Honesto es jalar escardilla

Según el DRAE, adular (Del lat. adulari), es hacer o decir con intención, a veces inmoderadamente, lo que se cree que puede agradar a otro. También es deleitar (Del prov. deleitar) que es producir deleite, placer del ánimo y/o sensual. De allí que el adulador (ra) del lat. adulator, -oris, o sea quién adula, no es casual pues responde a motivación e intereses propios o ajenos. En el caso de nuestra agricultura los aduladores del gobierno siempre han existido por motivos e intereses fundamentalmente económicos. Algunos conocidos lo son de carrera. Otros son recientes y por demás notorios. En fin los hay viejos y nuevos, todos serviles (Del lat. servilis) o sea rastreros, que obran con servilismo.

Tratando de obtener un crédito oficial, los agroinsumos que faltan o evitar que el MAT/INTI les despoje sus fincas, los aduladores se multiplican y su número y proporción luce en aumento, lo que no es trascendente. Tal como están las cosas en Venezuela, seguir adulando al gobierno a escasos 4 meses de la elección presidencial, no es fácil y puede llegar a ser extremadamente difícil sobre todo para los más connotados aduladores, algunos inclusive directivos gremiales que dan pena ajena.

Como la gracia oficial en tiempos de «revolución» no es gratis, los aduladores la han pagado y pagan además con silencio y complicidad. Así son ciegos, sordos, y mudos ante el terror agrario del Estado que despoja a punta de fusil de sus fincas y bienes a cualquier propietario, inclusive a sus vecinos, o los excluye y niega el acceso al crédito y los insumos. Por eso no les será fácil montarse en el autobús del nuevo gobierno democrático mientras adulan al saliente hasta el día final. Ciertamente honesto es jalar escardilla.

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