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El Ayuntamiento criptanense, en sesión ordinaria del día 22 de junio de 1911, había decidido la aprobación de «reformas hechas en los locales de la Escuela pública unitaria graduada» de la localidad. Autorizó, en consecuencia, que se abonaran las cantidades debidas y estipuladas en los contratos con dos de los criptanenses que habían participado en la reforma: el «maestro alarife» Ramón Cruz Izquierdo, al que se pagaron 1.813 pesetas, y el «maestro carpintero» Santiago Calonge», al que correspondían 710 pesetas. Tal resolución se recogió en el extracto de plenos y sesiones del ayuntamiento criptanense que publicó el Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, del 5 de julio de 1911 (pág. 7).

Unos días después, ese dinero contante y sonante, fresco y recién cobrado, debió de despertar la codicia de uno de los oficiales de la carpintería de Ramón Cruz Izquierdo, y como la avaricia suele cegar los ojos y las mentes,  y el tintinear de las monedas cierra los oídos ante prevenciones y consejos del sentido común, y el olor de los billetes embota el olfato y, por ende, engatusa los remordimientos de conciencia y les tapa la boca, el oficial aquel cayó en la tentación, y se dejó llevar por esa avaricia, ese tintinear y ese olor a dinero, y, al parecer… ese oficial cometió un robo. Aunque quizá tendríamos que dejar un pequeño espacio a la presunción de inocencia y no cargarle el peso de la culpabilidad así, sin más, sin juicio previo y sin más consideraciones, y sin una defensa justa.

Lo cierto es que el «maestro alarife» Ramón Cruz Izquierdo, se enteró del robo, y podríamos imaginar que montó en cólera, y denunció a su oficial. Así lo cuenta una breve noticia sobre el hecho que se publicó en el periódico El Pueblo Manchego, año I, núm. 151, del 6 de julio de 1911, y que dice así:

Ayer le fueron robadas 142 pesetas en metálico á Ramón Cruz Izquierdo, natural y vecino de Campo de Criptana, en cuyo pueblo posee un taller de carpintería.

Ha sido denunciado como autor del robo un oficial de dicho taller llamado Enrique Carrera, el cual ha desaparecido, ignorándose su paradero.

No sabemos más sobre el hecho, e ignoramos si el oficial era en verdad culpable o no.

Según lo dicho en el Boletín provincial, Ramón Cruz Izquierdo era «maestro alarife». «Alarife» es una de esas hermosas y sonoras palabras que el castellano conserva de origen árabe.

Según el DRAE, un «alarife» es «un arquitecto o maestro de obras». El término aparece recogido ya en el Diccionario de la Lengua Castellana de 1726 (pág. 160, 1), del siguiente modo:

ALARIFE. El Maestro que publicamente está señaládo y aprobado para reconocer, apreciar, ù dirigir las obras que pertenécen à la Architectúra; aunque yá generalmente se toma solo por el Maestro de Albañileria. Es voz Arábiga, que trahe su origen del verbo Aráfa, que significa el que fué señalado y nombrado para reconocer las obras públicas: de el qual se deriva el nombre Arif, que vale reconocedór, al qual añadido el articulo Al, se dixo Alarif.

El oficio se llamaría, según este mismo diccionario, «alarifadgo» o «alarifazgo». Como se ve claramente, en el Boletin provincial se distingue claramente entre «maestro alarife» en el caso de Ramón Cruz Izquierdo, y «maestro carpintero» en el de Santiago Calonge.

JOSÉ MANUEL CAÑAS REÍLLO