Fernando Pena- acuarelista

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Con pocas pinceladas, logra capturar paisajes, sensaciones, ritmos,
en un desafío que no admite vacilaciones.
Fernando Pena, acuarelista,
contó a aconteceres qué lo llevó a apasionarse
por esta forma de expresión,
que aún enfrenta muchos preconceptos
a la hora de ser calificada como arte.

¿Cómo se inició en la pintura y por qué eligió la acuarela?

Hice acuarela siendo adolescente, pero no fue sino hasta 35 o 40 años después, que volví a retomar la acuarela. En ese retorno ya fue para no dejarla, atrapado por la técnica misma y hoy forma parte del día a día.

Si bien incursioné brevemente en otras técnicas, aquello que sentía desde los inicios al mirar una acuarela, es lo que hoy me sigue sucediendo. Hay características propias de la acuarela tale como ser espontánea, rápida y un tanto misteriosa en el juego del agua y pigmento, que me atrae particularmente.

En mi caso disfruto más del proceso de pintura que de la pintura final. En una sola sesión que puede ser de dos horas se puede terminar una acuarela. Eso lleva a que hay que tomar decisiones rápidas y trascendentes en la ejecución y ese reto es parte de la atracción.

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¿Tiene referentes?

Claro, por nombrar algunos: Winslow Homer, Charles Reid, John Yardley, Chien Chung Wei y el uruguayo Alvaro Castagnet. De distintas épocas y estilos para tratar la acuarela, todos explotan al máximo las posibilidades del medio.




Usted forma parte del grupo Croquiseros Urbanos.
¿Le interesa particularmente el espacio urbano?

De hecho, la mayor parte de mis acuarelas son paisajes urbanos y también algunas marinas, pero que siempre están ligadas a la parte urbana. Me atraen los ritmos que encontramos en la ciudad, sus sombras, su actividad.

El participar del grupo Croquiseros Urbanos, donde prácticamente todos son arquitectos, me ha enriquecido con las diferentes visiones y tratamientos del tema.

Considera que la acuarela es bien valorada?

En Uruguay sin dudas no se valora. Se continúa con los falsos conceptos que surgen de una obra realizada en papel. Pero la realidad es que hoy la acuarela se pinta en papeles 100% algodón, libre de ácido, lo cual evita deterioros en el tiempo.
Por otra parte, los pigmentos de calidad artista son perennes, lo que lleva a que una acuarela pueda permanecer inalterada por cientos de años.

En otras partes del mundo, sobre todo en los países de habla inglesa, valoran más la acuarela, pero en los últimos años tanto en Europa como en Asia, la acuarela ha ido ocupando lugares de relevancia.

¿Cómo subsiste esta técnica artesanal en tiempos de tanto diseño digital?

El diseño digital sin dudas es importante y ocupa su lugar específico.

Pero por las características que había mencionado sobre la acuarela, el representar en forma rápida una idea, una situación, un “clima” es siempre posible con la acuarela.

Una libreta de bocetos y mínimos elementos se pueden llevar siempre, donde sea y tomar ese apunte que de otra forma sería inviable.

Por otra parte, una acuarela siempre puede tener una calidez y “caligrafía” que el diseño digital no permite.

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