'Incutos'*

Leo el artículo "Nunca hubo tanta incultura por pura elección" de Rodrigo Díaz publicado el sábado 19 de agosto en "ceutaahora" y no puedo pasar sin añadir mi propia reflexión acerca de la incultura.

Con la dificultad de que la gente no lee, la incultura se extiende a pesar de la abultada oferta de medios que las tecnologías de la información ponen al alcance de nuestro dedo en una sociedad de hoy que no tiene tiempo y se informa por los titulares y mensajes cortos. Un buen titular es medio éxito, pero suerte si van más allá y leen un par de líneas si es que les interesa. ¡Ni qué decir de un artículo de opinión! Es el paraíso para la extensión de la propaganda. Mensajes cortos sesgados y repetidos para torcer a las mentes menos formadas y más débiles. La fuerza de repetir una consigna falsa para que tenga apariencia de veracidad. La única verdad. El pensamiento único.

La propaganda es una herramienta muy poderosa utilizada por los gobiernos (y otras entidades) para influir en la opinión porque al controlar los mensajes y el acceso a la información moldea la percepción de la sociedad y promueve sus agendas. La difusión de propaganda es preocupante porque limita la diversidad de opiniones y socava la democracia, porque suprime la crítica y porque manipula la percepción pública de acuerdo con sus intereses particulares. La manipulación de la información contribuye a la desinformación y a la falta de conocimiento en la sociedad. La difusión de información sesgada cuando no directamente falsa a través de los medios de comunicación, confunde a la población y socava la educación pública. Esto conduce a una disminución de la alfabetización mediática y de la comprensión de los asuntos públicos lo que a su vez perpetua la incultura y la falta de discernimiento en la sociedad.

La incultura que se siembra es como una densa niebla que envuelve la mente humana, impidiendo que la luz del conocimiento y la sabiduría penetren en su interior. Es un velo que oscurece la comprensión y mantiene atrapado en la ignorancia. Así como un río fluye continuamente en busca del mar, la búsqueda del conocimiento y la educación es el camino que nos libera de ese velo. Cuando cultivamos nuestras mentes con el agua del aprendizaje y la luz del entendimiento, disipamos gradualmente la oscuridad de la ignorancia y nos acercamos a la iluminación. La incultura es una carga que debemos dejar atrás en nuestro viaje hacia la verdad y la realización personal.

En última instancia, la incultura es una prisión que se crea para nosotros mismos. Al liberarnos de las cadenas de la ignorancia a través del estudio, la reflexión y la búsqueda constante del conocimiento, podemos encontrar la verdadera libertad y la paz interior. La educación es la llave que abre la puerta de la iluminación, y la voluntad de aprender es el primer paso hacia la liberación de la incultura que nos permite alcanzar un estado de ser más elevado y pleno.

Y para los que leen en estos tiempos turbulentos, conviene recordar que la verdad y la libertad son los pilares de una sociedad fuerte. Debemos exigir la transparencia y la honestidad en los medios financiados con fondos públicos, porque solo así podemos preservar la esencia de la democracia y asegurar nuestro futuro.

Debemos mantener la llama de la verdad ardiendo con determinación, pues como dijo Churchill, "la verdad es incontrovertible, la malicia puede atacarla, la ignorancia puede burlarse de ella, pero al final, ahí está". No debemos permitir que la sombra de la propaganda oscurezca nuestro entendimiento y por esto debo agradecer al fundador de este medio, Antonio Gómez, haberme dado la posibilidad de escribir y poder abrir una ventana de aire fresco. Gracias a Antonio cuyo inagotable esfuerzo permite, con información día a día, mantener viva esa llama de la verdad a pesar de la abultada oferta de medios inflada artificialmente con dinero público que inunda de mensajes políticos, nubla e interfiere. No debemos permitir que la sombra de la propaganda oscurezca nuestro entendimiento.

*El Título de 'Incutos' es una licencia del autor