclama en las tinieblas, que a los que ruegan se dé tu esplendor. 2. A ti el tiempo de todo tiempo, a ti todo el vigor que hay en nosotros te alabe por los siglos perpetuos de la eternidad. Notas a  No tenemos posibilidad de datar este himno.

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46. EL MARTESa

1. Te rogamos, Señor misericordioso y bueno, por tu nombre, Señor, senos propicio (Dt 21, 8; Sal 78 (79), 9; Lc 18, 13). 2. En ti, Dios, descargamos nuestra inquietudb; si no tienes misericordia de nosotros, en vano trabajaremos. 3. Que con tu ayuda venzamos lo que te desagrada; nos salvaste en la vigilia, guárdanos en el sueño. 4. Que enseguida nos durmamos sin peligro y en paz y, levantándonos al alba, sobriosc, te adoremos. 5. Lava nuestros pecados, ten misericordia de nosotros (Tb 8, 10), Dios, tú que reinas por siempre, atiende nuestros ruegos, 6. tú que eres el único poder, cancela nuestra cédulad para que alabemos tu eterna gloria por todos los siglos. Notas a  El himno se ha atribuido probablemente al siglo viii. b  Cfr Sal 54 (55), 23. c  Cfr nota f, h. 22, 6. d  Cfr nota c, h. 23, 4.

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47. EL SÁBADO PARA EL OFICIO NOCTURNOa

1. Tú, rey, redentor de todos, que dispones y ordenas con leyes eternamente fijas todo lo que ha sido creado; 2. nos levantamos en las horas de la noche, confesamos nuestras inicuas accionesb, y el órgano de nuestra boca te alaba con dulces himnos, 3. para que sanes con tu perdón todo lo que la turba de los demonios corrompió con su engaño y nos concedas los dones de vida. 4. Que esa plebe maligna y autora de todo crimen no nos arrastre consigo al fuego eterno para ser quemados. 5. Y ahora con lágrimas pedimos tu poder, Dios, para que nos liberes pronto de toda impiedad. 6. Concédenosloc. Notas a  El himno, considerado “ambrosiano” por el fondo y por la forma, es fechado en el s. vii. b  El pecado es la injusticia por excelencia (cfr 1 Jn 3, 4). c  Cfr Introducción, p. 52.

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48. EL SÁBADO A VÍSPERASa

1. Dios, fuente de todas las cosas, que, después de creadas todas las cosas, llenaste con la abundancia de tus dones el ámbito del orbe entero. 2. No cansado por tus actos ni fatigado por tus trabajos, das descanso a todos los enfermos para que no se hundan en su angustia malsana. 3. Concede ahora a los mortales hacer sacrificios por sus malas acciones, perseguir ya las virtudes y ser recompensados con tus favores 4. para que, cuando se apodere de nosotros el terrible temor al supremo juezb, nos alegremos todos mutuamente entre nosotros llenos del don de la paz. Notas a  Este himno, difícil de datar, se encuentra también en manuscritos no hispánicos y cierra la serie de himnos que aparecen en manuscritos hispánicos dedicados a cantar los siete días de la creación. Blume (1897, p. 101) edita sólo este, porque duda del origen mozárabe de los seis restantes, si bien edita otro de ellos, el 17, O lux beata trinitas, en AHMA, 51, 40. b  supremus (v. 14), en enálage, se refiere a iudicis (v. 13); literalmente ‘el último horror al terror del juez’.

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49. EN LA PRIMERA VIGILIAa

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1. Opongamos todos el asedio de nuestros himnos contra el caudillo de las tinieblas, contra sus negros satélitesb. 2. Que armen nuestras manos la esperanza y la fe, que la cruz poderosa proteja nuestros lomosc, ciñámonos con la espada del espíritu frente a los temores de la noche. 3. Salva, Jesús, con tu mano poderosísima a los fieles por su fe, derrota a nuestros enemigos con tu cruz y protégelo todo en paz. Notas a  Como se dice en la Introducción, los himnos formaban parte de la liturgia de las horas y se cantaban en vísperas y maitines (ad uesperum y ad matutinum) del oficio catedral y en completas, nocturnos-vigilias, tercia, sexta y nona (ad completam, ad nocturnos, ad tertiam, ad sextam y ad nonam) del oficio monástico. Estas horas, canónicas, fueron ampliadas por San Fructuoso de Braga con otros rezos peculiares. Los himnos para las horas aquí incluidos (49-80) tienen rasgos comunes: su forma métrica, su extensión (suelen ser breves) y su temática, en la que se alude a veces a pasajes bíblicos coincidentes con la hora del rezo, y su lenguaje a menudo está cargado de un simbolismo que lo enriquece y a la vez lo complica. Los himnos 51, 53, 56, 59, 65, 68, 75, 78 y 80 han suscitado dudas sobre su origen hispano. Los himnos 53, 56, 57, 58, 59, 65, 70, 75, 78 y 80 aparecen también en manuscritos no hispánicos. Se han datado con alguna probabilidad algunos de ellos: 49 (siglo vii), 50 (vii-viii), 51 y 52 (vii), 57 (vi), 62 (vii-viii), 63 (vi), 75 (vii), 76 (ix), 77 (vii-viii), 78 y 80 (vii). b  Entiendo satellitem (v. 4) como un colectivo. c  En los lomos se asienta el vigor del hombre (cfr Ef 6, 14), del que el hombre necesita armarse para el combate espiritual. 

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50. A MEDIA NOCHEa

1. Puesto que nuestra alma, engañada en ensueños, quedó embotada por el vergonzoso fluir del semen estando los miembros envueltos y cargados de sueño, 2. bañados en lágrimas te pedimos una y otra vez, Padre bondadosísimo, que se alejen ya los sucios fantasmas de la libido. 3. Lava lo que el enemigob manchó, renueva lo que ensució, limpiémonos todos de la suciedadc de la carne que turba los espíritus. 4. Concédenoslod. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Cfr nota c, h. 15, 4. c  La suciedad del pecado (cfr nota c, h. 5, 2). d  Cfr Introducción, p. 52.

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51. A LA AURORAa

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1. Ya el final de la noche ha quedado atrás y el descanso del sueño ya ha pasado, se levanta la aurora llena de resplandor y una nueva luz inunda el cielo. 2. Pero cuando veamos despuntar el día, entonces en seguida debemos, lucero celestial, derramar nuestros ruegos en tu presencia. 3. Tú, por la luz del Espíritu Santo y por nuestros actos de amor renuévanos a la medida de la gloria. 4. Concédenoslob. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Cfr Introducción, p. 52.

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52. A LA HORA SEGUNDAa

1. Ya la segunda hora, completado su círculo, nos avisa que digamos un himno de eterna gloria consagrado a Dios. 2. Levántate, Jesús, aligera el hastío del corazón culpable para que nuestra lengua cante con claridad las grandezas objeto de tu alabanza. 3. Derramab la luz de tu Espíritu, da amor a nuestros corazones para que a ti, Dios, te alabemos siempre por todos los siglos. 4. Gloriac. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Cfr Is 44, 3; Jl 2, 28-29. c  Cfr Introducción, p. 52-53.

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53. A LA HORA TERCIAa

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1. Observando el ritual establecido, en la hora tercera del día pidamos con piadoso pecho la fuerza del nombre trinob 2. para que seamos morada de aquel Santo Espírituc que un día a esta hora fue repartido entre los apóstoles. 3. A los que se conducen según este ritual, el creador del reino celestial adornará magníficamente en todo con los premios de la vida eterna. 4. Concédenoslod. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  nominis (v. 4) debe ser entendido en el sentido bíblico de ‘persona’. c  Que por la gracia establece en nosotros su morada. d  Cfr Introducción, p. 52.

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54. A LA HORA CUARTAa

1. Tú, que con el agua que fluye por los cuatro ríos de los evangelistas riegas ahora los cuatro puntos cardinales del mundo, óyenos, te rogamos, en nuestras súplicas. 2. Perdona nuestro crimenb, quita la tibieza de nuestras almas y haznos a todos dignos del don del arrepentimiento. 3. Que la libido no debilite nuestro cuerpo, que la ira no se deslice en nuestra alma, que la verdad conforme nuestra conducta, que la castidad conserve nuestro pudor. 4. Concédenosloc. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  scelus (v. 5) se aplica al pecado como acto criminal. c  Cfr Introducción, p. 52.

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55. A LA HORA QUINTAa

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1. Tú, que por medio de Moisés nos instruyes en el curso del tiempo en tantos librosb cuantos son los sentidos del cuerpo por los que mandas, redentor, que seamos guiados, 2. haz que permanezcamos perpetuamente en tus leyes, de modo que en alma y cuerpo te cantemos con diligencia. 3. Aleja lo que tememos, concédenos lo que te pedimos, para que a ti, bueno y mansoc, te alabemos perpetuamente. 4. Concédenoslod. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Entiendo que en esta referencia al Pentateuco hay una alusión a las lecturas de la Escritura distribuidas en el curso del tiempo litúrgico. La Escritura, como dice Blaise (1966, p. 298, nota 2), “nos instruye, en el sentido de que nos pertrecha, nos equipa de todo lo que debemos saber sobre Dios”. c  Cfr Mt 11, 29. d  Cfr Introducción, p. 52.

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56. A LA HORA SEXTAa

1. Digamosb alabanzas al Señor con espíritu pronto y fervoroso; la llegada de la hora sexta nos llama a la oración, 2. porque en esta hora se devuelve a los fieles la verdadera gracia de salud por el sacrificio del cordero bienaventurado y la fuerza de la cruzc, 3. ante cuya brillante luz se oscurece el mediodíad; recibamos con todo nuestro pecho tan esplendorosa gracia. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Para dicamus (v. 1) cfr nota f, h. 9, 8. c  Referencia a la muerte de Jesús, que, si bien sucedió a la hora nona, estuvo acompañada de tinieblas ya desde la hora sexta, según los sinópticos (cfr Mt 27, 45; Mc 15, 33; Lc 23, 44-45). d  Cfr Am 8, 9.

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57. A LA HORA SÉPTIMAa

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1. Autor de la gloria eterna, que das a los creyentes el Espíritu de la gracia septiformeb, ayúdanos con mansedumbre a todos. 2. Quita las enfermedades de los cuerpos, aparta la ocasión de caída de nuestra alma, anula el veneno de nuestros crímenes y ahuyenta los dolores de nuestros corazonesc 3. para que, cuando hayas recibido clemente los ruegos de tus fieles, paguemos todos gloria a Dios trino por los siglos. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  septiformis (v. 2) se aplica al Espíritu Santo o a sus dones: espíritu de sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor del Señor (cfr Is 11, 2). c  Cfr Ambr., In Luc. 5, 27: (Inueni medicum, qui in caelo habitat et in terris spargit medicamenta. Hic solus potest sanare uulnera mea, qui sua nescit, hic auferre cordis dolorem, pallorem animae, qui nouit occulta), ‘Encontré un médico, que habita en el cielo y esparce sus remedios en las tierras. Este es el único que puede sanar mis heridas, él que ignora las suyas, quitar el dolor de corazón, la tristeza del alma, él que conoce lo oculto’.

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58. A LA HORA OCTAVAa

1. Declina ya el curso de la hora octava y nos prepara a llorar con suspiros el día del juicio futurob. 2. Ahora todo el tiempo transcurre en cursos de siete días, el octavo y último será el día del juicio, 3. en el que, redentor del mundo, no nos acuses en tu ira, antes bien líbranos de los de tu izquierdac y colócanos a tu derecha. 4. Concédenoslod. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  En que será el llanto y el crujir de dientes (cfr Mt 24, 51). c  Sin duda inspirado en Prósp., In Psalm. 137, 7: (Et ut aduersitatibus non uincerer, fecit dextera tua, quae me a sinistris omnibus liberauit), ‘Y tu diestra hizo que no fuera vencido por las adversidades y ella me liberó de todos los de tu izquierda’. d  Cfr Introducción, p. 52.

