Portugal queda al norte


CARLOS PARDELLAS
"Portugueses" ya no es un grito que la afición deportivista pueda dirigir sin más a la céltica, en ese intercambio que incluye el "turcos" desde el bando contrario. Portugueses son ocho jugadores de la plantilla de Oltra, más que en toda la historia del Celta. El agente Jorge Mendes aparece como responsable de la proliferación.

"Portugueses" se ha convertido en un apelativo confuso en el derbi. Es por tradición el mote que el deportivismo adjudica al celtismo, en contraposición al "turcos" de dirección inversa. En ambas trincheras ya incorporan esas identificaciones a su heráldica. En Balaídos ondea la enseña lusa igual que la otomana en Riazor. Hoy, sin embargo, la bandera de las quinas responde a la patria de ocho jugadores del Deportivo. En términos futbolísticos, Portugal queda al norte.

Por paradoja, el Celta rara vez ha aprovechado su vecindad con el mercado portugués. Excluyendo nacionalizados, media docena escasa de lusos han militado en sus filas y con escaso brillo: el fulgor breve de Cadete, la promesa jamás cumplida de Caires, Capucho en su ocaso, Areias desapercibido, la apuesta abortada de Vasco... Con Miguel Torrecilla, que como salmantino es también hombre de frontera, parecía abrirse esa vía. Y a la postre, no.

Tampoco el Deportivo había explorado excesivamente la otra orilla del Miño hasta que un día de 1997 apareció por la oficina de Lendoiro un tal Jorge Paulo Agostinho Mendes, que se iniciaba como agente de futbolistas. El portero Nuno fue objeto del primer negocio entre ambos. Andrade, el más suculento. Hélder o Pauleta, aunque no de la cuerda de Mendes, también tuvieron peso.

Lendoiro y Mendes conservan la amistad desde entonces. "Afilhado", le dice el presidente blanquiazul al súper agente, que públicamente confiesa que tiene al coruñés entre sus maestros. Mendes se ha convertido en el empresario futbolístico más poderoso del planeta, con Mourinho y Cristiano como joyas de su catálogo. Copa el vivero portugués. Cuando Bento leyó la lista de convocados de la selección rojiverde para la última Eurocopa, 17 de los 23 nombres que pronunció eran clientes del lisboeta.

En el descenso deportivista de 2011, fue el teléfono de Mendes el que buscó Lendoiro en su agenda para construir el proyecto de retorno a Primera. El "afilhado" cumplió. Bruno Gama y Salomao colaboraron en el éxito. La relación se ha intensificado en la máxima categoría. De los ocho portugueses de la plantilla (descontando a Evaldo, brasileño con pasaporte), solo Ze Castro no pertenece a la divisa de Mendes. Lendoiro logra refuerzos a bajo coste. Mendes, un buen escaparate para jóvenes productos. Gama ya pertenece al Deportivo. Tiago Pinto, Pizzi, Nelson Oliveira, Salomao, Roderick y André Santos están cedidos por otros clubes o grupos de inversión.

La poderosa influencia de Mendes no agrada a todo el mundo. Luis Suárez lo ha criticado con dureza en declaraciones a la Radio Galega. En calidad de eterno asesor del Inter ha tenido contacto con el representante. "Lo conozco desde antes, de cuando era menos Mendes", comentaba hace escasos días Suárez con su profunda retranca. "Es un peligro. Bastaba mirarlo". El único Balón de Oro español de la historia denuncia: "Mendes trabaja para sus intereses, no para los del Deportivo". La política de Lendoiro le parece, en resumen, "un riesgo".

Suárez sospecha de la calidad de varios cedidos: "No sé si Mendes coloca jugadores a la altura de la categoría". Siendo tan nutrido el grupo, el rendimiento de cada uno en este arranque liguero varía. Gama y Pizzi son titulares (junto a Ze Castro); Salomao acaba de reaparecer de una lesión; Oliveira suele salir desde el banquillo; Pinto, Roderick y Santos ni siquiera han entrado en las dos últimas convocatorias. El debate está abierto.

Gama sí está asentado. Es de los que escucha desde el césped cómo los Blues entonan el "Vigo, no". El estribillo pervive. Dicen que ya no el cántico que comenzaba: "De una puta y un portugués nació el primer vigués". El año pasado, cuestionado por la paradoja de los apodos, restaba trascendencia al tema: "No hago mucho caso. Me lo tomo con buen humor". El sábado, en la bancada rival se enarbolarán banderas de su país. Bromas del fútbol.

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