El actinio

Actinium

En la imagen se muestra vicanita, del complejo Vica en Tre Croci, Italia, probablemente no contenga actinio en este momento, pero de vez en cuando podría contener un átomo o dos.

El actinio es el primero de la serie antínidos de las tierras raras, que aparecen en la hilera inferior de la tabla periódica estándar. Como ocurre con la serie de los lantánidos – del lantano al lutecio – todos los elementos de los actínidos – del actinido al laurecio – comparten propiedades químicas entre sí, aunque son más diversos que los lantánidos, que con frecuencia son casi idénticos.

La diferencia más grande entre los lantánidos y los actínidos es, por supuesto, que mientras todos menos uno de los actínidos son elementos estables, todos y cada uno de los actínidos son radiactivos, tan radiactivos de hecho que solo tres de ellos te permitirían sostener en la mano un trozo sustancial del elemento y vivir para contarlo.

El actinio, con su vida media de 21,8 añis, no es uno de esos tres. Es tan radiactivo que brilla por sí mismo, sin la necesidad de una pantalla fluorescente.

Si bien el actinio se encuentra en la naturaleza en minerales de uranio, es tan escaso que cuando la gente quiere un poco, lo crean en un reactor nuclear bombardeando radio 226 con neutrones y convirtiéndolo en radio 227, que luego se descompone con una vida media de 42 minutos y forma actinio 227, el isótopo de más larga vida del actinio.

Este tipo de alquimia nuclear es bastante común para sintetizar elementos e isótopos útiles. Los alquimistas no estaban equivocados al tratar de transformar los elementos básicos en oro. Solo les faltaba  la tecnología correcta para lograrlo: un reactor nuclear.

Aunque existen algunas aplicaciones experimentales del actinio, este elemento se produce o se usa muy poco.

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