Fotograbado con Film Foto-Polímero I – Consideraciones Iniciales


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La práctica del fotograbado para la obtención de copias fotográficas con tinta estampada sobre papel, es una técnica utilizada desde los inicios de la Fotografía. En 1852, Henry Fox Talbot patentó el que fue el primer método de fotograbado descrito en una forma estructurada y orientado especialmente a la obtención de copias fotográficas de tono continuo y no tanto a trabajos de línea. Este método, modificado con importantes aportaciones por Karl Klíč en 1879, ha perdurado hasta nuestros días y se conoce como el método Talbot-Klíč o también en algunos ámbitos, como Heliograbado por el uso inicial del Sol como fuente de luz ultravioleta. Aún así, el proceso inicialmente ideado por Talbot ha sufrido numerosas modificaciones de mejora sobre todo durante el Siglo XX. Estas mejoras han estado basadas en la incorporación de materiales previamente comercializados para el ámbito de las Artes Gráficas, como las tramas estocásticas en sustitución de los aerosoles de resina o derivados asfálticos y en los últimos decenios, de la impresión digital para la preparación del fotolito positivo.

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William Henry Fox Talbot by John Moffat (via Wikimedia Commons) Click en la imagen para ver una versión ampliada

En 1989, el grabador danés Eli Ponsaing propuso un cambio revolucionario en el fotograbado con el uso de foto-polímeros en sustitución del papel gelatinizado y sensibilizado con dicromato potásico que se había venido utilizando hasta la fecha y que en su momento fue tomado de la técnica de obtención de copias al carbón (Carbon Tissue). La propuesta se planteaba bajo dos motivaciones principales. Por un lado, las dificultades cada vez mayores de continuidad en la comercialización del papel gelatinizado y la amenaza de desaparición ante los cambios que se estaban produciendo en el entorno de las Artes Gráficas con la introducción de los materiales foto-polímeros y el uso cada vez más decidido de las tecnologías basadas en imagen digital. Por el otro y en paralelo con otros destacados representantes del ámbito del grabado, el uso de estos materiales daba una solución a la búsqueda de sistemas de grabado calcográfico que utilizaran productos no tóxicos o al menos no tan tóxicos como los que se venían utilizando hasta la fecha. Todo ello desembocó en la aparición de una sector del grabado calcográfico autodenominado Non Toxic Printing y en algunos casos Green Printing.

En este sentido, los foto-polímeros, solubles en agua o en soluciones alcalinas de baja concentración según el tipo, se presentaban como un firme candidato para la sustitución de los barnices basados en disolventes orgánicos. Si además el foto-polímero se utilizaba con un grosor suficiente como para grabar en él el hueco de retención de tinta, se descartaba el uso de planchas de cobre o zinc y como consecuencia de ello, dejaban también de utilizarse el ácido nítrico, las sales de hierro y otros compuestos para la generación del hueco o mordida en el metal. En este último supuesto, algunas planchas previstas para su uso en flexografía se empezaron a comercializar en tamaños que permitían una utilización en fotograbado.

La utilidad de los foto-polímeros en este ámbito se basa en la propiedad de cambio de estabilidad dimensional que sufren estos materiales bajo la acción de determinadas radiaciones electromagnéticas. La estructura inicial del material, formada por moléculas de monómeros y de consistencia elástica, adquiere forma de retícula formando un polímero endurecido bajo la acción combinada de un catalizador o iniciador de la reacción de polimerización que se activa por la incidencia de una radiación luminosa de onda corta, generalmente de entre 300 y 450nm. Por lo tanto, el endurecimiento se produce bajo la acción de la luz azul y ultravioleta cercano (UVA).

