La Fase del Desaliento

Estuve pensando en subir al blog -otra vez- una nota que publiqué en AgendAR. Pero no; esa tiene el mismo tema que quiero tratar aquí, pero son públicos distintos, y un título más literario. Sólo me cruzó la idea porque ahí se habla del sector de los que «se expresan en los medios gráficos, la TV, o las redes sociales«, y eso en Argentina significa los politizados y/o los usados por la política. Pero ahora quiero reflexionar para ese subsector que incluye a los lectores de este blog, los politizados de Nuestro Lado.

Al punto: percibo desaliento en una mayoría de la militancia digital (que es la militancia visible; la otra son los héroes que siguen trabajando en las villas y en los movimientos populares. Y, claro, los funcionarios).

Desaliento y en muchos fastidio, en algunos, bronca. Pero esto último tiene un «pico» más localizado: la presencia de Larreta en las pantallas, y en reuniones de decisión, al lado de Alberto y de (esto se menciona menos) de Axel. Pero para aquí hay una explicación puntual. Y no es que la delirancia está generosamente repartida a ambos lados de la grieta. No. Es notorio que entre quienes lo expresan hay compañeros lúcidos y articulados. Debe ser que, por una variación cuántica, viven en un universo paralelo donde el FdT ganó en la Capital. O donde Buenos Aires se volvió a separar del resto de la Confederación Argentina. ¿Qué está haciendo ese tipo ahí? se preguntan.

El desaliento es más generalizado y pervasivo. Surge de una sensación -algunos, de Este Lado, ya la empiezan a manifestar- que al gobierno le falta voluntad y firmeza para tomar decisiones (confieso que en unas cuantas ocasiones, bastantes, yo siento lo mismo. Pero no estoy donde se toman las decisiones ni tengo acceso a los datos, y sí tengo algo de experiencia que me permite aceptar que en la cancha es más difícil que en la tribuna). Como sea. El tema es la (no) cuarentena.

Era previsible. La política sanitaria se discute en privado, o en «webinars». En las redes, el Partido Cuarentena son los K y afines, y el Partido Anti Cuarentena son los anti peronistas / kirchneristas. (Un modesto éxito: por lo menos en la cabeza de quienes nos odian, se ha cimentado una sólida unidad de las dos alas principales del FdT).

Tal vez en algún momento, si el portal me deja tiempo, escribiré algo sobre como se dio esta identificación de un enfrentamiento socio / político / cultural con temas de política sanitaria (algo así, lejanamente parecido, se dio en EE.UU.).

Un marxismo residual, no examinado, lo atribuye entre nosotros a razones económicas, cuando, es evidente, los más perjudicados por la ex cuarentena eran, todavía son los más vulnerables, los trabajadores informales. Es más curioso aún el asunto porque en los grupos de riesgo por edad predominan los votantes de la oposición. Los resultados electorales lo marcan con mucha claridad.

También sería interesante especular en las estructuras de control sanitario y en las fuerzas de seguridad con que tendría que contar el estado argentino para implementar las medidas que quiere el Partido Cuarentena. Pensar que nos lo advertía nuestro poema nacional «Las armas son necesarias pero naides sabe cuándo…».

Por ahora, lo único que puedo ofrecer a compañeras y compañeros son conclusiones muy tentativas e imprecisas. No cuento con encuestas propias, y las que se hacen online son todavía más falibles que las presenciales. Sólo puedo aportar un monitoreo gratuito y breve en las redes sociales. No un twitter, por cierto; está colonizado por las militancias políticas y por pacientes psiquiátricos -que a veces se confunden. Facebook, e instagram, donde está hoy la voz del pipl. Y lo que veo ahí es que la video conferencia del viernes de los Tres Tenores, que empujó más a la militancia digital filo oficialista a esta Fase del Desaliento… les salió bien.

Horacio habría dado a su público, la imagen que le interesa dar: eficiente y moderado. Axel, en un tono más emocional, reforzó el fuerte lazo con quienes lo quieren; los que lo odian, no varían en ningún caso; y crece, muy lentamente, entre los no politizados. Y Alberto -que tenía el papel más difícil: anunciar que seguía una cuarentena que no se cumple, y para mi ojo escéptico tuvo otras intervenciones mejores que ésta- también quedó bien parado.

Tal vez esta sea una indicación del tipo de liderazgos que funcionan en estos tiempos. O tal vez no; no hay indicaciones terminantes. El que viva, lo verá.

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