Persistir e insistir, pero nunca desistir. Lo que aprendemos cada vez que caemos

Es inevitable. Más tarde, o más temprano en nuestras vidas, en lo personal o en lo profesional, TODOS VAMOS A FRACASAR. En algún momento, las cosas no salen como las planeamos.

A veces somos nosotros, los que cometemos el error, y muchas, muchas otras veces, somos víctimas del contexto. Nos vamos acostumbrando a las crisis, los despidos, la corrupción, los ladrones llevándose la plata del que trabaja, y desistimos. Nos caemos, y ya no nos dan ganas de levantarnos.

Si eso te pasó, o te está pasando en este momento, te invito a pensar en algo: el 10% es lo que nos pasa. Y el 90% es lo que hacemos con eso que nos pasa. El problema no está en caer, fracasar, quedarse sin trabajo, si no en cómo vamos a reaccionar frente a eso. Porque, como dijo Henry Ford: “El fracaso es simplemente una oportunidad de empezar de nuevo, esta vez de forma más inteligente”.

Generalmente, lo que leemos en un medio, o en un posteo en Instagram, suelen ser historias de éxito. Pero los relatos están incompletos, y sólo reflejan el paso final de un proceso, muchas veces muy largo y complejo. Con idas y vueltas.

¿Sabías, por ejemplo, que al inventor de la lamparita Thomas Alva Edison se le atribuye la frase: “yo no fracasé, sólo descubrí 999 maneras de cómo no hacer una lamparita”? Edison experimentó mucho hasta lograr una lamparita que funcionara correctamente. Seguramente lo tildaron de loco, o se rieron de su osado intento. Que terminó siendo un invento que, hasta el día de hoy, sigue vigente como el primer día.

¿Cuántos “NO” estarías dispuesto a tolerar? ¿Cuántos rechazos? ¿Cuántos “muchas gracias, pero no estamos interesados”? ¿Cuántas bajadas de pulgar? Si sos como la gran mayoría, seguramente no más de 2 o 3, antes de darte por vencido y dedicarte a otra cosa, pensando “yo no sirvo para esto”, o “no tengo suerte”, ¿o no?

Tal como hizo Edison, los logros pertenecen a aquellos que perseveran, buscando opciones viables en un contexto claramente en contra de ellos mismos. Más allá de la frustración y la aparente “mala suerte”, está la solución de la mano de la búsqueda de alternativas. Porque si vas a buscar resultados distintos haciendo siempre lo mismo, no vas a conseguir nada.

Si en este momento te caíste, o hace rato caíste y no quisiste levantarte más, antes de darte por vencido, buscá aprender de eso que no salió como esperabas. Buscá las alternativas para que la próxima vez, salga como lo esperabas.

Algún día me gustaría compartir con vos todas las veces que el contexto me dijo NO y yo volví a intentarlo. Contarte, por ejemplo, que cuando estaba a punto de asumir que mi vida sería trabajar en algo que detestaba, sintiéndome enferma cada vez que subía la escalera a mi oficina y deseando que llegaran las 5 de la tarde para volver a casa, salí a buscar la vida que quería y la construí tal como yo quería, de la mano del trabajo remoto. O que todas las veces que apliqué a un trabajo y me dijeron “lamentablemente, hemos elegido a otro candidato”, salí a buscar lo que me faltaba, a estudiar, a aprender, a seguir investigando qué más hacer para alcanzar lo que estaba deseando. Porque, si lo pensás en frío, es simple: cuando asumís que el fracaso es una opción real, estás siempre pensando en las alternativas.

No bajes los brazos si no conseguís trabajo. Animate a pensar alternativas. Redescubrite y reinventate. Estás repleto de habilidades que quedaron escondidas por la rutina. Ahí está tu herramienta más preciada.

Capacitarse es la clave si queremos avanzar en nuestros objetivos. Salí a conquistar aquello que sabés que te hace falta. Hoy tenemos el conocimiento al alcance de la mano, y muchas veces gratis. Aprovechá esta increíble oportunidad.

No te quedes pensando en lo que no lograste, en lo que no salió, en lo que no pudo ser. Hay un mundo repleto de posibilidades esperando que alguien se anime a tomarlas.

Ya sabés, si te caés 100 veces, te levantás 101. Porque siempre se puede volver a empezar.