El ciclismo francés ha resurgido en los últimos años. Pierrick Fedrigo consiguió ayer en Pau su cuarto triunfo en el Tour, que significó también el cuarto de los corredores galos en la presente edición de la carrera: el primero lo logró Thibaut Pinot, en Porrentruy. El segundo, Thomas Voeckler, en Bellegarde. El tercero, Pierre Rolland, en La Toussuire. Todas ellas, excelentes, buscadas y merecidas victorias. Los británicos, con Cavendish, Froome, Wiggins y Millar, les empatan a cuatro en éxitos por nacionalidades.

Estos resultados se traducen en que, básicamente, han ganado los mejores ciclistas de Francia. Además, Rolland ocupa la novena plaza en la general, y Pinot, segundo mejor joven, tras Tejay van Garderen, la décima. Así que el país vecino no sólo cuenta con un brillante presente, sino también con un excelente futuro. Rolland, 25 años, y Pinot, de 22, no se esconden: "Con un recorrido más apto para nuestras características de escaladores, podríamos estar más arriba. Quizá más adelante luchemos por lo más alto".

Coppel, otros 25 años, marcha 14º en la clasificación, y Tony Gallopin, de 24, se retiró enfermo después de completar casi dos semanas excepcionales. Sin embargo, L'Équipe, el periódico deportivo de referencia, se rinde ante Rolland: le consideran la esperanza de Francia para reconquistar su ronda, ya que desde 1985, cuando se la llevó Bernard Hinault, ningún galo ha regresado al primer puesto en los Campos Elíseos.

El mejor Tour de las diez temporadas pasadas para los franceses llegó en 2010, con seis triunfos de etapa (dos de Chavanel, una de Casar, Riblon, Voeckler y Fedrigo, precisamente en Pau), y Chavanel vestido de líder dos días.