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Crónicas de la Nada

La afanadora

La afanadora

Trabajo hay mucho, dice la mujer.

Toda su vida lo ha hecho. Trabajo duro, de largas jornadas, aceptando pacientemente las órdenes que recibe, por necias que sean.

Lo dice sin esperanza, mientras llena otra de las tantas solicitudes que encuentra en una feria del empleo.

Pero sin estudios, se lamenta, no queda más que barrer, limpiar, trapear pisos. Es lo único que le dan.

A veces, si tienes suerte,  te toca en una oficina donde no hay quien ensucie. Una pasada de aspiradora, limpiar el piso cuando a alguien se le cae el café, tirar papeles. Trabajo fácil.

Otras veces te toca un supermercado, donde hay gente todo el día. Gente que cree que su compra incluye el derecho a ensuciar todo lo que toca. Es entonces cuando sufre, porque no para ni para respirar.

Termina el día con callos en las manos. En esas jornadas, sus manos perdieron toda feminidad. Son manos duras, curtidas a base de mover la escoba.

Trabajo sí hay, lo que no hay es buena paga. Gana poco y deja una buena parte en los camiones que debe tomar para ir de su casa al lugar de trabajo.

Es que no tengo estudios  ,dice. Y pone, bajo su nombre, a regañadientes, el puesto que desea: afanadora.

 

Febrero 19 de 2009

1 comentario

afanado -

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