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59. A LA HORA NONAa

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1. Completada la novena horab, cantando las alabanzas debidas, decimos con salmos la nonac, 2. cantando con pecho puro el sagrado misterio de Dios, regla del piloto Pedrod, mostrada en el signo de la salude. 3. Y nosotros levantémonos en espíritu, adhiriéndonos a los apóstoles; los que tienen débiles los pies aman la fuerza de Cristof. 4. Concédenoslo, Padre bondadosísimog. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  La traducción literal sería ‘completado el número tres con divisiones de tres horas cada una’. Sobre la confusión entre distributivo, cardinal y multiplicativo cfr Hofmann-Szantyr, 1965, p. 213. c  Es decir, el oficio de nona. d  Debe entenderse que Dei mysterium (v. 5), ‘el misterio de Dios’, es Cristo. Por otra parte para Petri magistri regulam (v. 7) cfr Máx. Tur., Serm. 49, 3: (hanc igitur solam ecclesiae nauem ascendit Dominus, in qua Petrus magister est constitutus dicente Domino: super hanc petram aedificabo ecclesiam meam), ‘pues el Señor subió a esta única nave de la Iglesia, en la que Pedro fue constituido su piloto cuando el Señor dijo: sobre esta piedra edificaré mi Iglesia’. Es evidente que, aunque suena algo extraño, magistri debe traducirse ‘piloto’, nombre de quien ‘gobierna y dirige’ una nave, pués ‘maestre’, no sería exacto, ni ‘maestro’ que, además, sería ambiguo, pues el ‘maestro’ es Jesús. Cfr 115, 3, Pauli normam. e  Cfr h. 31, 3. f  Para los versos 11-12 se ha preferido la lectura de los testigos hispanos, qui plantas habent debiles / Xristi uirtutem diligunt, posiblemente inspirados en Hch

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II. común Del Tiempo

3, 1-12, a la lectura de los códices foráneos qui plantas adhuc debiles / Xristi uirtute dirigant ‘para que guíen con la virtud de Cristo nuestros pies todavía débiles’, seguida por Blume y Walpole. g  Cfr Introducción, p. 52.

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60. A LA HORA DÉCIMAa

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1. Ya los diez preceptos de la ley sagrada nos enseñan que en las tinieblas del siglo no sirvamos al crimen. 2. Por esto, Dios, te pedimos que, aplacado, nos corrijas, laves nuestras ofensas y apartes toda adversidad. 3. Sé nuestro gozo, tú, que eres nuestro premio futuro; esté en ti nuestra gloriab por todos los siglos eternos. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Cfr nota f, h. 17, 5.

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61. A LA HORA UNDÉCIMAa

1. Recorridas once horas, el día cae hacia la tarde, paguemos todosb el cántico debido del alma piadosa. 2. Ha pasado el trabajo del día para el que tú, Cristo, nos habías contratado, da ya a los trabajadores de tu viña los prometidos dones de tu gracia. 3. Y tú, que das la recompensa a quienes llamas a la vida futura, ayúdanos en el trabajo y confórtanos después del trabajo. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  La plegaria en general, como el sacrificio, es, según Blaise (1966, p. 392, n. 4), una deuda que tenemos contraída con Dios.

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62. A LA HORA DUODÉCIMAa

1. Que esta grey, Dios bondadosísimo, te pague las alabanzas debidas a tu honor todas las horas que delimitan el día. 2. Ya el día transita hacia la tarde, levántate, lucero celestial, renueva ya nuestras almas con la gracia espiritualb. 3. Apártese la sombra de los crímenes, sea alejada la ira de los demonios, visitac, Dios, nuestro lecho y guárdanos. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Efecto de la acción del Espíritu (cfr Rm 1, 11). c  Literalmente ‘visita con tu guarda’. uisita (v. 11) ‘visitar para cuidar’, ‘cuidar’ (cfr Sal 8, 5; 26 (27), 4).

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63. ANTES DE COMPLETASa

1. Tomados los alimentos convenientes, acabados los hábitos de la cena, venimos a ti, redentor glorioso, a decir tus alabanzas. 2. Ven pronto a nuestro encuentro, quita la pesadez de la comida a fin de preparar el cuerpo para la oración, dándoteb la fe de la confesión, 3. para que por todo lo que decimos con la boca en tus santas alabanzas nos concedas la corona, dando gloria a Dios solo. 4. Concédenosloc. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Podría pensarse que dans (v. 8) se refiere a redemtor (v. 3), ‘dándonos tú’, sin embargo, el paralelo confessionis proprie / dantes ei ueram fidem (cfr h. 31, v. 2-3) ‘dándole la verdadera fe de nuestra confesión’, apoya, en nuestra opinión, la referencia a nobis (v. 5), ‘dándote’, en uso no flexivo del participio. c  Cfr Introducción, p. 52.

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64. A COMPLETASa

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1. Hemos pasado el umbral de la negra noche en tus alabanzas, ahora te rogamos, Trinidad, que escuches nuestro canto. 2. Danos tú a todos tu gracia, alivia toda fatiga, borra el error de nuestros crímenes, mantén siempre lejos la ocasión de caída. 3. Que la luz verdadera nos ilumine y ahuyente las tinieblas del alma, que la paz nos inunde a todos los que en ti, creador, creemos. Notas a  Cfr nota a, h. 49.

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65. A LA HORA PRIMA EN EL TIEMPO PASCUALa

1. Brilla la luz de la aurora, el cielo retumba por las alabanzas, el mundo exultante grita de júbilo y el infierno ulula gimiendo, 2. cuando el rey más fuerte, quebrados los poderes de la muerte, hollando con su pie el tártaro, libra de su castigo a los desdichados. 3. Aquel que, encerrado con una piedra, es custodiado por soldados, triunfante con noble pompa resucita victorioso de la muerte. 4. Desvanecidos ya los lamentos y los dolores del infierno (Hch 2, 24), un ángel resplandeciente proclama que el Señor ha resucitado. 5. Tristes estaban los apóstoles por la ejecución de su Señor, al que los impíos malvados castigaron con la pena de una muerte cruel. 6. Con suaves palabras anunció el ángel a las mujeres: “Veréis muy pronto al Señor en Galilea”. 7. Cuando ellas se encaminan con rapidez a decir esto a los apóstoles, al ver que el Señor vive le besan los piesb. 8. Conocido esto, los discípulos se encaminan a prisa a Galilea para ver el anhelado rostro del Señorc. 9. Con luminoso rayod el sol brilla para el mundo en el gozo pascual, cuando los apóstoles ven ya a Cristo en su aspecto corpóreoe.

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II. común Del Tiempo

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10. Al serles mostradas las heridas en la carne resplandeciente de Cristo, públicamente confiesan que el Señor ha resucitado. 11. Cristo rey clementísimo, posee tú nuestros corazones para que en todo momento paguemos las alabanzas a ti debidas. 12. Gloria a ti, Señor, que resucitaste de entre los muertos, junto con el Espíritu Santo por los siglos eternos. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Según Mt 28, 8-10 Jesús les salió al encuentro y las saludó: ¡Dios os guarde!. c  Cfr Mt 28, 16. d  La palabra mundo (v. 34), ‘mundo’ o ‘puro’, ya planteó cierta dificultad a editores en el pasado. Walpole (1966, p. 358) la entiende como ‘puro’ concertando con radio (v. 34), traduciéndose ‘hasta el sol brilla con una luz más pura’. En nota añade que Mone resuelve la dificultad del pasaje leyendo con un manuscrito mundum = in mundum. Parece que el contexto y el texto que se cita a continuación apoyan entender ‘mundo’; cfr  Beda, In Cant. 1,  2, 12: (at ubi sol iustitiae mundo illuxit abscedente mox ac depulsa priscae bruma infidelitatis perfidiae flores apparuerunt in terra), ‘pero cuando el sol de justicia brilló para el mundo, enseguida rechazada y ausentándose la bruma de la antigua infidelidad, en la tierra aparecieron las flores de la perfidia’. Cfr h. 130, 11-13, estr. 3. e  Gauisi sunt ergo discipuli, uiso Domino (Jn 20, 20) ‘Y los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor’. Este es el gozo pascual.

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66. A LA HORA TERCIAa

1. A ti, Señor de majestad, tus siervos, por el poder del nombre trinob, te rogamos que nos escuches propicio. 2. Lava nuestros erroresc, recibe el grito de nuestra voz, da con largueza a quienes te confiesan el premio del reino celestial. 3. Concédenoslod. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Veo una cierta semejanza entre trino pollentes nomine / precamur (v. 2-3) y precamur … per unum et trinum Deum (h. 121, v. 59-50). nomine debe ser entendido en el sentido bíblico de ‘persona’. c  Los errores del pecado (cfr h. 64, 2). d  Cfr Introducción, p. 52.

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67. A LA HORA TERCIA DESDE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR DENTRO DE LA SEMANAa

1. Jesús, redentor de todos, que, destruyendo a la muerte con tu muerte, resucitas al tercer día desde la profundidad de los infiernos, 2. te lo pedimos, a nosotros, desdichados, por quienes derramaste tu sangre, limpios del cieno de nuestros crímenes llévanos a las moradas celestiales 3. para que quienes en tu honor cantan triunfantes un cántico nuevo, unidos a los bienaventurados, te gocemos generosamente. Notas a  Cfr nota a, h. 49.

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68. A LA HORA TERCIA EN EL TIEMPO PASCUALa

1. Ya se levanta la hora tercera y nosotros corremos presto, cumplimos el oficiob de la salmodia, alabemos a Cristo el Señor. 2. También en esta hora tercera Cristo fue suspendido de la cruz, cumpliendo la voluntad del Padre, y quitó el pecado del mundo. 3. Subió a su sede, se sienta a la derecha del Padre, alaban los tronos al Señor, a quien los faltos de fe negaron. 4. Nosotros adoramos a Cristo Dios y lo esperamos como juez, a quien anunciaron los profetas y siguieron los apóstoles. 5. Saliendo a la tercera hora (Mt 20, 3) el santo padre de familia contrató a unos obreros por un denario cada uno. 6. En tu viña, Cristo, que ya vemos como premio, proseguimos místicamente nuestro trabajo por la mejor promesac. 7. He aquí que ha pasado ya la hora en la que el Espíritu Santo embriagó con su palabra las venas de los apóstoles. 8. Infúndenos, Señor, sentimiento para cantarte con alabanzas; Cristo, redentor de todos, santifica nuestro coro. 9. Gloria a ti, Señor, que resucitaste de los muertos, con el Padre, con el Espíritu Santo por los siglos eternos. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  El oficio divino. c  La promesa del Padre, el bautismo del Espíritu Santo (cfr Lc 24, 49; Hch 1, 4).

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69. A LA HORA SEXTAa

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1. Ya el curso de la hora rueda por sexta vez en el tiempo del día y nos avisa que te paguemos las alabanzas debidas por todo. 2. En este momento Pedro, mientras ora, prevé que los gentiles tendrán feb, en este momento Cristo insiste en dar agua viva a la mujerc. 3. En este místico momento del día el patriarca da hospitalidad a tres mensajeros de la divina Trinidad bajo apariencia carnald. 4. Esta [hora] perfecta del supremo cálculo es la primera que consta de partes, lo que sumado hace seise, y contiene la fábrica del mundo. 5. Esta [hora], Cristo, ciertamente ha sido creada por tu fuerza, y el poderf de tu gloria reina por todos los siglos. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Cfr Hch 10, 9. c  Cfr Jn 4, 5. d  Cfr Gn 18, 1-5, en donde se narra la manifestación de Yahvéh al patriarca Abraham en el encinar de Mambré bajo la apariencia de tres hombres, en los que muchos Padres han visto una prefiguración de la Trinidad. e  El seis era considerado el primer número perfecto, pues se completa en las partes de que consta: tiene dos partes de tres, tres partes de dos, seis partes de uno y sumadas estas partes, 1, 2 y 3, hacen 6. Por otra parte el verso 16 es una clara referencia a los seis días que, según las Escrituras (Gn 1, 31), duró la creación. f  Entiendo manet (v. 18) como equivalente a est y funcionando aquí como mero auxiliar: condita manet sería igual a condita est, uso documentado en el latín his-

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II. común Del Tiempo

pánico. Aunque también podría entenderse con su propio significado: ‘permanece creada’ (cfr h. 39, 4). Por otra parte es probable que la lectura glorie (v. 19) del único manuscrito, M, se deba a un error del copista a juzgar por el gloria (v.  31) de los manuscritos E L de la misma doxología en el himno 196, cuya traducción sería ‘tu poder y gloria…’.

