La Conquista de España sobre los mexicas es uno de los más grandes genocidios contra la humanidad. Una época en la que consideraban que si alguien no era étnicamente similar no era humano, hizo que el choque de culturas fuera cercano al de humanos y extraterrestres. La sangrienta campaña no fue cuestión de unas cuantas batallas, sino un avance lento, que entre alianzas y traiciones debilitó a muchos pueblos incrementando el poder de los españoles, quienes finalmente derrotaron al Imperio Mexica en la Tenochtitlan en 1521. Sin embargo, tal vez la más sangrienta y cruel batalla entre indígenas y españoles fue la de Cholula en 1519.
La matanza de Cholula es una de las masacres mejor documentadas en la historia de la Conquista, pues en ella se encontraban Cortés, Diaz del Castillo y otros cronistas que dieron sus propias versiones de los hechos. Gracias a estos documentos, cuya veracidad ha sido estudiada con el paso de los años, se sabe que llegaron a morir entre cinco y seis mil personas y lo peor de todo es que se trata de un evento que no fue cuestión del azar, sino de mentiras, traiciones y dudas que nublan el juicio sobre lo que realmente sucedió.
«El desvío hacia Cholula pudo haber sido así una forma de venganza de los tlaxcaltecas y un pago adelantado a los nuevos aliados de Cortés, así como también un medio para eliminar fuerzas enemigas de la línea de retirada. Para Malintzin pudo haber tenido un significado más personal».
—Geoffrey McCafferty
Los tlaxcaltecas, en venganza contra el pueblo de Cholula, decidieron llevar a Cortés, quien diezmó a un poderoso ejercito, pero que también justificó sus sangrientas acciones escribiendo que al pasar por Cholula sintió una fuerte actitud hostil por parte de la gente por lo que para evitar una emboscada comenzó a asesinar a todo el que encontrara en una de las ciudades más grandes de Mesoamérica (por lo menos en ese momento), terminando así con cerca del 10 % de la población del lugar.
A pesar de que las primeras interacciones fueron genuinamente diplomáticas, se cree que en pocos días el ambiente hostil era insoportable. Amenazas, conspiraciones e intimidación resultaron ser formas de demostrar que nadie cedería terreno ante un pueblo extranjero, aunque no fue suficiente. La matanza comenzó cuando Cortés disparó al aire, todo el ejercito atacó a la población y a los soldados cholultecas, dando inicio a una de las masacres más simbólicas de la Conquista.
Y es que además de ser un punto crucial de la historia, pues ahí Malintzin dio la información necesaria para que la batalla fuera favorable para los españoles, la mayoría de la gente que murió fueron civiles desarmados, entre ellos niños y mujeres. Disparos, torturas y rápidos asesinatos hicieron que un río de sangre corriera por una ciudad sagrada.
El asesinato de miles de personas es impensable y para asegurarse de que nadie intentara una nueva emboscada, en 1523 se aplicó en los caciques cholultecas el peor de los castigos: el aperreamiento. Una condena con tintes medievales. El condenado era dispuesto ante una jauría de perros hambrientos. Estos no eran perros cualquiera, con el espíritu roto y una vida llena de tortura y hambruna, los perros eran bestias agresivas cuya única función en el mundo era matar y comer.
«Y yo vi que los españoles les echaban perros a los indios para que los hiciesen pedazos, y los vi así aperrear a muy muchos (…) perros bravísimos que en viendo un indio lo hacían pedazos en un credo, y mejor arremetían a él y lo comían que si fuera un puerco. Estos perros hicieron grandes estragos y carnecerías (…)».
—Fray Bartolomé de las Casas
Ordenada desde Coyoacán, Cortés mandó a aperrear a los caciques de la ya convulsionada ciudad de Cholula. Fueron siete nobles cholultecas quienes vieron sus últimos minutos frente a una jauría de perros vestidos con escapulies y carlancas con púas al cuello, pero nada más atemorizante que los largos y fuertes dientes, mismos que terminaron con sus vidas.
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Una matanza innecesaria, causada por las fracturas que existían en el territorio que hoy se conoce como México. Alianzas, traiciones y matanzas forjaron 300 años de poder español y la matanza de Cholula es una de las muestras más tristes de lo que puede suceder cuando la maldad del hombre no conoce límites.
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Fuente
INAH
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