Si el ser del hombre consiste en el trabajo, entonces la esencia de éste depende de las condiciones concretas de trabajo en cada circunstancia histórica. Marx describe a la sociedad de su tiempo, es decir, a las condiciones concretas de trabajo en su contexto histórico, en el cual, según el filósofo, el hombre niega su propia esencia porque desconoce que el trabajo es su actividad propia, la actividad por la cual se realiza. El desconocimiento de la esencia propia se le denomina alienación[1]. El hombre se encuentra ajeno (alienado) respecto de sí mismo.

La alienación tiene lugar en todos los planos de la vida humana y todas las formas de alienación tiene su fundamento en el trabajo porque en el reside la esencia del hombre. Marx observa que el trabajador se siente ajeno en su trabajo y se siente en su lugar propio cuando no trabaja.

"El trabajador se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo"[2]

La enajenación del trabajo consiste «primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega»(Marx, 1980). El trabajo para el obrero es pues un “trabajo forzado”, a saber, por sus necesidades biológicas (alimento, protección, etc.). De tal forma que en lugar de que el trabajo constituya para el obrero una finalidad, la satisfacción de su realización (su esencia), queda reducido a la categoría de simple medio para satisfacer las necesidades orgánicas, es decir, las necesidades puramente animales.

"De esto resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más aquello que toca a la habitación y el atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal".[3]

Cuando el obrero niega su trabajo también niega su propia esencia. Así pues, el obrero que niega su trabajo está alienado respecto a su propia esencia. Pero no sólo es ajeno a su trabajo sino también al producto de éste porque el producto de su trabajo perteneces a los dueños de los medios de producción.

Más aún, el hombre está alienado porque no puede escoger su trabajo, es decir, la forma de realizarse. El obrero está condicionado por el lugar que ocupa en el proceso social de producción determinado por  el sistema de producción, la forma en cómo se distribuye la riqueza y el poder.

Marx describe una sociedad dividida en clases y para él este hecho contradice  la libertad o la reduce a una idea puramente abstracta. En el pensamiento de Marx la “libertad” o alcance efectivo de la actividad de cada individuo está fijada por la clase a la que pertenece y por la relativa libertad que ésta clase posea.

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Imagen tomada de la web.

Notas y Referencias.

[1]La teoría de la alienación es tan antigua como Platón.

[2] Marx. Manuscritos de Economía y Filosofía, 1980, p.109.

[3] Idem.

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