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70. A LA HORA NONA DURANTE EL AÑOa

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1. Es el tiempo de elevar nuestros ruegos y el curso del día nos avisa que te cantemos, redentor de todos, un cántico de alabanza. 2. Serena nuestra alma, haz honesto nuestro oficiob, recibe los ruegos de los que oran y danos la vida eterna. 3. Concédenoslo, Padrec. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  El oficio divino (cfr 68, 1). c  Cfr Introducción, p. 52.

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71. A LA HORA NONA EN CUARESMAa

1. Habiendo rodado el sol en nueve revoluciones en su órbita convexa, concluido el recorrido de la hora, completa la novenab. 2. En este momento el autor de todo consumó su pasión, en este momento envió a trabajar su viña a los siervosc que había llamado. 3. En esta hora mística Pedro soltó las ataduras del cojo, en este momento el creador de las visiones las termina con su triple repeticiónd. 4. En esta [hora] con la voz y con alma pura cantemos gloria a Dios que crea la dicha para los justos acabados los siglos. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  La novena revolución. Literalmente el texto dice: ‘Habiendo rodado la órbita convexa del sol en nueve círculos, terminado el recorrido de la hora, completa tres veces el triple’. c  Se procura mantener el valor originariamente diminutivo de seruulus, aunque no siempre, como en v. 8 seruulos, tiene este valor. d  Es difícil saber a quién y a qué se refiere uisionum conditor … terminat (v. 1112). Podría referirse a la muerte de Cristo, ‘a las tres horas de ser crucificado’ (terno recurso, v. 12), aunque a ella aluden claramente los versos 5-6. Es más probable pensar en una referencia a la visión de Pedro, que a partir de la hora sexta se repite 3 veces (cfr Hch 10, 16) y que el autor del himno erróneamente ha situado en la hora nona, porque al acabar las visiones de Pedro llegan los emisarios de Cornelio, que había tenido su visión el día anterior a la hora nona.

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72. A COMPLETASa

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1. Han llegado las primeras tinieblas y el tiempob de la negra noche; consagrémoslac ahora todos con cánticos e himnos. 2. Pues este es el momento en el que dice Jeremías que debemos levantarnos en el umbral de la noched. 3. Ármanos de tu Espíritu, invicta raíz de David, rompe las ataduras de la noche y danos el esplendor de tu salud. 4. Séanos grato el descanso del sueño, levántese de nuevo nuestra alma tras toda la noche en vela, no nos manchemos con nuestros actos ni seamos turbados en nuestro espíritue, 5. sino que en cuerpo y alma, con espíritu ferviente y paso diligente te sigamos, Cristo. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Para excursus (v. 2) ‘espacio en el tiempo’, ‘tiempo’ cfr ThlL, col. 1296, 40, s. u. excursus. c  dedicemur (v. 4), además de como forma pasiva con valor activo con el significado de ‘comenzar’, ‘iniciar’ (ThlL, col. 261, 8, s. u. dedico), como se dice en la edición crítica (p. 747), también podría entenderse en el sentido más habitual de ‘consagrar’, ‘consagrémosla’ o incluso con valor reflexivo ‘consagrémonos’. d  Cfr Lm 2, 19. e  Cfr h. 50, 3.

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73. A COMPLETASa

1. Ha llegado el tiempo del descanso, en el que ojalá un inocente descanso se apodere de nuestros miembros fatigados y nuestra alma vele para Cristo. 2. Te lo rogamos, Dios, aleja de nosotros toda oscuridad y el maligno y mortífero veneno de la vieja serpiente. 3. Que permanezcamos protegidos bajo la sombra segurísima de tus alas y nos levantemos para tus alabanzas. 4. Sea la gloria y el honor a Dios Padre y al Hijo y al Paráclito igual a ellos en los siglos de los siglos. Notas a  Cfr nota a, h. 49.

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74. A COMPLETASa

1. Mira por nosotros, sol de los ángeles, a quien nuestras almas puras desean ardientemente contemplar con mirada atenta eternamente en las alturas. 2. Tú, por quien todo cobra vigor desde el cielo en su feliz ir y venir, por quien se mantiene la vida de todos, atiende a las gracias de los que te suplican. 3. Da tu custodia a tus humildes siervos para que su prosperidad sea moderada, la adversidad sea inofensiva y sus pechos no se corrompan. 4. Tú, moderación de los sentidos, sembrador, salud, alimento, bebida y comida, gozo, luz y fuerza de los corazones, 5. aparta de nuestros miembros la tentación de la lascivia para que no nos manche, para que no nos veje la sucia pasión ni nos inculpe la conducta de nuestra alma. 6. Derrama sobre nosotros abundante fuerza y concédenos con ella tu clemencia para que, olvidándote de nuestros pecados, nos des un tiempo tranquilo. 7. Con súplicas te rogamosb sin cesar, paz celestial, desciende para que, dominadas las ocasiones de caída, lo guardes todo seguro perpetuamente. 8. Gloria al Padre ingénito, gloria al unigénito, junto con el Espíritu Santo por los siglos eternos.

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II. común Del Tiempo

Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Votis rogamus (v. 25) evoca el Votis uocemus et Patrem de Ambrosio, Hymn. 2, 9 y como aquí uotis tiene el valor cristiano de oratio.

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75. A COMPLETAS LOS DOMINGOSa

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1. Cristo, que eres luz y día, quítanos de encima las tinieblas de la noche, trayendo la luz, tú, que eres luz, anunciandob la luz bienaventurada. 2. Te rogamos, santo Señor, guárdanos en esta noche, esté en ti nuestro descanso, danos una noche tranquila. 3. No caiga sobre nosotros un sueño pesado, no se adueñe de nosotros el enemigoc ni, consintiendo con él la carne, nos convierta en reos ante ti. 4. Que los ojos cojan el sueño, pero nuestro corazón vele siempre para tid, que tu diestra proteja a los siervos que te aman. 5. Defensor nuestro, míranos con benevolencia, refrena al que asechae, guía a tus siervos que compraste con tu sangre. 6. Acuérdate de nosotros, Señor (Sal 105 (106), 4), que estamos bajo el peso de este cuerpo, tú, que eres defensor del alma, ayúdanos, Señor. 7. Líbranos del temor a las asechanzas de esta negra noche, revela a todo nuestro coro las maravillasf de tu luz. 8. Gloria al Padre ingénito y a Cristo rey el Señor, junto con el Espíritu Santo en los siglos eternos. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Esto es, ‘como anuncio de la luz …’

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II. común Del Tiempo

c  Literalmente ‘no nos sustraiga a nosotros’, en el sentido de que no dejemos de tener el control de nosotros mismos. Para ‘enemigo’ ver nota c, h. 15, 4. d  Cfr h. 72, 4 y 73, 1. e  El que asecha por antonomasia es el diablo (cfr h. 76, 5 insidiantem hostem). f  magnalia (v. 27), acusativo neutro, depende de inlumina (= enseña, revela) construido con dos acusativos, de persona y de cosa (Norberg, 1990, p. 108-110). También podría entenderse como ablativo singular femenino, ‘ilumina … con la grandeza de tu luz’.

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76. A COMPLETAS EN CUARESMAa

1. Autor clemente de la luz, luz inmensa, luz de la queb resplandece Cristo, santo y eterno, con quien reina juntamente también el Espíritu Santo, un solo poderc. 2. Aleja la oscuridad de esta negra noched y ahuyenta, te lo pedimos, el engaño de la serpiente; a nosotros, armados con el símbolo de la cruz, sálvanos y enriquécenos con tu sacrosanto nombre, 3. a quienes, abatidos por la pesada mole del pecado, engañó con su astucia el que tiene mil formas, regocijándose con su victoria; que también reconozca que ha sido vencido por la fuerza del Todopoderoso. 4. Padre inmortal, pastor de todos, quebranta al enemigo envidiosoe y murmurador, danos tu luz perenne desde tu santuariof, que no sintamos temor en la senda tenebrosag. 5. Redentor excelso, rey de toda la tierra, atiende misericordioso a los gemidos por nuestras faltas, quebranta, salvador, al enemigo que asecha, y a nosotros haznos bienaventurados para la vida eterna. 6. Concédenos esta noche tranquila, ahuyenta de nosotros al enemigo hostil, que el signo de la cruz venza toda iniquidad, te lo rogamos, Cristo: quédate con nosotros (Lc 24, 29). 7. Gloria y honor, poder y fuerza a Dios no engendrado y a Cristo engendrado y al mismo tiempo al Espíritu Santo Paráclito, por cuya palabra resplandecen todos los siglos.

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II. común Del Tiempo

Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  cuius (v. 2) debe entenderse como genitivo separativo (cfr Bell. Hisp. 42, 2; cfr  22,  9 strati) quizá a partir de expresiones como abstinere o desinere ligadas a cauere con genitivo (Díaz, 1959, p. 189; Hofmann-Szantyr, 1965, p. 83; Stotz, 1998, IX 21.2), entendiendo, por otra parte lumen (v. 1) como aposición a auctor y no como régimen de fulget como se dice en la edición crítica (p. 748, 76, 2). c  Parece que la expresión hace referencia a la unidad de la Trinidad, a la que se acaba de invocar. d  Cfr nota b, h. 23, 3. e  Las palabras de la familia inuideo, como dice Fontaine, con frecuencia se refieren a la acción del diablo. Cfr nota c, h. 15, 4. f  Cfr Sal 19 (20), 3. g  Cfr Enod., Dict. 2: (numquam tenebrosum callem, sicut aestimamus, incurrit, si eum, quem nouit praetendere uitae lumen, insequitur), ‘nunca cae en la senda tenebrosa, como creemos, si sigue a aquel que sabe que lleva delante la luz de la vida’.

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77. HIMNO PARA EL DESCANSOa

1. Ha llegado el tiempo apropiado para el sueño, que este sea descanso de nuestros cuerpos, reguemos con lágrimas la cama, lavemos el lecho con nuestro llanto. 2. Empecemos con el símbolo de la fe, siga después la oración y después, dándonos mutuamente el ósculo, armémonos por medio de la cruz. 3. Entreguemos así al lecho nuestros miembros fatigados en presencia de aquel juez que, cuando descansamos, vela para protegernos mientras dormimos. 4. Apártate, turba de demonios, desaparece, tropa de sus satélites, por el nombre de esta santa cruz, la cual te destruya a ti y a los tuyos. 5. Y tú, creador de todo, aleja al envidioso, destruye toda adversidad y concédenos tranquilidad completa. 6. Concédenoslob. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Cfr Introducción, p. 52.

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78. HIMNO DE LA MEDIA NOCHE Ia

1. Nos levantamos a ti, Señor, en el silencio de la negra noche para las vigilias, siguiendo el ritual de nuestros padres para los cultos [divinos]b, 2. que nos transmitieron por derecho hereditario cuando con los oficios nocturnos te servíanc, Santo Paráclito. 3. Eres glorioso con el Padre, tu igual, sutilísimo con Cristo, tú, Espíritu, eres reconocidod de muchas formas rey místicoe. 4. Mira a los débiles de carne, a quienes engañó con sus artes el antiquísimof, y atráelos a tus virtudes. 5. Que no sea retenida por ningún crimen tu grey a ti entregada, a la que con tu sangre, Cristo, quisiste redimir. 6. Mira por las ovejas descarriadas, pastor bueno y misericordioso, llévalas sobre tus hombros al palacio de lo alto. 7. Retroceda derrotado y herido el príncipe de los demonios, que pierda la presa de sus fauces sin saciar su rabia. 8. Exulte Cristo el Señor, salmodie el coro de los ángeles, resuenen alabanzas en el órgano, digag al Señor tres veces “santo” h. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  uigiliis (v. 3) entre los monjes pasó a designar el oficio nocturno, correspondiente a lo que se llamó en el Breviario romano matutinis, en español ‘maitines’. Por otra parte, entiendo obsequiis (v. 3) como diuinis obsequiis (cfr 167, 7). Cfr Rm 12, 1; cfr Greg. M., Epist. 1, 68: (diuinis obsequiis deuoti), ‘dedicados al culto divino’.

