Hemorragias Una hemorragia se define como la salida o derrame de sangre dentro y/o fuera del organismo, como consecuencia de la rotura de uno o varios vasos sanguíneos. No todas las hemorragias son iguales, por lo que las formas de actuar ante ellas también deben ser distintas. En primer lugar identifiquemos los tipos de hemorragias que pueden presentarse:
– Hemorragia interna no exteriorizada: Es aquella generada por la rotura de vasos sanguíneos en el interior del cuerpo, sin que la sangre salga fuera de él.
– Hemorragia interna exteriorizada: Se caracteriza por la rotura de vasos sanguíneos en el interior del cuerpo, pero que a su vez la sangre fluye al exterior través de los orificios naturales (oído, boca, nariz, ojos, recto, uretra, etc.).
– Hemorragia externa: Pérdida de sangre asociada a heridas abiertas, de las que fluye la sangre.
Según el tipo de vaso sanguíneo roto podemos reconocer:
– Hemorragia capilar: Es la más frecuente y menos grave. Aquella que presenta caudal discontinuo y presión baja.
– Hemorragia venosa: Su caudal es continuo, de baja presión y la sangre se percibe de color rojo oscuro.
– Hemorragia arterial: Es la más grave, puesto que posee un caudal y una presión alta. La sangre es de color rojo claro.
Es muy importante saber cómo actuar y qué medidas tomar ante cada tipo de sangrado.
Ante una hemorragia externa debemos proceder de la siguiente manera:
-Realizar una compresión directa, aplicando gasas sobre la herida y presionando fuertemente.
-Si sangran los miembros superiores, haremos presión con la palma de la mano sobre la arteria braquial o humeral.
-Si el sangrado se produce en los miembros inferiores, presionaremos con el talón de la mano en la ingle, sobre la arteria femoral, que recorre la pierna desde el muslo hasta la parte posterior de la rodilla.
Ante una hemorragia interna:
-Si es capilar, debemos aplicar frío local sobre la piel, ya que el frío contrae los vasos sanguíneos y reduce el hematoma.
Diversos tipos de hemorragias exteriorizadas y cómo actuar ante ellas
Otorragia: Es el único caso en que no hay que intentar detener el sangrado, puesto que, si no dejamos que ésta salga se acumulará en el interior del cráneo pudiendo ocasionar graves lesiones.
Epistaxis: Colocar a la persona sentada y con la cabeza inclinada hacia delante. Tranquilizarla y comprimir con dos dedos las fosas nasales durante al menos cinco minutos.
Hemoptisis: Colocar al afectado semisentado y aplicarle hielo en el tórax. Conservar la materia expulsada tras los golpes de tos y acudir a un centro sanitario.
Hemorragia del ano: En las rectorragias, la sangre se percibe de color rojo intenso. Este sangrado puede aparecer de forma aislada o junto con las heces. Frente a esta situación se debe aplicar un apósito absorbente. Si reconocemos las llamadas melenas, las heces serán de color negro y malolientes, lo que requiere un traslado urgente al hospital.
Consejos
-Ante una hemorragia nasal no debemos echar la cabeza del paciente hacia atrás, como suele hacerse frecuentemente. Si lo hacemos, no se detendrá el sangrado. La sangre se dirigirá a la parte posterior de la nariz, hacia la garganta y boca.
-Cuando luego de utilizar diversas técnicas no logramos que una hemorragia cese, se debe proceder a realizar un Torniquete. Este método produce la detención de toda la circulación sanguínea.
– ¿Es correcto lavar las heridas con agua y jabón? Sí, en su justa medida, la humedad favorece la cicatrización e impide la infección.
Prevención
Algunas recomendaciones para evitar accidentes y prepararnos para actuar en el caso que sucedan son: Conservar cuchillos y objetos cortantes fuera del alcance de los niños pequeños.
– Tener al día las vacunas, especialmente la antitetánica.
– Mantener una alimentación saludable será beneficioso para nuestro organismo al momento de enfrentar accidentes.
– Evitar fumar y beber en exceso.
– Realizar ejercicio de forma regular.