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Karl Klíč (http://www.radio.cz/en/static/inventors/klic) Click en la imagen para ver una versión ampliada

Si el foto-polímero recubre la plancha de cobre o zinc en forma de lámina delgada y se insola con luz UVA interponiendo en el paso de la luz un fotolito positivo con la imagen a grabar, el foto-polímero sólo se endurece en las zonas menos opacas del positivo. Lavando posteriormente el material no endurecido mediante una solución alcalina, su eliminación deja al descubierto el metal de la plancha que puede ahora ser corroído por el mordiente adecuado. Se da la circunstancia además, que el polímero endurecido es resistente a la acción de los mordientes utilizados con el cobre o el zinc. Los huecos generados en el metal se corresponden pues con las zonas oscuras de la imagen positiva, siendo éstas las que transferirán tinta al papel en la fase de estampado. En este caso, el foto-polímero actúa como lo hacen el barniz o la cera en la técnica clásica llamada Grabado al Aguafuerte. El material foto-polímero para ser usado en esta forma se comercializa como una lámina elástica muy delgada, entre 15 y 50µm según las marcas, para ser adherida sobre la plancha de metal o también en forma líquida para ser extendida por diversos procedimientos sobre la misma.

Como alternativa y aprovechando las planchas de la industria flexográfica, la otra forma de comercialización de foto-polímeros útiles al fotograbado es el de planchas de las marcas SolarPlate o Toyobo que se comercializan cortadas a tamaños habituales en grabado calcográfico y que pueden encontrarse en numerosos comercios de materiales para Bellas Artes. Estas planchas consisten en una capa gruesa de foto-polímero seca y laminada sobre una plancha rígida de material plástico o acero según los casos. Tanto en unas como en las otras, al insolar a través del positivo y lavar posteriormente simplemente con agua, el material no endurecido deja pequeños huecos en el grosor endurecido que serán los encargados de recoger la tinta y transferirla al papel en el estampado.

Las ventajas e inconvenientes de ambos sistemas afectan a diversos aspectos del proceso. El uso de la segunda opción de las dos descritas, las planchas de foto-polímero comercializadas, son la alternativa inicialmente menos complicada. Desde un punto de vista práctico y hasta donde he podido probar, las que se comercializan con una base de acero tienden a mostrar cierta tendencia a curvarse y ello presenta alguna dificultad en la estabilidad y registro del positivo en la prensa de contacto antes de que el vacío lo haya adherido a la plancha. El posible problema depende del diseño de la prensa de contacto y aunque no es una dificultad insalvable, hay que estar atento si se presenta. No hay que olvidar que su utilidad inicial es utilizarlas en un proceso de impresión industrial y esta flexibilidad resulta útil para fijarlas sobre los rodillos de las máquinas de impresión.

Aún así, no es éste el mayor inconveniente de las planchas de foto-polímero. A mi modo de ver, una técnica como el fotograbado, que implica un proceso en definitiva largo y complicado, merece un estadio final más estable en el tiempo que el que puede ofrecer una lámina de polímero endurecido. Como es natural, la perdurabilidad de las planchas en el tiempo no es una prioridad para los fabricantes de las mismas, dado el proceso de impresión industrial para el que han sido concebidas. De todos modos y como ya he dicho, se trata sólo de una opinión o preferencia personal.

Por su parte, el uso de film foto-polímero laminado manualmente sobre plancha de cobre, que es la opción escogida en mi caso, permite obtener una plancha grabada en metal que si se conserva de forma adecuada, muestra una perdurabilidad temporal extremadamente larga. Seguramente mucho más larga que la de cualquier material fotográfico foto-químico. Tratándose de la matriz en la que se genera la imagen estampada sobre papel, me parece un aspecto relevante. Aunque mi experiencia en este aspecto es todavía incipiente, el uso de plancha de metal permite además contemplar la modulación del efecto de formación del hueco mediante el uso combinado de diversas concentraciones de mordiente o pensar incluso en la mordida por proceso electrolítico. El abanico de posibilidades de influir en el proceso de grabado se amplía y con él, las posibles consecuencias estéticas en la imagen final. Este material es comercializado por varios fabricantes, como Z*Acryl, PurEtch, ImaGon, DK3Film o Mungolux.

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Keith Howard by Linda C. Everson Click en la imagen para ver una versión ampliada

En ambos casos he omitido las ventajas que puedan presentar cada uno en relación al llamado Grabado No Tóxico o Grabado Menos Tóxico como suele decirse hay en día. También en mi opinión, este es un aspecto que no considero primordial en relación a la elección de materiales y métodos. En primer lugar, ya existen estudios actuales en los que se plantea la posible toxicidad en forma de ciertas alergias si el foto-polímero entra en contacto con la piel. Por otra parte, el uso de materiales o líquidos potencialmente tóxicos no ha implicado nunca unas consecuencias insalvables si se toman las debidas precauciones. La industria utiliza a diario productos tóxicos y para ello se han diseñado estrategias y normativas que permiten su uso sin riesgo alguno.