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II. común Del Tiempo

c  Cfr Hch 13, 2. d  Cfr h. 182, 5. e  Cfr Sb 7, 22. El Espíritu es uno solo, pero son múltiples sus manifestaciones, sus dones. Cfr Primas., In Apoc. 2, praef. (Neque enim et illud sibi contrarium uideri putandum est quod cum spiritus dei legaliter insinuetur unicus uel simplex, mox perhibetur etiam multimodus uel multiplex, sicut se translationum diuersitas habet: simplex utique singulari proprietate naturae, multiplex distributionibus gratiae), ‘En efecto no debe pensarse que aquello parece contrario a sí, porque cuando el Espíritu de Dios según la Escritura se hace entender como único y simple, enseguida se muestra también como de muchas formas y múltiple, como la diversidad de los movimientos: simple ciertamente por la singular propiedad de su naturaleza, múltiple por la distribución de la gracia’. Cfr h. 182, 5. f  Con antiquissimus (v.  14) se alude al demonio, llamado también antiquus hostis, antiquus anguis (Díaz, 1965, p. 61). Cfr Ap 12, 9; 20, 2 serpens/–tem antiquus/–m; h. 73, 7 anguis priscis. g  Para dicat (v. 32) cfr nota f, h. 9, 8. h  El sujeto de ter “sanctus” dicat (v. 32) debe ser corus (v. 30), aunque la disposición de los versos en la estrofa hace pensar que podría ser el mismo organum del verso anterior, del que sería una aclaración.

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79. HIMNO DE LA MEDIA NOCHE IIa

1. Jesús, defensor de todos y protector admirable, llega la rutina de la noche, y nosotros, entregándonos al sueño 2. en tu santo nombre, que eres nuestro custodio y defensor, velemos en el espíritub para que merezcamos las lámparas nosotros, 3. a quienes como tus cantores, Señor, mandas levantarnos en la noche para invocar tu nombre (1 M 7, 37), que es digno de nuestra alabanza. 4. A ti, a quien toda la tierra teme por tanta grandeza, sigamos en tu alabanzac, como tú, santo, bondadosamente mandas. 5. Resuene el canto de himnos desde los corazones de quienes en ti creen, persigamos la promesa tan gozosa del Espíritu Santod. 6. Un clamor se produjo en la noche (Mt 25, 6), Jesús, llegandoe a las puertas, invita a los que velan a entrar en su santa y regia morada. 7. Se regocija el esposo de las vírgenes cuando ha entrado en su aposento, donde las coronas de los mártires resplandecen ante el Señor. 8. Él daráf a los creyentes la recompensa de tan gran gloria; que también nosotros merezcamos alcanzar lo que ansía nuestra alma. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Cfr h. 72, 4; 75, 4.

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II. común Del Tiempo

c  Esto es, ‘alabándote’, ‘y te alabemos’. d  Cfr Jn 7, 37-39; 14, 15-21. e  ingressus (v. 22 y 26) está usado en el primer caso con valor no perfectivo y en el segundo con valor perfectivo (ThlL, col. 1569, 83 y 1567, 49, s. u. ingredior, respectivamente). f  daturus est (v.  30) podría también traducirse ‘está dispuesto a dar’. Para el valor de futuro inminente de las formas en –urus sum cfr Hofmann-Szantyr, 1965, p. 312.

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80. HIMNO DE LA MEDIA NOCHE IIIa

1. Es el tiempo de la media noche y la voz profética nos avisa; cantemos alabanzas al Señor, siempre Padre e Hijo 2. y Espíritu Santo; pues debemos alabar siempre a la Trinidad perfecta y de una sola sustancia. 3. En el tiempo de la media noche el ángel exterminador, continuando su camino, llevó la muerte a Egipto y abatió a los primogénitos. 4. Esta hora es salud para los justos, a los que el ángel, sin derecho sobre ellos, no se atrevió a castigar, temiendo la señal de la sangre. 5. Lloraba Egipto amargamente la cruel muerte de tantos, tan sólo se regocijaba Israel protegido por la sangre del cordero. 6. Nosotros en verdad somos Israel, alegrémonos en ti, Señor, abatiendo al enemigo malignob, defendidos por la sangre de Cristo. 7. En el tiempo de la media noche creemos por la voz del Evangelioc que vendrá el esposo, el creador del reino celestial. 8. Las santas vírgenes corren al encuentro del que en ese momento llega, llevando lámparas luminosas, alegrándose con gran gozo. 9. Fuera quedan las necias, que tienen apagadas sus lámparas, golpeando en vano la puerta, cerrado ya el palacio del reino.

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II. común Del Tiempo

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10. Por ello velemos sobriosd y estemos de pie con espíritu luminoso, para que a la llegada de Jesús seamos dignos de correr a su encuentro. 11. En el tiempo de la media noche Pablo y también Sileas, que estaban encadenados por causa de Cristo en una cárcel, fueron desatados mientras lo alababane. 12. Para nosotros este mundo es una cárcel, libéranos, Cristo, de nuestras ataduras, perdona los pecados de quienes en ti, santo, creemos. 13. Haznos, rey santo, dignos de la gloria del reino venidero para que merezcamos cantarte con eternas alabanzas. 14. Concédenoslof. Notas a  Cfr nota a, h. 49. b  Cfr nota c, h. 15, 4. c  Se creía que Cristo volvería por la noche. Se fuerza el orden de las palabras para mantener el ritmo marcado por la repetición de Medium-medie noctis tempus-tempore que encabeza las estrofas 1, 3, 7, 11. d  Cfr nota f, h. 22, 6. e  Cfr Hch 16, 25-26. f  Cfr Introducción, p. 52.

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III. PROPIO DE LOS SANTOS

81. EN LA PURIFICACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA A VÍSPERASa

1. Brilla hoy el sagrado día de la pureza, en el que Cristo es confiado a Simeón en el templo según la carne, coeterno con el Padre no por adopción, sino por generaciónb. 2. Por el Espíritu se llena el vientre de una virgen intacta, la cual, dando a luz, permaneció célibe y virgen después del parto; un Hijo casto eligió una madre sin manchac. 3. Después, el anciano Simeón, lleno de júbilo, lo toma en sus brazos y le parecía abrazar la salud del Señor: “Libera ahora ya en paz estos miembros debilitados”. 4. Y Ana, que como él se conducía en la continencia, pues su esposo la había dejado viuda en la flor de su juventud, confiesa que el que llora esd el príncipe del universo. 5. Entonces, según la ley venerable, se ofrece en sacrificio el doble presente de tórtolas y palomas, para mostrar la pureza del cuerpo y del alma. 6. Resuene gloria a Dios poderoso en las alturas, cantemos gloria a Cristo y al Espíritu Santo, a quien la alabanza y el poder por los siglos eternos. Notas a  El himno, dedicado a la Purificación de María, puede ser una adaptación (con una estrofa menos) del casi idéntico para el día de la Circuncisión (nº 8). b  Cfr nota c, h. 8, 1. c  Cfr nota d, h. 8, 2. d  Cfr nota e, h. 8, 4.

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82A. EN LA ANUNCIACIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA A VÍSPERASa

1. Desde la región donde nace el sol y hasta el confín de la tierra cantemos a Cristo príncipe, nacido de la Virgen María. 2. El bienaventurado autor del siglo vistió un cuerpo servil para no perder a los que creó, liberando nuestra carne con su carneb. 3. La gracia celestial entra en el seno cerrado de la madre y el vientre de una doncella carga secretos que no conocía. 4. La morada de un pecho casto de pronto se hace templo de Dios; intacta, sin conocer varón, por la palabra engendró al Hijo. 5. La parturienta dio a luz a quien Gabriel había predicho, a quien Juan, todavía encerrado en el vientre de su madre, lleno de gozo había sentido. Notas a  La distinción en cuatro versiones (A, B, C, D) del himno 82 tiene como objetivo dar a conocer al lector la complejidad de la tradición manuscrita de este himno con estrofas de Sedulio (siglo v), Prudencio (348-410) y otras atribuidas a Ambrosio (340-397). El 82A es parcialmente abecedario. Cfr nota a, h. 6. b  El políptoton caro carnem (v. 7) subraya, como dice Fontaine (2008, p. 432), “el carácter paradójico de la encarnación redentora”. Cfr notas b y c, h. 40, 2.

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82B. HIMNO PARA EL DÍA DE LA VIRGEN SANTA MARÍA

1. Llena completamente de gracia, se hace puerta accesible para Cristo, pasó el rey y permanece, como estuvo, cerrada por los siglos. 2. El linaje de la divinidad celestial salió del palacio virginala, esposo, redentor, creador, gigante de su iglesiab. 3. Honor y gozo de su madre, esperanza inmensa de los creyentes, por medio de la negra bebida de la muerte suprimió nuestros crímenes. 4. A Dios Padrec. Notas a  Para aula uirginis (v.  6) cfr  Pedr. Cris., Serm. 15,  4: (natus est in carne Christus, sed natus est de Spiritu Sancto; accepit hospitium carnis, sed de aula uirginis, ut et ueritas esset corporis humani, et de pollutione humani generis nil haberet), ‘Cristo nació en la carne, pero nació del Espíritu Santo; recibió el hospedaje de la carne, pero del palacio de una virgen, de manera que por una parte fuera de verdadero cuerpo humano y por otra no tuviera nada del pecado del género humano’. b  gigans (v.  8) y gigas (82D, 20) aplicado a Cristo es ya usado por Ambr., Hymn. 5, 19 (geminae gigas substantiae), ‘gigante de doble naturaleza’ (cfr Fontaine, 2008, p. 291). c  Cfr Introducción, p. 52.

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82C. HIMNO EN LA NATIVIDAD DEL SEÑOR A MAITINES

1. Sufrió yacer en paja, no le repugnó un pesebre y fue alimentado con un poco de leche aquel gracias al cual ni las aves tienen hambre. 2. Se regocija el coro celestial y los ángeles cantan a Dios y se manifiesta a los pastores el pastor y creador de todo. 3. Venid con dulces himnos, cantemos todos que el tártaro ha sido sometido por el triunfo de Cristo, que nos redimió a los que habíamos sido vendidosa. 4. El unigénitob de Dios pisoteó los celos del envidioso dragón y la boca del maligno leónc y volvió a los cielos. 5. A Dios Padre sea la gloriad. Notas a  Por nuestras culpas (cfr Is 50, 1). b  Vnicus (v. 15), sustantivo, está por unigenitus. c  Cfr Ap 13, 2. d  Cfr Introducción, p. 52.

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82D. EN LA FESTIVIDAD DE LA ANUNCIACIÓN DE LA VIRGEN SANTA MARÍA EN LAUDES

1. Desde la región donde nace el sol y hasta el confín de la tierra cantemos a Cristo príncipe, nacido de la Virgen María. 2. Regocijaos todas las naciones: Judea, Roma y Grecia, Egipto, tracio, persa y escita, a todos posee un solo rey. 3. Alabad todos a vuestro príncipe, los bienaventurados y los perdidos, los vivos, los enfermos y los muertos, ya nadie desde ahora está muerto. 4. Llena completamente de gloria, se hace puerta accesible para Cristo, pasó el rey y permanece, como estuvo, cerrada por los siglos. 5. El linaje de la divinidad celestial salió del palacio virginal, esposo, redentor, creador, gigante de su Iglesiaa. 6. Honor y gozo de su madre, esperanza inmensa de los creyentes, por medio de la negra bebida de la muerte suprimió nuestros crímenes. 7. Piedra que viene del monte y que llena de gracia al mundo, que, según los antiguos profetas, no ha sido cortada con las manosb. 8. El que era Verbo se hizo carne (Jn 1, 14); según el anuncio del ángel del claustro virginalc nació virgen de una virgen. 9. Los cielos dieron el rocío y las nubes derramaron al justo, la tierra se abrió y acogió al Señor haciendo germinar la salvación. 10. Una maravillosa concepción alumbró como hijo a Cristo, de tal manera que una virgen dio a luz su parto, y después del parto permaneció virgen.

