No estéis afanosos.

Image

“¿Cuál es la prisa, Acelerino?”                                                                                                                                                                      El apá de Acelerino (Los Polivoces).

Rápido a levantarse, a bañarse, híjole ya no alcanzamos a desayunar, agarren un pedazo de pan o una fruta para que la coman en el camino… y así continúa todo el día hasta que al final ya estamos tan cansados que simplemente nos dejamos caer sobre la cama y nos quedamos dormidos en el momento mismo en que nuestra cabeza toca la almohada.

Y al día siguiente la misma rutina o puede que hasta peor. Y de leer la Biblia o de orar ni nos acordamos por estar ocupados con actividades importantes. El estrés es cada vez peor, debilitando nuestro sistema inmunológico, alterando nuestro sistema nervioso y ocasionando todo tipo de padecimientos que terminarán por derribarnos.

Y ahora sí, ya enfermos empezamos a orar desesperadamente, con urgencia, exigiendo de Dios la misma rapidez con que nosotros nos movíamos todos los días. Queremos que nuestro Creador nos sane de inmediato.

Casi puedo escuchar a Dios imitar a los Polivoces y decir ¿Cuál es la prisa… Acelerino?

El ajetreo de nuestro diario vivir nos ha hecho darle más valor a las actividades rutinarias de nuestros trabajos que a tener una relación con Dios. Llegamos a preferir esta esclavitud que nos agotará hasta llevarnos a la muerte antes que buscar la amistad de Jesús, quien vino a servirnos y a facilitarnos la vida eterna.

Tampoco conviene estar en el otro extremo y convertirnos en unos completos inútiles y holgazanes, pero sí hay que tener presente qué es lo más importante. Al levantarnos, nuestro primer pensamiento debe ser para Dios, lo mismo que al acostarnos. La oración debe también ser constante durante el día, escuchando y obedeciendo a Dios antes de tomar cualquier decisión.

Imagino lo ridículo que debe ser nuestro estilo de vida acelerado para alguien eterno, que además nos ha prometido una vida sin abundante y sin fin.

Que Dios nos bendiga a todos y nos permita creerle siempre, para que caminemos juntos eternamente.

Amén.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” Filipenses 4:6

 “Porque el que me halle, hallará la vida, Y alcanzará el favor de Jehová.” Proverbios 8:35

“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:15

“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.” Juan 14:2

“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa.  Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.” Lucas 10:39-42

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario