SÍNDROME del «DESUSO» : el poder de la RNO (rehabilitación neuro-oclusal)

Si nos preguntamos: ¿ Cuál es el músculo más fuerte de nuestro cuerpo?

La respuesta más común es la lengua, cosa que es incorrecto, ya que, no es 1 músculo, sino que está formada por un grupo de 9 músculos que trabajan en conjunto, (palatogloso, geniogloso, estilogloso, hiogloso, faringogloso, amigdalogloso, el lingual superior, inferior y transverso), además del hueso hioides, la mucosa y los corpúsculos gustatorios. Este grupo de músculos cumple funciones como como la masticación, la deglución, el lenguaje y el sentido del gusto.

Establecer cuál es el músculo «más fuerte» depende del criterio que se utilice. La fuerza muscular es la capacidad de un músculo para ejercer la fuerza a un objeto exterior. Si la medimos en relación al tamaño, el ganador en la mayor parte de los animales también está ubicado en la boca, es el masetero, músculo que sirve para cerrar, apretar y morder la mandíbula inferior de los vertebrados.

El diseño evolutivo de nuestro organismo se ha ido moldeando a lo largo de millones de años de evolución, por las condiciones de vida a las  lo sometemos. La naturaleza responde a una función y a una necesidad y tiende a economizar recursos. El medio ambiente marca el diseño del organismo, la condición basal natural de la especie humana sería la actividad física continua y de una cierta intensidad; bajo estas condiciones los sistemas  funcionan a pleno rendimiento.

Una musculatura oral  tan fuerte es consecuencia de las necesarias adaptaciones de nuestros ancestros a los periodos de abundancia y de escasez de alimentos y a los cambios en el tipo de alimentos, que sucedieron a lo largo de millones de años de evolución, hemos heredado una particular constitución genética, que incluye un grupo de genes programados para activarse por los estímulos de masticación, deglución y respiración. El masetero tiene un brazo de palanca más corto en comparación con otros músculos, por lo que es uno de los músculos más fuertes en el cuerpo humano, capaz de ejercer una presión en las muelas de nuestra especie de hasta 200kg de fuerza. Por que es necesario para la alimentación, es decir para morder, los alimentos o en su defecto como medio de defensa.

A lo largo de los millones de años de evolución de la especie humana la obtención y el gasto de energía han estado balanceados. Existe una ley universal que establece que todo animal ha de pagar un precio de trabajo muscular para conseguir las kilocalorías de los alimentos. Desde el punto de vista evolucionosta la boca no esta adaptada a una forma de vida inactiva. En estas condiciones nuestros genes paleolíticos, al someterse a unas condiciones muy alejadas del diseño para el que se desarrollaron, lo que significa este desuso del aparato masticatorio, sería un proceso carencial, de deficiencia, promotor de enfermedad dental y atrofia funcional con las consecuentes alteraciones del desarrollo.

Nuestro genoma paleolítico  y nuestras formas de vida ya no están en armonía, provocando que se mal expresen los genes en diversos órganos y tejidos  originando las enfermedades de la opulencia.  La prevención y el tratamiento, según la visión evolucionista y la RNO (rehabilitación neuro-oclusal) , pasarían por adaptar nuestra alimentación y nuestro estilo de vida, dentro de lo posible, a las condiciones en la que prosperaron nuestros antecesores. Poner en paz nuestros genes paleolíticos con nuestra forma de vida de la era espacial con un  tipo de alimentación duro acorde con nuestro diseño evolutivo.

La RNO (rehabilitación neuro-oclusal) es filosofía de tratamiento preventivo, fisiológico y poco invasivo, que vendría a equivaler al ejercicio que algunas personas hacen cada tarde en el gimnasio o trotando por las calles, es la forma aplazada de saldar la deuda energética muscular contraída por los alimentos ingeridos a lo largo del día.

Al producirse una atrofia funcional por falta de estímulos fisiológicos del aparato masticatorio, se establece un desequilibrio funcional y oclusal. La RNO reestablecer este equilibrio perdido que repercute en dientes, periodonto, músculos, huesos y ATM (articulación temporo-mandibular) a través de diferentes medios terapeúticos.

 

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