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11. Exulte toda alma, porque ya ha venido el redentor de las nacionesd como Señor del mundo a redimir a quienes creó. 12. El creador de toda especie, a quien no contiene el orbe entero, se encerró, santa madre, en tu seno. 13. A quien Dios Padre antes de los tiempos engendró como Dios, la virginidad fecundae de la madre lo dio a luz como hijo en el tiempo, 14. quitando todos los crímenes y concediéndonos sus santos dones, trayéndonos el aumento de la luz, infiriendo daño a las tinieblas. 15. A Dios Padre sea la gloria y a su único Hijo, con el Espíritu Paráclito por los siglos eternos. Notas a  Cfr notas a y b, h. 82B, 2 b  Esta piedra, piedra angular, es Cristo, que, según el sueño de Nabucodonosor, adivinado e interpretado por Daniel, acabará con los sucesivos reinos de este mundo e instaurará un reino eterno, fundado sobre Dios (cfr Dn 2, 34 ss.; Mt 21, 42-44; Lc 20, 17-18; Sal 117 (118), 22; Is 28, 16). c  Para claustris uirginalibus (v. 31) cfr Ambr., Inst. uirg. 8, 52: (Quae est haec porta, nisi Maria; ideo clausa, quia uirgo? Porta igitur Maria, per quam Christus intrauit in hunc mundum, quando uirginali fusus est partu, et genitalia uirginitatis claustra non soluit), ‘¿Cuál es esta puerta sino María, cerrada porque era virgen? María, pues, es la puerta por la que Cristo entró en este mundo, cuando fue derramado en un parto virginal y no rompió los cerrojos genitales (el himen) de su virginidad’. d  Cfr Ambr., Hymn, 5, 5. e  En los clásicos alma (v. 51) es epíteto que se aplica a las diosas: Venus, Ceres, Cibeles y que el cristianismo aplica a la Virgen y a la Iglesia. Entiendo que hay oxímoron en uirginitas y alma (v. 51) ¿o tal vez sería mejor entender que hay hipálage y que alma se refiere a matris y no a uirginitas?

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83. “PARA EL DÍA DE SANTA MARÍA” A VÍSPERASa

1. Oh sagrado honor de vírgenes, a quien una virgen gestó como su unigénito y vírgenes siguenb como bienhechor, santo Señor, 2. que hiciste entonces del claustro virginal tu morada, por lo quec es considerada cabeza distinguida en medio de los ejércitos de vírgenes. 3. Este templo terrenal ya lo construyó el Dios de los que habitan el cielod, por el que fue redimido el mundo y todo el tártaroe. 4. Tú hiciste parecidos a madre y discípulo en el momento de la muerte como un milagro por su honor virginal. 5. Cuando la tumba recibió los cuerpos según su ley, por voluntad divina fueron elevados de aquí adonde se contempla al hijof. 6. Y no puede ya de ningún modo ser lícito creer que con tal hijo la sagrada carne de la madre se corrompa en la tierra y así desaparezca. 7. Aunque el sueño entró en ella y permaneció ocultada en una fosa de la tierra, sin embargo, de la misma manera que es elevada de aquí, después es entregada al cielo, 8. que así recibió a la Virgen, la hizo reina de cielo y tierra y señora de los ángeles en el alcázar excelso. 9. El día en el que ella, madre de todos los hombres, es arrebatada, en el que alcanza el más alto cielo . 10. Lleva, Virgen santísima, nuestros ruegos al lugar adonde tú pasaste por la excelsa gloria de tu asunción.

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11. Por tu unigénito, el Señor, al que engendraste, alcancemos el seno del cielo perennemente por todos los siglos. Notas a  De este himno, de difícil datación, existe una versión menos extensa. b  unicum (v. 2), sustantivo, equivale a unigenitum (cfr Jn 3, 16, Vet. Lat.). Por otra parte, si bien uirginum (v. 1) hace referencia a las vírgenes (cfr Agn., Virg. 5, 5: (uerumtamen ille unius sanctae uirginis partus omnium sanctarum uirginum est decus …, ‘pero sin embargo, el parto de una sola virgen santa es honor de todas las vírgenes santas’), sin embargo, uirgines (v. 3) y uirginum (v. 7) parece que son de género común. Para los versos 3-4 uirgines almificum / sequntur cfr Ap 14, 4. c  La Virgen. d  Se rehuye expresamente el término español ‘celícola’ por las connotaciones peyorativas que llegó a tener, pues designó a los cristianos que a principios del siglo v renunciaron al cristianismo para volver al judaísmo. e  Entiendo omne tartarum (v. 12) como la morada de los justos de la antigua Ley, a la que en el latín bíblico se la llama infernus, infernum, inferi; cfr Sal 85 (86), 13; Eus. Gal., Hom. 20: (Libet sollicita mente perpendere: quantam multitudinem populi sui de inferni carcere eripuerit), ‘Es bueno considerar con diligencia qué gran número de su pueblo sacó de la cárcel del infierno’. El tártaro es el Seol del Antiguo Testamento, y el Hades del Nuevo Testamento. Cfr Hch 2, 31. f  Los plurales corpora … elata … sunt (v. 17, 19 y 20) se pueden explicar porque una tradición admite también la asunción de Juan a los cielos.

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84. PARA EL DÍA DE SANTA MARÍA EN LAUDESa

1. Cantemos con los ángeles el himno de la Virgen María, a la que Cristo, Hijo de Dios, santificó en su vientreb. 2. Celebremos con los ángeles su asunción; alejados ya los enemigos malignos, se nos ha concedido el descanso. 3. Madre que rehusó a varón, madre que mereció a Cristo, que fue virgen antes del parto y resplandeció como virgen después del parto. 4. Ya Cristo, Hijo de Dios, no haciendo rapto de Diosc, tomando la figura de siervo, se metió en un cuerpo servil. 5. Y al salir del atrio no fatigó ni rompió el templo virginal, sino que dejó el claustrod virginal cerrado como lo había encontrado. 6. Oh seno verdaderamente sagrado, oh servidorae de la gloria de este, a quien no contiene ni el cielo ni la tierra, pero sí el vientre de una virgen. 7. Y nosotros a ti corremos, madre nutriciaf, y te pedimos: arráncanos de los gentiles (I Cro 16, 35) con tus bienaventurados ruegos. 8. Por tu unigénito, el Señor, al que engendraste, alcancemos el seno del cielo perennemente por todos los siglos. Notas a  En la versión original latina del himno el acróstico da el nombre Haminos, no identificable, desconocido, que podría ser el de su autor.

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b  Cfr Jermo., Epist. 98, 4: (Venitque in terras et de uirginali utero, quem sanctificauit, egressus homo interpretationem nominis sui Emmanuel, id est nobiscum Deus, dispensatione confirmans mirum in modum coepit esse, quod nos sumus), ‘Y vino a las tierras y saliendo hombre de un útero virginal, al que santificó, comenzó a ser de un modo admirable lo que nosotros somos, confirmando con su condescendencia el significado de su nombre Emmanuel, esto es, ‘Dios con nosotros’. c  Los versos 13-16 deben entenderse a la luz de Flp 2, 6-7, cuyo contenido tratan de recoger, y cuya imitación formal aparece clara en los versos 13, 15 y 16 y no tanto en el verso 14 non raptum faciens Deo, que, creo, traduce el sed semetipsum exinaniuit, ‘se vació de sí mismo’ del versículo 7, y que entiendo como ‘no haciendo rapto de su divinidad’, ‘no llevándose consigo su divinidad’, aunque la presencia de raptum en el verso y de rapina en san Pablo pudiera sugerir que más bien traduce el versículo 6. d  Tal vez haya que entender aquí claustrum (v. 19) en su doble sentido de ‘cerrojo de la puerta’ y de ‘himen de la que es virgen’ e  Cfr 2 Tm 2, 3: miles Christi ‘soldado de Cristo’. f  alma parens referido a Venus en Virg., Aen. 2, 591.

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85. EN LA ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA EN LAUDESa

1. He aquí, Padre de gloria, que para todos los fieles ha brillado en el orbe el resplandor de un gozo, la celebrada festividad de la madre del Altísimo, en la que, bienaventurada, es llevada a los reinos eternos. 2. Esta Virgen madre, tálamo regio para el Verbo del Altísimo, está junto a la regia diestra del Hijo único eterno, resplandeciente reina de manto de oro. 3. Esta fue elegida madre antes de los siglos, María, flor noble de vírgenes, que lleva en su santísimo y virginal vientre la luz del Altísimo y a Dios hombre. 4. El ángel Gabriel, mensajero celestial, anuncia la concepción de un hijo a la Virgen, que da a luz la vida de todos los creyentes, madre parturienta y virgen perpetua. 5. Cumplidos todos los oráculos de los profetasb, es enviado Miguel, uno de los primeros príncipesc, para elevar con el coro de los ángeles a la Virgen y llevarla al refulgente trono de la gloria. 6. Ahora, Virgen de vírgenes, que has alcanzado la luminosa morada de la gloria, te pedimos con ruegos e insistentes súplicas, mira a tus humildes siervos que lloran cada uno de sus horribles crímenes. 7. Gimiendo con lágrimas y suspiros, te pedimos, señora ya llena de gracia, para que el Señor, por tu santísimo ruego, nos perdone a todos nuestras terribles ofensas.

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8. Por tu intercesión todos tus siervos pedimos confiados el auxilio del rey altísimo, que se dé a la virginidadd plena perfección y gracia acrecentada a quienes practican la continencia. 9. Por la efusión de tu Espíritue da, Omnipotente, con largueza a nuestras almas pureza de vida, alejándonos de los nefastos excesos del cuerpo, y haznos dignos de tu nombre. 10. Sea a ti la gloria siempre con el Hijo, sea al Paráclito un solo poder, sea la gracia abundante para tus humildes siervos, Padre omnipotente, por todos los siglos. Notas a  La tradición de la Asunción de María es desconocida en el siglo viii, en el que el obispo Ascárico en una carta al abad Tuseredo dice que nadie sabe nada de la muerte de María ni de cómo salió de este mundo (cfr J. Gil, CSM, 1, 1973b, p. 115 y 123). Este himno es el primer ejemplo de himno escrito expresamente para la fiesta de la Asunción. Según Messenger (1944a, p. 112) la segunda estrofa “presagia el concepto de Reina del Cielo tan familiar en los himnos posteriores”. El himno, inspirado en la tradición y la misa mozárabe, debe de ser, pues, posterior a esta fecha. b  Es probable que uatum oracula (v. 17) se haya tomado de Juvenco, Euang. 1, 195 (cfr h. 2, 4). c  Del cielo o de los ángeles. d  uirginibus (v. 31) tiene género común, ‘los/las vírgenes’ (cfr h. 83, 1-2 y nota a). e  Literalmente ‘bajado tu Espíritu‘.

