¡Hola hispánicos!
Si hace un tiempo os hablamos del Morteruelo, en esta nueva entrada, volvemos a la provincia de Cuenca para hablaros del Ajoarriero conquense. Tanto el primero como el segundo, forman parte de la cultura gastronómica de Cuenca y son fáciles de degustar en cualquiera de sus restaurantes. Ambos son platos estrellas, dada su popularidad. No obstante, en estos tiempos que corren, no es necesario marchar hasta Cuenca para degustarlo y podéis conseguirlo a través de Delicias Eladio.
El ajoarriero, podía entrar en diferentes clasificaciones dado su proceso de elaboración. Digamos que es una especie de puré, paté o pasta. A resumidas cuentas, es una mezcla en mortero de patatas, bacalao, huevo, ajo y el mejor aceite de oliva.
El origen de este plato único esta relacionado con los pastores de la serranía conquense. Nos tendríamos que remontar hasta el s. XVII, según algunas referencias, en las que el bacalao, sería el único pescado que llegaba a esta zona de interior. Según cuenta la leyenda, la combinación de ingredientes dio lugar al ajoarriero tal como hoy lo conocemos.
La elaboración es muy sencilla y en el siguiente vídeo, elaborado por el canal A los Fogones, podéis ver de manera clara como prepararlo. Además, se incluye una referencia al porque el ajoarriero de Cuenca, también recibe el nombre de Atascaburras.
Lo más importante y llamativo de su preparación, es el uso del mortero para la mezcla. Cuenta de ello toma la denominación, porque también en algunas zonas recibe el nombre de ajo mortero. El motivo, a parte de estar ligado a la tradicionalidad (antiguamente no existían batidoras), está relacionado con la homogeneidad del producto en sí. Al añadir poco a poco los ingredientes en el mortero, se combinan mejor los sabores y se obtiene un sabor contundente, con un matiz singular. Puede ser debido, que por ello no sepa a ajo. Además, es importante, que el ajo sea siempre el primer ingrediente a majar.
Es conveniente, que se tome como plato único, ya que es muy calórico y se suele acompañar con tostadas de pan. Se puede tomar en frío, adornandolo con nueces y huevo duro. Si queréis sorprender en casa, se podría servir como guarnición en carnes o pescados.
¡A saborearlo!