El agrupamiento como estrategia organizativa y de aprendizaje

Uno de los recursos que permite aportar diversidad en la forma de trabajar en el aula es el agrupamiento de los estudiantes, lo que permite que interaccionen de forma diferente y con compañeros distintos. Por otra parte, es importante que los estudiantes aprendan y sepan socializar y trabajar en diferentes agrupamientos; pero, lo más importante es que, a través de esta variedad de formas de trabajo, se puede responder a las necesidades de todos los estudiantes. Las tres formas de agrupamiento más utilizadas en el salón de clase son: (a) gran grupo o grupo de clase; (b) individual y (c) en grupos.

En el gran grupo o grupo de clase todos los estudiantes participan en la actividad como un solo grupo. En este tipo de agrupamiento todos los estudiantes comparten los mismos objetivos, contenidos y actividades de aprendizaje, independientemente de sus características y necesidades individuales. De acuerdo con Carda y Larrosa (2007), con esta forma de agrupamiento se pretende crear experiencias de aprendizaje conjuntas en las que son necesarias habilidades como el respeto hacia los demás, el respeto del turno de palabra o la escucha.

En el individual, todos los estudiantes tienen que realizar tareas que les supone enfrentarse de forma personal con la misma y llevarla a cabo independientemente o con apoyo de la maestra, sea ésta común a la de sus compañeros o se trate de una actividad individualizada, para que ese estudiante logre un aprendizaje específico. En este sentido, Rodríguez y Bonilla (2010) señalan que esta forma de agrupamiento es adecuada para los contenidos en los que se debe adaptar el ritmo y el planteamiento de las actividades a las características de cada estudiante.

Por su parte, Carda y Larrosa (2007) afirman que en este tipo de agrupamiento el estudiante es responsable de su aprendizaje, lo que le permite la adquisición de la capacidad de autoaprendizaje, es decir, la capacidad de consolidar sus propios conocimientos a través de la adquisición de otros nuevos.

Por último, está el agrupamiento en pequeños grupos, de diferente tamaño o naturaleza en función del objetivo que se pretenda lograr con él. Este tipo de agrupamiento potencia la autonomía del grupo y el trabajo cooperativo. En cuanto al número de componentes, es preferible que cada grupo lo formen entre 2 y 6 miembros, para asegurar que todos tengan la oportunidad de participar activamente. Cuando los integrantes no tienen experiencia en trabajo cooperativo, el tiempo es corto o los materiales escasos, se recomienda que el grupo lo compongan 3 o 4 personas.

De acuerdo con Diaz Serrano (2017), los pequeños grupos pueden, a su vez, ser de dos tipos: (a) grupos fijos, los cuales permiten crear un clima afectivo
favorable, facilitan el control y la gestión de la clase y son adecuados para contenidos actitudinales, el debate y la comprensión de conceptos y procedimientos complejos y (b) grupos flexibles, lo cuales se crean con la finalidad de realizar una tarea determinada y están espacialmente indicados para el aprendizaje de procedimientos y actitudes relacionadas con las relaciones interpersonales.

Por su parte, Calatayud Salom (2018) distingue entre agrupamientos homogéneos, heterogéneos y flexibles. Los grupos homogéneos son aquellos que se establecen con el claro objetivo de que las diferencias entre los estudiantes sean mínimas; tomando como referente criterios ya preestablecidos como, por ejemplo la edad, el coeficiente intelectual, entre otros. Sin embargo, tal como como han señalado investigaciones al respecto, la homogeneidad como tal no es posible dado que
los estudiantes difieren por su ritmo de aprendizaje, intereses, expectativas…

Por su parte, Calatayud Salom (2018) distingue entre agrupamientos homogéneos, heterogéneos y flexibles. Los grupos homogéneos son aquellos que se establecen con el claro objetivo de que las diferencias entre los estudiantes sean mínimas; tomando como referente criterios ya preestablecidos como, por ejemplo la edad, el coeficiente intelectual, entre otros. Sin embargo, tal como como han señalado investigaciones al respecto, la homogeneidad como tal no es posible dado que
los estudiantes difieren por su ritmo de aprendizaje, intereses, expectativas…

Por su parte, en los agrupamientos heterogéneos los objetivos grupales, así como
la responsabilidad individual son algunas de sus características, así como la interdependencia positiva entre el estudiantado, que implica el establecimiento de ayuda entre los estudiantes de diferente rendimiento para lograr objetivos compartidos. De acuerdo con González (2004), la forma de agrupamiento heterogénea es una exigencia básica de democratización y equidad educativa.

Por último, el agrupamiento flexible, como su nombre indica, trata de agrupar a los estudiantes según momentos, necesidades, propuestas metodológicas, etc. Este tipo de agrupamiento conlleva innumerables ventajas, por ejemplo: (a) impulsa el aprendizaje cooperativo en el aula; (b) crea un clima de trabajo orientado a metas definidas en común y abierto al intercambio y (c) estimula la resolución de problemas, la creatividad y la utilización de la investigación como método para que el estudiante a través del agrupamiento flexible pueda convertirse en el protagonista del proceso de enseñanza y aprendizaje.

Referencias:

Calatayud Salom, M. (2018) Los agrupamientos escolares a debate. Tendencias Pedagógicas, 32, 5-14. doi: 10.15366/tp2018.32.001

Carda, R. Mª y Larrosa, F. (2007). La Organización del centro educativo. Manual para maestros. Alicante: Editorial Club Universitario. Guía para la gestión de Centros Educativos (http://www.gestiondecentros.com), 1-2.

Diaz Serrano, I. (2017). Los agrupamientos en el aula de Educación Especial. PublicacionesDidacticas.com, 88.

González, M.T. (2004). Organización y estructuras para el trabajo y aprendizaje del profesorado y el alumnado. En Moreno Olmedilla, J.M. (Coord.), Organización y gestión de centros educativos (pp. 185- 206). Madrid: UNED.

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