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86. PARA EL DÍA DE LOS SANTOS ADRIÁN Y NATALIAa

1. Jerusalén gloriosa, madre única de mártires, bienaventurada herencia después de las fatigas, piadosa leyb después de las tempestades, que gozosa por la carrera de los tuyos los ensalzas con presteza. 2. Seca nuestro llanto, recibe nuestro aplauso, abre tu puerto a tus conciudadanosc, acoge con alegría después de sus triunfos a quienes esperabas, da el honor de la victoria a aquellos en quienes tú exultas victoriosa. 3. Adrián con su bienaventurada esposa Natalia, doble manjar de amor, unión de gracia, presente inmenso, prenda santa y casto matrimonio, 4. ofreciéndote en este día los deseos de su conciencia, en su carrera hacia ti corren desde aquí animándose mutuamente, uno después de otro ofrecen a Dios los dones de la gracia conyugal. 5. Brilla él por el supremo estigma de la pasión, ella por la firme ofrenda de su piadosa compasión, la carrera es distinta para ellos, su herencia una misma gloria. 6. Este se mezcla con unos varones unidos por la esperanza de lo alto, al punto desea vivamente ser inscrito con los bienaventuradosd, por una parte es atado con collares de hierro, por otra, además, encerrado. 7. La esposa, levantándose para ir a visitarlo, con paso apresurado se dirige a las apartadas cárceles, ve al ejército de mártires,

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besa sus bienaventuradas ataduras y lleva constancia a su marido. 8. Naturalmente lo persuade a la ocasión de lucha del sagrado combate, después lo persuade a las promesas del cielo, y lo persuade a seguir sufriendo, alcanzando con las palabras su deseo, la proximidad de la recompensa. 9. Libre de las ataduras de la carne por las exhortaciones de ella, es golpeado, es torturado, es estirado en sus articulaciones, y en su cuerpo el tronco es separado de la articulación de los pies. 10. Conmovida su querida esposa, en medio de sus últimos besos le dice: “Levanta, extiende tu diestra para que cuando sea cortada me la des a mí, tu esposa, como prenda de amor, me la des como óbolo de dulzura”. 11. Él de buen grado les tendió la mano, que el verdugo cortó, y sin demora, agotado enseguida por las mismas heridas, hace a su esposa heredera de la dote segundae de su sangre. 12. Ella, extendiendo a los que luchan el beneficio de su sagrado esfuerzo, les advierte que todas las penalidades que les quedan son suaves, triviales y fáciles, los ayuda y los conforta incitándolos a la gloria. 13. Se podía ver el vigor propio de un hombre curar con ferviente empeño los exhaustos miembros y cerrar las llagas de las heridas aplicando los calmantes y remedios adecuados. 14. Sirviendo de palabra y de obra al peligro de los mártires, les ofrece consejos de paz, les ofrece el alimento de su consuelo y, haciéndose seguidora de todos, sufre en cada uno. 15. Pero ella, otorgada a su marido la corona tras el triunfo, mientras unge su propio cuerpo con la sangre de los santos, nada en absoluto sufre de aquellosf a los que ella venció. 16. ¡Oh sagrado y verdaderamente honesto vínculo del matrimonio!, ¡oh desconocidos caminos de las fatigas de la única unión!, ambos corren, ambos vencen, y los dos tienen la gloria. 17. Que esta diversidad de tus dones, guardián celestial, arrastre a los perezosos, para ser coronados de laurel, a aquella patria en la que los bienaventurados, después de su lucha, hacen sonar alabanzas en tu honor.

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18. Que ahora el luciente y brillante arcángel Miguel ¿quién como Diosg?, que se distingue por realizar milagros, dé lugar al vigorh y nos dé el don de la recompensa. 19. Así pues, por su intercesión y la de tus mártires concédenos el remedio para lavar nuestras culpas, deshaz los nudos de nuestros crímenes y danos el bálsamo de tu gracia, 20. para que, cuando brille el día tremendo del juicioi, nos unamos a los gozos de aquellos cuya festividad proclamamos y tengan fe para la gloria aquellos que no tienen la coronaj. 21. Alabanza a ti por siempre, Trinidad indistinta, alabanza, honor y fuerza suma, gloria únicak, que te cante a ti como Dios por los siglos de los siglos. Notas a  Adrián, prior officii (primer oficial del juez), sufrió martirio en la ciudad de Nicomedia (hoy Izmit, al noroeste de Anatolia) bajo el emperador Maximiano (285-305). Su esposa Natalia, que era cristiana, conservó como reliquia la mano de su marido, que después se llevó a Bizancio, adonde unos cristianos se habían llevado los restos de Adrián y de los otros mártires. b  Cfr nota e, h. 1, 7. c  ciuis se dice del hombre libre. En el himno ciuibus (v. 4) son los ‘ciudadanos destinados al cielo’, los ‘elegidos’ y como tales ‘conciudadanos’ de los que están ya en el cielo (cfr 2 Tm 3, 17 homo Dei). d  Para ser martirizado. e  Entiendo secunda (v. 33) en su sentido propio. La primera dote sería la que entrega la esposa al desposarse (res uxoria) y que recupera cuando el marido muere. f  Se dice en la pasión (29), que cuando llevaban los cuerpos de Adrián y sus compañeros a la hoguera (Beata uero Natalia sequebatur corpora sanctorum, suscipiens in suis manibus stillantem sanguinem eorum. De quo etiam primum corpus suum perunguebat), ‘Mas la bienaventurada Natalia seguía a los cuerpos de los santos recibiendo en sus manos la sangre que estos derramaban. Con ella también ungía primero su cuerpo’. Es probable que lo que sigue ‘nada en absoluto sufre de aquellos’ haga referencia al hecho de que Natalia no sufrió martirio. g  Pérez de Urbel (1926, p. 211), sin dar el texto latino, traduce los dos primeros versos de esta estrofa: ‘Aquí respladece aquel arcángel ilustre Miguel, que según el nombre de “quién como Dios” que lleva, sobresale por sus maravillas’. Todos los testigos dan solo utpote Deus (v. 53) salvo Z que da ut potens Deus, adoptado por Blume. Según la traducción hay que sobreentender en latín quis, admitiendo, además, el uso de utpote (= ut) como comparativo modal, que no he encontrado documentado. Sin embargo, tal vez deba de mantenerse utpote Deus sin quis ‘como Dios’, interpretación que puede apoyarse en 158, 3: ut dominus, ‘como el Señor’, del único manuscrito que tiene el himno. ‘Miguel’ significaría, pues, para el autor o autores de ambos himnos ‘como Dios / el Señor’ y no ‘¿quién como Dios / el Señor?’.

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h  Literalmente ‘al nombre de vigor’. i  iudicantis (v. 58) es participio de presente en uso sustantivado equivaliendo a iudicis, optando así por el concreto en lugar del abstracto. j  Del martirio. k  Entiendo que singularis (v. 62), ‘única’, se opone a trinitas (v. 61) ‘Trinidad‘.

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87. PARA EL DÍA DE SAN MILLÁN ABADa

1. Oh Cristo, grande y glorioso regidor del mundo, a quien obedecen perpetuamente las estrellas del Olimpo, en esta festividad anual concédenos con largueza los deseos que nos beneficien, danos castidad y moderaciónb para que puedan conciliarnos tu clemencia. 2. He aquí tu pueblo todo que, inclinado en su corazón y en su cuerpo, paga su deuda a la vuelta de los días, rogando tu amparo con espíritu firme para que tu bienhechora indulgencia alivie los corazones de todos del peso de sus lamentos. 3. Te paga un canto alegre con los acordes de estos versos, te canta con la sonora voz de su garganta, pidiéndote suplicantes que, quitando con tu diestra nuestras viles acciones, las corrijas y seas protector de los que en su interior lloran por sus maldades. 4. Rogando sin cesar te pedimos alcanzar el remedio para nuestras malsanas costumbres, si benigno y misericordioso nos miraras tú, que a tantos siervos concediste tanto, para que no falte tu gracia a este nuestro patrón. 5. Llenos de desdicha y con lágrimas confesamos nuestras culpas, creemos que no vamos a perder tu condescendencia cuando se pide tu gran poder y a los reos asiste el mejor intercesor para desviar tu ira y aplastar el mal. 6. Que el enemigo rebeldec sienta que en las cohortes de los bienaventurados no abundan las caídas, que [al ser] pasajera la impiedadd no produce odios, que no se provocan el engaño o la

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mentira con maquinaciones, que no arden llamas en los castos liriose. 7. Mientras meditamos esto con espíritu debidamente firme, es grato, Cristo Jesús, proclamar a tu piadoso siervo, tu ministrof coterráneo nuestro, de manera que, cuando celebramos su festividad uniendo nuestros gozos, te siga entonces toda nuestra alabanza. 8. Tú, Padre, tienes los sagrados templos, tú los sagrados cielos, tú, Dios, eres dueño del reino por los siglos y riges el presente, tú, santo, apareces admirable en los santos y, reinando tú solo, desvelas maravillas con tus hechos. 9. Por esto te suplicamos ser purificados por tu don, de manera que, ya perdidos, nos permitas volver por el camino rectog, nos recibas y nos pongas en el palacio del rey; tú, que haces que los cuerpos muertos resuciten, concédenos que nuestros corazones se inflamen con tu gracia. 10. Descubrimos y confesamos nuestra culpa, deténganse los golpes, sea revocada la sentencia que corroe terrible nuestra negra conciencia, cuando tu voluntad propicia nos concede a nosotros pródigos rogar ante tu puerta abierta. 11. Ningún momento vuela en el tiempo que no haya sido ensuciado por la mancha del crimen; te lo rogamos, que la purificación adecuada a nuestras pésimas manchash llegue antes de que un castigo vengador nos haga pagar la deuda por nuestras obras. 12. Vemos que los ciegos son devueltos a la luz, que los cojos saltan con sus pies llenos de vida, que los miembros consumidos por la enfermedad se recuperan y los oprimidos por el sueño de la muerte finalmente resucitan, que después se congregani contentos y a salvo; 13. que los demonios torturados son arrojados y ahuyentados, que sufren tormentos quejándose por sus castigos, que la venenosa serpiente del astuto ángelj es traspasada por su propia arma oculta y, herida por sus propios dardos, es aplastada. 14. Así como brillan estos milagros del creador, así la depravadísima serpiente, arrojada, abandone a los que cojean por la enfermedad del alma, así los corazones ennegrecidos por la oscu-

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ridad de la pereza resplandezcan brillantísimos con tu sereno fulgor. 15. Es sin duda la segurísima fuerza de Cristok la que llevó a Millán por dificultades, la que corona sus victorias con el premio de la vidal para que fuera guía para nuestros siglos y fuera poderoso abogado para los débiles. 16. Cantad himnos conmigo, armonizad conmigo en el verso, nombrad todos, alabad y salmodiad al rey eterno, de quien son todas estas cosasm, que exultenn con los gritos de nuestro cántico y que los cielos resuenen con los acordes de los temploso. 17. Sea gloria al Padre, gloria al Hijo, junto con el Espíritu Santo Paráclito, que, un solo Dios, rige la máquinap del mundo, dispone todas las cosas haciendo pasar el tiempo, y tiene el reino por los siglos eternos. Notas a  San Millán o Emiliano fue un anacoreta que vivió en los siglos v-vi en lo que hoy es San Millán de la Cogolla (Rioja), donde había excavado su propia celda y donde se conservan sus restos, en el monasterio de san Millán de Yuso. Este himno se atribuye con bastante seguridad a san Braulio de Zaragoza (†651). b  casta et sobria (v. 4) deben ser entendidos como concretos con valor de abstractos, aunque persiste la duda de si se refieren a uota (v. 3). c  El diablo que se rebela contra Dios (Cfr nota c, h. 15, 4). d  nefas (v. 28) es ‘impiedad’, ‘mal’, ‘pecado’ en cuanto que transgresión de la voluntad divina, del fas. e  flammas (v. 30) son las llamas, el fuego de la pasión. liliis ‘los lirios’, flor a la que está asociada la virtud de la castidad. f  La palabra minister ‘ministro’ designaba más especialmente a los diáconos, aunque para estos existe el término diaconus, y menos a los sacerdotes. g  Tal vez redire prorsus (v. 42) se podría entender también con el sentido de ‘volver dentro de nosotros’, que se aprecia en Agn., C. Acad. 2, 2 (prorsus totus in me cursim redibam), ‘yo volvía de prisa todo derecho a mí’; De uer. relig. 39, 72: (noli foras ire, in te ipsum redi. In interiore homine habitat ueritas), ‘no vayas fuera, vuelve a ti mismo; la verdad habita en el hombre interior’; Conf. 7, 10, 16 (et inde admonitus redire ad memet ipsum intraui in intima mea duce te, et potui, quoniam “ factus es adiutor meus”), ‘Y, amonestado a volver de aquí a mi mismo, entré en mi interior guiado por ti y pude porque “te hiciste mi ayuda”. h  contagiis (v. 53) hace referencia al pecado como ‘mancha moral’, ‘enfermedad moral’. i  Cfr  Sal 101 (102), 23. Cfr  Paul. Pér., Vita 6,  34: (huc ex diuersis certatim partibus orbis agmina conueniunt, numerosas milia causas multiplicant iterantque

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preces), ‘aquí se congregan a porfía multitudes de distintas partes del orbe, multiplican mil veces los numerosos motivos y repiten sus súplicas’. j  Literalmente ‘que el veneno de serpiente del astuto ángel’. k  Cfr 2 Co 12, 9. l  uite … premio (v. 73), ‘premio de la vida’ (cfr nota d, h. 191, 6). m  Cfr Hil., Trin. 4, 8 (haec enim fecit manus mea, et sunt omnia haec mea), ‘esto lo ha heho mi mano y todo esto es mio’. También se podría entender ‘por el que existe todo esto’. n  El sujeto de resultet (v. 79), singular, es como otras veces un plural neutro, hec … omnia (v. 78). o  templis (v. 80) entendido como el lugar ‘desde donde’ (sin preposición) suben los acordes. p  macina (v.  83), complemento directo de regit, puede ser el resultado de la pérdida de -m o de la confusión entre femenino y neutro plural.

