Adefesio mal hecho

Por Arturo Ortega Morán

rt @He__dicho De los feos será el Reino de los Cielos. (Adefesios 3:18)

Que te digan que estás feo, es tolerable; pero si te dicen que eres un adefesio mal hecho… ¡Ay Dios, eso sí que duele!

Según el diccionario, un adefesio puede ser: un disparate, una vestimenta ridícula o una persona o cosa extremadamente fea. Pero ¿de dónde nació tan “adefésica” palabra?

En textos antiguos, encontramos que adefesios encerraba el concepto de “hablar sin hacerse entender”. Lo explicó muy bien Gonzalo Correas en 1617 cuando escribió acerca de esta palabra.  Lo decía así:

Hablar adefesios es hablar sin fruto.  Adefesios se corrompió de “Ad-Efesios” que significa “A los de Efeso”, pueblo a quienes San Pablo escribió y fueron muy pocos los convertidos a esta fe a causa de la ceguedad que tenían por su diosa Diana y otras hechicerías. Por similitud, ahora decimos adefesios cuando se habla con quien no entiende y también, se dice del que habla sin fruto y sin propósito.

Al paso de los años, la palabra adefesios fue adoptada en el argot de la literatura para referirse a los textos embrollados y por lo tanto ininteligibles y feos. El mayor insulto que se podía proferir a un escritor, era decirle que “escribía adefesios”. El atributo de fealdad y mal hechura de estos textos, trascendió del ambiente literario y en el hablar coloquial pasó a nombrar a cualquier cosa fea, disparatada o mal hecha.

Así es la historia de esta palabra que inició su viaje con San Pablo y los testarudos efesos que no le hicieron caso, para luego nombrar a los cabeza dura que no entendían de razones y después a los que no se daban a entender; de ahí, los adefesios pasaron a ser los textos literarios incomprensibles y por lo tanto feos; para, finalmente, terminar el viaje nombrando a lo feo y mal hecho.

Algún añejo resentimiento debe guardar esta palabra, porque,  que te digan que estás feo, pasa; pero si te dicen que eres un adefesio… ¡Ay Dios, eso sí que duele!