Sabías que...

Sabías que…

… según un estudio realizado en el 2009 por la Universidad de Puerto Rico, nueve de cada diez puertorriqueños que residen en la isla no hablan inglés a nivel avanzado.
El debate que existe actualmente entre el español y el inglés como idiomas de nuestro país está ligado a nuestra situación política.
Desde el año 1993, el español e inglés son idiomas cooficiales en Puerto Rico. Sin embargo, en la pasada administración, el ex gobernador Luis G. Fortuño, expresó que tomaría en consideración implantar el inglés como única lengua oficial de la Isla. Dicha noticia causó un gran revuelo con opiniones a favor y en contra.
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La palabra del día

Ajorao

-Salir con este hombre es una jodienda. ¡Siempre está ajorao!

Esta palabra puede utilizarse como sinónimo de apurado, impaciente o apremiado, según el Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico.

Por otro lado, «estar ajorao» se refiere a molestar, causar enfado o atosigar, según «Los que dicen ¡ay bendito!”.

El Diccionario de la Real Academia Española consigna el término “ajorar” como exclusivo de Puerto Rico en el sentido de “molestar, atosigar”. Es voz procedente del árabe para “remolcar, arrastrar”, y se usa con la forma “ajorrar”.

En las fuentes más modernas, el vocablo aparece definido como “apurar o apremiar a una persona” (Rubén del Rosario)  o “molestar mediante exigencias y prisas” (G. Vicente Maura).

El uso de “ajorar” y “estar ajorao” es muy antiguo en Puerto Rico, como lo demuestran las documentaciones literarias.  En nuestros tiempos, cobra una importancia primordial por un sistema de vida que se caracteriza precisamente por la prisa y el ajoro, lo que produce un síntoma generalizado: el estrés, que llega al extremo de la pandemia.

Una variante que recoge W. Llorens es “ajorar la yegüita”. “Estar abacorao” es dicho de sabor campesino que significa estar abrumado, lleno de trabajo. En ese sentido, también se puede extender su significado a la acción de sentirse hostigado por algo o por alguien.

En la lengua general, “andar de prisa” o “andar de prisa y corriendo” son algunas de las expresiones equivalentes.

Agradecemos a Ramón Estrada por sugerirnos la palabra de hoy.

La palabra del día

Buscar fuete para su fondillo

-¡Esa muchacha no aprende! Está buscando fuete pa’l fondillo.

El dicho se refiere, según “Los que dicen ¡ay bendito!”, a hacer algo que resulte en perjuicio propio, haciéndolo con pleno conocimiento de lo que se espera.

El origen de la frase parece remoto, como lo indica la costumbre ya casi perdida, del castigo corporal a los niños con un látigo o fuete, que permanecía en un lugar visible de la casa, como muda amenaza. Era tan familiar que, incluso, se le ponía nombre propio. Algunos de los informantes del libro antes citado, recuerdan a “Santa Catalina, que si no te portas bien, te cae encima”. Esta costumbre también se encuentra en otros países americanos. En Panamá, por ejemplo, se le llama “Matías Moreno, que quita lo malo y pone lo bueno”. Cuando se pasaba de la amenaza a la acción, los latigazos caían sobre las piernas y las nalgas.

En aquellos tiempos más patriarcales, eran el padre y la madre los encargados de imponer la disciplina. A ellos correspondía el uso del fuete que, más que instrumento de tortura, era signo de autoridad, como lo deja ver otro dicho popular: “repicar el fuete”, que estudiosos apuntan a que significa “tener el mando, partir el bacalao”.

Aunque el DRAE no registra la palabra “fuete”, Augusto Malaret Yordán le da una etimología francesa (fouet), y revela que su uso es general en América como sinónimo de látigo. Como derivados de fuete, en Puerto Rico, aparecen las formas “fuetiar” (azotar) y “fuetiza” (paliza).

Por otro lado, Ángel Rosenblat planteó que “el fuete americano ha tenido su expansión desde las Antillas francesas, donde negreros, mayorales y capitanes de barcos bucaneros lo utilizaban como instrumento supremo de convicción y de gobierno.

Una variación es “buscar fuete para su culo” o “buscar lo que no se le ha perdido”. En el habla general, “buscar fuete para su fondillo” tendría como equivalente “meterse en la boca del lobo”.

Agradecemos a María Elena Negrón Pérez por recomendarnos la frase de hoy.

ansiedad-nino-NTnvaImagen de: http://bit.ly/1hICwbp

Sabías que...

Sabías que…

…el plural de los sustantivos y adjetivos terminados “í” o “ú” (acentuadas), deben escribirse con -s o -es al final, pero no con -ses.

Según el Diccionario Panhispánico de Dudas, para los gentilicios, aunque no se consideran incorrectos los plurales en -s, se utilizan casi exclusivamente en la lengua culta los plurales en -es: israelíes, marroquíes, hindúes.

Por otra parte, hay voces, generalmente las procedentes de otras lenguas o las que pertenecen a registros coloquiales o populares, que solo forman el plural con -s: pirulís, popurrís, champús, menús.

El plural del adverbio sí, cuando funciona como sustantivo, es síes, a diferencia de lo que ocurre con la nota musical si, cuyo plural es sis.

Se consideran incorrectos o vulgares los plurales terminados en –ses.

Por tanto, la manera correcta para el plural de “coquí” es coquíes, no coquises; maníes, no manises; ajíes, no ajises.

Sabias queImagen de: http://bit.ly/1ikC1Sr

La palabra del día

Dale que es tarde

-Deja la vagancia, y ponte a trabajar.

-¡Y dale que es tarde! ¿Tú vas a seguir?

La frase indica malestar e impaciencia ante la insistencia y machaconería.

Según “Los que dicen ¡ay bendito!”, con el verbo “dar” se construyen expresiones de carácter intensificativo y a veces reiterativo, que tienen en común la molestia producida por la terquedad de insistir en una acción o en un tema, como la que se emplea en el habla general: “dale que dale”.

En Vieques, recoge Ricarda Carrillo la variante “dale, Juana, al canasto”, que define como: “…cuando alguien insiste en una cosa hasta molestar”, cuyo equivalente lo oíamos en Granada hace varias décadas: “dale al ajo, Mariana”. Ambos tienen elementos en común y sus orígenes deben remontarse a hechos y personajes locales o del acervo popular.

De carácter general, encontramos en el Diccionario de la Real Academia Española el equivalente “dale que te pego”, que se emplea para reprobar con enfado la obstinación o terquedad.

Agradecemos a Osvaldo Román por sugerirnos esta frase.

IMAGEN-3740365-2Imagen de:  http://bit.ly/16cKPaK