El poblado almadrabero de Sancti Petri

A lo largo de milenios de actividad, la almadraba ha dejado diversas huellas en nuestra provincia en forma de antiguas ciudades, chancas, castillos o torres. Sin embargo, uno de esos patrimonios que la almadraba del pasado nos legó tiene una fuerte entidad propia: el poblado almadrabero de Sancti Petri, en Chiclana. Se trata de un poblado fantasma, conformado por un conjunto de edificaciones que hoy subsisten a duras penas abandonadas y esperando un nuevo uso.

Pasear por sus calles y contemplar los edificios que quedan en pie (como parte de las casas de los almadraberos, el cine o la capilla) es zambullirse en el pasado más cercano de las almadrabas gaditanas. Supone hablar de un tiempo en el que Chiclana contaba con almadraba propia y de un pasado empresarial ya desaparecido.

El poblado de Sancti Petri tiene tal antigüedad que se desconoce con exactitud cuándo fue su primera ocupación. Se cree que esta península ubicada en el caño de Sancti Petri ya tenía uso en época fenicia. Cercana al Castillo de Sancti Petri (donde se cree que se encontraba un antiguo templo fenicio), es probable que esta zona ya tuviera actividad en la pesca de atunes en la época fenicia. Sí existe constancia de su uso para fines pesqueros en los siglos XVI, XVII XVIII y XIX. En este último siglo hubo una fábrica de conservas en la zona.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Pasado. Pescados Bedimar.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Pasado. Pescados Bedimar.

Sin embargo, el conjunto de construcciones que hoy en día se mantienen en pie tienen su origen en 1929, tiempo en el que las almadrabas españolas pasaron a los consorcios almadraberos. La de Chiclana pasó a depender del Consorcio Nacional Almadrabero Punta de Isla que, en los años 50, se encarga de levantar un conjunto de edificaciones que sirvieran para la vida y el trabajo del personal que se dedicaba a la almadraba. Eso hizo que el poblado se construyera casi como una ciudad autónoma que contaba con todos los servicios necesarios: naves de pertrechos, viviendas, cine, colegio y una capilla, entre otros servicios.  Las inversiones durante la dictadura de Primo de Rivera implicaron este desarrollo del poblado que «facilitó sobremanera la cotidianidad de quienes allí marchaban a buscarse la vida», como recuerda la web dechicana.com.

El CNA produjo, a través de 11 almadrabas en el sur atlántico, un 25% de las conservas de pescado a nivel nacional (a mediados de siglo era una de las empresas más importantes en España, con una captura media al año de 13.000 ejemplares de atún). Estos consorcios eran un ejemplo de la concentración empresarial que realizó Primo de Rivera y que se mantuvo durante el Franquismo.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Pasado. Pescados Bedimar.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Pasado. Pescados Bedimar.

Funcionando como colonia industrial, era capaz de acoger entre 1.000 y 1.500 individuos de forma aceptable. Sin embargo, llegó a contar con más de 2.000 habitantes. La decisión del Franquismo de dotar el poblado de luz eléctrica habla de los duros tiempos que les tocó vivir a sus habitantes. Pese a todo, la actividad se fue mecanizando con la incorporación de maquinarias que aliviaron la tarea artesanal. En el poblado, las actividades se compaginaban tanto en los meses de actividad almadrabera como en los meses que no se salía al mar, con actividades conserveras y de aprovechamiento de los desperdicios del atún.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Presente. Pescados Bedimar.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Presente. Pescados Bedimar.

En 1973 la crisis del sector llevó a que desaparecieran los consorcios, eso hizo que el poblado quedara en decadencia y semiabandono. Poco a poco, los moradores del poblado se fueron marchando. En los años 80, la actividad almadrabera se recuperó en otras poblaciones costeras como Conil, Barbate o Tarifa, pero a Chiclana nunca regresó. El poblado de Sancti Petri pasó a manos de Defensa, que lo usaba para prácticas militares. De ahí, pasó a ser propiedad de Costas (del Estado) y, por el camino, buena parte de las edificaciones fueron derribadas por el riesgo de colapso. Hoy, el poblado sigue a la espera de un uso, mientras que su silueta se mantiene como un misterioso poblado fantasma que bien merece la pena descubrir.

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