En verano es la Virgen de Chilla la que arma el revuelo en el corazón devoto y festivo de los candeledanos, tanto los ritos religiosos como los profanos se celebran en el segundo y tercer domingo de septiembre; los primeros en el santuario, y los segundos en la localidad cuya plaza se convierte en coso taurino.
Es atractivo, y también sobrecogedor, el entorno serrano, con la majestuosidad enhiesta de los picachos del Almanzor, sin embargo, para quien no tiene las fuerzas suficientes para emprender excursiones por la sierra, le pueden resultar muy agradables las pozas de las gargantas, tanto la de Santa María, que cruza por la localidad, como la de Chilla, cerca de las cuales hay merenderos, restaurantes, casas rurales, campamentos y centros turísticos de ocio y de turismo ecuestre.