La creencia popular pensaría que es mejor practicar en un aparato real para entrenar, lo hacemos en los autos o en motocicletas, resuelta más económico y más práctico desde un punto de vista básico. Sin embargo en la aviación es que debido a los avances en tecnología visual y cinética, se pueden crear de manera realista el tipo de condiciones inesperadas en las que un piloto podría encontrarse, con una gran diferencia: a diferencia de un avión, el dispositivo está atornillado al piso. y no puede estrellarse. Es justamente por eso que la aviación es uno de los medios de transporte mas seguros y con menos tasa de mortalidad.
Esto significa que los pilotos que han recibido una amplia formación en simuladores suelen estar mucho mejor equipados para cualquier cosa que les depare el trabajo
En un simulador, se puede poner al piloto con mal tiempo, de noche y con ATC [control de tráfico aéreo] ladrando. Luego podemos agregar un pequeño mal funcionamiento para ver cómo se las arreglan con todo lo demás que sucede.
La idea no es poner a prueba los nervios del piloto, sino evaluar su respuesta bajo presión. Mucho del aprendizaje viene en el informe. ¿Estuvieron a la altura del desafío o se estresaron?. Cuestionarse qué salió bien y qué podría haber ido mejor los lleva al autodescubrimiento.
Otra objeción que se suele hacer al entrenamiento con simuladores es el costo, pero cuando se observa todos los costos indirectos de la capacitación en un avión, cuando realmente pone la pluma en el papel, se da cuenta de que el costo puede ser casi igual o incluso mayor de hacerlo en un avión real, con la salvedad que no se puede probar todos los escenarios potenciales que un aviador podría enfrentar.
El uso de un avión comercial o privado para capacitar a los pilotos tampoco es darle el mejor uso a un activo costoso, la mayoría de la gente no compró su avión para capacitar a los pilotos. Se compró como una herramienta comercial, para mover personas o carga de un lugar a otro.
Sin embargo, hay un problema más fundamental cuando se trata del precio del tiempo del simulador, y esto es su accesibilidad y aceptación.
En América del Norte, el concepto existe desde hace mucho tiempo y tiene una amplia aceptación. Europa es lo mismo, pero cuando comienzas a mirar otros mercados más nuevos, a veces hay menos familiaridad y comprensión de la propuesta de valor, de hecho en Latinoamérica son pocos los países que tienen escuelas de instrucción de vuelo con simulador. En la década de los 70s solo Venezuela contaba con una que pertenecía a la extinta Viasa.
En última instancia, la misión de no solo las entidades de seguridad, sino de los fabricantes de simuladores es cambiar la forma de pensar. La capacitación no se trata solo de hacer que un piloto sea competente, sino tambien que los pilotos estén preparados, que puedan estar a la altura de cualquier ocasión que se presente y llevar el avión a tierra de manera segura.