En algunas informaciones al respecto del Grabado No Tóxico he podido observar una cierta laxitud en el manejo de los diferentes productos. A modo de ejemplo, se recomienda por ejemplo el uso de Salsa de Soja para el lavado de las planchas de cobre después del desengrasado, respaldando su uso por su carácter de “natural” y supuestamente inocuo. Es muy probable que su contenido en sal (Cloruro de Sodio) o de algún ácido débil derivado de un cítrico resulte útil como astringente en la superficie de la plancha o facilite la eliminación del producto desengrasante empleado. Aún así, una solución de Ácido Acético al 0,5% en agua o una de Cloruro de Sodio tendrían el mismo efecto a la vez que ofrecería una constancia de efecto más controlable que la de un producto como la Salsa de Soja que incorpora multitud de otros compuestos y que pueden ser diferentes según el formato de comercialización.

Por otra parte, en estas mismas informaciones pueden encontrarse recomendaciones de trabajo que obligan al contacto directo de la piel con los productos empleados. Un caso habitual es el de las tintas de fotograbado. Aunque se utilicen tintas llamadas al agua que permiten limpiarse las manos con agua y jabón y evitan el uso de disolventes, la ignorancia acerca de los compuestos que incorpora la propia tinta debería ser razón suficiente como para evitar su contacto con la piel. Es bien sabido que la contaminación por metales y ciertos minerales puede producirse en forma de absorción cutánea. El lavado posterior elimina la tinta que permanece en la parte externa de la piel pero no evita en modo alguno una posible contaminación por absorción. Con ello no pretendo polemizar pero sí llamar la atención en la línea de una cierta prudencia a la hora de manipular determinados productos como sobre todo, al recomendar hacerlo a terceros.

También en este aspecto sorprende la asociación de natural con inocuo, cuando tenemos sobradas pruebas de la toxicidad de muchos productos naturales. En el ámbito doméstico se utilizan también multitud de productos de limpieza que pueden ser tóxicos si se ingieren o simplemente por repetido contacto con la piel, todo ello sin contar con las alergias que pueden afectar de forma diferente a distintos individuos. En mi opinión, éste es un terreno resbaladizo en el que más vale ser cautos. El uso de guantes de material adecuado y protección en la cara si hay riesgo de salpicaduras así como una limpieza concienzuda del espacio de trabajo son, a mi modo de ver, esenciales no sólo para evitar estos riesgos para la salud sino también para descartar posibles inconsistencias en un proceso ya de por sí sujeto a múltiples variables. Como suele decirse, no es más limpio quien más limpia, sino quien menos ensucia.

En este contexto del Grabado No Tóxico o Menos Tóxico queda también la cuestión de la eliminación de los residuos generados. Al igual que con la manipulación de sustancias potencialmente tóxicas o con los productos de la fotografía foto-química, existen multitud de recomendaciones y normas acerca de como tratar determinados residuos antes de verterlos al alcantarillado o, en el caso que se requiera, canalizarlos directamente a las instalaciones responsables de su procesamiento. Lo hacemos con las pilas y baterías, lo podemos también hacer con unos pocos litros de alguna disolución potencialmente peligrosa.

BIBLIOGRAFÍA

3 Replies to “Fotograbado con Film Foto-Polímero I – Consideraciones Iniciales”

  1. Muy interesante Carles, ya me avisarás si necesitas un auxiliar de laboratorio, recuerdo con nostalgia viejos tiempos, como cuando “haciendo experimentos”, casi asfixiamos a tú padre en el laboratorio que montamos en los bajos de tú casa.

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    1. ¡Jajaja, todavía me acuerdo del cabreo de mi padre! Pusimos en marcha la obtención de ácido clorhídrico a partir de ácido sulfúrico y sal de cocina. Le dimos al mechero de alcohol, nos fuimos a charlar al jardín y nos olvidamos. El cuarto de trastos se empezó a llenar de gas clorhídrico y mi padre tosiendo. Ahora nos reímos pero ya nos vale…

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