Charles
Darwin Hermann
von Nathusius Ludwig Ruetimeyer John
Edward Gray Cerdo Taihu-Meishan Verraco Taihu |
El misterio del cerdo enmascarado japonés A mediados del siglo XIX, algunos
científicos europeos se propusieron establecer la clasificación taxonómica de
la familia de los suidos y se toparon con una gran incógnita al intentar
aclarar la filogenia de un tipo de cerdo procedente de Japón que, por su
arrugada cara, llamaban “cerdo
enmascarado japonés” De él sólo se conocían algunos ejemplares
domésticos, pero su extraño aspecto y sus divergencias osteológicas hacían
descartar al jabalí como su posible antecesor, por lo que suponían que la
forma silvestre de la que procedía tenía que habitar en alguna remota isla
japonesa. Decía Charles Darwin, en su obra The Variation of Animals and Plants Under Domestication[i],
que fue el zootécnico alemán Hermann von Nathusius[ii]
uno de los primeros en tratar de ordenar la clasificación de las razas del
cerdo: “Las razas porcinas se han
estudiado recientemente con más detenimiento, aunque aún queda mucho por
hacer, que las de cualquier otro animal doméstico. Esto ha sido realizado por
Hermann von Nathusius en
dos obras admirables, especialmente en la última sobre los cráneos de las
distintas razas, y por Rütimeyer en su célebre
Fauna de las antiguas viviendas lacustres suizas”. Según Nathusius,
todas las razas conocidas hasta entonces se podían clasificar en dos grupos: el Sus scrofa, en el que se encuadraban las razas
descendientes del jabalí, con el que guardaban gran parecido en todos los
aspectos importantes, y otro en el que se agrupaban razas de las que se
desconocía su ancestro silvestre pero que presentaban grandes diferencias en
sus características osteológicas con respecto al primer grupo, especialmente
en lo que respecta al cráneo y al número de vértebras. A este grupo lo
denominaba Nathusius Sus Indica. Darwin no estaba muy conforme con la
denominación de éste último grupo: “El
nombre que le da Nathusius, de acuerdo con la ley
de la prioridad, es Sus Indica de Pallas. Este nombre se debe ahora mantener,
aunque es desafortunado, ya que el ancestro salvaje no habita en la India, y
las razas domésticas más conocidas han sido importadas de Tailandia y China”
Los ingleses estaban ya por entonces muy
familiarizados con los cerdos del sur de China, a los que llamaban “tonkys” y
los importaban asiduamente de Tonkin (Vietnam),
Tailandia y de la isla de Hainan para cruzar con sus cerdos autóctonos, pero
no así con los de otras regiones chinas. Cerda “tonki” Darwin era un firme partidario de la
división de los cerdos domésticos en dos especies. “Al
observar las diferencias que los cerdos chinos, que pertenece al tipo Sus
Indica, manifiestan tanto en sus caracteres osteológicos como externos con
respecto de los cerdos del tipo S. scrofa, deben
ser considerados específicamente distintos” “Después
de leer los comentarios y las descripciones dadas por Nathusius,
me parece que se limita a jugar con las palabras al dudar de si S. Indica
debería ser clasificado como especie; las diferencias indicadas anteriormente
son más relevantes que cualquiera de las que se puedan señalar entre, por
ejemplo, el zorro y el lobo, o el asno y el caballo. Como ya se ha dicho, el
S. Indica no se conoce en estado silvestre; pero sus formas domesticadas,
según Nathusius, proceden del S. vittatus de Java y algunas especies afines”. Por tanto, existía cierto consenso en esa
clasificación, pero, cuando John Edward Gray (botánico y zoólogo inglés,
encargado de las colecciones zoológicas en el Museo Británico y Presidente de
la Sociedad Botánica de Londres ente 1836 y 1856) se propuso clasificar al “cerdo enmascarado japonés”, creó para
él un nuevo género, el Centuriosus,
dentro de la familia Suidae,
dándole la denominación científica de Centuriosus pliciceps Gray, 1862[iii]. Darwin no dudaba de que se trataba de una
especie distinta a la Sus scrofa, pero sopesaba la opinión de Nathusius, quien creía que podría tratarse de una
variedad de Sus indica. “El
Dr. Gray ha descrito el cráneo de este animal, que clasifica no sólo como una
especie, sino que lo sitúa en un género distinto. Nathusius,
sin embargo, después de su estudio cuidadoso de todo el grupo, afirma que el
cráneo se asemeja mucho en todos los caracteres esenciales al de la raza
china de orejas cortas del tipo S. Indica” (se refiere a
los “tonkys”) “Por
lo tanto Nathusius considera el cerdo de Japón sólo
como una variedad domesticada de S. Indica: si esto realmente es así, es un
maravilloso ejemplo de la cantidad de modificaciones que puede producir el
