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¿Es la leche de camella más nutritiva que la leche de vaca?

Una nueva investigación concluye que la leche de camella tiene una mejor composición de vitaminas, ácidos grasos y probióticos que la leche de vaca, y es altamente recomendable.

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Tanto el camello (Camelus bactrianus) como el dromedario (Camelus dromedarius) son probablemente los animales domesticados más importantes y ecológicamente inofensivos en la región seca de Asia y África. Ambos tienen una importancia económica considerable no solo como animal de tiro, sino también por su leche y sus subproductos. De hecho, pueden producir una cantidad significativa de leche a partir de una alimentación mucho más pobre en comparación con cualquier otra especie láctea. Y además su calidad no tiene nada que envidiar a la de vaca.

Un extremos que confirma una nueva investigación de la Universidad de Mouloud Mammeri (Algeria) en colaboración con la Universidad de Bretaña Occidental (Francia), que ha demostrado que la leche de camella tiene una mejor composición de vitaminas, ácidos grasos y probióticos que la leche de vaca, lo que la hace ideal para grupos con necesidades especiales y para tratar enfermedades como la diabetes mellitus.

En concreto, los resultados de la investigación, publicada en la revista Current Microbiology y recogida por Sinc, muestran que la leche de camella tiene un gran valor probiótico, es decir, presenta una gran diversidad de microorganismos vivos, 15 tipos distintos de comunidades fúngicas y bacterianas, que son beneficiosos para la salud, por ejemplo, de la flora intestinal.

La FAO apuesta por la leche de camella

Las clave es que, en comparación con la de vaca, tiene menor contenido en grasa y mayor porcentaje de sales totales, calcio libre y vitamina C, además de minerales como el hierro. Además, no contiene beta-lactoglobulina, una proteína que causa alergia a entre el 2 y el 3 por ciento de la población mundial en el primer año de vida e incluso pueden ser consumida por quienes presentan intolerancia a la lactosa. Por ello, no es de extrañar que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) también la incliuya entre sus recomendaciones.

Así pues, a pesar de que la leche de camella no es muy habitual en el mundo occidental, las últimas evidencias científicas, no hacen sino confirmar las excelentes posibilidades que ofrece este tipo de leche. Y si tenemos en cuenta los devastadores efectos del cambio climático y que los camellos han evolucionado durante para sobrevivir en climas secos y cálidos, no es descabellado que la presencia de la leche de camella y sus subproductos en el mercado sea cada vez más frecuente. Y si, como indican, es mejor que la leche de vaca puede ser más pronto que tarde.