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88. PARA EL DÍA DE SANTA ÁGUEDAa

1. Acude ahora, pueblo piadoso, a la festividad de la virgen gueda, consagradab por su sangre, y pagad a Cristo tributos de alabanza. 2. Esta virgen, ilustre por su nacimiento, pero por su pasión, rechazó el mal del mundo y alcanzó los cielos. 3. Amando a Cristo intensamente y a él solo proclamando, fue apresada por orden del gobernador y es encadenada en la profundidad de una cárcel. 4. Fue primero tentada por muchasc para que inmolara a los ídolos, pero la santa virgen rehusó hacer libaciones en los impíos altaresd. 5. Entonces el fiero tirano quema con crueldad a la doncella en medio de las heridase, le son arrancados los pezones de su pecho y su casto cuerpo es azotado. 6. Y entonces un noble anciano de Cristo rompió los cerrojos de la cárcel, devuelve la integridad a sus pezones y cura todas sus heridas. 7. Así, así la santa muchacha, tras haber conseguido tan gran recompensa, dobla su rodilla orando y entrega su espíritu al cielo. 8. Y enseguida un varón resplandeciente escrita, que decía: a un alma santa, . 9. Pues cuando el fuego del monte Etna desciende hacia la ciudad, brilla .

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10. Entonces del sepulcro de la mártir arranca el velo, con cuya piadosa presencia inmediatamente llama. 11. Ahora ya, virgen santísima, el perdón de las vilezas del pueblo de la paz. 12. Y tú, que a tus conciudadanos los de un gran , haznos ya y el yugo . 13. Tengan los fieles difuntos el lugar apropiado para su descanso, concede tutela a los huérfanos y amparo a las viudas. 14. A Dios Padref. Notas a  Tres son los himnos del corpus (88, 89 y 90) dedicados a la virgen santa Ágata o Águeda, que sufrió martirio en Catania (Sicilia) bajo Decio, emperador desde el 249 al 251. Esta santa fue conocida en España en el s. ix a través de su pasión. El manuscrito que transmite el himno 88 presenta abundantes lagunas, que en buena medida pueden subsanarse a partir del himno 89, cuyo texto es en gran parte casi paralelo. Ambos himnos pueden ser posteriores a la invasión árabe a la vista de la petición contenida en la estrofa 12. b  Se refiere a la festividad. c  Según la pasión (4) Quinciano entregó a la santa a Afrodisia y a sus nueve hijas para que la hicieran desistir de su deseo de alcanzar la corona del martirio, pero no lo consiguieron. d  Cfr Sil. 12, 328: (tepidos aris libate cruores neu date terga malis), ‘ofreced sangre caliente en los altares y no deis la espalda al mal’. e  Para comprender mejor el verso 18 urit puellam cedibus recurrimos a la pasión (16), en la que se lee: (iussit testas acutas spargi, sub testas carbones uiuos immitti, in iisdem nudo eam corpore uolutari), ‘Ordenó que se esparcieran tiestos puntiagudos y que debajo de los cascotes se pusieran carbones encendidos y que se la hiciera rodar en ellos con su cuerpo desnudo’. f  Cfr Introducción, p. 52.

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89. PARA EL DÍA DE SANTA ÁGUEDA A VÍSPERASa

1. Acude, pueblo fidelísimo, a esta festividad embellecida por la gracia, ofrece a Cristo himnos de alabanza y los más grandes votos. 2. La bienaventurada virgen Águeda, ilustre por su fe y por su nacimiento, rechazando el mal del mundo, alcanzó los cielos. 3. Amando ella intensamente a Cristo y a él solo proclamando, fue apresada por orden del gobernador y es encadenada en la profundidad de una cárcel. 4. La doncella de Cristo es torturada por el furor del cruel juez, pero la santa virgen rehúsa hacer libaciones en los impíos altaresb. 5. Entonces finalmente la mártir es flagelada cruelmente, le son arrancados los pezones de su pecho y su casto cuerpo es golpeado. 6. Mas un noble anciano de Cristo rompió los cerrojos de la cárcel, devuelve la integridad a sus pezones y cura todas sus heridas. 7. Así, así la santa muchacha, tras haber conseguido tan gran recompensa, dobla su rodilla orando y entregó su espíritu al cielo. 8. Y enseguida un joven resplandeciente trae una tablilla escrita, que decía: a un alma santa, defensa de la patria. 9. Pues cuando el fuego del monte Etna en rapidísima carrera desciende hacia la ciudad, brilla el mérito de la joven.

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10. Entonces del sepulcro de la mártir el pueblo arranca el sagrado velo, cuya piadosa presencia inmediatamente apaga el fuego. 11. Ahora ya, virgen santísima, ruega el perdón de los pecados del pueblo fiel, dándole los beneficios de la paz. 12. Tú, que a tus conciudadanos una vez los preservaste de un gran fuego, haznos ya libres y quita el yugo malvado. 13. Tengan así los fieles difuntos el lugar apacible para su descanso, concede tutela a los huérfanos y amparo a las viudas. 14. Concédenoslo, Padre bondadosísimo, y tú, unigénitoc igual al Padre, que reinas con el Espíritu Paráclito por todos los siglos. Notas a  Cfr nota a, h. 88. b  Cfr nota d, h. 88, 4. c  Vnice (v. 54) está por unigenite.

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90. PARA EL DÍA DE SANTA ÁGUEDA EN LAUDESa

1. Ha llegado esplendorosa la insigne festividad; que las voces de todos resuenen en esta basílica consagrada a Dios, presentad vuestros votos, pueblo todo fiel. 2. Esta virgen santa e ilustre por su nacimiento rechazó todo lo perecedero del siglo, siguiendo a Cristo sometió sus miembros al duro castigo. 3. Cuando el inicuo juez Quinciano vio a la virgen santa Águeda, ordenó entregarla a diez malvadas y desvergonzadas mujeres. 4. Al verla, intentan persuadirla con suaves palabras: “Escucha la orden del juez que te advierte, adora a los dioses y gana la vida y numerosas recompensas”. 5. Pero la noble doncella, llena de fe, rechaza todas sus vanas palabras y, siempre invicta, mantiene fijada en Cristo su esperanza. 6. Ordenando Quinciano que sea llevada a su presencia, la obliga a adorar a los vanos ídolos, mas la valerosa doncella confesó a Cristo con fe perfecta. 7. El cruel juez grita airado, incita a sus verdugos a los tormentos y les ordena torturar el cuerpo delicado y santo de la doncella. 8. Soporta virilmente los castigos que le infligen, conserva su cuerpo intacto para el Señor y valientemente vence todos los tormentos con la fe con la que cree. 9. Se añade un castigo cruel y despiadado: los senos de la santa virgen son lacerados y, después de lacerados mucho tiempo, [el juez] ordenó que sus santos pechos le fueran arrancados.

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10. Entonces la santa virgen, encarcelada, se hizo en Cristo una valiente atleta, cuyo seno cura el cuidado de un ángel bajado del cielo. 11. Un sagrado resplandor ilumina las tinieblas cuando una luz brilla desde el cielo toda la noche; los guardianes aterrados huyen todos con mucho pavor. 12. Lleno de furor, el voluntarioso torturador ordena que se haga rodar su santo cuerpo desnudo por tiestos puntiagudos y carbones encendidosb. 13. He aquí que se produjo un enorme terremoto y la angustia llenó de terror a todos los verdugos, y a uno de ellos, llamado Silvano, lo aplastó un trozo de pared. 14. Toda la asamblea del puebloc, después de ver el temblor, sin más se congregan todos queriendo matar al cruel juez, pero este huyó. 15. Después la virgen, alegre aun encerrada en una mazmorra, extiende sus manos suplicando al Señor y exhaló su santa alma a los cielos acompañada del grupo togadod de los santos. 16. Un ángel de Dios desciende del cielo y colma de honores el cuerpo santo e inscribe a la santa en una tabla escrita en letras de oroe. 17. El inicuo juez, sin avergonzarse en ningún momento, al querer averiguar los bienes de esta, es destrozado a bocados por sus caballos hasta morir con la peor de las muertes. 18. Aparecieron muchas señales maravillosas que probaban los sucesos del año que terminaba, incluso el monte Etna arrojó fuego ardiente. 19. Al ver todos venir el incendio, extendieron al punto el velo del sepulcro, el fuego se detuvo para honrar el cuerpo bienaventurado. 20. Dios, que a tu virgen concediste tantos dones y los reinos celestiales, a nosotros indignos por su honor lávanos de nuestras culpas. 21. Que por los ruegos de esta, por cuya alabanza canta el clero, el modo de vida de tu pueblo te sea grato y se vea aceptado por su santo honor.

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22. Que el sacerdote se distinga por su vida, que esté adornado de buenas costumbres para ti a fin de que dignamente pueda inmolar tu cuerpo santo. 23. Y que nos alegremos con tus santos en el cielo, graciasf a aquella en cuya festividad a la vuelta del año pagamos el tributo de alabanza a tu honor. 24. Que el que dijo en honor de la santa virgen estos versos y narró sus méritos por tu don sea heredero en el cielo con el coro de tus santos. 25. Gloria a ti, Padre glorioso, y a Jesucristo nuestro redentor, que contigo reina con el Espíritu Santo por toda la eternidad. Notas a  Este himno es una versión más amplia del relato martirial y se data en el siglo ix. b  Cfr nota e, h. 88, 5. c  conventus (v. 53) es la asamblea de santos del cielo y de fieles de la Iglesia. d  Los términos toga (v. 60) (vestido blanco del ciudadano romano, usado cada vez más como signo de civilización) y togatus (aplicado al que lleva la toga y que llega a usarse como epíteto de colonia) por las ideas que sugerían fueron empleados por la liturgia hispánica con un significado religioso, aplicándose el término toga al vestido de los santos y mártires y utilizando togatus como equivalente a candidatus. El término toga se usa con significado colectivo, equivaliendo a coetus togatus, chorus togatus ‘grupo que viste toga’, aquí el vestido del ciudadano del cielo (C. L. Feltoe, ‘Toga and Togatus in the Books of the Mozarabic Rite’, Journal of Theological Studies, 23 (1921-1922), p. 57-59). e  Dice la pasión (18): (Quumque corpus in nouo sarcofago poneretur, posuit et ille tabulam continens hoc: mentem sanctam spontaneam, Dei honorem et patriae liberationem), ‘Y cuando se ponía el cuerpo en el sarcófago [el joven] puso una tabla que contenía esto: a un alma santa y voluntaria, honor de Dios y liberación de su patria’. f  Para obtentu + genitivo con un valor próximo a causa, gratia cfr  ThlL, col. 277, 33 s. u. obtentus.