estado doméstico”. También comenta Darwin que recientemente
había sido expuesto uno de estos especímenes en el Jardín Zoológico de
Londres y lo describe así: “tiene un
aspecto extraordinario por su cabeza corta, la frente y hocico anchos,
grandes orejas carnosas y la piel profundamente surcada. No sólo tiene el
rostro arrugado, sino que los gruesos pliegues de la piel, que son más
complejos en otras partes, casi como las placas del rinoceronte indio,
cuelgan sobre las paletillas y la grupa.” Y adjunta el siguiente grabado: Gracias al cual podemos concretar que, obviamente,
éste no era un cerdo japonés, sino que se trataba de un ejemplar de la raza
china Taihu, propia de Shanghai
y del delta del Yantsé. Un razonamiento del por qué se le había
denominado japonés, en lugar de chino, lo encontramos en The
Annals and Magazine of Natural History,
en la siguiente nota publicada por P. L. Sclater y
otros[iv]: “Por
lo que he podido averiguar, los primeros ejemplares de este animal que
llegaron a Europa fueron los recibidos en 1860, por la Sociedad Zoológica de
Amberes. Mr. Jacques Vekemans, director de esa
institución, me informa que él compró una pareja y tres jóvenes de este cerdo
al pie de una nave inglesa, que llegó al puerto de Amberes el 10 de febrero
de ese año. Mr. Vekermans cree que el buque vino de
Shanghai, pero el capitán declaró que había
comprado los cerdos en Japón, y probablemente éste fue el origen de que
fuesen llamados "cerdos japoneses". Mr. Jamrach,
conocido distribuidor de animales de vida, por cuyas manos han pasado muchos
de estos cerdos, me informa que él cree que es China y no Japón, su verdadero
origen, habiendo tenido conocimiento de varios casos en el que se han
importado en las naves que vienen directamente desde el primero de los
países.” Cuando se refiere a que esos fueron los
primeros ejemplares que llegaron a Europa, hay que suponer que se está
refiriendo al continente, ya que, en la misma nota cita a Mr. Jamrach, distribuidor de animales para vida (al que
suponemos inglés) por cuyas manos ya habían pasado muchos de estos animales,
luego, hay que suponer que, los cerdos Taihu fueron
conocidos antes en Inglaterra que en el resto de Europa, pero hay que
recordar que Inglaterra no comenzó a tener relación con Shanghai
hasta 1842, año en que, como consecuencia de la Primera Guerra del Opio
(1839-1842), se firmó el Tratado de Nankin, por el
que quedó abierto ese puerto a los comerciantes británicos, sin embargo, los
holandeses pudieron tener conocimiento de estos cerdos 200 años antes, ya
que, desde 1614 hasta la firma del tratado de Kanagawa (1854), Japón se
mantuvo herméticamente cerrado al mundo y, durante esos 240 años, sólo
permitió la arribada de mercaderes chinos y holandeses y únicamente en el
puerto de Nagasaki. El puerto chino más próximo a Nagasaki es
precisamente el de Shanghai y, de esa ciudad,
procederían los mercaderes chinos que se instalaron en Nagasaki; los cerdos Taihu llegarían como parte del avituallamiento de sus
buques. Según un estudio elaborado por las universidades
de Durham y Pekin[v],
en Asia hubo múltiples centros de domesticación del jabalí y el más antiguo
fue el de China, que se remonta al -8.000. En la República Popular China hay
reconocidas no menos de 160 razas porcinas[vi]
y, en la mayoría de los casos, se trata de razas muy evolucionadas por haber
sido criadas desde hace miles de años en un régimen muy antrópico;
mientras que la cría del cerdo en Europa estuvo asociada al aprovechamiento
de los recursos forestales, con un
sistema de explotación muy similar al natural de la especie, en las cuencas
del Yangtsé y el río Amarillo se asoció al aprovechamiento de excedentes
agrícolas (especialmente arroz, mijo y cebada) y subproductos de la huerta,
en estabulación permanente y sufriendo una selección muy intensa,
circunstancias que produjeron grandes modificaciones en su aspecto,
distanciándoles tanto del agriotipo que llegó a confundir a aquellos
eminentes científicos del S. XIX. Marrana Taihu-Meishan Pero también les ha provisto de una
elevada productividad; tienen una alta tasa de reproducción, con camadas de
más de 20 lechones, una gran resistencia a las enfermedades y son muy
precoces, alcanzando los machos la madurez sexual a los 50–80 días,
características que, sin duda, no pasaron desapercibidas a aquellos
comerciantes holandeses del S. XVII. Cerda Taihu con 31 lechones (Livestok breeds of
China, Chiang Pelieu-FAO) Los holandeses mantuvieron la exclusiva
del comercio europeo con Japón desde principios del S. XVII a mediados del
