El año bisiesto, embolismal o «preñado»

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El año hebreo bisiesto es un año de 13 meses, denominado en hebreo «shaná me’ubéret» (שנה מעוברת, «año preñado» o embolismal), metaforizando al mes agregado cual si fuera el feto de una mujer embarazada; y de aquí que los métodos de institución de tal año se llamen «ibur» (del hebreo עיבור, «preñamiento») y en castellano, embolismo. El embolismo del calendario hebreo consiste en la duplicación del mes de Adar, de manera que se intercala un nuevo mes de 30 días, llamado Adar «A» (אדר א, «Adar álef»), antes del mes de Adar original, que pasa a ser Adar «Bis» (אדר ב, «Adar bet»). La principal razón por la que fue elegido justamente el mes de Adar para su duplicación es por ser el mes inmediato anterior a Nisán, el mes de la primavera, el de la salida de Egipto y en el que cae la Pascua judía, «Pésaj» (פסח), según indica la Biblia: «Guardarás el mes de Aviv (= primavera) y harás pascua a Yahvéh tu Dios; porque en el mes de Aviv te sacó Yahvéh tu Dios de Egipto» (Deuteronomio 16:1). Otro motivo radica en que Adar era antiguamente el último mes del año, e históricamente se prefería hacer el agregado a fin de año. Ello se asemeja a lo ocurrido con el 29 de febrero, agregado justamente allí porque antiguamente era febrero el último mes del año romano.

El método original de embolismo, desarrollado alrededor del siglo 6 antes de la Era Común, establecía que habría de agregarse un mes más, en tres años de cada ciclo de ocho. Ya en el siglo v a. E. C. se perfeccionó el sistema, estipulándose de ahí en adelante que el agregado habría de hacerse en siete años por cada ciclo de diecinueve. Se estima que dichas técnicas tienen sus raíces en los conocimientos de astronomía de los babilonios, muy adelantados para su época, y del astrónomo griego Metón (siglo 5 a. E. C.), y son aceptadas hasta el día de hoy. El Diccionario de la Real Academia Española define ciclo lunar, llamado también ciclo decemnovenal o decemnovenario, como el «período de 19 años, en que los novilunios y demás fases de la Luna vuelven a suceder en los mismos días del año, con diferencia de hora y media aproximadamente»; en tanto que el ciclo cuádruple de 76 años es llamado calípico. De esto se deduce que cada 19 años coincidirán entre sí las fechas del calendario hebreo y el gregoriano; aún puede existir un desfase de uno o dos días, debido a movimientos efectuados en el calendario hebreo por motivos religiosos (ver la semana hebrea).

En el año 359, Hilel 2 perfeccionó los cálculos y métodos conocidos y estableció los mecanismos de embolismo del año utilizados hasta el día de hoy, que han sido corroborados por las últimas y más modernas observaciones astronómicas. Dichos cálculos ya eran conocidos desde cientos de años atrás, pero hasta aquellos tiempos se preferían los métodos empíricos para establecer el comienzo del mes —dos testigos que habían de atestiguar ante el gran Sanedrín que habían visto el naciente de la Luna— y el comienzo de la primavera, basándose en la maduración de la cebada y la llegada del equinoccio de primavera (el 20 de marzo en el hemisferio norte), que es la fecha en que el día y la noche tienen la misma duración; mientras que el almanaque era utilizado en caso de impedimentos, como días nublados.

Se cree que la razón por la cual Hilel 2 publicó el calendario hebreo, tal como se utiliza desde sus tiempos hasta nuestros días, proviene de una de las decisiones tomadas por el Cristianismo en el primer Concilio de Nicea, celebrado el año 325, a instancias del emperador Constantino I el Grande. Según la tradición cristiana, Jesús de Nazaret fue crucificado el Viernes Santo, coincidente con el viernes de la Pascua judía. El Concilio decidió desvincularse del judaísmo también en este aspecto, y prescindir de la necesidad de averiguar año tras año la fecha exacta de la Pascua judía. A tal efecto, se estipuló que el primer día de la Pascua cristiana, el Domingo de Pascua o de Resurrección, se celebre el primer domingo después de la luna llena, inmediatamente luego del equinoccio de primavera. Cabe destacar que al independizar al calendario litúrgico cristiano del hebreo, perdió el primero la flexibilidad y el equilibrio que caracterizan a este último, lo que terminó causando, con el correr de los siglos, el corrimiento de la Pascua cristiana hacia el invierno, desfase que hubo de ser corregido al cabo de un milenio por el papa Gregorio 13, por medio de su calendario gregoriano. De todos modos, la decisión de Nicea despertó el temor entre los judíos de la época de que los cristianos les prohibiesen anunciar los comienzos de mes y los embolismos de cada año, indispensables para el normal discurrimiento de la vida judía; y de ahí la necesidad de un calendario preestablecido de antemano y aceptado por todas las diásporas del pueblo judío. Mientras en la Biblia Mateo 28:1 encontramos que el primer día de la semana revisaron donde estaba, siendo domingo, no pudo ser crucificado el viernes si tenía que durar tres días y tres noches en el sepulcro.

Un año trópico, o circunvolución de la Tierra en torno al Sol, conlleva en sí 12,368 ciclos lunares, o vueltas que efectúa Selene alrededor de nuestro planeta. Esto implica que 19 años trópicos equivalen a 234,992 ciclos de la Luna, un número prácticamente entero. Desde esta base se establece que cada 19 años habrá de haber 235 meses, o 12 años comunes (de doce meses), y 7 años embolismales o «preñados», con trece meses cada uno: los años número 3, 6, 8, 11, 14, 17 y 19 de cada ciclo decemnovenario. Para saber si un determinado año hebreo es o no bisiesto, hay que dividirlo por el número 19: si el cociente obtenido después de la división nos deja un resto luego del entero con uno de los siguientes guarismos: 0, 3, 6, 8, 11, 14 o 17, estamos ante un año de 13 meses. Así, el año hebreo de 5765, equivalente al gregoriano de 2005, al dividirlo por 19 nos da 303 enteros, y un resto de 8 (5765/19 = 303 8/19). Por ende, el año de 5765 fue bisiesto y se le agregó como tal el mes de Adar «A» antes del último mes del año, el mes de Adar «Bis».

De:https://es.wikipedia.org/wiki/Calendario_hebreo#El_año_bisiesto,_embolismal_o_»preñado»