Analogía de la adaptación

Adaptación a la nueva vida

¿Qué es?

¿Cómo lo hago?

¿Cuánto dura?

Es normal que nos encontremos ante preguntas como estas cuando decidimos integrar en la familia a un nuevo miembro perruno.

Y es verdad, no es algo fácil, rápido, y requiere de mucha paciencia y comprensión.

¿Es algo que podemos cuantificar?

 Yo creo que no, al fin y al cabo, al igual que las personas, estamos en constante adaptación, así que podemos pensar que la adaptación no es un trabajo, sino una capacidad necesaria para desarrollarse en plenitud.

Cuando el perro llega a casa por primera vez, cual semilla que plantamos en un tiesto y con las expectativas puestas en que de ahí va a salir una planta preciosa. Pero esas expectativas son solo nuestras, ya que son muchas variantes que se pueden dar en nuestra planta. Genética, procedencia, cruces evolutivos, como los cuidamos, que la poda sea adecuada, etc. Con lo cual, es muy difícil que nuestras expectativas se cumplan.

Lo que más me gusta de los perros precisamente es la capacidad de integración que poseen, la resiliencia y las ganas de volver positivo lo negativo. Como la planta podada en exceso que es capaz de regenerarse, aún cuando está medio muerta.

¿Qué necesita una planta para desarrollarse adecuadamente?

Necesitan luz, luz del sol que ilumina con su empatía, la que necesitamos para entender y comprender, para poder asumir su vida anterior, que vemos reflejada en el perro que llega a nosotros.

La empatía es la luz que necesitamos para que la semilla plantada pueda germinar, de lo contrario no podremos verla crecer.

El agua, que es el respeto. Justo lo que necesita como individuo para que sea capaz de resurgir y poder crecer al ritmo que necesita.

Paradójicamente es justo al principio cuando la planta más esfuerzo tiene que realizar, el esfuerzo por germinar, echar raíces y empezar a crecer es la parte más importante y el principio del crecimiento, la parte más sensible del proceso. Por eso nuestros perros pasan por lo mismo. Lo más duro y lo menos gratificante son los primeros momentos. Por eso es tan importante empatizar con su vida anterior y respetar como está el perro en ese momento. Esa semilla necesitará agua y luz para germinar y crecer y paciencia porque no crece en dos días. Sin embargo, tenemos paciencia para ver los cambios diarios en nuestras plantas, no así con nuestros perros.

¿Qué debemos entender?

Que nuestro perro no ha elegido integrarse en esa familia. Es nuestra decisión.

Que solo la integración supone un esfuerzo tremendo para el perro y debemos empatizar con él.

Que, por su vida anterior, debemos respetar al perro actual.

Que si el perro pudiese seguramente sería más fácil.

Al igual que las plantas los perros avanzan despacio al principio, pero con la ayuda del sol y la lluvia que alimente sus raíces, surgirá un perro maravilloso que nos hará disfrutar y compartiremos la vida con él, como uno más de la familia.

¿Quieres que todo vaya bien?

Empatiza con tu perro, respeta su ritmo y su espacio, riégalo, abónalo y disfruta de verle germinar, de cada brote, de cada rama y de cada hoja nueva que crece cada día.

                  DISFRUTA CON TU PERRO