Raphanus sativus

Planta anual o bienal conocida desde la antigüedad por las civilizaciones mediterráneas y asiáticas.

El rábano lleva muchos años como planta domesticada. De hecho se han encontrado inscripciones en pirámides egipcias, datadas 2.000 años a.C. en las que ya se hacía referencia a su uso culinario. El Huerto urbano.

Pertenece a la misma familia que las coles (brócoli, repollo, lombarda..), conocidas como crucíferas o brasicáceas. Una de sus características es que su flor tiene cuatro pétalos dispuestos en forma de cruz (de ahí el nombre de crucíferas, aunque este ya no se use para designar  la familia completa).

El cultivo es muy rápido y puede sembrarse casi todo el año. Es, de hecho, uno de los cultivos más fáciles en el huerto. Se siembra en hileras o a voleo directamente en el terreno. No es aconsejable hacer semilleros ya que no aguantan bien los trasplantes y crecen con deformidades. Después de la germinación hay que eliminar las plantas que «sobren» y dejar una separación de unos 5-10 cm entre ellas.

  • Al ser de ciclo muy corto al año podemos obtener varias cosechas, una al mes aproximadamente, si sembramos una nueva hilera cada 15 días, evitando los meses más calurosos y cuando haya riesgos de heladas.
  • Es el cultivo secundario por excelencia pudiéndose sembrar junto con la mayoría de hortalizas, ya que no les llega a molestar al recolectarse antes de que los cultivos principales se desarrollen plenamente.

No le debe faltar agua durante el cultivo y tener un suelo mullido.

Los rabanitos de primavera y verano tienen un ciclo de 4 a 8 semanas o así y los de otoño e invierno el doble aproximadamente. Es preferible cogerlos pequeños, antes de que empiecen a espigarse, acorcharse y endurecerse.

Y habrá que estar muy pendientes de los pulgones, sobre todo ahora en primavera, que atacan rápidamente a sus hojas.