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91. PARA EL DÍA DE SAN ANDRÉS A VÍSPERASa

1. Nobleza de este nombre santo y nombre que expresa vida, a ti ennoblecido por él te alaba la gloria de la cruz bienaventuradab. 2. Tú, Andrés, apóstol de Cristo, ennoblecido ya por el modo en que eres llamadoc, eres también distinguido simbólicamente con este nombre, 3. a quien la cruz eleva hasta las alturas, a quien la cruz bienaventurada ama, para quien la cruz amada prepara los gozos de la luz futura. 4. En ti el misteriod de la cruz brilla por un doble estigmae, cuando por la cruz vences las injurias y pagas la sangre de la cruz. 5. Confórtanos ya a nosotros débiles y tómanos bajo tu cuidado para que por la victoria de la cruz alcancemos la patria del cielo. 6. A Dios Padref. Notas a  San Andrés apóstol, hermano de Simón Pedro, fue martirizado en la ciudad de Patras (Acaya, Grecia) bajo el procónsul Egeas el día 30 de noviembre del año 60, siendo emperador Nerón (54-68). El apóstol san Andrés tiene dos himnos en el corpus (91 y 92). El himno 91, que se encuentra también en manuscritos no hispánicos, pese a su brevedad posee un rico lenguaje simbólico centrado en la cruz. b  El nombre de Andrés está relacionado en griego (Andréas) con la palabra anē´r ‘varón’. El nombre de Xristus es nombre sagrado que expresa vida eterna (cfr Jn 14, 6). Según Walpole (1966, p. 388), la crucis beate (v. 4), ‘la cruz bienaventurada’, no es la de san Andrés ni la de Cristo solo, sino que ambas ‘son tratadas como una y la misma’. Ve probable tanto en este verso como en el verso 10 una referencia a la leyenda, según la cual la cruz de san Andrés era una cruz en aspa.

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c  Como dice Walpole, hoc … uocabulo (v. 6) se refiere a Andrés e isto nomine a Cristo. Según él, la señal de la cruz se hacía sobre los cristianos para señalarlos-sellarlos como de Cristo. Más aún, los cristianos que hablaban latín sabían que la letra X servía para Xristus. Los brazos cruzados de Jacob sobre Efraim y Manasés, hijos de José, prefiguraban la cruz (cfr Gn 48, 13-20). La oposición uocabulum / nomen se encuentra igualmente en 99, 4 y 100, 4. d  misterium (v.  14) es el designio secreto de Dios que se cumple en Cristo (cfr Col 2, 2; 4, 3; Ef 3, 4). e  Entre los hebreos stigma era una incisión sobre la piel en señal de duelo. En general el término tiene una connotación negativa, ‘marca de infamia’. gemello stigmate (v. 14) sería, según Walpole (1966, p. 390), ‘doble desgracia’: probra (v. 15), ‘injurias’ (tal vez referidas a las que, según la leyenda, lanza Egeas sobre Cristo y su cruz), y sanguinem (v. 16), ‘muerte’, como su consecuencia. Esta doble desgracia brilla (cluit), se convierte en gloria, por la crucifixión de san Andrés y por su propia revelación (pandis v. 16 de la tradición manuscrita no hispánica, debido probablemente a pandam de la pasión (6), y erróneamente atribuido a M por Blume). f  Cfr Introducción, p. 52.

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92. PARA EL DÍA DE SAN ANDRÉS A LAUDESa

1. Postrados todos suplicantes paguemos gracias al Señor omnipotente por el combate de san Andrés, 2. pidiéndole reconocerlo como redentor verdadero y odiar y resistir a los engañosos demonios. 3. Con la ayuda de Cristo el Señor predicó en Acaya; se convirtió toda la multitud y él se entregó a la cruz. 4. Hete aquí, Jesús omnipotente, que fue suspendido en tu cruz, fue llamado desde los cielos y fue coronado por su fe. 5. No temiendo los tormentos, pide estar en la cruz para de allí emigrar a la morada del verdadero Señor. 6. Entonces la multitud dice a gritos en los oídos de Egeasb: “Inicuo, infiel, libera al apóstol”. 7. En ese momento [este] es puesto en la cruz mientras predica la verdad, adornado de buenas costumbres, piadoso, santo, muy casto. 8. En cuanto al temible Egeas, es arrebatado por los demonios, es recibido en el infierno y es unido a las tinieblas. 9. En cuanto a su hermanoc, que conservó el cuerpo del apóstol, sin miedo le dio sepultura en compañía de una gran multitud. 10. Sea la gloria a Dios Padre y a su único Hijo con el Espíritu Paráclito, que reina por todos los siglos.

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Notas a  Este himno presenta en la versión latina un acróstico, referido quizá al nombre del autor, que, por problemas críticos, puede leerse Orientius, o bien Orientia/ Orientie, una mujer, ambos imposibles de identificar. Cfr nota a, h. 91. b  Egeas, cuya esposa Maximila fue bautizada por san Andrés sin él saberlo, era el procónsul de Acaya. c  Esto es, el hermano de Egeas.

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93. PARA EL DÍA DE SAN AGUSTÍNa

1. Luz, Cristo Dios, bondad desbordante, que, apartando debidamente de la herejía a tu obispob Agustín y amándolo como discípulo, lo ensalzas. 2. Por su intercesión aparta de aquí el engaño, guarda a la patria, guía a tu pueblo, esté ausente toda disputa y afluya a los redimidos la gracia de la paz. 3. Que la caridad inspire a los que están separados uniéndolos, que esté lejos la ira, que se aparte la destrucción, se retire la desgracia, el hambre, la enfermedad y todos los males. 4. Que el clero resplandezca por su luminosa enseñanza, que el pontífice conserve su elevada dignidad, que el pueblo tras limpiar su mancha esté dispuesto a agradarte con santas obras. 5. Sea a ti la alabanza con perenne júbilo, Trinidad simple y deidad una, que, creándolo todo, en lo más alto del cielo eres considerada su artífice y autor. Notas a  A san Agustín (354-430), uno de los grandes Padres de la Iglesia, se dedica un himno breve y de escaso relieve datable en el siglo x. b  uatem (v. 2), ‘adivino’, ‘profeta’, desde el siglo v también es, como aquí, ‘obispo’, ‘pastor’.

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94. PARA EL DÍA DE SAN BÁBILASa

1. Oh ínclita corona de sacerdotesb y brillante orden de diáconos, congregado el clero, cantemos este himno con espíritu piadoso. 2. El obispo Bábilas con su lucha nos dio el modelo de su ejemplo que nosotros debemos seguir: que no abramos las puertas del templo de Dios al astuto enemigoc. 3. Este varón, protegido por la fuerza de su fe, cuando dirigía la sede de Antioquía, alejó de los santos atrios al sacrílego Numeriano. 4. Apresado al instante, se le lleva ante el tirano cual verdadera víctimad para ser inmolado a Cristo, pero con la verdad rechaza las engañosas afirmaciones. 5. En efecto, combatiendo las perversas doctrinase, confiesa que el autor de todas las cosas, Hijo coeterno del excelso Padre, ha creado el orbe. 6. Es exhortado a ofrecer un sacrificio en las aras de los demoniosf; por negarse es atado con colleras de cadenas, su cuello es cargado con pesados collares y sus pies con grilletes. 7. El pastor se convierte en gran ejemplo para su grey, es mostrado a la ciudad como objeto de desprecio, después, insigne vencedor, paga gozoso a Cristo tributos de alabanzas. 8. Venció la falsedad con la razón, enseñando que son vanos los estudios liberales, dice que es más juicioso el pensamiento de tres niños.

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9. Sigue la madre a sus hijos y los envía a lucharg junto con el santo prelado, al que llaman padre y maestro mientras son golpeados. 10. Como Abrahamh, ciertamente es verdadero padre él, que junto con los tres niños se ofreció como víctima al rey de los cielos en el ara sagrada del potro. 11. Lavadas sus manos entre los inocentes, subido al potro abraza el sagrado altari; mientras soporta crueles ataduras y tormentos enseña a estos que le acompañanj. 12. Confesando al mismo tiempo el nombre de la Trinidad, al mismo tiempo soportan los golpes de sus verdugos, pero por don divino obtuvieron de su enemigo la victoria. 13. Conducidos poco después a la muerte, marchan alegres cantando en alta voz un himno de exaltación, el vengador cuadragésimok. 14. Entoces el prelado, poniendo al pueblo como testigo, pide ser enterrado tal como estaba, cargado de cadenas, para confundir al sacrílego juez. 15. Bábilas también entrega a los niños para que sean sacrificados por la espada y ofrecidos al Padre, y consuma hermosamente la lucha de estos con el derramamiento de su sangre. 16. Encerrados ellos en la urna sepulcral, florecen en el eterno recuerdo tras haber padecido, gozando de la sede prometida en el alcázar celeste coronados de diademas. 17. Regocíjate sin mesura y gloríate en Cristo con gran júbilo, ciudad buscada (Is 62, 12), porque pervives en este doble don, en estos y por los enviadosl. 18. Estam posee sus miembros, que tras la resurrección seguirán al cielo a sus almas vencedoras, vestidas de blancas túnicas, llevando resplandecientes palmas. 19. Por eso, redentor, mira desde las alturas la nave de tu grey redimida zarandeada en el mar del siglo y empujada por la tempestad de las tentaciones, 20. préstale el auxilio de tu diestra, protégela de todos los males, llevándotela para que contigo viva en las alturas eternamente. 21. Sea a ti, Cristo, siempre la gloria suma, al mismo tiempo que al Padre y al Espíritu Santo ahora y siempre, a ti solo Dios trino y uno.

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III. Propio de los Santos

Notas a  Este himno y el siguiente están dedicados a san Bábilas (o Babil), obispo de Antioquía en el siglo iii. Según una tradición, que nos llega a través de Rufino, Bábilas fue martirizado junto con tres niños el 24 de enero del 250 durante la persecución del emperador Decio (249-251). Los pasionarios sitúan el hecho en tiempos de Numeriano (283-284), y así parecen entenderlo los dos himnos. Sabemos que en el año 652 se depusieron unas reliquias de estos santos en la basílica de Guadix y es de la Bética desde donde se extiende su culto por España. El himno 94 es de los siglos viii-ix; el 95, de datación incierta, presenta varias lagunas en el único manuscrito que nos lo ha transmitido. b  corona (v. 1) en el sentido de ‘asamblea’, ‘reunión’. c  Cfr nota c, h. 15, 4. d  infola (v. 14) era la banda que adornaba la cabeza de los sacerdotes y también de las víctimas. e  Cfr Jb 13, 4. f  Para aris (v. 21) cfr nota d, h. 88, 4; ThlL, col. 1511, 39, s. u. lito. Cfr Sal 95 (96), 5 quoniam omnes dii gentium daemonia, ‘puesto que todos los dioses de los gentiles son demonios’. g  En la lucha del martirio. h  La similitud con el pasaje del Génesis (22, 1-10) está en que Bábilas quiso que los niños padecieran el martirio. Después también él se ofrece al verdugo (cfr Passio Babylae 25). i  El sagrado altar del potro. Obsérvese la similitud de obtulit sacra sitipitis in ara (v. 39) y sacrum altare sitipiti elatus (v. 42). j  El texto de la pasión (24): (Eumdem psalmum et infantes dicebant, dulcem magistrum etiam in mortem comitantes), ‘los niños decían el mismo salmo mientras acompañan a su dulce maestro a la muerte’; el texto de la misa (cfr Sacr. Moz, col. 124, 16-18): (…Babilas paruulis sibi in passione comitantibus tribus boiarum ponderibus adicitur), ‘Bábilas con pesados collares de hierro es puesto junto a los tres niños que le acompañaban en el martirio’; y la variante de Ortiz comites, adoptada por Blume, llevan a pensar en la posibilidad de entender comitans (v. 44) de la edición como un participio anquilosado equivalente a comitantes. k  Según la pasión (24) Bábilas y los tres niños cantaban el salmo 43 (44), 8: (Liberasti enim nos de affligentibus nos, et odientes nos, confudisti), ‘Pues nos has liberado de quienes nos afligían y has confundido a quienes nos odiaban’. l  Parece que in ipsis … per ipsos … missos (v. 65-66), aposición a bino … munere (v. 65), ‘en estos y por los enviados’, debe de referirse a los restos de san Bábilas y a los Varones Apostólicos (cfr h. 176, 1), según entiende Pérez de Urbel (1926, p. 130), para quien la ‘ciudad buscada’ debe de ser Guadix, porque a ella llegaron los Varones Apostólicos y de ella partieron a distintas regiones para predicar el evangelio; porque en ella había reliquias de san Bábilas; y, además, porque el autor del himno debió de ver una, dudosa, semejanza fónica entre ciuitas quaesita y Wadish (