Día 1 de octubre de 2021

Oración de los primeros viernes de mes

“El divino Corazón me hizo ver el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres” (Sta. Margarita María de Alacoque) 

El 27 de diciembre de 1673 Margarita María de Alacoque, que tenía solo 14 meses de profesa y 26 años de edad, estaba como de costumbre arrodillada ante el Señor en el Santísimo Sacramento expuesto en la capilla. Era el momento de la primera gran revelación del Señor.  

Unos dos o tres meses después de esta primera aparición, se produjo la segunda gran revelación. Escribe Margarita: “El divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, más brillante que el sol, y transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior (…)”  

“Me hizo ver, que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, (…) le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios”. 

Señor, nos amas tanto, es tan grande la locura de tu Amor, es tan ardiente tu deseo de ser amado que nos has manifestado la belleza de tu Corazón a través de las revelaciones a santa Margarita. ¿Cómo no rendirte mi corazón? ¿Cómo no procurarte, tal como has pedido, todo el amor, el honor y la gloria que pueda? Solo puedo darte esta respuesta en mi pobreza, Señor: Aquí me tienes. Tal como soy, tal como estoy en este momento de mi vida te digo: Te amo, Señor, haz en mí y conmigo lo que Tú quieras. 

JESÚS, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN, HAZ MI CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO.

Compositor e intérprete de la canción: Javier Salvado Romero.