La homeostasis hace referencia al equilibrio en un medio interno. Nuestro organismo en un ejemplo, y la homeostasis es la encargada de actuar cada vez que se produzca un desequilibrio interno por las causas que sean.
En este aspecto, un elemento fundamental que nuestro cuerpo necesita equilibrar es la cantidad de agua y de minerales. La correcta proporción de agua y sales (calcio, magnesio, sodio y potasio) se denomina equilibrio hidrosalino, y es fundamental para la vida de las células.
Cuando disminuye la cantidad de agua en nuestro cuerpo y en nuestras células más allá de un límite, se crea un desequilibrio hidrosalino que tiene importantes repercusiones en nuestra estabilidad físico-química y los mecanismos osmóticos. Es lo que llamamos deshidratación y uno de sus peores consecuencias es la de poner en riesgo la vida de la célula y por tanto del organismo.
Como sabemos, el agua se obtiene a través de la ingestión de líquidos y alimentos. Existen animales que no beben nunca, con lo que obtienen el agua exclusivamente a través de los alimentos. En el caso del ser humano es fundamental beber para hidratarnos y que nuestro cuerpo funcione correctamente.
La calidad del agua ingerida repercute en el correcto funcionamiento de nuestro organismo, y por ello es recomendable contar con dispensadores de agua recién filtrada que garantizan la mejor calidad de la misma.
Tras las reacciones de síntesis de proteínas, lípidos e hidratos de carbono se forman las moléculas de agua. Es por este motivo que la cantidad de agua en el citoplasma es directamente proporcional a la actividad celular. Por ejemplo, en los tejidos musculares la proporción llega hasta el 80% mientras que en el tejido óseo ronda el 25%.
Por supuesto, el contenido de agua de un organismo también depende de la especie de la que estemos hablando. Un ejemplo sería el de las medusas, que pueden estar formadas en un 98% por agua. Los humanos en cambio rondamos entre el 60 y el 70%.
Otro aspecto a tener en cuenta para conocer la cantidad de agua en el organismo es la edad del individuo, ya que sabemos que en los embriones es mayor la proporción de agua que en los adultos.
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