¿COMETEMOS ERRORES BUSCANDO LA INTEGRACIÓN GRUPAL?
COMPRENSIÓN
Es interesante llegar a comprender cómo el ser humano percibe y hace suyas las demandas del contexto social en el que vive. No cabe duda de que en las sociedades humanas existen mecanismos para moldear al individuo a la cultura de su ambiente, en buena parte ese proceso no es otra cosa que la educación, y en esa tarea contribuye de manera notoria la familia y las instituciones educativas. No obstante, hay también un deseo por parte del individuo de ajustarse a lo que considera que es deseable y normativo en su contexto; hay por tanto un trabajo individual que el sujeto ha de llevar a cabo y fundamentalmente esa tarea de ajuste se ejercita en el contexto social ente iguales. En esta tarea de acople son claves ciertas variables de carácter cognitivo que tienen que ver con el procesamiento de la información y los procesos de ajuste a la norma social tal como es percibida por el individuo.
Las interrelaciones entre la norma social y la percepción que de ella hace el individuo indican que la gente a menudo se equivoca, ya que el equívoco se genera al comparar las propias percepciones con las de otros, consideradas de referencia. Nos vamos a referir a esos errores con el nombre de sesgos cognitivos. Pueden acarrear consecuencias importantes en la integración del individuo en su medio social, pero una vez conocidos y valorados nos ayudarán a comprender mejor los mecanismos de la influencia grupal. Esta influencia es especialmente de interés cuando de ella se derivan conductas que no convienen o son contraproducentes, incluso peligrosas, pero se acaban haciendo a instancias de los demás. Los sesgos cognitivos se sustentan sobre la base de que el ser humano es gregario por naturaleza, lo cual le lleva a ajustar sus conductas al grupo de referencia. Si el individuo percibe que existen discrepancias de ajuste respecto al grupo, puede poner en marcha mecanismos para evitar esa falta de sintonía con los demás. En cambio, si percibe que su conducta es la que esperan los demás, entonces se ve en sintonía con el grupo y se siente plenamente integrado. Los inconvenientes surgen cuando un individuo percibe poca aceptación por parte de los demás; en estos casos suele producirse un desplazamiento del «centro de decisión», pasando de ser interno a ser externo, entonces el individuo actúa pensando más en los otros que en él mismo.
Condiciones
Las «demandas» del grupo condicionan sus decisiones y sus conductas, la opinión de los demás vendría a tener una significativa influencia en la propia. Taylor y Brown (1994) afirman que los sesgos cognitivos son algo así como estrategias de carácter adaptativo para hacer frente a situaciones de incertidumbre, incluso de amenaza y de exclusión, pero a la vez sirven para reducir la ansiedad generada en esas situaciones en las que el sujeto se compara con el resto, pudiendo llegar a alterar el deseo de realizar conductas más adecuadas o de menor riesgo por otras que tienen más inconvenientes para él pero le aproximan al resto de individuos de referencia. Cuando una conducta problemática, censurable o de riesgo es practicada por una mayoría de individuos tiende a ser percibida como normativa en ese contexto, ya que la gravedad y censura desciende por su práctica generalizada, al mismo tiempo que se incrementa su ejecución al llevarse a cabo por aquellos que no la hacían.
No cabe duda de que en muchas conductas problemáticas están aumentando los niveles de implicación de los jóvenes, su presencia masiva sirve de reclamo para atraer a otros y cada vez se extiende más su práctica, lo que la convierte en normativa en ese contexto. Un ejemplo de este proceso lo tenemos en los botellones: la implicación masiva de jóvenes los han convertido en algo normal. Las encuestas así lo confirman, un 74% de los jóvenes de 14 a 18 años ha consumido alcohol en el último año y el 64% en el último mes en esos encuentros multitudinarios (ESTUDES, 2010). No haber estado en un botellón y ser abstemio se convierte en una rareza, siendo ya la excepción de lo normativo. La influencia de los sesgos cognitivos en conductas de todo tipo es notoria, pero a nosotros nos interesan más aquellas que resultan problemáticas, que son censuradas, rechazadas y, sobre todo, peligrosas para la integridad y el bienestar de los adolescentes y jóvenes.
La comprensión es la capacidad de entender, asimilar o interpretar información, conceptos, situaciones, sentimientos o pensamientos. Es un proceso cognitivo fundamental que implica la asimilación de datos y la construcción de significado a partir de ellos. La comprensión es esencial en muchos aspectos de la vida, desde la lectura y la comunicación interpersonal hasta la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Algunos aspectos clave de la comprensión incluyen:
- Interpretación: La comprensión implica la capacidad de interpretar información de manera significativa. Esto significa poder extraer el significado de lo que se lee, se escucha o se experimenta.
- Conexión de Ideas: La comprensión implica la capacidad de conectar ideas o conceptos relacionados entre sí. Puede requerir la identificación de patrones, relaciones o analogías.
- Contextualización: La comprensión a menudo depende del contexto. Para comprender plenamente algo, es importante considerar el contexto en el que se presenta la información.
- Síntesis: En ocasiones, la comprensión implica la síntesis de información dispersa en un todo coherente. Esto puede requerir la capacidad de organizar y resumir datos de manera efectiva.
- Pensamiento Crítico: La comprensión a menudo se beneficia del pensamiento crítico, que implica cuestionar, analizar y evaluar la información de manera reflexiva.
- Empatía: La comprensión no se limita a la información objetiva. También puede incluir la capacidad de comprender los sentimientos, las perspectivas y las necesidades de otras personas, lo que se conoce como empatía.