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El acusador de los hermanos

“No siempre es nuestra conciencia la que nos acusa verazmente, sino Satanás quien lo hace mentirosa y destructivamente”

Reprensión y acusación son dos realidades similares que los creyentes enfrentamos muchas veces con mayor o menor fuerza a lo largo de nuestras vidas, pero cuya semejanza no debe llevarnos a confundirlas entre sí sin nefastos efectos para nuestra calidad de vida. La reprensión proviene de nuestra conciencia iluminada por el Espíritu de Dios y está ceñida siempre a los hechos y a la verdad, cuyo propósito no es otro que conducirnos a la confesión, el arrepentimiento, el perdón y la restauración. La acusación proviene del Diablo o Satanás y busca mantenernos postrados y revolcándonos en un lodo al cual no pertenecemos ya en realidad y por eso está basada en verdades a medias mezcladas con mentiras destructivas y malintencionadas. No en vano, al ser expulsado y arrojado a la tierra junto con sus ángeles, se dice lo siguiente del Diablo: “Luego oí en el cielo un gran clamor: «Han llegado ya la salvación y el poder y el reino de nuestro Dios; ha llegado ya la autoridad de su Cristo. Porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Dios” (Apocalipsis 12:10), rol que desempeñó muy bien, por ejemplo, al poner en tela de juicio delante de Dios la integridad del patriarca Job y hacer el papel de fiscal acusador del sumo sacerdote Josué, según nos lo revela el profeta:“Entonces me mostró a Josué, el sumo sacerdote, que estaba de pie ante el ángel del Señor, y a Satanás, que estaba a su mano derecha como parte acusadora…” (Zacarías 3:1), quien simboliza así a cada creyente en Cristo, siendo objeto dela acusación continua del Diablo.

Arturo Rojas

Cristiano por la gracia de Dios, ministro del evangelio por convicción y apologista por vocación. Hice estudios en el Instituto Bíblico Integral de Casa Sobre la Roca y me licencié en teología por la Facultad de Estudios Teológicos y Pastorales de la Iglesia Anglicana y de Logos Christian College. Cursé enseguida una maestría en Divinidades y estudios teológicos en Laud Hall Seminary y, posteriormente, fui honrado con un doctorado honorario por Logos Christian College.

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