S.XIX y es más que probable que, cuando los buques holandeses zarpaban de
Nagasaki, de regreso a los Países Bajos, se aprovisionaran con aquellos
cerdos Taihu y, al llegar a sus puertos de origen,
vendiesen los supervivientes (tal y como hizo el capitán del buque inglés, de
la cita anterior, al llegar al puerto de Amberes). Éste sería un hecho
rutinario y prosaico que no tenía por qué trascender a los círculos
científicos europeos, y menos en medio de la turbulenta situación por la que
pasaron los Países Bajos en aquella época, pero que habría sido esencial para
incrustar en la cabaña porcina holandesa los genes asiáticos, que luego generarían
el tipo de cerdo al que Sanson denominó “cerdo céltico”. Hoy en día han quedado obsoletas las
denominaciones “Centuriosus
pliciceps” y “Sus indica” y se considera a todos los cerdos, incluido el
misterioso “cerdo enmascarado japonés”,
descendientes del Sus scrofa. Ricardo
de Juana, 2014. P.D. – Después de
publicar este artículo, he seguido investigando sobre la relación comercial
entre Holanda y Japón, en los siglos XVII, XVIII y XIX, y la posibilidad de
que los holandeses hubiesen importado los cerdos chinos desde Nagasaki, y he
encontrado datos relevantes. Como reacción a las
actividades comerciales y religiosas de los portugueses y españoles, el Shogunato Tokugawa estableció
en 1639 el ”sakoku”, mediante el cual prohibía,
bajo pena de muerte, que los extranjeros entrasen o que los japoneses
saliesen de Japón. Hasta 1868 quedó suspendido el comercio con todos los
países del mundo, a excepción de China y Holanda. Para ellos autorizó el
establecimiento de sendas delegaciones comerciales en el puerto de Nagasaki.
A los holandeses se les asignó la isla artificial de Dejima.
Esta isla tenía sólo 120
metros de largo por 75 de ancho y en ella había almacenes, viviendas para 20
holandeses, una huerta e instalaciones para sus animales. La entrada se hacía
por un puente guardado por un cuerpo de guardia y sólo tenían acceso los
gobernantes, funcionarios, comerciantes y militares japoneses autorizados,
estando absolutamente prohibido el paso a los holandeses y civiles nipones.
Durante el siglo XVII llegaban a Dejima unos 7
buques holandeses al año pero ese número se restringió a dos en el siglo
XVIII y a uno en el XIX. Gracias a las pinturas
de artistas japoneses, y muy especialmente de Kawahara
Keiga (1786-1860) podemos conocer detalles muy
interesantes de cómo se desarrollaba la vida de los mercaderes, chinos y
holandeses, en sus establecimientos. Entre estas pinturas hay dos que
resultan esclarecedoras para el tema de este artículo; en una se aprecia un
grupo de chinos descargando sus mercancías y, entre ellos, hay dos hombres
transportando un cerdo que, por los tonos y las arrugas de su piel, podemos identificar
como de la raza Meishan, una variedad del cerdo Taihu de Shanghai. En la segunda
ilustración, que representa la cocina de los holandeses, se les puede ver
sacrificando y destazando cerdos e, inequívocamente, el cerdo al que están
desangrando, es también de la raza Meishan. Esto demuestra que, efectivamente,
los mercaderes chinos llevaban sus cerdos a Nagasaki y que los comerciantes
holandeses se abastecían con ellos (dada la dificultad de hacerlo mediante
sus propios buques), lo que avala la hipótesis de que los cerdos Taihu pudieron llegar a Europa en los barcos holandeses
que procedían de Nagaski. Ricardo
de Juana, 2015. |
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[i] Charles Darwin. The Variation of
Animals and Plants Under Domestication, Vol. I. CHAPTER
III.PIGS—CATTLE—SHEEP—GOATS. 1868
[ii] Die Rassen des Schweins (1860)
[iii] Gray, John Edward. 1862. On the skull of the Japanese pig (Sus
pliciceps). [Read 28 January 1862.] Proceedings of
the Scientific Meetings of the Zoological Society of London (1862): 13–17.
[iv] The Annals and Magazine of Natural History, Vol. 15, series 3, pags.154-155, 1865. Note on the so-called “Japanese” Pig (Centuriosus pliciceps, Gray; Ptuchoerus plicifrons, Fitzinger). By P. L. Sclater, M. A., Ph. D., F. R. S.
[v] Greger Larson, Ranran Liu, Xingbo Zhao, Jing Yuan, Dorian Fuller, Loukas Barton, Keith Dobney, Qipeng Fan, Zhiliang Gu, Xiao-Hui Liu, Yunbing Luo, Peng Lv, Leif Andersson, and Ning Li. Patterns of East Asian pig domestication, migration, and turnover revealed by modern and ancient DNA. PNAS, April 19, 2010 DOI: 10.1073/pnas.0912264107
[vi] DADIS 2014. Domestic Animal Diversity Information System (DADIS), Food and Agriculture Organization of the United Nations. < http://www.fao.org/dadis/>